viernes, 25 de febrero de 2011


JAVIER FLORES LETELIER

(Chile, 6/8/1982). Formó parte de la antología de cuento y poesía realizada por el sello Editorial Mago Editores de Chile en la sección de poesía y de la antología desarrollada por la Editorial Alea Blanca de España, con selecciones de textos del fanzine Elefante Rosa. Ha publicado en diversos medios electrónicos tales como Palabras Malditas, Remolinos, Café Literario, Litterae, Cinosargo y Arte poética, entre otros, como también ha participado con textos en instalaciones artísticas como Experimento Colector, desarrollada por el grupo Libre Configuración de España y en lecturas poéticas pertenecientes a la Feria del Libro del Parque Forestal, en Santiago de Chile. Hoy forma parte del colectivo artístico Río Negro.

javierflores2099@gmail.com

http://www.colectivorionegro.cl/



EL CAMINO AL PUEBLO OCULTO...
de Javier Flores Letelier  
© 

Toma mi mano, no me mires a los ojos si no quieres,
recuerda que soy un hombre enfermo con los días contados...
Toma mi mano, he venido a sentir el calor de tus lágrimas
prende una llama que enfrente el reflejo de tus pupilas en la oscuridad, y mírame arder.
Piensa que estaré bajo el mar, en cualquier lugar donde mi rostro ya no tenga valor.
Decidirás continuar buscando tus raíces...

He construido mi propia miseria
creo que me revela una luz que brilla en el cielo,
pero aun así no puedo dejar de escuchar el grito desesperado
que lanzan los fieles cuando encuentran los milagros
en el castigo de las figuras envueltas en llamas en cada sueño nocturno
y en cada despertar entre lágrimas;
la lealtad entre los esclavos,
la lealtad entre los esclavos; recuerda el amarillo de la piel,
la serenidad después de que las heridas paraban de sangrar...

La solidez natural de la carne de las manos
será para los que cumplen el deber de enterrar con su propia fuerza
a un amigo que fue su padre,
la enfermedad y el destello sobre el granito
que cubre los huesos, la carne y las piedras
en donde se alimentan los cauces de los ríos
hasta las cuencas cercanas al centro de la Tierra
en donde crece el pulso de los corazones que estallarán
justo después de haber procreado,
el perdón y la rebelión ante los secretos que forjaron la forma de caminar,
la sonrisa de quienes te pueden traicionar y robar la vida
el amarillo de los ojos enfermos, de la ternura y de la piedad;
honra a tu madre, la fatiga de recordar tu nombre
hasta la adultez de los cuervos que desprenden la carne de tu espalda.

Necesitamos un nombre para permanecer en silencio frente al fuego
No puedo seguir creyendo más, no quiero creer en el trueno al que mis abuelos temían,
los espíritus ya están en el círculo esperando por la noche,
mi corazón se agita con las luces de los montes, con tu cuerpo desnudo en la ventana...
debo saberlo, dormir con el mismo miedo de siempre, para la serenidad de tus manos,
despertar en las mañanas dentro de mí, para el alma que desaparece,
para nuestros nombres en el eco de los templos de roca junto al mar
en los que los murciélagos conciben sus mundos frágiles y secretos.

El sudor bendijo las frentes de los refugiados,
entre el sonido grave del viento en las plantas
y la imagen cegadora de las inscripciones lapidarias.
Los ojos cansados de las aves nocturnas,
espiaban el mundo que pasaba ardiendo bajo sus garras,
el fuego tras las visiones de las cruces negras en la oscuridad,
el fuego levantado por los cachorros, dormidos con el polvo en sus narices
respirando el dolor y la miseria en la carne desgarrada de los compañeros.

La esencia cálida del carbón en el viento
tocó la frente del condenado antes del sonido de los disparos,
su muerte dispuesta ante los ojos de aves extrañas, rasgando en la madera pálida
de las habitaciones abandonadas donde el retrato del dictador enmudece
y envenena la sangre de los que aún pueden correr por sus vidas.
La sangre llenó la visión de la luz debajo de cada roca,
las alas imaginarias de los terrenos desbastados,
el ruedo del alma de las máquinas
impregnadas con el olor de los alimentos descompuestos
que las criaturas perseguidoras del sol de la frontera
cargan como el aliento del fuego consumido en la última piedra de la ciudad.

La aurora del humo en el polvo se carboniza en mi vientre,
y los que han sobrevivido observan sus cicatrices
como a imperios malditos que no desaparecerán,
en un dolor agudo los ríos se derrumban en la madrugada
en los huesos y en la calidez de la carne como puñaladas ciegas...
la memoria es una bestia más grande que cualquier fuego
que se pronuncie para acallar esos ríos,
los demonios de los recuerdos acarician el espejo
y las velas se prenden para recibir las lágrimas de las sombras;
el río y el color de mis venas, el rastro de la sangre seca en el pavimento
después de las peleas de barrio,
después de las luces que el alcohol
roba de los nombres de los territorios desolados
y se encuentra la paz momentánea, el amor eterno,
el amor que nos dejará, el amor que no nos atrevemos a pronunciar...
el río y el color de mis venas,
es lo que puedo ofrecerte para ser el padre de tus hijos,
es lo que puedo sacrificar de las sombras de los animales
en los caminos de tierra, en mis recuerdos como hijos del sol
y hacer volver a nacer la lluvia
apretando tus manos y enfrentándote a los ojos,
confiarte el secreto del viajero rebelado del que todos hablan
como el hijo de la tierra,
o como el mito que los guardianes de las fronteras
enfrentan cada vez que empuñan sus armas,
su final, el final de sus ojos violetas por el mundo de recuerdos reflejados,
derrotados y soñadores por la pérdida de sangre
en su decisión de enfrentar a la justicia humana
con el color de la sangre que no distingue las heridas del cuerpo y del alma
dando el poder a sus niños que rogaban al cielo y pedían al mar
salvar la existencia de las sombras de su padre ante cualquier consecuencia.
Volvería a vivir todo este destierro por cualquiera de ellos;
recuerdo el fuego del cansancio de su voz
cada vez que me alejo de las luces de la ciudad
para buscar la tierra entre la oscuridad de las noches de aire frío y fuegos fatuos
a la que llegaron los conquistadores perdidos
en las sombras de las trazas de sus manos,
destruyendo todo el nuevo mundo que abrían a su paso,
forzando la voz de mujeres mal heridas
intentando encontrar en los dibujos de sus vestimentas ultrajadas
las voces de sus hombres todavía invocando el alarido del cielo
desde sus corazones cruzados por las mismas armas construidas
para proteger el alma de los hogares de la memoria eterna
de las guerrillas bajo las tormentas...


EL MAÑANA
de Javier Flores Letelier  © 


Y si estuviera enfermo, ¿me cuidarías hasta mi muerte, amigo? 

y si nunca sanara, ¿verías mis ojos amarillos día tras día?, 
cuando tu mujer mire cansada por la ventana, 
me culparías de pasar demasiado tiempo con ella... 
¿Recuerdas quién era el fuerte? 
¿Recuerdas quién era el fuerte de los dos? 
Uno de nosotros tenía cierto temor que lo paralizaba, 
cierto temor que no recuerdo. 
Uno de los dos tenía cierto amor imposible, 
y ella fue a buscarme y lloró de desprecio, 
fue a buscarte para decir que se iba y que no la buscaras, 
partiría a un mundo en donde hay dinero fácil 
si es que aceptas las reglas del juego, 
si le das a todos lo que quieren 
y lloras con ellos en sus corazones cada vez que lo hagan, 
lloras de emoción como una artista en el escenario, 
bebes hasta despertar con la mente en blanco y odiando el pasado... 
Ese es el futuro inevitable, uno de los dos caerá antes 
y no importa si luchamos o no por encontrar la pasión de nuestras vidas, 
la encontramos de todas formas, fue fulminante mientras duró. 
Ese es el futuro inevitable, morir juntos como mártires, 
o morir armados y condenados por el mundo, 
como amigos del silencio traicionados por la espera del tiempo.


DEJAR LA CIUDAD
de Javier Flores Letelier  © 


Dios me hizo un animal del desierto, semejante a él, a cualquier rostro, 
a los rostros de las llamas que aúllan en los portales de las cuencas de los océanos. 
Despierto ebrio en la madrugada, él despierta conmigo. 
Salivo en mis labios partidos y su presencia los amarga. 
Mis hermanos, a cada uno de ellos los escucho gritar esta noche por salvación; 
no puede haber paz en el corazón de un imperio... 
soy un hombre creyente, y he ya pagado el daño que he hecho 
a lo único que me importó en vida; que una mujer joven hiciera poner 
mis manos sobre su espalda débil y enrojecida por el frío; 
tener un camino por donde volver iluminado por la luna 
desde los golpes en el bar, la miseria de los siglos, 
el recuerdo de la mujer piadosa y su sonrisa de fuego 
hasta el cementerio para ver los ojos de mi padre, nuestro gran padre, 
cerrarse otra vez en el final del camino 
entre las grietas de los montes donde duermen tranquilas 
las criaturas más crueles que se puedan imaginar...

Para alcanzarte esta noche, debiera dejar el alcohol. 
Para alcanzarte esta noche, con mi presencia incandescente 
con la que desgarro mi garganta en cada trago y salvarte de una muerte indigna, 
de ver mi rostro destruido en los sueños, 
debiera ser ahora la última vez que te convenzo para hacer el amor 
con las palabras, con la rabia de las palabras 
que llevan a dos personas a buscar sus rostros, 
me aconsejó con el cariño y la desesperación de un padre al borde la muerte 
el sacerdote al que visitaba los domingos para ver nacer de sus manos 
el relámpago que encandilaba su temeroso rostro, 
el de nosotros viendo en las miradas entre la niebla y los destellos de tibia oscuridad 
en los cuerpos desnudos de ángeles hechos de mármol, sangre y rosas, 
en los labios y mejillas el color del pudor y la resignación, 
la rabiosa voz de la fe. 
Creímos en el poder del canto de las bestias redentoras del frío cruel de las iglesias, 
que la fuerza de los pechos de los muertos 
está en la voluntad de las armas de los pobres, escuchamos venir el mar mercante, 
la tristeza, la pasión, el misterio del alimento de las ratas, 
la sotana que entre las sombras nos entregaba el lugar 
donde llorar a los seres queridos fallecidos y desenterrados 
que aún nos hablan dolientes en las cruces de nuestro trabajo diario. 
Los recuerdos de la vida pasada son intocables, el deseo 
era algo desesperante que no tenía nombre, recuerdos que se convertirían en eternos 
por el esperado secreto que tenía Dios con las mujeres 
viajando por el aire entre los vestidos, como la calidad de los venenos 
que antes de matar, dejan el espíritu exaltado 
con las profundas voces de los cuartos oscuros...

Esta tarde estabas triste, te veías cansada, ardiente y soñolienta, 
habías esperado en vano la noche de mi suicidio 
y el reencuentro con mi voz aguardentosa, 
el reencuentro con esa vieja mujer que rodeaba el cementerio 
y que se parecía a tu madre, el milagro en tu velador, el amanecer 
después de contarte los secretos crueles por los que agacho 
la cabeza entre tus manos esperando ser juzgado por algún animal de las sombras... 
Diez años atrás, cuando aún era algo más joven que tú 
y estaba frente a nosotros el silencio que llenar 
con baladas, sexo y nostalgia, las mismas calles de toda la vida que volver a construir 
para correr a abandonar los derroteros en las esquinas del agua de lluvia estancada 
en los inviernos en donde detrás de la calidez de la conciencia dormida hablábamos en
silencio de la vida y la muerte, de la tierra húmeda y de la sangre de los corazones.

Diez años atrás, cuando todo lo que tenías eran tus esculturas apiladas en una bodega 
demostrándote en secreto el arte contenido en los animales cansados, 
tus párpados violáceos después de llorar por la impotencia de no poder 
agarrar el mundo con tus manos, sobre tu ombligo y hacerlo arder con tu pasión, 
cuando mi piel era pálida y mi dorso ágil y mis pensamientos debían servir 
al bien que se esconde detrás de los corazones, a los corazones que se esconden 
detrás de los objetos, a los objetos de la memoria que tienen su propio olor.

Diez años atrás, cuando me hablabas de tu padre desaparecido, 
al que extrañabas y que fue exiliado por su cariño 
por el trabajo con la madera y por todos los espíritus 
que descansan en las manos heridas que persiguen las vetas. 
Cuando te hablaba la voz de mi padre, el castigo de la vergüenza bastarda, 
la angustia de lo divino, el poder de los elementos, 
ese hombre sonriente, grave y sarcástico, 
músico frustrado, jugador reprimido 
que preparó su juventud levantando durmientes abandonados 
de las estaciones de ferrocarriles; en ese entonces, no hubiera sido casualidad 
encontrarte en mi camino, encontrarte en mis vicios, 
en la carga cegadora del aire antes del anochecer y en las imágenes del desierto; 
no teníamos que sacrificar nuestras vidas, nuestra dignidad, 
para comenzar a olvidarnos... 
has logrado tenerme en vela mirando las calles, 
en mi mente las cordilleras y los montes demolidos por la persecución ansiosa 
para alcanzar a los animales que en sus estómagos tendrían el valor del polvo milenario, 
has logrado cansarme el cuerpo, despertarme el deseo; despertarme el cuerpo, 
cansarme el deseo, de todo, de estar vivos, 
he comenzado a dormirme triste y tranquilo, hablar con la oscuridad, 
llorar en libertad como los niños, pensar que nacimos dueños y castigadores 
del mundo que no conocemos, cuando sólo necesito un trago... 
que te acerques con otro nombre para pedir un vaso hasta el tope, 
un lugar donde dormir, hablar ebria, regalar los objetos coronados de tu ropa; 
confiar, confiar, confiar...

Tengo rabia, el resto de los animales no podrán volver a escucharnos... 
por qué detienes mi embriaguez, por qué no me dejas pelear cuando alguien pretende 
que puede despreciar tus vestidos. 
Pon tu mano sobre mi espalda, en los rincones de la carne desgarrada, 
el frío del viento es igual entre los árboles, la muerte cruza igual nuestras vidas 
armándonos de nombres y fuerza en nuestros pechos, 
el agua del mar envenena la carne entre los pliegues de tu piel 
cada vez que cierras los ojos y no quieres ver el día terminar otra vez...

Lo que estoy pidiendo, es que devuelvas el alma que robaste de los rosarios, 
devuelvas mi alma al pozo negro, donde el elemento de las águilas 
parece susurrar la palabra padre...


SERPIENTES
de Javier Flores Letelier  © 


No me hagas más preguntas
esta tarde
en la que vuelvo a verte
desnuda y feliz
como en mis sueños salvajes con la libertad


----------------------------------------------------------------

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 17 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

miércoles, 23 de febrero de 2011


JESSICA PIEDRAS


Nació en México D.F. el 1º de agosto de 1980. Realizó estudios de periodismo y letras hispánicas en la Escuela de Escritores de la ciudad de México. Ahora es tallerista y autora de la Editorial Strombus. Ha sido invitada a encuentros literarios en La Habana, Cuba, y en la Isla de la Juventud, como escritora y editora. También fue invitada al Encuentro de Mujeres Poetas en la Ciudad de las Nubes, en Oaxaca, México. Trabajó en una revista de viajes “Bleu and Blanc” y gracias a ello viajó a varias partes del mundo. Tiene nueve libros publicados y ha participado en nueve publicaciones colectivas en Canadá, República Dominicana y México. Ha ganado el primer lugar en la convocatoria de “Grito de Mujer” en República Dominicana y el segundo lugar en textos eróticos femeninos en México. Tiene un libro por publicar “Poemas de la sinrazón”. Escribe ensayo, poesía, teatro y un poco de narrativa.

kabusy@yahoo.com.mx

http://www.atom.com.mx/prodidec/jp/
http://www.misspietreblogspot.com.mx
http://www.editorialstrombus.com.mx



LOS DOLORES DEL MUNDO CAEN
de Jessica Piedras ©

Se humedecen, gota a gota,
ellos se desahogan con las sombras,
con el abismo real de la ciudad.

Los dolores del mundo hablan,
chillan junto al vagabundo rendido de cansancio,
deprimido por sus dolores personales.

Los dolores del mundo se desgarran la piel de dolor,
de hartazgo, de insolación ante la lluvia de estrellas nebulosas.
Se escaman la garganta llena de silencios aventurados
de palabras amortiguadas en el desbordado camino amarillento.

Los dolores del mundo son camellos hambrientos en una sabana desolada,
son hienas ridículas riéndose de nada frente al espejo,
son de niebla pesada en carretera,
son de turbulencia esperada en medio de nubes haciéndose daño,
son de terciopelo verdoso como el pantano.

Los dolores del mundo aúllan por las noches
llorando la ausencia de una mariposa.
Están llenos de heridas infectadas.
Están llenos de hambre de más dolor.
Son como perros hambrientos y rabiosos.

Los dolores del mundo están cansados de morir sin ser amparados,
son medusas en medio de la nada,
son tortugas luchando por su vida en medio océano,
son ballenas blancas, grandes y olvidadas,
son caracoles infinitos, lentos
presagios de la muerte atormentada,
son ansiosos tigres devastados en plena ceiba,
son sigilosas serpientes buscando su carnada,
son parte de los amores olvidados,
son almas perdidas en medio del abismo,
son dudas en un paracaídas volando hacia la nada,
son sonrisas de media boca, hipócritas y lascivas,
es una brisa llena de tristeza,
son una ola de basura humana,
son pájaros muertos en la boca de un gato hambriento,
son una parvada de pájaros debilitados huyendo de la gente,
son cascarones de hueso de caracol desterrados del mar,
son algas muertas abandonadas por el oleaje del Caribe,
son el humo de un cigarro moribundo,
son como la musa desvanecida de un poeta olvidado,
son como el viento lleno de raíces desgarradas,
son como sueños enjaulados y maltrechos,
son palabras encerradas por un ciego,
son papeles quemándose en la hoguera de la culpa.

Los dolores del mundo son las horas perdidas por el llanto,
son lágrimas derramadas y marcadas,
son tatuajes en la cara en forma de círculos,
son sueños preciados y esculpidos,
son cuerdas de guitarra desgarradas y faltas de voz,
son llagas en el cuerpo alumbradas por la luna,
son imágenes de muerte en los ojos de una madre,
son cicatrices que quitan el sueño.

Los dolores del mundo son dolores que se sufren el último día del año,
es la tristeza desparramada entre los hombres.

Los dolores del mundo son legibles como garzas en manada,
son avestruces devorando su comida en castilla,
son fiordos deshelándose en la Patagonia,
son poemas de Neruda dichos en silencio,
son cucarachas organizándose para morir en invierno.

Los dolores del mundo son codornices inventadas en las alas de una mariposa,
son los tres países más pobres del mundo,
son prostitutas desamparadas a media noche,
son niños angustiados por crecer y que la muerte no los salve,
son luces atravesando el cielo una noche de verano aun lado de la playa,
son peces escupidos por el mar una primavera cualquiera,
son sonrisas de nativos con dientes de pingüino,
son flores silvestres en el fin del mundo,
son corazones transparentes heridos por mentiras.

Los dolores del mundo son de color oscuro como las fotos amarillentas
olvidadas en una librería vieja,
son como el continente viejo, frío y desolado,
son lejanos pero parte de cada célula de cada uno de nosotros,
son integrantes apartados por la nieve hecha polvo,
son un ramo de flores muertas,
es una caja de avestruces desolados,
son errores que el futuro esconde,
es un cigarrillo muriéndose encada bocanada,
es una mirada carcomida por los años,
es como el agua de río llena de manglares y animales escondidos.





----------------------------------------------------------------


SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 16 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/


NORMA LUAYZA

Chascomús, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Docente jubilada. Comenzó a escribir desde muy pequeña, pero desde hace algunos años integra grupos literarios. Ha realizado diferentes cursos en su ciudad natal. Actualmente es miembro de la SADE, filial Chascomús.

normaluayza@hotmail.com


NATURALEZA
de Norma Luayza ©

Cada día desde mi cuarto, susurran las hojas del jazmín contra la ventana. Me llama la atención la fuerza de los golpes.
Estoy paralizada , mis piernas no responden, siento frío y no puedo cobijarme. Mis manos junto a mi cuerpo. Sólo los ojos muevo hacia ambos lados, los fijo al frente y mis oídos atentos se agudizan tratando de descifrar cada uno de los ruidos.
Mi gato inquieto corre a mi cama, sube y se acurruca a mi lado.
Imágenes descabelladas pasan por mi cabeza como una densa película de terror.
Pienso… la primavera se comió al invierno.





----------------------------------------------------------------


SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 15 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

martes, 22 de febrero de 2011


CARLOS SÁNCHEZ

Nació en Buenos Aires, Argentina, en diciembre de 1942. Ha viajado por muchos países de América Latina, Medio y Extremo Oriente como consultor y experto en comunicación social para diversos organismos de las Naciones Unidas y la cooperación internacional. Es ciudadano italiano y reside en Folignano (Ascoli Piceno).
Ha trabajado como lector y profesor de Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Cassino, “La Sapienza” de Roma, y “Sor Orsola Benincasa” de Nápoles.
Ha publicado: “Gestos”, poesía (Ed. Juan Mejía Baca, Lima Perú, 1964); “América Latina mi país”, fotografías (Ed. Experimenta, Nápoles 1976); “Apuntes de vida”, poesía (Ed. Experimenta, Nápoles, 1978); “Signo de tierra”, novela, (Ed. Lalli, Siena, 1983); “El inquilino incomodo”, poesía (Ed. Gemina, Roma, 1991); “La efímera dulzura de vivir”, poesía (Ed. Búho, Santo Domingo, República Dominicana 1997); “Doce cuentos para ser leídos en conchos y voladoras”, cuentos (Ed. Búho, Santo Domingo, República Dominicana, 1998); “Alta Marea”, poesía (Ed. Quasar, Roma, 2005); “La poesía, las nubes y el ajo”, (Colección “I poeti di Smerillana”, Ed. Lìbrati, Ascoli Piceno, 2009); “Recuérdate que no sabes recordar” (Ed. Lìbrati, Ascoli Piceno, 2010). 
Sus poesías se encuentran en la “Antología de la poesía argentina”, de Raúl Gustavo Aguirre (Ed. Librería Fausto, Buenos Aires, 1979). Actualmente colabora en el Área Europea en la revista polidiomativa on-line de arte y cultura “I Poeti Nomadi”. Poesías, cuentos y artículos, han sido publicados en revistas y periódicos de América Latina y Europa, como así también en numerosos sitios de Internet. 





MI CIUDAD
de Carlos Sánchez ©


“Buenos Aires, la Reina del Plata…” 
Manuel Romero
De esa ciudad viva
me queda:
un río ancho como un mar
un obelisco solitario
en mis noches
un bandoneón de tango
un sentimiento extremo
de lejanía
fantasías de volar
una libreta de ahorros
muerta
un retrato de Clide
una herradura de fútbol
un implacable antimilitarismo
amigos
desaparecidos y recuperados
un café en el centro
dos mujeres o tres
una tarde de sol
en el parque Saavedra
el circo de los Hermanos Rivero
un sabor a yerba Salus
un paquete de Imparciales
una madre viuda
un hermano en la mishiadura
una inmensa búsqueda
tantas inteligencias
y una incorrupta
visión del mundo.
Me queda la poesía.




----------------------------------------------------------------

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 14 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

lunes, 14 de febrero de 2011


ALEQS GARRIGÓZ


Alejandro Garrigós Rojas nació en Puerto Vallarta, México, el 9 de marzo de 1986. Reside en Guanajuato. Poeta, narrador, traductor y periodista cultural. Inicia su carrera literaria publicando Abyección (2003). Trabajos posteriores son: Luces blancas en la noche (2004), Perturbación de la mente (2004), La promesa un poeta (2005), De naturaleza amarga (2007), Los muchachos (2007), Páginas que caen (2008), Descargas eléctricas ligeras (2009), El primo (2009), Ensayo y error (2010). Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco. En 2006 aparece incluido en la antología Nueva poesía hispanoamericana, a cargo del escritor peruano Leo Zelada. Premio de Literatura 2008 de la Municipalidad de Guanajuato. Ha publicado poemas en diversos medios impresos y electrónicos de México y Latinoamérica.

regresoalestadodegracia@hotmail.com


EL AMOR ES MÁS FRÍO QUE LA MUERTE
de Aleqs Garrigoz ©

El amor es un viento que te quiebra
como un golpe violento a un delgado cristal,
o una estalactita que se va clavando en tu pecho
segundo a segundo a segundo a segundo.
Es también, un ronco metal que te aplasta
o las vías de un tren que no conducen a ningún lado.

Hay veces que buscas tu pulso
y preguntas –¿estoy vivo?
porque el susurro de los pasos más tibios
va cruzando la lejanía; tan lejos, tan lejos,
donde el horizonte se vuelve un filo inapelable.

Hay veces que plegado en ti mismo,
como una flor colmada de rocío,
piensas en una ternura inadmisible, en un beso
o en un adiós que el ojo no lloró;
y las ventanas se van tapiando de escarcha
y la cama se erige en un témpano de hielo humeante
y la alcoba se torna en congelador de carniceros.
Pero afuera se siguen abriendo de Primavera las flores
y los días trascurren para otros
benignos, cálidos, aromados.

Hay veces, muchas veces; suficientes veces.

Y el corazón late ya a penas, endureciéndose o derritiéndose,
lo mismo que un puñado de granizo.

Frías son las incesantes búsquedas del ahínco
y de la incertidumbre los laberintos abstrusos.

Y es más frío aún, el amor,
que la muerte.




CHRISTOFER Y CLAUDE
de Aleqs Garrigoz © 


Los tímidos labios del joven poeta abrieron sus comisuras para intentar liberar, como a un tesoro, el pudoroso secreto que ocultaban. Su bello amigo observaba las flores abiertas, detrás de la ventana humedecida por la matutina llovizna. La visión del rocío en las hojas exteriores lo había mantenido en una absorta contemplación. Pensaba en que el rocío se semejaba a las lágrimas, cuando la voz de su compañero quebró el silencio suspendido. 
–Mi corazón alberga la vergüenza. 
Pero no hubo respuesta. El silencio se reconstituyó en el ambiente, deliciosamente penetrado por el melodioso canto de un jilguero extraviado, de vez en vez, a intervalos matemáticos. 
Christopher desabrochó un botón de su camisa de holanes blancos y palpó su lívido pecho en dirección a su corazón. Sintió el ritmo de éste y no pudo evitar pasar la mirada por los verdosos conductos de sangre en sus brazos. Los rastreó hasta sus afilados dedos. Uno de sus dedos se posó en el cristal empañado y éste derramó una lágrima. La contemplación del jardín exterior ya no le pareció tan interesante, pues, su interés había regresado del jardín saltando por la ventana de madera y se deslizaba con pasos medidos por el salón. Pero su mirada permanecía hacia el frente, de espaldas a Claude. 
Claude llevó un dedo a sus rizados cabellos y haciendo la mueca del que persiste en un intento arriesgado se acercó a su igualmente joven amigo. Tocó su hombro sobre su gabardina exhalando su aliento sobre el cuello blanco y limpio. Christopher cerró los ojos y un escalofrío le produjo un agradable estremecimiento. Fastidiado por tantas frases ignoradas y por la molesta certeza de la burla, Claude jaló del hombro de Christopher en un rápido movimiento, volteándolo violentamente. Entonces, éste, haciendo una elegante mueca de extrañeza, lo mira fijamente a los ojos. Claude tiembla y baja la mirada. El rubor de la rosa se instala en sus mejillas. Arden y el momento le es insoportable. Quiere caer de rodillas rindiendo sus tensados músculos. Desea caer en los zapatos de Christopher y llorar hasta producir una inundación. Pero resiste y permanece de pie en la plena experimentación de la culpa. Siente esa fuerza que lo obliga a doblegarse y de su boca escapa un gemido. Grita angustiosamente sin producir sonido y un eco muerto se multiplica interminablemente en la habitación. Christopher lanza estridentes carcajadas y sale de la habitación azotando sonoramente la puerta. 
Para cuando éste ha regresado, a la hora de los vespertinos fulgores, encuentra a su amigo en la misma habitación sombría. En la cara de Christopher se adivina una sonrisa apenas notoria. Las sábanas siguen desordenadas. Por todo el cuarto se dispersan hojas de papel con notas y dibujos envejeciendo prematuramente. 
–Solo quise decirte que… 
Pero Claude es interrumpido. Christopher posa su fría mano en esa boca trémula para luego, aposentar sus labios de palpitante color púrpura en ella. El beso arrebata los sentidos de Claude y los eleva más allá del éter divino, por sobre la bóveda de las destellantes y azules estrellas. Placenteras visiones se proyectan velozmente en su mente: los recuerdos de su infancia sobre el musgo delicado, los copos de nieve cayendo desde la aurora, el envolvente índigo de los vastos océanos. Llora por lo hermoso del instante y ruega por su eterna prolongación. Pero el beso cesa en un brusco abandono. El recuerdo de esta gloria corre a perderse a los cajones de la imprecisa memoria, dejando tras de sí una pesada estela y una amarga sensación de despojo. Su cuerpo, vaciado de energía, está excesivamente cansado y siente unas ganas incontrolables de tirarse en la cama y dormir. 
–Lo sé. 
Fue la respuesta a la confesión de amor, a la entrega incondicional jamás realizada. 
Entonces Claude, sintiéndose terriblemente desnudo, palpa su cuerpo delgado para reconocer sus ropas. Supo entonces y para siempre que pertenecía a Christopher; recordó el extraño día en el cual Christopher entró en su vida y se quedó, sin más, desde el principio; recordó las aves comportándose de forma inusual afuera de su casa; pensó en las velas cuyas mechas ardían o se extinguían como si estuviesen vivas. Y justo en ese instante, Christopher tocó una de las cortinas de vaporosa gasa, y ésta simplemente comienzo a incendiarse.



----------------------------------------------------------------


SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 13 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

jueves, 3 de febrero de 2011


JUAN MANUEL PÉREZ ÁLVAREZ 

Nacíó en Orense (Galicia), España, en 1985. Ha publicado los libros de poesía "Azul y Oro / Diario Suspensivo", "Vidrieras" y "Versiones de una vasija" (todos de Editorial Incipit). Actualmente tiene en trámite de publicación la novela "El Hombre y su Palabra", así como el poemario "La semilla en el surco".
Ha participado en publicaciones literarias como Letralia, La Sombra del Membrillo, Suplemento Cultural de El Librepensador, etc.



DETRÁS DE CADA PÁJARO
de Juan Manuel Pérez Álvarez ©

Te creí abstracto como lo son los muertos, pálido en mi soledad.
Te creí como la dirección imposible del vuelo de los pájaros en bandadas hacia el sol.
Pero ahora te veo vivo y libre en el corazón vuelto árbol, como este abeto de tejados a cuya sombra tendido he decidido cantarte.
Detrás de cada pájaro, detrás de cada vuelo de pájaro estás pronunciando la senda de mis manos, y al fin de mi libertad siento el filo de tu llamada.
Pastor de mi Mente, ¿has visto pasar al caballero de mi nombre? ¿Cuándo será el día en el que este paisaje ajeno a mí habite dentro de mí?
¿Cuándo será mi alegría su hazaña?


VINISTE A LIBERARME 
de Juan Manuel Pérez Álvarez ©

Viniste a liberarme de la noria de los días y a darme un camino.
Viniste a liberarme de la cadena de las generaciones de mis culpas.
Viniste, como el rayo del sol sobre la helada a liberarme.
Viniste, y la alegría me formó de nuevo, y mi llanto se secó en mi piel.
Viniste a darme un corazón.

ENTREMÉS DE JOB 
de Juan Manuel Pérez Álvarez ©

I
No morirás
amigo, en tu desgracia,
ni la escama de la Enfermedad
que te soñó
úlcera de dolor
podrá hacerte su semejante.
He de pronunciarte de nuevo
y mi soplo te resucitará,
y serás ligero como luz.

II
¿Quién hizo
escabel de la tierra
y trono del cielo
y en medio de su dilema puso al Hombre?
¿Quién puso el firmamento
por voz?
¿Quién te ha pronunciado?
Solo el mal es ironía
de su Gracia, mas él te curará
porque a través de tu vida habla.
Tendrás por herencia las montañas
de los pensados ángeles
en el consuelo de mi presencia.

III
Evítame, cárcel,
dice el Hombre,
infierno del desconocerte,
química indiferencia
de los átomos sin tu decir.
En el cenit del acto,
en la trompeta de mis huesos,
aguardo
los cabellos de tus bienes
trepando, vegetales,
por la queja de mi pobre vida,
por la agonía de mi pecado
gangrenada de silencio.
Búscame y me hallarás
tendido en un parto de ceniza
sobre el colchón del insomnio
con pocos amigos por recuerdos,
desbocada mi esperanza
en la fractura de mi débil sombra,
con la camilla de mi cuerpo
por tributo de tu voluntad de roca.
Articularás mi despojo,
y florecerán mis lamentos
derrumbados por la intemperie,
y volverás mi boca corazón,
y solar me formarás, como tu nombre.

IV
En mi voz
sembraré tu esperanza.
El mundo
empezará de nuevo en ti. 



----------------------------------------------------------------


SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 12 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

martes, 1 de febrero de 2011


MARÍA ALEJANDRA CASTELLANOS BRICEÑO
(Lima, Perú)
Docente de literatura. Licenciada de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega.
Escribe relatos y poemas. Realiza anualmente exposiciones literarias "producción de textos" con sus alumnos de secundaria. Miembro del movimiento literario Poetas del Mundo (del poeta chileno Luis Arias Manso) y de otros entidades más. Colabora con el programa televisivo Caras de la Cultura.
Algunos de sus poemas aparecen en varias revistas virtuales de España, Chile, Argentina, Perú y Estados Unidos, así como en diferentes antologías de poesía Peruana, del poeta y crítico literario José Beltrán Peña.
Da recitales en el ICPNA de Miraflores, en el Club Social de Miraflores y en La Casa de la Literatura.
En abril de 2009, presentó su poemario “A orillas del firmamento”. En octubre del mismo año, el libro de relatos “La Montaña Sagrada”. En diciembre de 2010, el poemario “Dulces Revelaciones”.
.

cbmaria17@yahoo.com
.
.

ÁMAME VEINTE VECES, ÁMAME...
de María Alejandra Castellanos Briceño ©
.
Ámame
como esa tarde,
como aquella
mañana
de primavera,
ámame veinte veces
ámame,
como esas tardes
de verano,
que quedábamos
exhaustos.
.
Ámame,
veinte veces
ámame,
como en esas
tantas estaciones
irrefrenables,
y luego,
sentémonos a cocer
al viento,
nuestras almas,
inquebrantables....


LETÁNICO TIEMPO 
de María Alejandra Castellanos Briceño ©
.
Con su canto
moribundo,
rasgó la inmensidad
del cielo,
que enmudecido
observaba,
su agónico
vuelo.

Se acunó un instante,
en la oscuridad
de sus recuerdos,
migrando
hasta las cumbres
olvidadas,
por el letánico
tiempo.
.
----------------------------------------------------------------

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Nº 11 – Febrero de 2011 – Año II


SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/
REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/
 .