miércoles, 1 de diciembre de 2021

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 92 – Diciembre de 2021 – Año XII
ISSN 2250-5385 – Edición trimestral 


Inscripción gratuita como LECTOR
si escribe a zab_he@hotmail.com
indicando nombre y apellido, ciudad y país
(se le avisará cada nuevo número trimestral).


“Mariposa de colores”
Mónica Villarreal (2021)
(Mixta sobre tela, 11" x 14")
Serie Mariposas
  

Sumario:

 

• Estela BARRENECHEA (Argentina)

• Ximena GÓMEZ (Colombia - Estados Unidos)

• Eduardo DALTER (Argentina)

• Iván DE MONBRISON (Francia)

• María Esther RUIZ ZUMEL (España)

• Walter Hugo ROTELA GONZÁLEZ (Argentina – Uruguay)

• Jesús BALLANO RIERA (España)

• Zulma Esther PRINA (Argentina)

• María MORENO QUINTANA (Argentina)

• Luis WEINSTEIN (Chile)

• Jaime LUSTGARTEN STECKERL (Colombia)

• Araceli Birmania ARÉVALO CÓRDOVA (Ecuador)

 

 

 

ESTELA BARRENECHEA

 

(Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 17/2/1938 – 31/3/2021).

Su biografía, trayectoria literaria y obras pueden leerse en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 48.

Para conocer más sobre esta poeta, narradora y estudiosa de la filosofía, puede consultarse también la excelente entrevista del escritor Rolando Revagliatti de agosto de 2018 en https://www.lexia.com.ar/Reportaje_Estela_Barrenechea.html, testimonio acompañado de un importante material fotográfico de gran parte de su vida.

 

Se indican a continuación todos los enlaces a las publicaciones de Realidades y Ficciones en las que colaboró Estela Barrenechea:

 

Realidades y Ficciones – Revista Literaria:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2015/12/ (Nº 23)

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2016/09/ (Nº 26)

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2019/03/ (Nº 37)

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/06/ (Nº 42)

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2021/03/ (Nº 45)

 

Suplemento de Realidades y Ficciones:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2015/09/ (Nº 66)

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2016/09/ (Nº 70)

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2019/03/ (Nº 81)

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2020/09/ (Nº 87)

 

Seguidamente, publicamos los últimos poemas que nos envió:

 

 

ACONCAGUA


Estela Barrenechea ©

 

Figuras de piedra

como un oleaje del tiempo

tuercen las palabras.

Los puntos de luz se fijan y

el color atrapa

la espuma del sol.

La cordillera iluminada extravía.

Remontar los pedruscos

y llegar a la cima apaga la lengua

como si el lenguaje se hiciera añicos ante la línea del horizonte.

Sospecho la fiesta terrible que me subyace.

Veo a los montes como cicatrices de la eternidad.

 

Demasiada escena para mí estar en la cumbre


rodeada de puños de viento.

Una travesía inacabable entre lo visible y lo invisible.

El paisaje traspasa mi cuerpo.

Desconcierta la altura y aún más la soledad.

¿Por qué los pájaros vuelan órbitas extrañas?

 

Entre el secreto y el desorden de la materia,

¿Seré acaso yo piedra hecha a dentelladas, apenas una deriva

de las cenizas de un volcán?

¿Por qué la roca resucita comarcas de guerra?

La tensión que produce la piedra me desmadra del tiempo.

¿Estará allí el secreto de una escena muy vieja? ¿Estás ahí adentro?

 

 

DON DEL AGUA

Estela Barrenechea ©

 

Azul la ilusión transmarina

perdida entre el barco y el humo.

El anillo de la isla

más irregular que el caracol

arde en esa superficie

derramada en ola.

 

No es fácil la imagen absoluta del mar.


Comprimo la marea en la voz

y hago lo que puedo para salir del tiempo.

 

Casi sin darme cuenta,

entre cuatro paredes

un azul de agua

hace frente a la memoria.

Embalso los lenguajes

y todo lo mío se escurre líquido.

 

Cómo pude olvidar la indiferencia,

el mordisco penetrante

y la falta de escrúpulos.

Estallidos empapados por una lluvia de sal

se parapetan tras la roca.

Tiempo de las algas

en medio de la travesía demorada por la ola.

Brillo florecido en caracol.

El ruido del mar trepa invisible.

 

Una y otra vez, el mar incesante

tuerce el movimiento.

El roce de las olas dentro de mí hace música.

 

Por eso cada átomo de agua invita al desafío.

Mi cuerpo se yergue extático,

sabe también del deseo de mar.

 

La aurora chorrea claridad.

No hay ninguna historia.

Cerca del muelle

el lobo marino despierta

junto al pesquero oxidado

y el punto de luz se fija en la piedra.

 

La deriva blanca de la ola

recoge en cada grieta

la espuma del sol.

 

En su ir y venir

una avenida de caracolas ondula

bajo el tejido untuoso de las algas.

 

La voz iluminada del mar


llama a la música

y yo distingo los nombres de la vertiente.

 

La orilla que no deja de soñar

escribe su tatuaje sobre la piedra y la caracola.

¿Y sobre mí? ¿Qué?

 

Con el encuentro de una letra ardiente,

la luz de fin del mundo.

Sonidos rebeldes y el quiebre iracundo

de los témpanos que dilata el agua.

 

De nada sirve pensar:

¿qué es el hielo que cae y se pliega?

 

Sospecho la fiesta terrible que me subyace.

Cómo me insiste el glaciar.

 

La deriva blanca de la nieve.

Punto de pura belleza que resbala desde la cumbre.

 

Gradualmente el tiempo fractura los hielos

y las aguas se retiran con violencia.

 

En el contrapunto del vacío

se apresura la corriente

y una potente voz advierte el golpe solitario.

 

Una sensación me excede.

La descarga soberbia.

Nieva.

 

La tierra helada desconcierta.

El lenguaje perverso de las aguas

habla al oído.

 

¿Quién guía la rompiente del hielo?

El vestido móvil del mundo.

Un fractal azulado colorea el frente sonoro del agua.

 

Collares de hielo


se desintegran en el lago.

Sostenido por el peñasco

por segundos veo la luz despiadada del sol.

 

El dominio del viento

quiebra las formas del glaciar.

¿De dónde vienen los ruidos?

 

Rocas inmensas alzan la cabeza

y caen sordas en la orilla

Sobre mí el asombro.

 

Allí están las horas, la insoportable belleza.

Ya no tengo nombre,

me nombra la huella íntima del hielo.

 

Cuerdas azules bajo el muro helado.

Nevisca.

Una gota sobre el vidriado de los anteojos.

 

El centro de la mole

se desgarra en río.

Lo inacabado insiste.

 

La fuerza de la luz

se escurre por los agujeros del cielo

y al llegar el verano el ímpetu del agua

juega con los átomos extraviados.

El hielo cae como si se hundiera en el vacío.

 

Una cadena de témpanos para el deleite del sentido.

Oímos el instante.

El acorde tintineante del eco.

 

El don cambiante de las grietas

y un goteo azul

a intervalos insólitos.

 

La plenitud de lo inesperado.

Nunca creído el derrumbe,

la airada voz del hielo.

 

A tientas,


con el rostro elevado

atravieso la sombra del calafate.

La altura inmensurable

aviva en mí el ánimo salvaje.

 

En el paraje yermo

busco pájaros planeadores

y un cielo móvil.

El viento y su música fría

en el vacío voraz.

 

Un visaje de luz

sobre la pared desnuda.

Descargas del glaciar en cada bloque.

 

Y el bosque con su sábana negra de corteza insaciable

vierte por el filo de la escarcha

lo áspero de la caída.

 

La línea del horizonte

en un universo imposible.

Cruje la distancia infinita.

 

Voces sin boca me interrogan.

El cerebro se apaga en algún punto

y salgo de mi lengua.

 

No necesito entender.

El paisaje de piedra

saquea la imaginación.

 

Demasiado vacío.

Sube la correntada como un pesado martillo.

La respiración mía vivifica la escena.

 

El líquido lechoso de la nieve

cepilla las ramas.

A todo el territorio lo posee una luz perversa.

 

¿Cuál de las voces del hielo resuena en la boca del torrente?

¿Por qué la claridad oscila

como nosotros frente al remolino salvaje?

 

Este espectáculo humilla,


a los que no pueden alimentarse

de la piedra.

 

¿Qué me hará el hielo en el alma?

La nieve cae dentro de la garganta

y busca su forma.

 

De un tiempo a esta parte,

al oír la ligereza del viento

y el rumor arrebatado del agua

tengo la sensación

de que a este mundo blanco

sólo lo penetra la piedra.

 

Desde el hielo de enfrente

un cormorán

se suma a mi mirada.

 

Escondido en mi poema

el témpano azul deja viento y color

en mi memoria.

 

El lenguaje orgánico del hielo

resucita en cada surco hilos

de un azul transparente.

 

En la extensión, la compañía perversa del hielo.

 

 

 

XIMENA GÓMEZ


Nació en Bogotá, Colombia. Poeta, traductora y psicóloga. Su poesía se ha publicado en Nagari, Círculo de Poesía, La raíz invertida, Álastor, Realidades y Ficciones, El Golem y Espacio Poético 4, entre otras. Traducida al inglés se publicó en Cigar City Journal, Nashville Review, Sheila-Na-Gig, The Laurel Review, Cagibi, Gulf Stream y The Wild Word. Es autora del poemario: Habitación con moscas (Ediciones Torremozas, Madrid 2016), del poemario bilingüe Último día / Last Day (Katakana Editores, 2019) y Cuando llegue la sequía (Ediciones Torremozas, Madrid 2021). Fue finalista para el premio The Best of the Net en el 2018 y obtuvo el segundo lugar en el concurso anual de Gulf Stream. Es la traductora del poemario bilingüe Among the Ruins / Entre las ruinas, de George Franklin (Katakana Editores, Miami 2018), de Brown Girl Dreaming, de Jacqueline Woodson (Penguin Random House), que fue ganador del National Book Award y es co- traductora del poemario bilingüe 32 Poems / 32 Poemas de Hyam Plutzik, candidato al premio Pulitzer (Suburbano Ediciones 2021).

ximenagomezbecquet@gmail.com

 

 

POR LA VENTANA DE UN PATIO SIN MANGOS

Ximena Gómez ©

 

No había un palo de mango en ese patio.

La mesa de madera se caía a pedazos

de tanto recibir lluvia, sol del trópico

y muy pocos cuidados amorosos.

 

Las hojas se amontonaban en el suelo,

se podrían por la lluvia, dejaban un residuo,

una capa verdosa que se volvía sólida,

imposible de raspar con una espátula

 

y aunque cerquita había casas con jardines

con árboles de mangos, con arbustos de flores

amarillas y fucsias, en el patio sin mangos

los insectos y bichos tenían un paraíso.

 

Las abejas y mosquitos

venían con el calor, los mapaches

y las zarigüeyas saltaban por la cerca,

las lagartijas andaban entre los arbustos,

 

las piedras y los árboles,

e insectos de nombre desconocido,

se comían las plagas del jardín

y follaban en camastros de hierba.

 

A veces una lagartija de papada roja

corría por las patas de la mesa

que se hundía en el patio.

Y por la noche, cuando algunos bichos

 

se duermen y otros salen de sus huecos

se oían voces desde la cocina

y jazz en un estéreo y de pronto,

detrás de la ventana de ese patio

 

se apagaba la luz fluorescente,

se prendía la luz del comedor

a la hora de servir la comida

y se oían las risas

 

de la mujer y el hombre

que cenaban detrás

de la ventana

del jardín sin mangos.

 

 

LA MIEL DE CADA DÍA

Ximena Gómez ©

 

Por la mañana me traes el café

con la leche de avena espumosa y miel.

 

Cuando no estás conmigo,

al yogurt le hacen falta unas gotas de miel.

 

En la despensa guardo la botellita,

que me diste, aún llena de miel.

 

Al irme, te dejo la cama hecha

y en mi taza un poquito de miel.

 

Pero se me quedó en tu mesa

un cabello enredado en tu pote de miel.

 

 

UN OLOR FERMENTADO

Ximena Gómez ©

 

Los moscos de la fruta aparecieron de súbito

como si hubieran nacido del aire,

o se hubieran colado por una grieta invisible.

 

Pero tal vez vinieron en la bolsa

del mercado, tal vez viajaron sus huevos

entre la rajadura de un mango.

 

Porque pronto se multiplicaron.

Volaban por la cocina, hacían corrillo

sobre el canasto de las frutas, los duraznos,

 

los bananos y los plátanos maduros.

Serviste dos copas de vino tinto

y más tarde encontramos unos sedientos,

 

Entre los restos del vino,

igual que las polillas que ávidas

de la hoguera caen carbonizadas.

 

Los rocié con la botella de Windex.

Se esfumaron, pero volvieron

a merodear trozos de jengibre dulce,

 

Pedazos de torta y tajadas

de tomate avinagrado.

Trajiste un trapo para espantarlos

 

y cubriste el canasto de las frutas.

Se posaron sobre el paño de tela

y se quedaron quietos, como en éxtasis,

 

como si aspiraran por los intersticios

el olor de la fruta madura

que se fermenta.

 

 

SU PIEL BLANQUÍSIMA

Ximena Gómez ©

 

Con un jabón blanco

y emoliente él se baña las manos.

Se come un sándwich de pavo y queso

con chucrut fino, o las sobras del pollo

asado con cebollas de la noche anterior.

Los hollejos del pollo se los devora el perro

y en la mesa él lee de su computador.

Con el cursor recorre artículos y fotos

de páginas virtuales y denigra, sonríe,

Habla consigo mismo, escribe por dos horas

palabras deslumbrantes, versos con ángeles,

moribundos envueltos en sábanas

caladas de sudor y velas que se apagan.

 

En su cuarto, desnudo

jala la cuerda de la lamparita

y se acuesta sintiendo la espalda adolorida.

En el techo se escucha un crescendo de lluvia

y todo le parece oscuro, impenetrable,

sin el fuego ancestral que la noche apagó.

Pero junto a su cama, en la mesa de noche

el radio y el teléfono irradian una luz

sobre su piel muy blanca, de jovenzuelo,

que él no ve.

 

 

DÍAS DE CALOR

Ximena Gómez ©

 

En un futuro cercano,

 

aún llegarán los patos a buscar comida, mientras los cuervos graznan en un árbol.

Yo desmenuzaré tajadas de pan duro y un cuervo se llevará un buen trozo

y comerán los patos y al irse dejarán porquería y orines.

 

En un futuro no lejano,

 

Por la noche, cuando estemos comiendo, las polillas y abejas vendrán

a morirse entre los vasos de la lámpara, y tú y yo esperaremos a que el calor afloje,

caminaremos tarde y veremos a los patos echados en la hierba.

 

En un futuro cercano,

 

Los patos no volverán; ya no veremos más sus patas amarillas,

al andar ladeándose sobre el pavimento. Tal vez se vayan junto al agua, a los pastos de la acequia

o del río y después, llegarán muchos patos a invadir los solares de las casas.

 

En un futuro no lejano,

 

el calor hará hervir el aire y el suelo, pero aún oiremos a los cuervos en un árbol, “ca, ca,”

y habrá frescura dentro de la casa, y café, frutas, queso y vino … y cada vez con más frecuencia

las copas y los platos se quedarán olvidados en la mesa.

 

En un futuro que parece lejano,

 

por las noches sentiremos la hoguera del infierno, pero tú y yo aún caminaremos tarde

y nuestros muertos pasarán en silencio cerca de nosotros y un perro ladrará desde una cerca,

como ladraba el perro de ojos cariñosos, muerto ya hace años.

 

En un futuro que parece remoto,

 

nosotros acabaremos desapareciendo y los patos, las polillas, las abejas y los cuervos desaparecerán

también y en el patio las hojas cubrirán las piedras y crecerá debajo una capa marrón, que se endurecerá

hasta volverse parte de ese suelo

 

y habrá pasado mucho tiempo desde que te decía yo

que había que buscar un jardinero.

 

 

 

EDUARDO DALTER

Eduardo Dalter nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en 1947. Es autor de una vasta y difundida obra poética, incluida en conocidas revistas culturales, y vertida en una veintena de libros. Asimismo hay una extensa bibliografía crítica sobre este escritor, cuyos títulos y comentaristas pueden consultarse en: http://www.eduardodalter.com/comentariosx.htm

Más sobre su obra y trayectoria en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 84:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2019/12/

 

http://www.eduardodalter.com

http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival

eduardodalter@gmail.com

 

 

Los siguientes textos fueron tomados de su último libro, Desocupado y otros poemas, editado en agosto de 2019:

 

LLEGAN LOS CEOS

Eduardo Dalter ©

 

Así como un extranjero necio que se

       va apropiando

de todo lo que alcanza a ver o a

       imaginar,

con esas miradas, entre omnímodas

       y lascivas,

y oliendo fuertemente a aire cerrado

       y a colonia,

en la mañana entraban a los edificios

       y miraban

los altos techos, los portales abiertos,

       las alfombras…

 

 

PAPELES EN LA NOCHE

Eduardo Dalter ©

 

Hay algo que no entiendo,

       me dije.

Una tabla, o un retazo de

       memoria,

quedó en algún lugar, o

       bajo tierra.

Un viento, a veces, alguna

       hora,

dan indicios de esa

       pérdida

o ese pozo; como si una

       raíz extendida

hubiera cesado en algún

       tiempo

(y en mí mismo); una raíz

       arrancada

y puesta a secar lejos;

       lejos

de la vida y de las cosas.

 

Como a cada beso lo borra

el viento que sopla y sopla,

 

ella pocea y pocea la arena,

pareciera, con más fuerza;

 

es el viento húmedo, poceado,

que escribe, escribe, escribe.

 

Teje la araña su día

y engulle voraz,

pacientemente todo

lo que ya no podrá volar;

y de resultas simula,

teje y simula,

que ama las alturas.

Es casi una mariposa presa

de la tela

de su aracnidad triste.

       Y murmura

—nadie la escucha—

y reza en las noches

mientras teje.

 

 

 

IVAN DE MONBRISON

Poeta, novelista y artista nacido en 1969, que vive en París.

Ha estudiado lenguas orientales en París, y luego ha trabajado para el Museo Picasso, antes de dedicarse a su propia creatividad. Ha publicado en revistas literarias de todo el mundo.

Su último libro de poesía en inglés y ruso, без лица / Faceless, acaba de salir a la venta en Canadá.

No cree que su arte tenga ninguna importancia real, lo hace como una especie de ritual tribal. Tiene plena consciencia de que la vanidad es uno de los peores enemigos de la mayoría de los poetas y artistas, y trata de mantenerse alejado de ella en la medida de lo posible.

demonbrison@gmail.com

https://sites.google.com/view/ivan-de-monbrison/home

 

 

Dos poemas sin título escritos por el autor en versiones rusa y castellana.

 

Есть рука, открывающая дверь.

На стенах открытые глаза смотрят, как я умираю.

Тишина зашивает губы кровью.

Снаружи, в саду, птички человеческими голосами

разговаривают друг с другом.

И тени прячутся в лесу.

 

 

Hay una mano abriendo la puerta.

En las paredes, los ojos abiertos me miran morir.

El silencio cose los labios con sangre.

Afuera, en el jardín, los pájaros se hablan con voces humanas.

Y las sombras se esconden en el bosque.

 

---§---

 

На столе ваш труп.

Я смотрю на тебя мертвым

и не знаю, если это тебя я вижу.

Полсе каждый день рисую тот же картину.

Внутри есть собака с двумя ногами,

голая женщина, мужчина в шлапе,

и день больше не имеет цвета.

 

 

Tu cadáver está sobre la mesa.

Te miro muerta y no sé si eres tú a quien veo.

Medio día pinto el mismo cuadro.

Dentro hay un perro con dos patas,

una mujer desnuda, un hombre con un sombrero,

y el día ya no tiene color.

 

 

 

MARÍA ESTHER RUIZ ZUMEL

Nació en Valladolid el 15/6/1970. Graduado Escolar, B.U.P (Antiguo). A los 18 años una enfermedad neurológica y degenerativa le produjo una discapacidad de un 85% reconocido por organismos médicos españoles. En el año 2007 tuvo un accidente en el que se quemó y le dejó grandes secuelas de por vida.

A los doce años escribió su primer cuento: La botella de champán. Su poesía es descriptiva con un estilo propio de verso libre sobre historias propias o temas de ámbito social. Sus obras se difunden por redes sociales.

Su seudónimo es Tejedora de Sueños. “Tejo letras en paño blanco con hormigas negras. Plasmando presentes recordando pasados porque forman parte de mi vida. Soñando futuros utópicos”.

Tiene 28 poemarios sin publicar (2015-2016-2018-2019-2020-2021). Uno de estos, El silencio y las palabras quedó quinto en un concurso de nivel mundial. En 2021 se hizo un especial de 50 páginas con poemas de su autoría. Fueron incluidos algunos de sus poemas en antologías nacionales y extranjeras. Diplomas (2013-2015-2016-2020-2021). Algunos de sus poemas fueron recitados en La Coral de Cámara de Burgos (2014-2015). También dieron voz a sus poemas en España, y fueron difundidos en el extranjero y de manera virtual.

En el libro compartido Cuadernos de poesía hay trece de sus haikus. Colaboró en el libro solidario Versos y relatos con Rett. A uno de sus poemas le pusieron música de coro ubicado en un libro compartido, 11 visiones corales de mujer. Tiene una pequeña biografía, Rosas y espinas, con diploma, que quiere ampliar. Escribió una novela a dúo, Prudencia y patrocinio (2018) y otra en solitario, Campesino y princesa (2021), así como un libro de cuentos, Vidas en cuentos (2021). Colaboró en revistas literarias y emisoras de españolas y extranjeras y en eventos solidarios. Uno sobre el mal de Alzhéimer el 28-9-19.

estherzumel@hotmail.com

 

 

Hoy publicamos algunos de los poemas de su obra Peregrina de palabras:

 

 

MI CIUDAD

María Esther Ruiz Zumel ©

 

Tierra llana.

Campos de amapolas.

Trigos en flor.

Gente trabajadora.

Pueblo comuneros

Vecinos sinceros.

Y vino muy especial.

Me voy a Valladolid

Porque me apetece el cuerpo.

Voy a quedarme allí.

 

 

LOS OJOS DE VALLADOLID

María Esther Ruiz Zumel ©

 

Valladolid.

Ornamentada villa.

Pilarica bendecida.

Barrio rebosando humildad obrera.

Naciendo llantos resplandecientes.

Erguida basílica. Agua bautismal.

Perdonando pecados.

Coronada Patrimonio de la humanidad.

Gloriosa herencia vecinal.

Valladolid.

Cadenas de San Gregorio.

Recuerdos albergando infancia.

Felicidad embriagando fraternidad.

Monólogo entrañable. Acallando sentimientos.

Reflejando exhortas pupilas.

Valladolid.

Madre de Reyes. Corazón de España.

Perpetuando historia.

Valladolid.

San Pablo. Fachada embellecida.

Engalanando riquezas alabadas.

Antigua cruz. Estatua ecuestre.

Resguardando añoranzas.

Valladolid.

Tierra fertilizando pinares.

Maizales amarillos. Adoración solar.

Decorando poemas.

Valladolid.

Pisuerga traicionero. Atravesando

Amplias arterias.

Vieja barca del Catarro

Reencarnado en barco turístico

Recreando riberas.

Exhalando verdor.

Rosaleda floreada.

Guirnaldas sombreadas

Ocultando tardes veraniegas.

Campo Grande.

Mezclando faunas

Encadenada florales.

Mosaicos inspirando naturaleza.

Miradas inocentes.

Miradas adolescentes.

Miradas maduras.

Miradas ancianas.

Alumbrando generaciones.

Valladolid.

Casa de Zorrilla.

Manuscritos de existencia.

Tenorio. Epitafio de Don Juan.

Casa Cervantina.

Aldea del Quijote y Sancho.

Tatuando legado.

Museo Colón.

Descubriendo Continente.

Ignorando su proeza.

Solitario. Vida ligando aventuras.

Olvidado falleció.

Testamento granado de deudas.

Emblema de recuerdos.

Valladolid.

Plaza Mayor.

CONDE ÁNSUREZ.

Oteando horizontes.

Almas transcurriendo tus

Perfectas calles.

Casa Consistorial.

Ciudad de universidades.

Enjambres de museos.

Personas ilustradas.

Inmortalizando travesías.

Semana Santa.

Esculpidas tallas sobrias,

Reflejando hondo dolor.

Caminos de pasión.

Ultima Cena.

Orando entre olivos.

Latigazos hirientes al Salvador.

Muerte. Túnica tapizando penitencia.

Música sacra retumbando paz.

Espectadora eclipsada.

Habitando mi alma.

Acunando pasados.

Regando presentes.

Imaginando futuros.

Ciudad donde nací.

No recorro tus calles.

Hoy tus ojos son mis ojos.

Valladolid.

 

 

PERFUMES NATURALES

María Esther Ruiz Zumel ©

 

Si vas al campo.

Observa.

El nacimiento del sol.

Escucha.

El trino de los pájaros.

Los insectos sobrevuelan

Hermosas flores.

Sueña sobre la hierba

Cantando con belleza a

La naturaleza.

 

 

PINCEL

María Esther Ruiz Zumel ©

 

El viento pinta palabras

De caligrafía los enclaves

Del horizonte.

Surcando paisajes de una

Linda naturaleza.

 

 

IMAGINACIÓN

María Esther Ruiz Zumel ©

 

El gemido soñaba el palmeral.

Lamentaba la llanura admiraban

Florecer las moreras.

La tiniebla agoto la luz oscureciendo

Cruelmente el paisaje de una soñada

Imaginación.

 

 

BALBUCEAN

María Esther Ruiz Zumel ©

 

Espera el miedo entre

Rejas de miedo.

Adora la ciega duda

Entre bisontes.

Los siglos sacuden con

Balbuceos.

Jadean en el planeta del sol.

 

 

PRUDENCIA

María Esther Ruiz Zumel ©

 

La prudencia vivía

Con la juventud.

Observada por la mirada

Cansada del anciano.

Embellecida la borrachera

Alborotada del pícaro.

 

 

 

 

WALTER HUGO ROTELA GONZÁLEZ

Nació en Formosa, Argentina (1968). Reside en Montevideo, Uruguay.

Cursó la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de la República (Udelar), Opción Periodismo - Uruguay (1999-2010). Colaboró con Diario El Mirador de Sudamérica, corresponsal de Uruguay (2014).

Bibliografía: Huellas de mis pensamientos (2011), Buscando… las llaves, las rutas (2011), Siete cuentos - Del 2007 al 2008 (2011), Líneas Paralelas - Relato de viaje (2013), Olivol y Mundial, un solo club (2011), Serie Túneles (2016), Criados… En la Tierra Roja (2016), Variaciones sobre vientos (2018), Los pasos de jaguareté michí y otros cuentos (2019), Cosas curiosas en los caminos de las cumbres (2020).

Audios periodísticos y literarios en: Radio Huellas de Pedro Buda II, Página en Blanco (Programa en plataforma Ivoox, se comparte información sobre escritura y se mantiene entrevistas con escritores de habla hispana). Blog: Huellas de Pedro Buda-el formoseño.

Más sobre su trayectoria y obras literarias en Suplemento de Realidades y Ficciones:

http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2018/03/blog-post.html (Nº 76)

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2019/06/ (Nº 82)

 

pebuwar2@gmail.com

https://www.pebuwar2.blogspot.com/

https://blogsdelagente.com/huellasdepedrobuda/

 

 

FOGONAZO

Walter Hugo Rotela González ©

 

Esther contemplaba el irreal paisaje que transcurría frente a sus ojos, sí, porque andando en aquél ómnibus era como ver las imágenes en movimiento en una pantalla de televisor. Su mirada parecía desconcertada, pues por un lado aquello le producía un sentimiento de ser y de no ser. Apuntaba con la lente de su cámara, hacía foco en un punto, en otro más allá, pero el horizonte se repetía. ¿Dónde empezaba el cielo y dónde la tierra? Le habían hablado de esta situación, había visto imágenes fijas y hasta videos; pero nada como el estar allí, sintiendo, observando, dejándose atrapar por esa sensación de placer y agonía. Se decía… “Somos uno, cielo y tierra, agua y sal, imagen y reflejo, real e irreal, superior e inferior… Todo está aquí, es uno”.

El calor en el salar estaba disminuyendo, bajaba la temperatura lentamente, el agua parecía templar el ambiente. Esa película de agua es fina, delgada pero cumple varias funciones. En poco tiempo más se tornaría muy fresco, bajaría por debajo de cero grados, la temperatura real, no la sensación. Le sugerí a Esther beber algo de café bien caliente y probar unos sándwiches de paté que nuestros anfitriones nos dieron para comer durante el recorrido por el salar.

Juan, nuestro chofer y guía, encendió una pequeña fogata sobre un armazón de hierro. Contenía un disco de arado encima. Fue otra imagen que Esther no quiso desperdiciar, debía registrarla. El cielo y la tierra se volvieron uno mágicamente, más uno que antes. El todo se llenó de pequeñas luces. Estrellas arriba, abajo y a los costados. Cuando la fogata estaba bien encendida Juan nos sirvió unas copas de vino tinto. Vino Cabertnet Sauvignon de la región sur. Pero nos prometió para el día siguiente una copa de singani, que es —según nos dijo— un destilado, un aguardiente de uva.

Esther estaba extasiada con esa vista única del universo. El cielo estaba limpio, sin ninguna nube ni luces de ciudad que impidieran disfrutar del espectáculo nocturno. Solo fue necesario para seguir contemplando más abrigo y un par de guantes.

 

Una luz en movimiento captó toda nuestra atención. Tomé la cámara y me dispuse a filmar eso que creí era un meteorito. Esther, en cambio, tomó su cámara y empezó a disparar. Luego colocó el trípode y ajustó el zoom, el grado de exposición, la apertura de diafragma al máximo. Con mucho cuidado fue haciendo una y otra imagen, como que la vida se le fuera en esa acción. Su entusiasmo era increíble. Los ojos le brillaban y yo sentí que ella disfrutaba la experiencia como nunca antes la había visto.

Podría ser un satélite que salió de su órbita y se precipitó atraído por la gravedad terrestre —dijo Esther. Sin embargo el tamaño me pareció inusual. Lo siguiente que pasó fue aún más extraño. El bólido brillante comenzó a moverse en zig zag, dejó el desplazamiento rectilíneo descendente, en sentido oblicuo a la superficie. No se detuvo, sino que cambió la marcha y lo hizo en sentido ascendente. Yo seguía aquella luz con atención, perdí de vista qué hacía Juan. Me interesaba filmar aquella extraña luz. Esther notó que la velocidad del bólido se incrementaba.

Finalmente por unas expresiones, en voz alta, me percaté de la presencia de Juan: ¡Puta madre, qué carajo es eso…! Nuestro guía estaba tan sorprendido como nosotros, y recién en ese momento comenzó a decir algo. Tras aclararse la garganta dijo: “Tenía idea… Es decir, según lo que contaban algunos de los ancianos de la región… que cada tanto se ven estas luces en el cielo nocturno del salar. Pero jamás me había tocado presenciarlo. Parece que los ancestros lo veían con mayor frecuencia. Ellos no estaban mintiendo. Me doy cuenta ahora… Bueno, eso creo...”

Esther me miró con expresión de que no accedía a creer en el relato de Juan. Hizo un gesto con la mano de que nuestro guía estaba loco… Pero siguió haciendo registros fotográficos. De repente gritó: “Epa… No puede ser...” El objeto brillante incrementó su luz, su velocidad y al instante se estrelló contra una pared traslúcida y desapareció. Todos, los tres, vimos ese instante final, abrupto. Estábamos siguiendo el movimiento del bólido de luz cuando, repentinamente, se esfumó.

Un silencio total invadió nuestra atmósfera durante la siguiente media hora. En realidad, casi todo el tiempo se percibía ese silencio, aunque por momento era el sonido de una brisa helada la que se escuchaba —y más aún que escucharse— se sentía, pegando en el rostro. El silencio parecía sí mayor, después del fogonazo. Nada, absolutamente nada se percibía. Tampoco nosotros atinamos a hacer muchos movimientos.

 

 

 

JESÚS BALLANO RIERA

Aragonés de nacimiento: Calatayud (Zaragoza, España) 1963, aunque madrileño de adopción.

Tiene publicados numerosos de artículos en redes sociales, esencialmente en Linkedin, de muy diversas temáticas: biografía, historia, cine, literatura o simples vivencias. Su último trabajo: “Millán-Astray y Unamuno: el falso episodio de Salamanca”. Coautor de un recopilatorio de reflexiones: “El silencio de los otros”. Málaga 2019. Uno de sus minicuentos, Una vieja partida de ajedrez, fue reproducido por Revista Ladac Nº 282.

Fue guionista y director del programa de radio “El Ermitaño del Cosmos” de temática cultural.

Más sobre su trayectoria y obras en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 42:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/06/

y en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 86:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2020/06/

 

jesusballano63@gmail.com

 

 

¿LEALTAD?

Jesús Ballano Riera ©

 

Finales de los ochenta. En aquellos tiempos, trabajaba en una agencia de transportes en la que nadie osaba contradecir al dueño. Un día, me dijo: “si ese cliente vuelve a quejarse, dile que, para lo que factura, que se vaya a hacer puñetas”, y se dio la vuelta.

Sentí la necesidad —por miedo— de cumplir la orden, pero también noté otra fuerza que me invitaba a resistir.

Y reconozco avergonzado, que una parte de ese estímulo, era la mirada de mis callados —y gozosos— compañeros.

Así que me dirigí a quien tan prematuramente me había dado la espalda diciéndole: “No voy a hacerlo. Así no se trata a nadie”.

Se giró como un rayo y me clavó la mirada. Se la sostuve.

El tiempo se detuvo.

“De acuerdo: haz lo que quieras y si sale mal, prepárate”.

Le repliqué: “¿y usted también se prepara cuando algo le sale mal?”

En ese momento, dejé de sentir temor: había hecho lo que creía correcto. Me sentía bien. No me importaba ya cómo terminase aquello.

El jefe, me puso la mano en el hombro y me dijo ¡Vale!

Fui su persona de confianza durante el resto de mi permanencia en esa empresa. Y advertí que no era mala gente. Su actitud era fruto del silencio cómplice de todos los que le habían seguido la corriente desde siempre.

Aquel lejano día, aprendí que la obediencia ciega es: La mayor deslealtad.

 

 

AUSENCIAS

Jesús Ballano Riera ©

 

Nunca me acostumbraré a las ausencias de los que marcharon para siempre.

A las ausencias de esos que amaste y que jamás volverán.

Ojalá tuviese el poder necesario para que el tiempo retrocediese y, una vez en el pasado, corregir todas las cosas que hice mal con aquellas personas que tan importantes fueron en mi vida.

Cuantas conversaciones quedan pendientes para siempre y que ya nunca podré tener.

Pero mi dolor, ya nada puede resolver.

Hace unos días, me encontraba en Madrid realizando unas compras. Caminaba distraído cuando, de repente, me llamó la atención el escaparate de una joyería en el que había un folio manuscrito de cara al público. Cualquiera que pasase por allí, podía leerlo perfectamente.

Llamaba la atención que, entre todas esas valiosas joyas, hubiese un sencillo papel. Era como si esa hoja fuese el mayor de aquellos pequeños tesoros. Solo contenía tres renglones mal alineados y escritos con letra temblorosa.

Se trataba del desgarrador lamento de alguien herido por la pérdida y el vacío.

Decía así:

“No puedo asumir tu ausencia. Daría todo lo que tengo y todo lo que soy, absolutamente todo, por abrazarte una vez más. Solo una”.

Y yo también lo daría todo, mi desconocido amigo. Y sería un precio barato…muy barato.

 

 

EL TRUCHA

Jesús Ballano Riera ©

 

A diferencia de otros chavales, el Trucha deseaba hacer el Servicio Militar obligatorio (la Mili) relacionarse con otras personas, vestir un uniforme, manejar el fusil, conocer otro estilo de vida…

Cuando se sorteó su destino, salió “excedente de cupo”.

Es decir, no realizaría el servicio militar: no tenía plaza.

El Trucha nunca tuvo suerte.

La última vez que lo vi, fue en el verano de 1983. Yo estaba de permiso de Jura de Bandera. Teníamos 20 años.

Fui a los “Billares Coslada” y allí lo encontré.

Jugamos al futbolín.

Él era un consumado maestro.

Mientras jugábamos, me preguntaba con gran interés detalles de esa Mili que él nunca haría. Yo le contaba mis aventuras.

Advertí que él me miraba un poco cabizbajo, como sintiéndose inferior.

Me ganó sin ningún esfuerzo, a pesar de que jugó deliberadamente por debajo de su nivel.

Metió los goles sin ganas, con timidez.

Me incorporé a mi destino en Barcelona y regresé a esos mismos billares tres meses después.

El Trucha había muerto en un accidente de coche hacía varias semanas.

Recordé las noches en el parque del barrio cuando todos los amigos, soñábamos con el futuro...

Me duele su recuerdo. Ya no envejecerá con nosotros.

Nunca supe su nombre.

Y me gustaría haberle dicho:

Gracias amigo por vencer con humildad, ¡Eres el mejor!

 

 

 

ZULMA ESTHER PRINA

Reside en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Escritora. Profesora de Música y Danzas Folklóricas Latinoamericanas. Musicóloga. Profesora en Letras (Universidad de Buenos Aires - UBA). Mgtr. en Análisis del Discurso (UBA) y en Literatura para Niños (Universidad Nacional de Rosario - UNR). Estudios de investigación en LIJ y en la UNR con apoyo CONEAU. Y en Literatura Hispanoamericana (UBA).

Es profesora de Oratoria y Lectura Comprensiva en la U.M. Dicta cursos de capacitación para directivos y especialistas. Publicó veintisiete libros de ensayo, novela y poesía. Participó con artículos de investigación en antologías. Colabora en las Revistas: Int. de Estudios Literarios “Impossibilia” como revisora externa y en revistas de educación y literatura en su país y en España. Da conferencias y talleres en la Argentina y el exterior.

Expresidente, miembro de honor y de número de la Academia Argentina de Literatura Infantil Juvenil (AALIJ). Miembro de FACRA, Federación Arte y Cultura de la República Argentina, Representante en Buenos Aires de América Madre, Escritores por la Paz. Coordina el programa “Una mirada en el tiempo” en AM 1010 Onda Latina www.zulmaprina.com.ar

Más de su obra en Realidades y Ficciones - Revista Literaria Nº 43:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/09/

 

zulmaprina@gmail.com

 

 

De su libro Concierto en grills bemol mayor (2016).

 

MADRE MUJER

Zulma Esther Prina ©

 

vientre reseco de ausencias

tierra robada

por los que se fueron

por los que vinieron

y sembraron hijos

con la arrogancia de ser Otro

esos hijos que te venden

porque desconocen a los tuyos

los de milenaria historia

sin certificado de propiedad.

 

Cómo repartirte

Cómo desmembrarte

Si vos madre sos de todos

porque ellos nacen de tu vientre

y a tu vientre

siempre tendrán que volver.

 

 

PERDÓN

Zulma Esther Prina ©

 

En el rito de las calles sin cielo

los ojos clavados en los años lejanos

 

una lágrima sin límite

moja la tierra

 

y tus pies piden perdón

al rozar del suelo.

 

Tu suelo.

 

perdón por abrir sendero sobre los muertos

perdón por callar el silencio

 

perdón por la lágrima ignorada

perdón por la violencia reprimida

perdón por el grito no gritado

perdón por ahogar la memoria

perdón por aceptar la palabra.

 

Por cerrar los ojos

y seguir muriendo.

 

 

ESTE TIEMPO

Zulma Esther Prina ©

 

El incesante latido de este tiempo

apura la orfandad

de la caricia

el beso

la promesa en la mirada.

 

Cuántas lunas sellaron las manos

palomas despojadas de su vuelo

ojos secos de mirada en ruego

brazos extendidos

a la espera de algún cielo

 

especie sin mañanas

campos devastados

por el dolor y el espanto.

 

Pero no es cierto que las heridas

clausuren el amor

que la edad del fuego

haga cenizas

el río que recorre tu cuerpo.

 

Porque hay en las instancias de este suelo

promesas de otras lunas

agitar de voces y de gritos

que quieren recuperar un sol

 

eternamente encendido.

 

 

EL OTRO

Zulma Esther Prina ©

 

Una brisa morada rodea las sienes.

El espejo.

 

Se mira en la transparencia de las aguas.

 

Arcilla las manos

arena tibia los brazos

apretado gemido la distancia.

 

Un cuerpo desleído dibuja ese otro

en la orfandad sin límites

una presencia invade la piel

y se recorta el perfil

sobre el costado de la tarde

 

y golpea la sangre

y se encrespa

 

y estalla en los costales del silencio

y muerde la lágrima

el surco salobre

que desciende del otro lado del espejo.

 

Sobre el final

una rara mansedumbre

le devuelve la última gota

a las horas muertas.

 

 

Y VERÉ EL SOL

Zulma Esther Prina ©

 

Caminaré las calles

al abrigo de los pasos

 

percibiré el olor de los tilos

masticaré las hojas del cedrón de mi casa

ese patio cargado de infancia

 

volveré a la rayuela, al Martín pescador

y a la farolera

 

espiaré por las ventanas para sentir

los ruidos familiares

 

correré a abrazar a mi abuelo cada tarde

a llorar ausencias una y otra vez

a incomprender la muerte

 

Hilvanaré recuerdos mojados de lluvias

hundiré mis manos en los bolsillos de la nada

desoiré la añoranza el dolor el duelo

el miedo el vértigo la furia

 

me crecerán las alas

abriré los ojos cada mañana y veré el sol

y me abrazaré a los sueños

 

para seguir tejiendo la vida.

 

 

 

MARÍA MORENO QUINTANA

Poeta nacida el 10 de enero de 1969 en Buenos Aires, Argentina, ciudad donde reside. Publicó: Y?, La importancia del bidet, Dopamina, A mis ángeles, Los secretos de las piedras, Caída libre, Golondrinas en cruz, Donde nada se sostiene, La vida dulce, Y ahora al mundo, La lluvia negra, Sombra, Los hijos del sol, Barfly, Por este dios verde.

Tiene varios libros pendientes de publicación. Participó en dos antologías de poesía latinoamericana. Profesora de yoga. Estudió periodismo, estudia Filosofía en la Universidad de Buenos Aires.

Más sobre su trayectoria y obras en el Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 85:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2020/03/

 

las_piedras_1@hotmail.com

 

 

 

• Del libro Los hijos del sol:

María Moreno Quintana ©

 

los alambres que arrasaban

con la tierra


se abrieron para devolver

a su cría la memoria

 

golpes en la puerta

sonaron huecos

por su intensidad

en el eco

 

pulgas hambrientas devoran

los restos de sábana

y el potrero arado

se tiñe de ronchas

 

esos frescos aires que se rumoreaban

coincidían en tiempo y espacio

con las alas de la noche

 

amanecían

tiempos de paz

 

el profesor cantó

una oscura melodía

a los gorriones tuertos

que fueron sucumbiendo

por comida

 

cada brusco

freno a la risa

puede resistir en su melodía

esta serena intemperie

que nos guía

 

colgó una palabra del sombrero

y se colocó en punta

 

 

• Del libro Los hijos del sol:

María Moreno Quintana ©

 

las patas de los pájaros

se instalan en su tierra

marcan una huellita dulce

en los caminos alados y nocturnos

 

los que manejan

estos pagos hambrientos

desoyen con sus bramidos

multifacéticos

las voces de los astros sumergidos

 

cada estrella en su gloria

y cada rama quebrada

despoja la piel de la lluvia

 

en su bondad y en su tinta

habita el gran sueño

del árbol caído

 

estas riendas inmaculadas

que sostienen los deseos

de la garganta más honda

cobijarán en su rodar ofuscado

cada rótulo y nombre

del sol

 

entre la montaña y el camino

elige

el camino

 

 

• Del libro Diario de una liberación (inédito):

María Moreno Quintana ©

 

hoy empieza ya lejos de su furia descarnada la edad de mi huella   

en la raíz del sol   

en la amistad inquebrantable del silencio   

en la música verde que asoma desde las flores  

o en la sombra muda que me ampara

 

hoy me animo a pedirle vida

 

al primer grito del cuerpo   

lluvia dinamitada   

sus hongos y más allá la luna   

guía faro madre   

continente blando   

tiempo perdido en su propio río   

donde rueden las almas por el milagro del sol que gira nebuloso   

como las órbitas de algún planeta escondido

 

abarca

los números vacíos

el silencio

y la compañía de mil voces

 

a tiempo

a la relatividad del espacio azul y sus fronteras salvajes

que pretenden domesticarnos bajo el yugo de sus miedos

 

se fue a las raíces

a sus ríos subterráneos

la sangre a su tierra para siempre

 

 

LUIS WEINSTEIN

(Santiago de Chile, 1931). Poeta y ensayista, médico psiquiatra y especialista en salud pública, educador comunitario. Escribe desde los catorce años. Es facilitador de grupos de desarrollo personal orientados hacia la dimensión poética de la vida. La Federación Mundial de Médicos lo distinguió en el 2005 como uno de los médicos que mejor representaban los ideales humanistas de la profesión. Tiene muchos libros publicados tanto en lo relacionado a medicina como a poesía y narrativa.

Más de sus obras y trayectoria en los números 33, 53 y 88 del Suplemento de Realidades y Ficciones (ver ÍNDICE DE SUPLEMENTOS, o por su apellido en ÍNDICE DE AUTORES, en http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/).

En este número publicamos algunas obras de su libro Fábulas abiertas.

lweinsteinc@gmail.com

luis@weinstein.cl

http://www.azulesdechile.blogspot.com/

http://www.luisweinstein.cl/

http://www.multiversidad-azul.blogspot.com/

 

 

FRANKESTEIN

Luis Weinstein ©

 

Pensaba embrollado, oprimido corno si hubiera bebido un crepúsculo

malsano. Había gran consternación por el descubrimiento del

monstruo: el auto artificial. El quería entender. ¿No eran artificiales

todos los autos?

El "cosmos" era auto de probetas, de combinaciones increíbles

de cifras sin una sola laguna de magia, de anfractuosidades viscosas

al microscopio, de chispas de genio. Autoartificial.

Sin embargo ¿qué pensar de los autos comunes? ¿Hasta dónde

son ellos mismos? ¿Qué permanece de propio, con la influencia de los

padres, los talleres, las vías, las luces, los anuncios, los reglamentos?

Movía sus dínamos, titubeaban sus luces, se confundían sus

frenos, cavilando, sin entender. ¿Por qué tanta preocupación por el

auto artificial?

 

 

ASUMIENDO

Luis Weinstein ©

 

La historia es muy vieja pero no la suelen contar corno ocurre

con tantas cosas de la familia.

Le aconteció a los parientes de todos nosotros, nuestros

comunes ta-tara-ta.tara abuelos mayores. No contaba con permiso.

La pareja te. Tenía un límite. No contaba con permiso para comer la

fruta del árbol del bien y del mal.

Efectivamente, como muestra la práctica, no probaron de esa

fruta…. Es notorio que, de otra manera, el mundo sería bien distinto

de lo que es.

¿Cómo se explica tan antigua confusión?

Los parientes, simples al fin, se equivocaron y comieron del otro

árbol importante, el de la vida eterna.

Por eso seguimos vivos y a punto de desparramarnos por los

espacios (sin demasiada ida sobre aquello del bien y el mal), a pesar

de todo…

 

 

LA TRANSFORMACIÓN

Luis Weinstein ©

 

Aquella mañana tuvo metamorfosis y se despertó vestido

convertido en televidente.

El informativo, austero, casi hialino: una propuesta de diálogo.

El colectivo de los delfines comunicaba a los demás terrestres la

invitación que ellos habían recibido, desde varias, regiones del

universo, para integrar un taller de creatividad sobre vínculos en el

cosmos.

El mensaje se enriquecía con saludos y sugerencias sobre la

posible participación del resto del planeta.

 

 

LA BELLÍSIMA DURMIENTE

Luis Weinstein ©

 

Durmió largos años. De ser normal, habrá soñado muchísimo. Sin

embargo, no lo sabemos porque, al despertar, en vez de contar los

sueños que recordaba, los empezó a vivir, muy en confianza.

Hay que suponer que llegó a ser muy grande el desorden que

hicimos

 

 

 

JAIME LUSTGARTEN STECKERL

Nació el 6 de noviembre de 1952 en Barranquilla, Colombia, donde reside, hijo de inmigrantes que huyeron en época aciaga de una Europa infestada de nazismo. Publicó una novela en Colombia titulada La Casa de los Cauchos.  Le gusta la actividad cívica y es cofundador del Frente Amplio Cívico por el Rescate de Barranquilla y la ONG Cívicos en Acción. Escribe regularmente para el diario La Libertad de Barranquilla y es corresponsal del periódico El Satélite. Su pasión es leer y disfruta de escribir en el tiempo libre. Es empresario de la construcción y tiene inversiones en empresas del sector textil.

Más sobre su obra y trayectoria en el Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 61:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2014/06/suplementode-realidades-y-ficciones-n.html

 

jaimelustgartens@yahoo.com

http://www.noalcarbonsialavida.com/

 

 

NO HAY PERRO PARA MI PERRA, NI MUJER PARA MI HIJO

Jaime Lustgarten ©

 

Pocos pueblos como este en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Marta, tienen tantas historias que contar tan próximo y cercano a esa ensenada que se forma con Santa Marta. Ciénaga es un lugar privilegiado y atiborrado de pescadores que hacen parte de un embutido cultural rico y excelso, matizado de costumbres ancestrales. Tienen vocablos tan autóctonos para decir las cosas y comunicarlas y son originales con la palabra como sin ella, con gestos histriónicos únicos y propios de los caribeños.

De paso por esta región, conocí a don Pancracio Correa; hijo de inmigrantes sefarditas que fueron adoptados en época de bananeras poderosas como cienagüeros. Su rostro parecía familiar, pero no encontraba pariente entre los míos para compararle.

Lo conocí una tarde mientras reposaba recostado en una mecedora típica, de tejido artesanal, y que siempre colocaban en los atardeceres sobre una amplia terraza de adoquines rojos que miraba al esplendoroso mar.

Desde su casona colonial, podían advertirse las garzas que jugaban con el viento y los pelícanos en sus atribulados vuelos y acertados aterrizajes. También apreciábamos los cocoteros cargados que daban poca sombra y servían de amarre a largas hamacas donde algunos pescadores adormitaban en las madrugadas luego de sus faenas.

No era raro encontrarlo comiéndose una posta de sierra frita con patacones y arroz con coco, o un pargo rojo platero con buen limón y tajadas de guineo verde, y siempre en la mecedora meciéndose acompañado de una dulce perrita de sus horas felices a la que llamaba Prudencia.

Prudencia fue la hija que nunca tuvo. Su esposa Raquel le dio su único vástago llamado Juan Bernardo, y juntos le obsequiaron aquella perrita coqueta un buen día y la trajeron por encargo unos primos en su viaje al exterior.

Fue la obstinación de su mujer, ya que no puedo darle más hijos, y descubrieron lo obsesionado que estaba por no haber tenido una hija que alegrara sus tardes de contemplación y de refrescantes brisas. El octogenario, desde aquel día feliz cuando le trajeron a Prudencia, la cargaba entre brazos, la acariciaba y consentía dejando ver en su cara una enorme alegría.

Y ocurrió una tarde ante el descuido de don Pancracio, quien dejó entreabierta la puerta principal de la casona, que aprovechó Prudencia que estaba en celo para agarrar la calle. Fue tanto el alboroto del patriarca al regreso del mercado al descubrir la ausencia de su dulce perrita, que doña Raquel agarró un susto al verlo afligido pues pensó que alguien cercano había fallecido.

—¿Adónde está mi Prudencia? —exclamó el anciano cambiando de color en su cara y con una expresión irreconocible en el rostro.

Luego de buscarla por la casona y al no ver rastro de ella, salió corriendo por el pueblo mirando en cada calle y en cada rincón con una agonía subliminal que lo aterrorizaba pensando en lo peor.

“Dios no quiera que la haya atropellado un carro”, pensó.

Lo que no sabía don Pancracio era que su dulce perrita se había escapado con un perro pulgón y la noche anterior para colmo de males había quedado con gran preocupación: su único vástago había roto su compromiso de boda con una niña de familia pudiente, hija de un embajador. En su mente que añoraba muchos nietos, veía ahora con el peso de los años como esa alegría poderosa se esfumaba.

Así fue como salió corriendo de la casona como alma que lleva un demonio. A la vuelta de la esquina se encontró con el cura párroco quien al verlo molesto y descompuesto le preguntó:

—¿Qué le pasa a don Pancracio que lo veo tan desencajado?

—Padrecito, es que no hay mujer para mi hijo y no encuentro a mi adorada Prudencia.

No se imaginan lo que aconteció cuando por fin la encontró cerca de la plaza. Estaba pegadita, pegadita a su can enamorado. Mejor que can, un perro pulgoso, diríamos mejor zarrapastroso.

Un animalito de la calle que nunca nadie quiso adoptar. Él no sabiendo que hacer en ese momento de desespero al ver a su única hija en la escena, buscó un palo o una piedra que arrojar contra el animalito para separarlos, pero no consiguiendo nada cerca, abrió la jeta, y optó por sacarse la caja de dientes y con ella de un certero tiro dio contra la criatura que asustada salió corriendo a buscar refugio cerca.

Pancracio no podía salir de su incredulidad y comiéndose las palabras sin sus dientes postizos decía:

—¿Cómo puedo ser mi Prudencia, si te hemos dado todo: amor, comida y cuidados? Queríamos cruzarte con un perro con pedigrí y me sales con esto. Y en tanto Prudencia levantando su colita, con la elegancia propia de su raza poodle, sale caminando muy coqueta, como si nada hubiese acontecido, de regreso a la casona.

Esa semana Pancracio se enteró de la razón del rompimiento de su hijo. Tenía embarazada a una joven del barrio con quien solían verlo. Y así pasaron los meses y su perrita también esperaba familia, La perrita parió una camada de ocho, y todo el mundo en el pueblo quería quedarse con alguno que hasta fila hicieron para hablar con doña Raquel. Pero Pancracio no quería salir de ninguno de sus nietecitos.

—La casa es grande, muy grande —contestaba.

Y al final, el cuento no fue como don Pancracio hubiese querido. Los perritos no tendrán pedigrí, pero todos son muy hermosos. Y su hijo al fin se casó, no con la rica muchacha, hija de un embajador, sino con una pobre mujer del pueblo al fin y al cabo, y cuya familia no tenía ni para pagar el ajuar de la novia; así que de sus ahorros tuvo que pagar por todo.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado. Y el que agarrar las nubes trata, estira la mano, y... con las ganas se queda.

 

 

 

ARACELI BIRMANIA ARÉVALO CÓRDOVA

Nació en la ciudad de Machala, Ecuador, el 15/5/1978.

Licenciada en Artes Plásticas y Visuales por la Universidad Técnica de Machala, ama escribir, crear. Ha publicado sus poemas en diversas redes sociales.

Más sobre su trayectoria y obras en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 87:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2020/09/

 

birmaniarevalo78@gmail.com

 

 

UNA ORACIÓN

Araceli Birmania Arévalo Córdova ©

 

En la fría noche… el silencio,

silencio de los desprotegidos,

oscura madrugada con hambre,

y en el alma se revela incertidumbre.

 

Una lágrima aflora en mis ojos,

cual lluvia torrencial moja mis mejillas,

y elevando al cielo mi plegaria,

una oración para mi alma.

 

Pido por los enfermos… para su pronta mejoría,

por los que no tienen un techo donde dormir,

por los que están en guerra… que sus corazones,

sus corazones alcancen la miel de la paz.

 

Una oración para el mundo,

por la naturaleza humana,

en ocasiones sorprendentemente egoísta,

una oración para el amor.

 

Una oración para el amor… que mueva al mundo,

una plegaria en el silencio… en el olvido,

para que me recuerde en el infinito,

que yo existo… y la razón por la que estoy viva.

 

 

TU AUSENCIA

Araceli Birmania Arévalo Córdova ©

 

Tan solo hace unas pocas horas,

tu compañía me hacía feliz,

y otra vez me toca acostumbrarme,

acostumbrarme a tenerte lejos.

 

Y vuelvo a marcar en el calendario,

las semanas, días, horas, minutos, segundos;

para volver a saborear tus besos,

sentir tus abrazos una vez más.

 

Y siento nostalgia de aquellos momentos,

disfrutados junto a ti… mi vida,

espero paciente tu retorno,

y así acariciar la alegría de estar juntos.

 

 

 

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 93 – Marzo de 2022 – Año XIII
ISSN 2250-5385 – Edición trimestral
EX-2021-99316749- -APN-DNDA#MJ del 20/10/2021, incorporado a RL-2018-52427183-APN-DNDA#MJ, Dirección Nacional del Derecho de Autor / República Argentina.

Propietario y director: Héctor Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
zab_he@hotmail.com
http://hector-zabala.blogspot.com/
Currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 40:
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2019/12/realidades-y-ficciones-revista.html

 

Colaboradores

Corrección general:
Noelia Natalia Barchuk Löwer
Resistencia (Chaco), Argentina
alfana79@hotmail.com
http://noelia-barchuk-literatura.blogspot.com.ar/
Currículo en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 88:
https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2020/12/suplemento-derealidades-y-ficciones-n.html



Ilustración de carátula y emblema:
Mónica Villarreal
Scottsdale (Arizona), Estados Unidos
Monterrey (Nuevo León), México
monvillarreal@hotmail.com
@mon_villarreal
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Currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 17:
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“Realidades y Ficciones”
Mónica Villarreal (2014)
acrílico y óleo sobre
papel-lienzo, 30 cm x 30 cm

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ¡... amigos, estamos aquí, en España, leyéndoos y saboreando y compartiendo prosas y versos hondos como el mar y brillantes como el universo, aquí, aquí, en España y felicitándoos...!!! Abrazo general y saludo.

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