SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 84 – Diciembre de 2019 – Año X
ISSN 2250-5385
Inscripción gratuita como LECTOR
si escribe a zab_he@hotmail.com
indicando nombre y apellido,
ciudad y país
(se le avisará cada nuevo número
trimestral).
Sumario:
• Eduardo
DALTER (Argentina)
• Lilián
PALLARES (Colombia - España)
• Frans GRIS
(Chile)
• Carlos G.
GROPPA (Argentina - Estados Unidos)
• Osmari REYES
GARCÍA (Cuba)
• Haidé DAIBAN
(Argentina)
• Melacio
CASTRO MENDOZA (Perú - Alemania)
• David Enrique
FERNÁNDEZ MADRID (España)
• Yubraska
HERRERA DIAMÓNT (Venezuela)
• Beto BROM (Argentina - Israel)
• Victoria
Estela SERVIDIO (Argentina)
EDUARDO DALTER
Eduardo Dalter nació en la ciudad de
Buenos Aires, Argentina, en 1947. Es autor de una vasta y difundida obra
poética, incluida en conocidas revistas culturales, y vertida en una veintena
de libros. Asimismo hay una extensa bibliografía crítica sobre este escritor,
cuyos títulos y autores pueden consultarse en: http://www.eduardodalter.com/comentariosx.htm
• Libros de poesía: Aviso de
empleo (Buenos Aires, Ediciones E.C., 1971), Las espinas del pescado (Buenos Aires, Ediciones Por la Poesía , 1973), En las señales terrestres (Buenos Aires,
Lavoisier Ediciones, 1975), En la medida
de tus fuerzas (Maracaibo, Ediciones Cantaclaro, 1982), Versus (1971-1984) (incluye Estos vientos, * 1984), Silbos (* 1986), Hojas de sábila (* 1992), Aguas
vivas (Buenos Aires, Huaico y Ediciones del Cántaro, 1993), Las costas del golfo (Mérida, Ediciones
Mucuglifo, CONAC, 1995), Mareas
(Buenos Aires, Ediciones del Cántaro, 1997), N.Y. Postales para enviar a los amigos (** 1999), Almendro de
naufragio (Caracas, Editorial La Espada Rota , CONAC,
2000), Bocas baldías (** 2001), La gente está en la calle (8 poemas en
Revista Nacional de Cultura, N° 324, Caracas, 2002), Marcha de los desocupados (** 2002), El mercado de la muerte (43 escritos breves en Casa de las
Américas, N° 236, La Habana ,
2004), Macuro (** 2005), Hojas de ruta, 1984-2004 (** 2005), Canciones olvidadas (Córdoba, Editorial
Recovecos, 2006), 7 Poemas (** 2007),
Cuatro momentos (** 2009), Dos cigarrillos para Eliot (** 2015), 18 Poemas (Repertorio de Eduardo Dalter
en el 25º Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2015), 21 Poemas - La hora de los zorros (**
2016), Desocupado y otros poemas (**
2019).
• Obras en prosa (estudios, antologías): El periódico Alberdi y sus poetas (Buenos Aires, Edición Homenaje,
2000), Harlem: los blues de la historia
(10 poetas del Harlem) (** 2010), Historias,
personajes y leyendas de Villa Luzuriaga (** 2011), Viento Caribe (Poesía de Guadalupe, Guayana, Martinica y Haití.
Investigación y selección en coautoría con María Renata Segura; Buenos Aires,
Ministerio de Educación de la
Nación , 2014), Harlem:
los blues de la historia (56 poemas - un siglo de poesía) (Buenos Aires,
Ministerio de Educación de la
Nación , 2014).
* Buenos Aires, Ediciones del Río de
la Plata.
** Buenos Aires, Ediciones del Nuevo
Cántaro.
Los siguientes textos fueron tomados
de su último libro, Desocupado y otros
poemas, editado en agosto de 2019:
DESOCUPADO
Eduardo
Dalter ©
Un
desocupado, Dios, es una pieza única
que
hace a tiempo completo su trabajo;
una
pieza insustituible
a todo el engranaje;
una
mudez; un grito; un balbuceo;
un
canal nivelador
que espera aguas,
aparentemente
más cerca de la sequedad
y el olvido
que
de la administración planificada
de riquezas.
Un
desocupado, Dios, con su desierto
y su niebla,
vital
a este equilibrio de espejismo,
donde
cada cosa empuja o devora
a cada cosa.
Se
repite, se confunde, y se alza
ya
como discurso
de
escena, que el desocupado está
desocupado
de
toda función o todo uso,
mientras
la máquina infernal, abismal,
ahonda el pozo.
Dejá
que entre la luz,
dejala
que entre,
que
se acomode,
que
abra su valija;
dale
de comer;
dejá
que ande por la casa.
Seguramente
haya otro lugar
más
allá de este pozo
y
de este horizonte seco
y
quebradizo. Un lugar
para
sentirse más palpable
y
que hay que edificar aquí.
Bird's flight
Las
historias que arden y fluyen por debajo
de la historia;
las
voces que pugnan entre las paredes
del silencio;
y
los ríos que desbordan por encima
de las calmas.
DESTINOS
(Casi
una poética)
Eduardo
Dalter ©
Tu
destino te sorprenderá
cada
momento.
WILLIAM BLAKE
Desde
qué orilla abrir, cerrar
los ojos;
desde
cuál punto de qué orilla.
Cada orilla,
cada
punto de orilla adelanta,
en su cielo
y
horizonte, una respuesta
diferente
que
supone cada palabra que
se imagine
o
que se diga. Todo camino
comienza
a
abrirse según donde decida
afirmar
uno
los pies y hacia dónde
apunte
uno
su historia y su mirada.
Uno eligió
—o
eligió por uno el fuerte
Viento—
cada
segundo, cada
rumbo,
cada
sendero ahondado o
vasto
y
nada puede salvarse en
un cruce
ni
en un momento solo que
se abra.
La
suerte, o mala suerte,
siempre
estuvo
despierta y estuvo
echada
como
una apacible leona
al pie del árbol.
LILIÁN PALLARES
Recibió en el año 2017 la XIV distinción Poetas de Otros
Mundos concedida por el Fondo Poético Internacional en reconocimiento a la alta
calidad de su obra poética y en el 2011 fue destacada entre los diez mejores
escritores jóvenes de Latinoamérica por About.com, New York. Ha recibido para
el 2020 una beca para Artistas Visuales del Centro de Residencias Artísticas
Matadero, Madrid.
Ha publicado el libro de crónicas y
relatos de calle Ciudad Sonámbula, el
poemario-disco Voces Mudas y el
poemario Pájaro, vértigo.
La pasión por sus raíces y el amor
por la palabra, le han motivado a crear, junto con el director de teatro y
dramaturgo Daniel Aguirre, el espectáculo escénico Afrolyrics ‘una historia de amor y tambor’, donde la poesía, la
narración oral, la danza y los tambores se entretejen en un ritual ancestral.
Codirige, junto con el artista Charles Olsen, la productora audiovisual antenablue ‘la palabra vista’.
@lilianauta
@palabraprestada
Así
escribe Lilián Pallares en su poemario Bestial:
CLARIVIDENCIA
Lilián Pallares ©
Roja púrpura y feroz
la luna camina selva adentro
bajo un aquelarre de estrellas.
Criatura de pezuñas largas
que acecha lo recóndito de la mente
para alumbrar negras visiones.
Hembra de fulminante poder,
diosa de las cavernas,
bajo tu hechizo arde la noche.
INSTINTO
Lilián Pallares ©
Roja es la carne,
arde el silencio.
Se queman los nervios
en salsa picante
y el hombre es cuchillo
que atraviesa el deseo.
Rojo el instinto,
roja en tus dientes.
Mastica, mastícala,
mastícate, eres carne viva.
VIPERINA
Lilián Pallares ©
Muerdo mi lengua para no hablar,
entre los dientes sangran las
palabras.
Prefiero pronunciarlas,
servirlas en bandeja
para que saboreen poco a poco su
veneno.
Colección: Papeles de
Trasmoz
Editorial: Olifante
ISBN: 978-84-949878-6-1
80 páginas
El tercer poemario de la escritora
colombiana Lilián Pallares es un libro de naturaleza salvaje que conecta con la
pulsión instintiva que llevamos dentro. Desde lo primigenio, carnal, viperino y
subversivo, la autora explora las pasiones humanas con poemas profundamente
personales, vibrantes, de gran magnetismo, donde la fuerza animal, el eros
encarnado en el poderío femenino y una mística ancestral, transmiten la
bestialidad más poética.
FRANS GRIS
Frans Gris es el alter ego de Fredy
Raúl Guzmán Olguín, poeta y pintor nacido en Santiago de Chile en enero de
1948, y que vive aun en la misma ciudad.
Su obra literaria se encuentra difundida
en diversas revistas literarias de su país y del exterior, así como en varias
antologías.
CADA MAÑANA UN ESPACIO EN
BLANCO
Octubre
6, 2008
Frans
Gris ©
Soy el que busca
tras
las piedras
busca
tras las sombras de las
efímeras puestas a secar
cada
tarde de octubre
bajo
las hojas de los sauces
Soy
el que busca
entre las largas siluetas
de los días
entre
los lagos de luz
bajo
las puertas de los cines
Soy
el que se arrastra sobre el sol y busca
con
ojos de lunático por entre las patas de los cisnes negros
que pululan bajo los puentes y sobre
las estrellas
Y
subo a los trenes detenidos en estaciones muertas Varados
en andenes
que sustentan a niñas con ojos luminosos y
manos frías
en
donde protegen cartas escondidas entre los senos nacientes
y
dorados
Pequeños soles
emergentes
Soy
el que busca
con
manos torpes y aleladas
en
abanicos japoneses con árboles pendientes de los muros
Habemos algunos que
buscamos
guitarras
y largas bocanadas de humo
apoyados
en los pasamanos de los cerros
y
allí lloramos por un momento
como
ángeles caídos
Hay
esfinges de elefantes escalando altos muros y ancianos agotados
relegadas a los ámbitos
del silencio
Debe
ser muy grande el temor
ya
que no aceptan los encuentros
es
como si fuera un espectro habitando con fantasmas de niños
abandonados
en los confines de algunos sueños
Los
océanos del miedo avanzan
y
por ellos navegan las manos del que muere cada mañana
pues
solo hay un espacio en blanco
en cada mañana
soy
el que busca bajo la sombra de papeles
vistiendo
con telas de paraguas
un
espacio para volver a ser
DE ABRIL A ENERO
Frans
Gris ©
(En mi cumpleaños 65, a mi madre.)
Aprilis
En el Inicio solo la sombra La Apertura
Dos silencios
En el día Segundo el orden luminoso
Quietud en espera
Y para el Tercero
Luz
la perfecta unión
y al Cuarto la nueva alineación naciendo desde el Caos
Y el Vigía
escribe en su Libro que hasta el
Quinto no habrá más que quietud sin forma
Solo la mínima forma dividiéndose
Y llegó el Sexto día y con él el
Tiempo
(le definitiva y terminante Vida)
Y el Séptimo fue el descanso la
alegría de los días venideros pues cada día
será un asombroso nacer de estrellas
o de océanos luminosos
y secretas noches
Memorias eternas de manos
de arterias
de huesos antiguos
Y fue en el Séptimo cuando se fijó
la heredad y las estaciones
Maius
Se asoma la sexta luna de la era
común
no existe ni arriba ni Oriente
Solo una luz difusa en que flota el
Universo
Iunius
La sangre joven es un golpear de
tambor remoto
Cánticos marcando el vivir nuevo y el ajeno
Y el Universo no más ingrávido que
la noche y ésta
no es más que un día eterno
Quintilis
Ya hay un abajo y un Norte
astros flotando como rostros
luminosos
quietudes compartidos
Y diminutos dedos
Sextilis
Las memorias inscritas en los días
eternos
se abren para anotar nombres extranjeros
en los libros del arcano
(Lobo
Guerrero solitario
El rapsoda ciego
¿Un demiurgo?)
September
Ya ojos dedos y un extraordinario
universo concéntrico
calmo como un mar latente
Voces palabras sonidos
Lejanas risas y el murmullo de los
brotes
October
Huellas como cadenas
como espiras dobles
Gotear de latidos golpes de guitarra
Y algo como peces luminosos
flotando frente de mis ojos
Novembris
Un caminar acuático
Temores
Gemidos
Y un aletear de mariposas
December
Se acerca la sazón y navego
mi propio océano
Libre vago como un pez de fuego
Como hoja en las brisas del otoño no
soy más que un indefinido nombre
Un misterio Un arca cerrada Es mi
nave un estrecho mundo
Todo
Soy su Todo y mi Nada
Y busco
Indago y descubro un nuevo modo de
sentir y voces
Gemidos y sollozos
Ianuaruis
Y voy hacia un tiempo frío entre
aullidos y desgarros
Como por un río de sangre y trazos
de dolor
angustia
y un golpear loco en el pecho
Gritos y garras
y un largo túnel hacia la Luz abriéndose a mi paso
Me estrello contra las brumas de
este Nuevo Mundo
(¿Lobo guerrero o demiurgo?)
Enero de 2013, Los Troncos, La Cisterna , Santiago de
Chile.
CARLOS G. GROPPA
Nació en Tres Arroyos, provincia de
Buenos Aires, Argentina. Estudió Arquitectura y Bellas Artes, hizo cine,
produjo películas musicales con muñecos animados que fueron premiadas en
Europa.
En México fue libretista de los
programas de televisión “Los Especiales de Silvia Pinal”, y adaptador de la
serie “Obras Maestras de la Literatura Universal ”.
Es miembro Correspondiente de la Academia Porteña
del Lunfardo, y autor de las novelas policiales La mujer que quería asesinar a Hitchcock, y El hombre elegante de la bufanda roja, entre otras.
Ya radicado en los Estados Unidos
escribió The Tango in The United States
(en inglés), El tango desde Sunset Blvd.,
Con sabor a tango, y los libros de
cuentos Con todo respeto, Los casos de P.G., Historias sin mensaje y 13
casos sin resolver.
Desde 1996 edita la revista Tango Reporter en Los Angeles, ciudad
donde reside.
UNA IDEA
SACADA DE LA MANGA
Carlos G. Groppa ©
Cuando Robespierre
sufría una imperiosa necesidad de dinero, se sentaba frente a su Olivetti
–nostálgico artilugio que era mejor fuente de inspiración que su computadora–,
y producía una idea.
De acuerdo a sus más
despiadados críticos, él se la sacaba de la manga, ya que para escribirla no
usaba su cerebro, su educación o sus conocimientos sobre el alma humana, sino
simplemente su habilidad para combinar palabras.
Siendo un ávido lector
con una copiosa cultura y curioso por naturaleza, Robespierre recorría la
ciudad en largas caminatas, hablando con cualquiera que se le cruzase en el
camino.
Disfrutaba de la
música, las artes y la compañía de hermosas mujeres de ojos azules, como así
también la de ojos de cualquier otro color. Además, periódicamente practicaba
algún deporte. Este consistía en mirar como los otros lo hacían, tanto como
para después poder decir: “Hoy hice algo por mi salud”.
Con esto, Robespierre
se abastecía de cierta información que le permitía estar al día en todo y
escribir sobre cualquier tema.
Muchas veces, y siempre
según sus críticos, sin decir concretamente nada pero dando una singular
sensación de veracidad. Como muchos exitosos narradores, Robespierre tenía su
sistema para encontrar ideas, ya sea para un artículo de tres páginas, una
historia corta de diez o una novelita de cincuenta.
Los trabajos más
largos, esas obras de 600 páginas que se transforman en best-sellers, no le
preocupaban mucho. En su muy particular opinión, estas eran cuentos cortos
rellenos con una enorme cantidad de incidentes insípidos intercalados en el
real meollo de una pequeña historia.
Esto quería decir que,
si Robespierre ubicaba la acción de su novela durante una carrera internacional
de autos, sabía lo suficiente de estos como para incluir en el argumento el
proceso de fabricación, mantenimiento y servicio de los mismos. Estas
generalidades, traducidas en páginas, le permitían concretar un mínimo de 143.
Luego, y tanto como
para darle un toque mundano al argumento de su novela, le resultaba fácil
agregar 27 páginas explicando los métodos para diseñar el vestuario de los
corredores. Después mezclaba 204 páginas conteniendo un par de fogosos
encuentros sentimentales. Uno, en un lujoso hotel en los Alpes, con una
princesa húngara que el protagonista se conquistaba en una plaza de toros; el
otro, en una miserable choza de un puerto africano, con una azafata que conoció
en su vuelo a Le Mans.
Más adelante,
Robespierre escribía acerca de una agitada discusión mantenida en una oficina
gubernamental de Washington, entre un gran bonete de la política y un editor de
revistas sensacionalistas. Llena de chismografía y sin relación con los hechos,
era, de cualquier manera, de gran interés narrativo.
Dos o tres docenas de
páginas más adelante, describía una reunión secreta en una mansión de Bel Air
entre algunos señorones que arreglaban el patrocinio de la carrera, situación
que le brindaba una oportunidad magnífica para esparcir por la línea argumental
una sensación de poderío, elemento siempre vendible.
Llegando al final,
Robespierre hacía una minuciosa descripción de un misterioso encuentro en la
jungla amazónica, punto geográfico ideal para desparramar en la acción algunos
ingredientes diabólicos, llevado a cabo por la amante del corredor alemán con
un brujo indio.
Con estas tres
intrigantes, casi aristocráticas e insólitas secuencias, Robespierre amontonaba
93 páginas cubiertas de tonterías, cháchara y bla bla acerca de mujeres,
políticos y el vino consumido en las reuniones. Para marcar el tiempo
transcurrido entre éstas, engrosaba 52 páginas más conteniendo los reglamentos
de la carrera y la descripción de ciertos personajes menores.
Luego, perdido en el
argumento con apretada prosa, Robespierre dejaba caer 24 páginas de colorida
pintura ambiental. Más adelante, insertaba otras 47 con el relato de una ruda,
movida y exótica pelea mantenida pocos minutos antes de la carrera, la cual le
posibilitaba presentar dos nuevos personajes: un periodista que sabía demasiado
y un traficante de drogas del Medio Oriente que quería demasiado. ¿El motivo de
la pelea? Repartirse los favores de una bailarina de ombligo marroquí, no muy
atractiva pero amiguita del gran bonete de Washington.
Con todo lo dicho hasta
ahora, más el espectacular, devastador y sorpresivo final, Robespierre amasaba
un total de 590 páginas, las cuales, mezcladas con las sabrosas 10 originales
de su cuento corto, le daban un total de 600 páginas redondas.
Para ser preciso,
cantidad exacta que pide cualquier editor serio, inquieto por establecer una
relación comercial duradera con un productor de televisión. Hoy en día, vender
manuscritos, antes de imprimirlos, por supuesto, para miniseries de televisión
es un negocio mucho más productivo que la literatura en sí.
Ahora bien, si
Robespierre, con increíble desparpajo, era capaz de sacarse de la manga estas
600 páginas para una novela, imagínese con que soltura de cuerpo se levantaba
con una pequeña idea para llenar tres o cuatro cuartillas y conseguir, en un
abrir y cerrar de ojos, el dinero necesario para cubrir sus más inmediatos
gastos.
Por eso, cuando esa
mañana comprobó que tenía su billetera vacía y había invitado a cenar a una
morena estupenda, lo primero que pensó fue: “Necesito una idea”.
Él sabía por
experiencia que su editor, no sólo se volvería loco después de oírla, aunque
más no fuese por teléfono, sino que con la promesa de entregársela completa en
una semana y con los cambios sugeridos durante la charla, le daría cierta suma
de dinero por adelantado. Para él, esto representaba el dinero suficiente para
pagar la cena con la morena, dejar una abundante propina, llenar el tanque de
gasolina y, con el cambio, comprar algunos caramelos.
Por lo tanto,
Robespierre se sentó frente a su Olivetti, le puso una hoja en blanco y
encendió un cigarrillo. Después de escribir el título de la historia, su nombre
debajo y darle un par de chupadas al cigarrillo, se dio cuenta que la idea se
resistía a brotar. Indudablemente, estaba sufriendo una de esas clásicas
lagunas mentales tan comunes en los escritores que obtienen un éxito de
librería inmediato. Para remediar el bache inspiracional, tomó el teléfono y me
llamó. Esto era uno de sus tantos sistemas para encontrar ideas.
—Oye, querido amigo,
necesito una idea, pero ya mismo —me sacudió después de decirme “Hola”.
En este mundo yo podré
estar escaso de cualquier cosa, menos de ideas. Por lo que enseguida le
proporcioné una, circunstancia que se repetía cada vez que me llamaba.
—Mira, Robespierre,
cómprate el Times de hoy —no sé para qué le dije que comprara el periódico si
sabía que no tenía un centavo—. En la página tres encontrarás la crónica de un
crimen sensacional, violento, ritual y morboso. Luego, en la 18 hay una
maravillosa historia de amor, clásica, aristocrática, casi un cuento de hadas.
Combina los dos artículos y tendrás la base para una excelente idea.
—Gracias, mi viejo. No
sabes cuánto te lo agradezco. Una vez más, me has salvado la vida.
Y cortó. Estoy seguro
que lo hizo totalmente convencido de que su vida, para mí, no valía gran cosa,
y totalmente consciente que me tendría que pagar el cincuenta por ciento de sus
regalías por salvársela.
Ahora, él tenía la idea
que necesitaba y yo un ataque de bronca. ¿Por qué? ¿Sólo porque nunca pude
entender cómo era posible que un editor le pagase a este imbécil un montón de
dinero por sus historias, quizás porque tiempo atrás colocó, por pura
casualidad, dos o tres novelas en la lista de las diez más vendidas? ¿O porque
a mí, su escritor fantasma, la persona que le vendió las ideas para esas
novelas, no hay editor que me pague un miserable centavo por mis propias
historias?!
Cuento del libro Con
todo respeto (Los Angeles, TR Ediciones, 2018)
OSMARI REYES GARCÍA
Reside en Caridad 2, Mayarí, Cuba.
Es Licenciado en Informática y Máster en Ciencias de la Educación. En 2017
obtuvo mención en el concurso León de León, en 2018 alcanzó mención y premio,
en 2019 mereció premio, ese mismo año resultó seleccionado para el Encuentro
Debate de Talleres Literarios de su provincia en Poesía y Narrativa. Finalista
en el Premio de Poesía Dulce María Loynaz (Estados Unidos, 2018). Recibió
mención en el Premio David de la
UNEAC (Cuba, 2019). Tercer lugar en el Tercer Premio
Literario Internacional Letras de Iberoamérica (México, 2019). Figura en la
antología poética De la flor, el mar y la
ausencia (Buenos Aires, Dunken, 2019). Actualmente su libro Los días que descienden sobre nosotros para
habitarnos, se encuentra en proceso de edición por Avant Editorial, España.
Textos suyos han aparecido en publicaciones periódicas de Argentina, Chile,
España, México y Venezuela, inclusive en la prestigiosa revista Letralia. En su
país, figura una selección de sus poemas y un comentario, exquisitamente escrito
por el destacado autor Andrés Casanova en su blog literario bajo el título: Osmari Reyes García ¿Poeta de lo
escatológico?
REPATRIAR
TODAS LAS CULPAS
Osmari Reyes García ©
Mi cuerpo se detiene otra vez frente
a las mismas omisiones, sin reclamos que perpetúen el regreso y de él brotan,
en silencio, los retornos. Procuro la herida imprescindible, evito el dolor
inmerecido, sostengo la solemnidad de las sombras que pasan.
Vuelven las miradas ausentes de mis
amigos que se fueron lejos. Apenas sopla la inocencia. Hay un fuego que
conspira. Ojalá declamen los dichos que me acusan. Ojalá alguien toque a mi
puerta en medio de la noche. Ojalá que algo más hondo que La Nada afirme o niegue, pero
todo es silencio. Camino solo por la orilla del vasto mar que desconozco.
Camino solo y como en los mejores años, regreso a mi oficio, imperturbable.
Escribo. Me miro en el espejo de los versos. Comienzo a repatriar todas las
culpas.
Y
NOSOTROS ENTRE ELLOS
Osmari Reyes García ©
Cada trozo de día es una trampa,
un lazo puesto al pie del que camina
mirando los relojes,
una red al que incita a romper la
calma que conspira
para mutilar nuestras costumbres
y luego decir “disculpa,
no era mi intención robarlo todo,
solo transitaba hacia la nada
y por azar tropecé con tus manos
perdidas
y toqué a tu puerta para ayudarte a
escuchar al miedo.”
Cada trozo de día es una despedida,
otra forma de decir alivio,
agárrate al perdón de los violines
que pronto todo será pasado
y vendrán hasta el portal aquellos
días
de los crueles festines y la
multitud desconocida
y nosotros entre ellos
como si tuviésemos un rostro,
un camino, una vida.
ALGUIEN
QUE TAL VEZ NO EXISTE CONVOCA A LOS AUSENTES Y CALLADOS
Osmari Reyes García ©
Detrás de la limpia ventana se
esconde un rostro,
alguien que intenta descifrar los
días,
descubrir a la ciudad
que interrumpió la siesta de los
sepultados
para esconderse entre la multitud y
volver a sorprendernos.
Alguien mira más allá de las paredes
y las treguas,
husmea entre los asombros huérfanos
superando la fatiga que lo acalla,
pero mañana despertará temprano
y nadará con fuerzas hasta la orilla
que ya no podrá salvarlo.
Regresa el desterrado que dice su
silencio,
habla como cualquiera que ha vivido
sin un nombre al que aferrarse.
Vuelve alguien que tal vez no existe
arrastrando una cadena tatuada en el
vacío
para convocar a los ausentes y
callados
que van hacia la puerta de los
tiempos.
HAIDÉ DAIBAN
Reside en Buenos Aires, Argentina.
Farmacéutica, ex docente de la
Facultad de Farmacia, UBA. Alumna de la escritora Syria
Poletti con la que editó Cuentos desde el
taller. Con Lucila Févola fue cofundadora de la revista literaria Tamaño
Oficio, con la que colabora desde hace veinticinco años.
Es autora de los siguientes libros
de:
• Poesía: Plegarias del Siglo XX, Con
el tiempo a cuestas, Los indicios.
• Cuentos: El rabdomante y otros cuentos (Isidoro Blaisten colaboró en la
supervisión para su edición), Historias
de muchos, Cuentos con sabores, El
hombre de la máscara y otros cuentos.
• Poemas lunfardos y letras de
tango: Todo tango, Tangos y poemas del
nuevo siglo, Algo más sobre tango.
• Figura en numerosas antologías de
cuentos y poesías: de Editorial Botella al Mar, en su 50º aniversario; de Gente
de Letras; de la Revista
Ronda Literaria; con escritores de Uruguay y de otros países
latinoamericanos; Promotora del Libro Argentino; Asociación Argentina Tango al
Mundo, entre otras.
• Figura en los libros avalados por
el gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires: El tango que viene, + de 100 tangos nuevos, así como en las
siguientes obras: De tangos y tangueros,
de Aníbal Lomba, (miembro de la
Junta de Estudios Históricos de Boedo), como poeta de Boedo; Los tangos testimoniales, de Julio César
Páez (poeta letrista); La empresa y el
tango, de Bernardo Poblet (empresario); Historias
de otros tiempos y otros hombres, de Pascual Mamone, compositor de tangos
de su autoría; Prodigios, exaltaciones y
gozos, de Tomás Barna (periodista, escritor); Tango oculto, ensayos de Silvina Boggiani, 2011; La revolución del tango: la nueva edad de
oro, del periodista francés Michel Bolasell (París-Buenos Aires); El lunfardo en el habla de los argentinos,
de Marcelo Olivera; Tangos políticos,
de Javier Ocampo y Ofelia Flores, con prólogo de Susana Rinaldi; Tango Argentino, de Ricardo García
Blaya.
• Algunos tangos de su autoría
fueron grabados por distintos cantantes, como Roberto Chalean, Estela Bonnet,
Luis Linares, Zoila Piternam, Choly Cordero, Beatriz Gabet, María Viviana,
Silvana Gregori, etc.
• Intervino en dos Festivales de
Tango en Buenos Aires y fue invitada a leer en notables cafés de la ciudad: La Ideal , Tortoni, 36 Billares,
El Gato Negro, Café de García, Los Angelitos, Seddom, B.Berry, London, Homero,
El Trianón de Boedo, La Poesía ,
Bar Sur, etc.
• Siguió los siguientes estudios
especiales: Historia del Tango (dos años) con el Dr. Emilio Santabaya en la Legislatura de Buenos
Aires, Curso de Lunfardo (tres años) con Marcelo Oliveri en la Academia Porteña
del Lunfardo y curso sobre Mozart, sus Óperas y el Tango, con José Kokubu, en la Academia Nacional
del Tango.
BORGES, LETRA MEMORIOSA
Haidé
Daiban ©
Hay
una casona, patio abierto
con
glicinas, y puertas de cancelas,
un
refugio de Palermo viejo
que
atesora tus palabras nuevas.
Casa
que albergó tu alma triste,
tu
ironía de genio en laberinto,
barrio
como tantos que te viste
de
héroe en las letras de tu pueblo.
Hay
vestigios de tiempo y
encerrados
los ecos
de
tu chispa dorada,
de
tu lento andar.
Y
un fantasma nos marca
taconeando
las calles,
las
milongas sentidas
de
tu pluma al crear.
En
la íntima sombra
de
las calles desiertas
una
esquina te nombra
en
rosado almacén.
Y
el cuchillo ya brilla
del
Muraña bravío
que
mentaste en recuerdo
del
coraje de ayer.
Vamos
por Maipú viendo tu estampa,
en
bancos de la Plaza
tu esperar
y
como el tiempo, sigue tu memoria,
no
hay olvido que te pueda borrar.
Encontramos
la música en un Borges,
que
resuena en canto universal.
Es
orgullo la herencia de tus letras,
semillero
de ideas que supiste sembrar…
CIFRAS Y NÚMEROS
Haidé
Daiban ©
Cifras,
números y cifras.
Soy
uno,
Eres
uno,
¿dos
en uno?
Entre
cientos, miles, millones
De uno.
Y
son el número
De
ciudadanos número…
Somos
un número mayor
De…
Pues
las cifras indican…
Pasaporte
número…
¿Número
de habitantes?
Muchos, demasiados,
Que
se desplazan
En número creciente.
¡Oh,
no, no!, abuelo,
No
me muestres tu número
En el brazo.
¿Es
que jamás se borrará?
de Memorias del olvido (antología)
EXTRAÑA PAREJA
Haidé
Daiban ©
Tú,
mi amigo,
Tú
y yo
entre
la oscura multitud
sin que nos vean.
Solos,
en este blanco escalón
para
que todos rechacen
mi negrura.
Tú,
mi amigo,
tan
blanco y espumoso,
¡Ladra
mi nombre!
Ayúdame
a
extender mi mano
tan
blanca del revés,
para
que algún dios
nos
regale una moneda.
Del libro Los indicios.
VISITA A LA VIEJA CASONA
Haidé
Daiban ©
Allí está
Con su cancela
herrumbrosa
de arabescos oxidados
y sus peldaños
laminares,
donde el tiempo trabajó
como el
agua sobre la roca.
Y su segunda cancela
abanico ocultador
del patio de malvones
y
azucenas.
A lo largo
puertas alineadas,
a la espera de mi
visita tardía,
manijas gastadas por
las caricias
de múltiples manos,
de múltiples vidas,
de
múltiples personajes
con nombres perdidos
en oscuras fisuras,
(arrugas que el tiempo marcó
en cada pared)
en vidrios opacos,
en puertas de seca
madera,
azul-verde-azul.
Y el olor rancio
del recuerdo
mezclado al jazmín
centenario,
y la consabida jaula
sin
canario,
colgada
de la parra.
Y otra vez la cancela
Y el escalón laminar,
herido,
y la cancela mayor
que despide al ayer.
Infancia y mito
en la imagen gastada,
repetida en mí,
de cancelas y patios y
malvones.
Y por fin la calle,
calle donde se quiebra
mi historia,
pero, presintiendo mi
historia,
ella me cuenta, ahora,
Otro
cuento…
MELACIO CASTRO MENDOZA
Nació en Caín, un caserío de la
costa norte del Perú. Escritor y profesor universitario, vive en Essen,
Alemania. Estudió Ciencias Sociales e Historia en la UNT (Universidad Nacional de
Trujillo, Perú) y en la UDE
(Universidad de Duisburg y Essen).
Posee varias obras (algunas aún
inéditas): Memorias de M.Julca. Una
historia de Mallorca (Editorial Círculo Rojo, 2012), El hombre de Rupak Tanta (Editorial Club Universitario, 2015), Batallas y sueños de Uchku Pedro
(Editorial Club Universitario, 2016),
Malú: tierra adentro y tierra afuera (Editorial Club Universitario, 2016), Las buenas intenciones (Editorial Club
Universitario, 2016), La última marinera
(Editorial Club Universitario, 2017), Siempre
hay un más allá (Editorial Publicaciones Entre Líneas, 2019), La agonía súbita (1988, agotado), La montaña errante, Mis campos y mi
pueblo, De amor y de muerte (cuentos), Mi
pueblo y mi familia (crónica), Mi
república ignorada (biografía), entre otros.
También hay ensayos escritos sobre
su obra de diversos críticos literarios.
Más de sus obras en Suplemento de
Realidades y Ficciones Nº 60:
Realidades y Ficciones – Revista
Literaria ha publicado artículos sobre este autor en:
MOZIKE GORIO DE LAS
SANGRES
Melacio
Castro Mendoza ©
Mozike, disco duro de mi sangre,
en
el proceso de lo que unos llaman
«conquista»
y yo, a secas, invasión,
ocuparon
los íberos tus
fructíferos
campos.
Igual
hacia dónde mis hermanas
y
mis hermanos, horrorizados,
huyeran
los invasores
los
persiguieron
hasta
darles caza.
Cristianos convictos y confesos,
solo
permitieron sobrevivir
a
quienes pudieran
usar
y abusar.
Aciago
imperio el español, signó
en
tu piel y en tu alma lo que,
después,
extendió y ahondó
a
lo largo y ancho del Perú.
A
nombre de la pésima fábula
titulada
derecho divino,
prohibieron
tus ritos.
A
capa y espada, impusieron sus
cruces
con fingida humildad
dictando
su ciega veneración a
todo
cuanto llamaban su santidad.
Los
protegía en sus labores una
brutal
real corona, sus fuerzas
armadas
y su bestial
Santa
Inquisición.
Tu
ilustre regional auténtico
nombre,
el de Mozike, fue ignorado;
manipulado,
fue sustituido
por
el de san Gregorio.
El
mismo, ¡maldita sea!, se me
reveló
en mi infancia ser la rica
sangre
de Gorio, nombre
que
yo di a tu dulce pueblo,
padre
de mi propia
densa
sangre.
Trocado
por los colonialistas y
por
sus descendientes tu antiguo
bien
nutrido mundo
en
negra miseria,
caíste
en la orfandad.
La
lombriz, el lanche y los puquios,
solidarios
contigo, mandaron
a mis padres me concibieran.
Nacido
apenas me supe parte
de
tu dispareja geografía.
Se
nutrieron mis genes con la sal
de
tu incomparable suelo, el cual,
en
cuanto pude, sembré y aporqué;
absorbieron
mis células la música
de
tus antaras mientras en los
cantos
de tus aves bebió mi
corazón
la ternura de tus montes.
Recorrí
tus dimensiones para
comprobar
con mis negros ojos
tu
carencia de escuelas
y
de todo cuanto podría haber
aportado
a tus criaturas pan,
salud
y luz nocturna.
Confiscadas
tus aguas por
los
hacendados, celebré la
solidaridad
de tu cielo invernal:
puntual,
socorrió con sus lluvias
la
sed de nuestros nuevos
terrenos
conquistados a
increíbles
quebradas
y
pendientes.
De
tal modo, la naturaleza,
nuestra
gran madre, volvió
a
concedernos sus saludables
olores
y sus buenos sabores
expresados
en nuestras
logradas
legumbres y también
en
nuestra fauna.
Prohibida
por el íbero y por
sus
descendientes nuestra propia
lengua,
el idioma castellano,
distorsionado
un tanto por nuestras
particulares
dicciones,
fue
otro de nuestros
escasísimos
aliados.
En
cuanto a mí, dispuesto a
sobrevivir
no como sobrevive
el
perro roedor de inciertos huesos,
convoqué
en mi auxilio a mis
dos
enjutos asnos y a mis dos
magros
corceles: los unos y los
otros
acarrearon conmigo hacia
tu
central plaza, mis frutos
agrícolas.
Al
margen del intercambio
con
otros virtuosos productores,
jamás
podría haber nutrido, mal
que
bien, mi organismo.
Para
ti, mi antiguo e inolvidable
Gorio de mi sangre, Mozike
auténtico
encubierto bajo el nombre
de
un exprefecto romano, obispo
que
ignoró tu existencia,
tuve
y tendré siempre, a tu entera
disposición,
el tesoro de mis venas:
arroyos
rojos al servicio de tu
honradez,
de tu justicia y de tu paz
elaboradas
con el equilibrio de los
sueños,
la moral y la razonable
pasión
de tus más tiernas mujeres
y
de tus más sinceros hombres.
PALABRAS DE VÍCTOR HUGO ALVÍTEZ
MONCADA:
«Tú y yo, hermano, somos
andinos hasta la médula.
Con muchas ganas de tentarte
vuelvas a nuestras tierras,
acostumbro echarme al hombro
mi alforja cuyo contenido es
siempre aquello que a ti más
te gusta: legajos de la historia
del Perú, un sabroso cuy bien
frito, canchita fresca y una
Acudo, con ello, a una o a
otra de nuestras playas, a arrojar,
de corazón, al mar: sus
inconfundibles aromas serán
empujadas por las aguas y
las olas rincones adentro de la
lejanía que te acoge.
Disculpa, si te es dado, mi rara
forma de aportarte, así,
mi más honesta solidaridad
y mi compañía».
Fuente: Siempre
hay un más allá (poemario)
Editorial Publicaciones Entre Líneas, Miami, Florida,
Estados Unidos, 2019
ISBN: 9781074816476
DAVID ENRIQUE FERNÁNDEZ MADRID
Reside en Valencia, España. Nació en
1979. Estudió Administración de Empresas, y posteriormente un Máster de
Fiscalidad y Tributación Internacional. Pronto estará cursando su cuarto y
último curso de Grado en Derecho. Es consultor de empresas y tiene negocio
propio familiar desde hace unos veinte años.
Dirige una web —Oconowocc.com— que
trata sobre todo de cómics, series y películas. Ha escrito dos libros: Teoría del Evidencialismo y Viaje mortal entre partículas. En breves
semanas publicará su tercera obra: Cuatro
historias sorprendentes.
David Enrique Fernández Madrid ©
El ser más despreciado del planeta
Tierra es la sombra.
La sombra sigue ciegamente a su
dueño. Si este se hiere, la sombra se hiere. Si esta se cae, la sombra se cae.
Si este se mata… la sombra permanece hasta que desaparece.
Sí, es el ser más despreciado del
planeta. ¿Qué pasaría, entonces, si las sombras se rebelaran de nosotros? No
tenemos cuidado con ellas, no tenemos principios que las protejan… cuando nos
molestan, les ponemos luz para que se desvíen… Pero qué desdichados seríamos si
desapareciesen.
Las sombras son nuestro reflejo,
nuestra conciencia. Cuando estamos tristes, la sombra está triste también.
Cuando estamos contentos, la sombra está contenta. ¡Ay, de nosotros, si no
tuviéramos sombra a la que acompañarnos!
Seríamos unos meros portadores de
vida sin destino, seríamos unos insectos en la corteza terrestre en derredor de
nuestro lugar de trabajo, nuestra casa, nuestros entretenimientos… La sombra te
bendice, la sombra te maldice, la sombra te habla, te susurra, pero no le
hacemos caso.
Esa sombra la llamamos fe, porque es
la fe la que nos mueve a seguir. Si no tenemos esa sombra, esa fe, no somos más
que meros instrumentos de dolor. Vagamos y vagamos sin rumbo fijo si no tenemos
esa sombra, esa fe, que tenemos y que solamente la luz puede reflejar.
Por eso, pregúntate: ¿qué tal tu
sombra?, ¿qué tal está tu fe?, ¿la cuidas, o no la has descubierto todavía?
Incrédulo: por la noche, en una zona despejada, mira hacia la noche eterna de
las estrellas: pregúntate por qué está llena de sombras la noche. La noche es
el reino de las sombras, es el mecanismo de la fe funcionando desde el
principio de los tiempos.
¿No te has fijado en ellas? Fíjate,
vuelve a creer, o cree por primera vez: cuida tu sombra, te mantendrá a salvo.
YUBRASKA HERRERA DIAMÓNT
(Caracas, Venezuela, 1980) Su nombre
completo es Yubraska del Carmen Herrera Diamónt. Reside en Barquisimeto (Lara),
Venezuela. Profesora especialista en
Castellano y Literatura egresada en 2004 de la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (UPEL-IPB), Magister Scientiae en Literatura
Latinoamericana por la
Universidad de los Andes (ULA-NURR) Trujillo (2012), en la
actualidad estudia doctorado en Letras en la ULA-Mérida.
Tiene publicaciones en colectivo en
Venezuela y España, escribe para la revista digital “LetraMujerRevolucionaria”,
es miembro del equipo editorial de la revista digital Dissertare del Decanato
de Ciencias y Tecnología (UCLA-DCyT). Se desempeña como docente contratada en
el Decanato de Ciencias y Tecnología de la Universidad
Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA-DCyT).
Más
de sus obras en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 82:
y
en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 39:
RECUERDOS
Yubraska
Herrera Diamónt ©
Leí
tus versos…
Se
estremecieron los huesos,
En
mi mente retornaron los recuerdos
de
aquellos besos sabor a encuentros,
vi
tus grillos cantar la danza de las mariposas.
Volvieron
los momentos de risas y sueños,
me
golpeó fuertemente lo que no pasó,
aún
insiste…
Metamorfosis
mi cuerpo
toca
con el pico a tu ventana
pájaro
espino, caigo y desvanezco…
SI PUDIERA AMARTE
Yubraska
Herrera Diamónt ©
Si
pudiera amarte, lo haría entre las sábanas del infinito,
desnudaría
mi piel de luna en tu selvática pupila.
Si
pudiera amarte, desgarraría tu ropa para vestirte de besos,
tejería
un manto con gotas de rocío e hilos de sueños.
Pero
cómo he de amarte si aún no existes,
eres
el amor imaginario de mis pensamientos.
BESOS DE COCO
Yubraska
Herrera Diamónt ©
Lejos
muy lejos
hacia
el final del arco iris,
en
la historia sin fin,
un
poco más allá,
entre
las enredaderas de los sueños,
en
ese lugar donde se capturan los suspiros con las manos,
allí
donde el sol y la luna pernoctan en vacaciones
y
las estrellas brillan más en el día que en la noche,
allí,
exactamente allí,
guardo
los besos que tus labios rociaron en los míos.
Ese
néctar delicioso como el coco,
que
volaron como mariposas de ensueño entre tu boca y la mía.
BETO BROM
Nacido en Argentina, a mediados del
siglo pasado, en la ciudad de Bahía Blanca; de madre entrerriana y padre
bahiense. Radicado, ya hace años, en el milenario Israel, en un rinconcito de
la histórica Galilea. Su nombre completo es Norberto (Beto) Brom.
Día a día, recorre y descubre en sus
paseos, los inigualables regalos que la madre natura brinda a sus ojos.
Amante de los animales en general y
de los pájaros en particular, tiene el privilegio de gozar de la compañía de
ellos, y así, quizás entenderlos y aprender.
Desde tiempo, ofreció libre albedrío
a su imaginación, y ella, con la desinteresada ayuda de su diestra, consigue
llevarlo a lugares fantásticos… descubrir parte de sus recuerdos, y compartir
sus ideas y sentimientos.
Aprecia navegar por internet,
compartiendo sus garabatos (así los llama) y comentando las creaciones de
colegas de la pluma.
Sus viajes por el mundo, una de sus
mejores ocupaciones, le permiten conocer lugares hermosos, palpar de cerca a la
gente, interiorizarse en sus costumbres y rescatar detalles de sus vivencias,
que llegado el momento se translucen en sus escritos.
Le gusta la vida y la disfruta como
un contento jubilado.
http://beto-brom.blogspot.co.il/
(ideas y pensamientos)
http://abunayelma.blogspot.co.il/
(viajes y cuentos)
http://duetosliterariosconamigos.blogspot.co.il/
(diálogos con amigos)
http://galilea-bb.blogspot.co.il/
(videos propios)
SENSACIÓN
PRIMERA Y ÚNICA
Beto Brom ©
En forma lenta mis manos se abrieron
deseosas de palpar, de sentir...
Los movimientos de mis piernas se
acompasaron a la corriente que todo lo rodeaba.
Mi cuerpo como flotando en un
ilimitado espacio.
La oscuridad solo interrumpida por
rayos luminosos, algunos rojizos, otros azulados.
Las olas se elevaban y
despaciosamente descendían.
Una rítmica melodía tipo marcha se
deja escuchar a la lejanía. Serena tranquilidad dominaba el ambiente...
Como respondiendo a un llamado
aquellas pacificas olas aumentaron su vaivén. Transformaron la calma reinante
en una especie de carrera hacia un destino premeditado.
Me sentí atrapado, atraído,
partícipe de dicha alocada carrera.
El ritmo aceleró su compás. El
tiempo apremiaba, todo mi ser lo sentía.
Una ínfima claridad vislumbrose más
adelante. La carrera se convirtió en una desesperada ovación.
La claridad fue en aumento. Era
imposible rebelarse, la intensidad de la correntada parecería llegar al máximo
posible.
Una enceguecedora luz alumbró. Sentí
unas manos aferrarse a mi cuerpo, ayudándome a salir entrar. El ruido era
infernal, mis oídos sufrieron el agudo sonido.
Mis ojos alcanzaron a distinguir
formas ilimitadas, sombras y figuras, una indecisa situación imposible de
describir.
Con el tiempo comprendí que en
aquellos momentos había nacido.
EL PAN DE
LA AMISTAD
Beto Brom ©
Dudó el andariego. El camino decidió
bifurcarse. El destino probó, una vez más, su espíritu aventurero.
Similares alternativas,
oportunidades semejantes.
El sol, desde su trono, apresuraba
su decisión.
Un trotecito a sus espaldas, familia
de liebres, madre y cuatro descendientes ensimismados en una carrera, pasaron
por un costado ignorando su presencia, como si él no existiera. Tornaron sobre
la derecha. En escasos instantes desaparecieron del horizonte.
Calculó que una pendiente sería la
causa. Optó seguirlos, quizás por allí cambiaría su suerte.
Como había previsto, un pronunciado
declive del terreno se abalanzó sobre él.
Los rápidos animalitos eran ya una
mancha en el sendero.
Allí abajo se vislumbraba un pequeño
grupo de árboles, cercaban una especie de construcción, precaria por lo visto
desde su puesto de observación.
Quiso suponer que estaría habitada,
era lo que anhelaba en aquellos momentos, es más, lo necesitaba, un angustiado
deseo de hablar con alguien, ya tiempo que la soledad lo acechaba muy de cerca.
Arregló un poco su humilde ropaje,
la buena apariencia es hermana de la primera impresión, y esta es la que cuenta
entre las personas, En aquel próximo encuentro entre un forastero y un corre
caminos, más que más.
Dos perros, de respetables
dimensiones, salieron al encuentro, metros distaban hasta la casucha.
Conocedor de la mentalidad canina,
no detuvo el paso y continuó ignorando la presencia de ellos. Su táctica,
aparentemente no resultó, los ladridos se interrumpieron, optó por sentarse, de
aquella forma no ofrecía señales de ataque.
Fueron momentos de espera, ambos
bandos se estudiaban.
Nuestro caminante, en forma lenta
extrajo de su mochila un trozo de pan; lo depositó en la palma de su mano
derecha y extendió el brazo en el aire frente a los asombrados guardianes.
Como era de esperar, uno de ellos
comenzó a acercarse, paso a paso, con suma inteligencia y precaución. Husmeó el
aire, comprobó el olor del bocado ofrecido, se detuvo, hecho un vistazo a su
compañero, como esperando consentimiento.
Continuó acercándose hasta llegar a
escasos centímetros de la mano del hombre, elevó su hocico una o dos veces, era
imprescindible cerciorarse, decidió agarrar el alimento, lo mantuvo entre sus
dientes y regresó donde estaba aguardando su compañero. Arrojó el pan al suelo
y su compinche lo devoró en un santiamén.
Satisfecho de su valentía volvió
sobre sus pasos, en forma que era imposible ignorar su intención. El resultado
no tardó en venir por parte del caminante. Provisto de un segundo trozo de pan,
no tardó en deglutirlo en segundos.
Un grito se escuchó, los tres
quedaron impactados, un pequeño hombrecillo provisto de lo que pareciese una
escopeta, estaba plantado en la entrada de la vivienda, los llamó por sus
nombres:
—¡¡Sol y Luna!! ¡¡¡¡¡A CASA!!!!!
Como soldados muy bien adiestrados,
de un golpe se pusieron en pie y corrieron hasta la casa apostándose a los
flancos del amo.
—Buenos días, buen hombre, llego con
aires de paz, estoy de paso...
No hubo respuesta. Se puso de pie,
elevó sus manos, como muestra de estar vacías, y las movió a título de saludo.
Agregó:
—¿Podría acercarme para saludar?
El silencio no fue interrumpido. El
interesado visitante, entendió la indirecta, se abstuvo de ejecutar sus
intenciones de amabilidad.
No estaba acostumbrado a esta clase
de recibimiento.
Distintos los pensamientos de los
hombres y raras e increíbles sus reacciones ante lo nuevo, inesperado o
desconocido.
A buen entendedor....
Alcanzó a exclamar un —Adiós, que
tenga buen día— y ya sus pasos enfilaron hacia el camino que lo esperaba.
Ya empezaba la tarde acogedora,
Después de una corta caminata
encontró un adecuado lugar para el descanso. Quizás decidiría hacer noche allí.
Arropado, con la agradable compañía
de una pequeña fogata, intercambió miradas con unas picaronas estrellas, que
gustaron compartir aquella noche entre amigos.
BRISAS
Beto Brom ©
Oscilan a semejanza de pájaros en
busca del calor.
Tratan de descifrar la incógnita del
secreto que flota en el aire.
Su comienzo es lento, pero con un
ritmo carente de monotonía.
Avanzan sin mirar atrás, con suma
precaución, las caídas podrían entorpecer el logro de la meta ansiada.
El tiempo no obstaculiza la marcha,
es más, no se premia al presuroso, solo se juzga al que no avanza.
Intrusos juegan de intrépidos con el
fin de zigzaguear la columna, aunque la mayoría tiene la palabra.
Difícil resulta cambiar costumbres y
erradicar conceptos establecidos.
Cada paso será guardado en la
historia donde se cuestionará la revolución perpetrada.
El mundo está hecho para intrépidos,
los valientes llevan la bandera del éxito.
La conciencia de los hombres
prevalecerá dictando las nuevas normas.
RUBÉN IELMINI
Reside en Mar del Plata (Buenos
Aires), Argentina. Nació en 1947; es técnico
mecánico. Trabajó en dibujo y pintura, como letrista y en dibujo
humorístico (en los ‘70 colaboró en las revistas Humor, Hortensia, Rico Tipo y
el diario Tiempo Argentino).
Mención especial en el Concurso de
Poema ilustrado de la Ciudad
de Campana. Participó en concursos de cuentos del Club de escritura Fuente
Taja.
Entre sus gustos literarios se
cuentan Cristian Bach (Juan Salvador
Gaviota, Ilusiones) y Eduardo Sacheri (La
pregunta de sus ojos, Papeles al viento). Frecuenta la feria anual del
libro de Mar del Plata.
Gusta de las grandes orquestas, como
Mantovani, Frank Pourcell, Caravelli, John Barry, Ennio Morricone, Michel
Legrand, Richard Clayderman.
Entre sus películas preferidas:
Cinema Paradiso, Forrest Gump, Verano del 42, David y Lisa, Perdidos en la Noche , El Incidente, Desde
el jardín. Varias de Leopoldo Torre Nilsson (El crimen de Oribe, Boquitas
pintadas, La casa del ángel) y de otros directores como El secreto de sus ojos,
Esperando la carroza, La tregua, El hijo de la novia, La Patagonia Rebelde.
EL TREN
DEL TIEMPO
Rubén Ielmini ©
Estoy en la estación, hay mucha
niebla, espero tener un asiento disponible, me acerco a la boletería, miro mi
reloj y con sorpresa veo que había desaparecido. Giro y pregunto al pasajero de
la fila.
—Disculpe… ¿Qué hora es?
—¿Hora?... ¿Qué es eso? No sé de qué
me está hablando
—La hora, señor, la del reloj.
— ¿Reloj?... caballero, los relojes
dejaron de funcionar, ¿no se enteró?
La voz del boletero interrumpe el
dialogo, es mi turno.
—Buen día, quiero un pasaje para el
tren del tiempo ¿Viene a horario?
El hombre detrás de la reja, de
anchos bigotes y lentes con bastante aumento, va hasta un almanaque, y me
contesta
—No, señor, viene atrasado.
— ¿Y de cuánto es el atraso?
—Treinta años caballero.
—¡Uh! ¿Y por qué tanto?
—Tuvo demoras en estaciones del
futuro, la última pasajera llegó tarde y el reglamento del servicio es muy
estricto; hay que esperar a sus pasajeros pero ya está solucionado, señor, el
tren viene en camino, solo que llegará aproximadamente en treinta años, si
quiere ir a la sala de espera.
—No, gracias, me sentaré en el
andén.
—Como guste, señor; el siguiente por
favor…
Me siento a esperar pensando en esa
pasajera, hacer demorar un servicio treinta años; en el andén espera una señora
de vestido azul, cabello blanco con rodete en la nuca junto a su hijo, un joven
de unos cuarenta años, mirando hacia el lado donde vendría el tren, me levanto
y voy hasta el hall; hay varios puestos de venta, entre ellos, una librería, me
acerco a un stand de revistas viejas, en una hay un gran titular: “El día que
se detuvo el Tiempo”, desde ese instante todos los relojes del mundo se habían
detenido, solo almanaques con días meses y años eran el tiempo.
Me dirijo al baño, abro el agua de
la pequeña pileta, hecho agua en mi cara y el espejo me devuelve otra imagen,
mis canas no estaban, una abundante cabellera castaño oscuro, cubría mi cabeza…
¿Pero qué está pasando?... Salgo rápido del baño, vuelvo a la boletería y la
cara del hombre no es la misma, su ancho bigote había desaparecido y sus lentes
también. Me acerco a la ventanilla.
—Disculpe, hace un momento pregunté
por el tren del tiempo ¿Sigue con demora?
El hombre se acerca a un almanaque,
vuelve a la ventanilla.
—¡Recuperó tiempo, ahora su demora
es de cinco años, señor!
—Gracias —falta menos… vuelvo al
andén, se acerca una señora, la misma mujer de vestido azul, pero su cabello
era más largo y oscuro.
—Disculpe, señor. ¿No vio un chico
por el andén?
—No, señora. ¿Un chico como… de qué
edad?
—Quince años, seguro que fue al
puesto de revistas del futuro, le encantan ver lo que vendrá —ese chico era el
mismo de cuarenta años que estaba junto a su madre mirando la llegada del tren.
Todo esto me pasó después que me
mojé la cara… Me levanto del banco y voy de nuevo al baño, abro la canilla,
vuelvo a mojarme la cara, y el espejo refleja, lo que tanto había esperado, la
figura de un joven de veinticuatro años; era lo convenido.
Camino por el andén, vuelvo a entrar
al hall. Desde el kiosco de revistas se escuchaba música, era un tema que fue
un hit en los 88... The final Countdown.
—¡The final Countdown... Europa!
—dije en voz alta, el vendedor de revistas me mira sorprendido y asiente con la
cabeza.
— ¡Sí, ese es el tema!
—Entonces, estamos... ¿En mil
novecientos ochenta y ocho?
Más sorprendido me miró.
—Sí, señor, es ese año.
—¡Lo conseguí!, ¡yes!... pasaron los
treinta años… ¡Bien ahí!
El vendedor del puesto de revistas
me pregunta.
—Disculpe, ¿se encuentra bien?
— ¡Mejor que nunca, amigo... mejor
que nunca! Un gusto conocerlo; adiós.
El silbato de la locomotora anuncia
su arribo, espero en el andén y tal como dijeron en boletería, el tren había
recuperado el tiempo; llegó con cinco años de atraso, subí al primer vagón y
empecé a buscar, tendría que estar en uno de ellos, pasé al siguiente, y
tampoco; me quedaba el último vagón, entré con mucho miedo, lo recorrí
completo, pero a quien buscaba no lo encontré.
Resignado al fracaso, me siento del
lado de la ventanilla, una desilusión me invadió, el tren arranca y mientras
toma velocidad, miro esos lugares comunes que quedarían en el pasado.
—¡Disculpe señor pero ese asiento
está ocupado, estaba yo, pasa que bajé a comprar una revista; subí cuando
arrancaba el tren —continuó— y eso sumado a que llegué tarde a la estación,
casi lo pierdo, menos mal que me esperaron!
Es ella, la pasajera que había
demorado en tren... ahí está, con sus cabellos rubio ceniza llegando a sus
hombros, ojos marrones, cartera negra, y sus juveniles veinte años, la miro
atentamente sin darme cuenta de la incómoda situación que le estoy haciendo
pasar.
—Disculpe, ¿por qué me mira así? ¿Le
pasa algo? ¿Se encuentra bien?
—Sí, sí, estoy bien, disculpe usted,
ya me levanto y me voy a otro lugar.
—¡No, quédese! Si quiere, se puede
sentar en el asiento de al lado, nadie lo ocupa.
—Ah, bueno, muchas gracias, no
sabía… —se produjo un silencio, es ese momento del que se quiere salir para
iniciar un diálogo, ¿y ahora de qué hablo? ¿Qué le digo? Ya sé...
— ¿Es usted estudiante?
—Sí, estudio profesorado de...
—Filosofía y letras en la Universidad Nacional
—interrumpo.
Me mira sorprendida...
—Sí, así es pero… ¿Usted como sabe
todo eso?
Porque, ¿se lo dije?... Siempre soy
el mismo apurado.
— Lo imaginé, por el... el título de
los libros que lleva… Zafé con el argumento; ella nunca imaginaría que lo sabía
todo, ni del día que la conocí.
—Disculpe, me voy a presentar soy…
Le doy mi nombre, ella el suyo, una
mirada de confianza surgió para continuar una conversación formal, miro su mano
izquierda, se asoma un pequeño reloj análogo, miro mi mano izquierda y veo mi
reloj igual que los pasajeros, la mayoría tiene reloj; el tiempo había dejado
de detenerse.
A esa joven la había conocido, en el
futuro; treinta años después, pero ya estaba casada; así que, nada podía hacer.
Recordé aquel día en el futuro,
cuando invoqué a todas las fuerzas del universo rogando que me ayuden; hasta
que se presentó el ángel del pasado, con una rara vestimenta blanca, tenía en
sus manos un maletín, me preguntó por qué estaba triste, y en qué podía
ayudarme, le conté mi historia.
—Se ve que la quieres, nada es
imposible, mmm, déjame ver...
Después de pensar y caminar unos
pasos se volvió.
—¡Voy a ayudarte, tienes solamente
una oportunidad, tendrás que viajar en el Tren del Tiempo… ¿Te juegas?
— ¡Por supuesto, sí, seguro!
—Mira que no hay vuelta atrás; si
sale mal te quedarás en ese tiempo, te lo pregunto de nuevo... ¿Te la juegas?
— ¡Sí, señor, afirmativo!
—De acuerdo... entonces permíteme un
momento —abrió el maletín y sacó un libro grande y de su bolsillo interno de
ese saco estrafalario extrajo una pluma blanca, abrió el libro y escribió algo,
luego me lo alcanza con la pluma.
— Firma debajo.
— ¿Qué es esto? —veía todos
jeroglíficos, no entendía nada.
—Es un acuerdo de partes; tú firmas
la conformidad de viajar al pasado; tranquilo que no estás haciendo un pacto
con el diablo, ni tampoco soy el doc de Volver al Futuro, ¡ja, ja, ja!, soy un
enviado y estoy aquí para ayudarte
Firmé y le devolví el libro.
—Bien ahora solo cierra los ojos y
piensa en esa chica, que tanto te gusta... mantente así... ¡Y mucha suerte!
Cerré los ojos, vi la imagen de
aquella mujer y algo pasó en ese momento, me invadió un remolino, todo se puso
turbio, los colores cambiaron las formas también, entré en una profunda
espiral, cuando desperté estaba parado frente a esa estación de tren; el ángel
se había ido... así empezó todo.
…El tren seguía su marcha y yo
conversando con esa estudiante, hasta que la voz del guarda interrumpe
—Disculpe caballero, ¿me permite su
pasaje?
Se lo entrego, lo marca, cuando me
lo devuelve lo retiene un segundo en sus manos, lo miro a la cara a ver por qué
hacia eso. Me guiña un ojo.
—Gracias caballero, que tenga un
buen viaje —pone su mano en mi hombro y me susurra en el oído...
—Un buen viaje a la felicidad, ahora
todo depende de ti muchacho.
Era el ángel del pasado, vestido de
guarda, el pacto se había cumplido.
(ISBN 978-987-3657-22-1)
VICTORIA ESTELA SERVIDIO
Nació en Cosquín (Córdoba),
Argentina, en 1947, ciudad en la que reside. Médica jubilada, especializada en
ginecología y obstetricia (Universidad Nacional de Córdoba). Comenzó a escribir
a los catorce años, afición fomentada en su hogar y en el estrecho vínculo con la Biblioteca Nicolás
Avellaneda de su ciudad natal, por la cual pasaron varios de sus familiares.
Desde 2001 concurre a talleres literarios de la ciudad de Córdoba.
Libros editados: Moradas (Córdoba, Narvaja Editor, 2006),
Armas del poeta (Córdoba, Narvaja
Editor, 2008; Córdoba, Plan B, 2014), De
mí (Córdoba, Ediciones del Copista, 2011), De musas, lamentos y escrituras (Córdoba, Plan B, 2014), El Colador de los tiempos (cuentos,
Córdoba, Plan B, 2015). Mantiene sin editar Palabras
a mi hija (prosa poética).
Se desempeñó como coordinadora
editorial entre 2007 y 2010 de Decires —revista de letras, arte, cultura—,
edición gráfica independiente sin fines de lucro, de la que también fue
directora. Participó en el IV Encuentro de Poesía en mayo del 2015, organizado
por Poetas del Mundo, en la ciudad de Holguín Cuba, en el transcurso de las
Romerías de Mayo en UNEAC (Unión de Escritores y Artistas Cubanos) y otras
ciudades cubanas.
Sus poemas han sido publicados en
varios medios literarios, gráficos y virtuales, tanto del país como del
extranjero, y en medios radiales.
Más sobre sus obras y trayectoria en
el Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 62:
ARMAS DEL
POETA
Victoria Estela Servidio ©
La palabra en armas que
tiene cabida /
solamente entre nosotros
mismos /
Nosotros / nuestro propio
alimento
Nosotros la palabra
Rubén Vela (poeta santafesino)
La flecha
triangula el arco
fuera de su vaina
reluce la espada
el puñal zigzaguea
a un costado
una lanza en alto
pregona la batalla.
Cae el yelmo
el poeta avanza.
Al conquistar
la fortaleza del lenguaje
se nutre de palabras.
Arsenal sin fronteras.
más perdurable que el acero.
“Armas del poeta”.
Quien no se resigna
y en su trinchera
afilando palabras
resiste la existencia.
ANDARES
Victoria Estela Servidio ©
Esto de andar
a contramano
a contrapelo
a contracara
a contrapiel
a contramuro
de andar pateando
injusticias
infortunios
indiferencias
de eslabonar un tiempo que no existe
Tiempo
donde se borran los
abrazos
se olvidan los te
quiero
se apagan los leños
se congelan las
miradas.
Esto de ahogar el grito
en el péndulo de la lágrima
para no morir resucitando.
De Armas del
poeta
(1ª edición Córdoba, Narvaja Editor, 2008;
2ª edición, Córdoba, Plan B, 2014)
OJALÁ QUE
UN DÍA
Victoria Estela Servidio ©
a mi pueblo
Ojalá que un día
en lluvia de azúcar caigan los
sueños
que acunan las manos de la
esperanza.
Ojalá que un día
una lluvia de caricias disuelva el
dolor en ternura.
En las espigas de trigo crezca la
justicia
y paguen su culpa los mercenarios
del hambre
se cultive el amor y se coseche en
el pan de cada día.
Ojalá que una lluvia de equidad
arrase las malezas del espanto
en las que se pierden y mueren
tiernos retoños.
Caiga una lluvia de azúcar como maná
en el desierto
alimente el espíritu mantenga las
fuerzas
salpique gotas de mansa locura, moje
de coraje y rebeldes
ideales para impedir que los
racionales evaporen los sueños
del pueblo que sigue la lucha y no
cae vencido.
Ojalá que un día
bajo una lluvia de azúcar cantemos
alegres
festejemos juntos el logro de
disfrutar el don de la vida.
Entonces, proyectar todo de nuevo
defender la verdad y combatir la
mentira
de los que el mundo dominan.
De Musas,
lamentos y escrituras (Córdoba, Plan B, 2014)
SUPLEMENTO DE REALIDADES Y
FICCIONES
Nº 84 – Diciembre de 2019 –
Año X
ISSN 2250-5385
Exp. RE-2019-93065686-APN-DNDA#MJ del 15/10/2019,
Dirección Nacional del Derecho de Autor / República Argentina.
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Currículo en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 75:
Colaboradores
Noelia Natalia Barchuk Löwer
Resistencia (Chaco), Argentina
Currículo en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 78:
Mónica Villarreal
Scottsdale (Arizona), Estados Unidos
Monterrey (Nuevo León), México
@mon_villarreal
Currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 17:
El listado completo de colaboraciones al Suplemento de REALIDADES Y FICCIONES se encuentra a la derecha del blog bajo el acápite AUTORES.
@RyFRevLiteraria
@RyF_Supl_Letras
Las opiniones vertidas en los artículos de esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor pertinente.
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