SUPLEMENTO
DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 60 – Marzo
de 2014 – Año V
ISSN 2250-5385
Inscripción
gratuita como LECTOR
si escribe
a zab_he@hotmail.com
indicando nombre
y apellido, ciudad y país
(se le avisará
cada nuevo número trimestral).
Sumario:
• Asmara GAY (México)
• Carlos LÓPEZ DZUR (Puerto
Rico - Estados Unidos)
• María Florencia LÓPEZ (Argentina)
• Guillermo Eduardo PILÍA (Argentina)
• María
Eugenia CASEIRO (Cuba - Estados Unidos)
• Jorge RAGAL (Chile )
• Ainhoa BÁRCENA ESCARTI (España)
• Melacio CASTRO MENDOZA (Perú - Alemania)
• Olga RUIZ TRINIDAD (España)
• Antonio MONZONIS
GUILLÉN (España)
ASMARA
GAY
(Ciudad de
México, 1975) es poeta, narradora y ensayista. Es Maestra en Apreciación y
Creación Literaria por el Centro de Cultura Casa Lamm y Licenciada en Ciencias
de la Comunicación
por la UNAM. Ha
colaborado en las revistas Nocturnario, Astrolabium, Variopinto, Periódico de
Poesía, Los palabristas, Aeda, ConFabulario. Cuaderno de talleres, Ariadna y el
suplemento El Ángel del periódico Reforma, entre otras. Ganó el primer premio
del I Concurso de Microrrelatos del Centro Cultural La Bòbila y de RBA, en
Cataluña, España; el segundo lugar en el V Certamen Literario José Arrese por
el cuento “Do not disturb”, el segundo lugar en el Concurso de Poesía
realizado por el Centro de Cultura Casa Lamm y el tercer lugar en el concurso
especial conjunto de Las Historias de Alberto Chimal y Diario de un chico
trabajador de Alejandro Carrillo por el cuento “Las ficciones de Alfredo
Fabre”. Sus libros son: “Elena se mira en el espejo” (2011) y “Adentro. Antología de poetas diversos”
(2012). Algunos de sus microrrelatos y cuentos han sido publicados en
antologías en España y Argentina. Fue becaria del Instituto de Investigaciones
Filológicas de la UNAM ,
es miembro de la
Asociación Mexicana de Estudios Clásicos, ha sido ponente en
congresos internacionales de retórica, estudios clásicos y literarios, fue
reseñista del Fondo de Cultura Económica y voluntaria de la ONU.
TARA
Asmara Gay ©
La noche se
había colgado de las cortinas mientras René cerraba los ojos tratando de
dormir. Luisa, su hermana mayor, dormía ya, roncaba sin darse cuenta. Tara, en
cambio, estaba al final del pasillo, sentada en los escalones, escuchando la
discusión que sostenían sus padres en el piso de abajo.
–…que te
calles, que te calles…
–¿¡Dónde
estuviste, por qué no llegaste ayer…!?
René se había
levantado y ahora ocupaba un lugar en el escalón, al lado de su hermana, quien
le hizo una seña con el dedo para que no hablara.
–No tengo por
qué darte explicaciones.
–Claro que
tienes, soy tu esposa y esto no es un hotel.
–Pues si
quieres me voy, ni ganas tenía de verte, con este recibimiento…
René miraba a
Tara. A su lado, en el frío de los escalones, se sentía un poco más tranquilo.
Tara era apenas un año más grande que él, pero demostraba dominio de sí misma,
una seguridad que le envidiaba a su hermana.
Tara miraba el
filo de la luz que cortaba los escalones. Mientras la discusión avanzaba, René
se tronaba los dedos de las manos y Tara, molesta, lo calló y le dijo que se
fuera, que quería escuchar lo que decían.
René se dirigió
a la cama. Mientras iba de puntas meditaba qué le angustiaba más, si estar en
los escalones, los gritos, la oscuridad, la soledad de la cama…
Tara se levantó
solamente cuando su padre salió de la casa dando un portazo. Mientras se
acostaba y se tapaba con las cobijas una sonrisa apareció en la oscuridad.
Ahora sí tengo sueño, se dijo, mañana le contaré a mamá que papá... y se quedó
dormida.
ORILLAS
Asmara Gay ©
Y me vi
envuelta en negra arcilla, a la orilla de un río, toda sombra, proyectada sobre
la rivera que dispersaba mi roce en triste evocación.
Y la luz de la
luna, que tanto amé, dolorosamente borraba sus labios y disimulaba una
apariencia de mármol.
Y sobre la
orilla, un Dios vacío, colmado de estrellas, miraba todo con expresión ausente.
Y lo
interrogué, como he preguntado a las estrellas, a la luna y al alba, para que
desde el súbito asombro con que mi lenguaje se mezcla con el suyo describa la
causa del hilo móvil de existir.
Deseaba vivir,
espectro entre
ruinas,
con forma y
fondo humanos,
donde habita el
alma claroscura
intemporal,
como la mía.
Pero el vacío
no respondió.
CARLOS LÓPEZ DZUR
Narrador, poeta y filósofo nacido en Puerto Rico y residente en Orange
County (California), Estados Unidos. Caribeño, con visión hostosiana y
bolivariana, es candidato doctoral en Filosofía Contemporánea en la Universidad de
California, Irvine (su biografía completa en Suplemento de Realidades y
Ficciones Nº 51 - http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com.ar/2011/12/suplemento-de-realidades-y-ficciones-n.html
EL ORIGEN DEL POETA *
de
Carlos López Dzur ©
Tú,
poeta, eres y serás como cuerpo de luna amada.
Vas
a heredar la muerte. Cada emoción posible y su agonía.
El
relámpago abre el cielo, quizás muy brevemente,
y
da la desnudez, la verdad que te mata.
O
te lo explica todo.
A
ti te amaré, como a tu madre.
Por
eso te ofrezco la promesa; doy mi testamento.
¡Voy
a revelar el origen que tienes mi causa!
Tú
quieres ver el cimiento y el semen de las cosas.
Porque
así lo quisiste, te amaré.
Tú
vas a verlo todo, poeta.
Lo
has pedido y yo cumplo
a
quienes así me solicitan.
Pediste
exactamente lo que quieres:
digno
eres de luna.
«Hazte
mi canto con verdad desnuda».
Cántame.
Y procedí con mi promesa:
Te
haré profeta.
El
sol que ha de matarte con su rayo te dará
el
oficio misterioso. Ese es el precio.
Cántame
hasta que yo te diga.
Voy
a quitarte la vida de repente, voy a sacar
del
vientre de tu asombro el poema pavoroso.
Tú
hablarás de mis gestas y placeres.
Yo
fundaré el habla de tu canto
y
al don de tu tristeza,
lo
transformaré en continuas
y
sucesivas alegrías.
2.
ERES MI HIJO
Hasta
el amor tiene un trámite, hijo mío.
Para
sentir hay que saber dolerse y morirse
y
levantarse, herido, y desde mil pedazos rehacerse.
Tú
vas a morir de esa manera.
Van
a quererte sólo los humildes;
campesinos
que te han visto,
humillado,
vapuleado, sucio, ebrio como la pascua,
pero,
yo, tu padre te quiero, como se quiere
lo
hermoso, tu cuerpo de luna amada.
Te
haré mi hijo, te esconderé en mi muslo.
Te
coseré a él y podrás sobrevivir
y
renacer dos veces.
Vas
a aprender mi luz secreta.
Tú
no sufrirás mientras seas, por mi amor,
lo
que quiero: quien por mí muere, gratamente,
quien
por amor se inmola y me ofrenda
su
cuerpo de luna amada.
Tú,
poeta, hijo de Semele, tienes sus emociones.
Lo
que yo amara en Ella, quien pidió el resplandor
(todo
mi sol desnudo, toda mi vehemencia vertebrada),
tú
lo tienes. Aprende que eres hermoso,
poeta,
y no te vendas. Es divino
tu
cuerpo de luna amada.
Que
no falte la emoción y perdure para siempre
y
sea del Sol viajero, enteramente, aunque me mate
y
sea su Luna que lo ama, aunque se hunda
en
la penumbra de la noche.
Ella
así me pidió:
Sacrifícame
a ti.
Quiero
que mi cuerpo sea tu Luna Amada.
Tú
heredaste el pedido de aquella luna hermosa
y,
por tanto, su luz que hoy es fecunda, es tuya.
Llámate,
poeta, hijo de Soles.
Amado
de luna.
Voy
a darte otros frutos de la vid y la hiedra.
Tú
hablarás sobre el sexo y las pasiones.
3.
TU FUNCION, ESPONJA DEL DOLOR DEL MUNDO
A
través de ti, entraré a las cuevas del dolor
y
escucharé los quejidos del hombre; yo,
en
tu corazón, soy el primer poema,
soy
la fuente eterna, soy la alegría.
Yo
mitigo; pero mi luz fulmina.
Todo
lo que pidas será tuyo
y
tú has pedido la plenitud de mi sentido.
No
te olvides del consuelo. El mundo
al
que te envío es una llanura sembrada
de
chumberas y abundan los espinos.
Eres
una vasija: llénala de chispas de fuego,
agítala
o lávala con las espumas de la mar, poeta.
Acércate
a los lagos, a la sombra de los bosques,
a
la sal y las arenas, llena la vasija de sustancia.
Llénala
de un salmo que bendiga y construya
el
propósito y lo santo, el perdón y lo heroico.
Acércate
a las playas remotas, Bardo.
Pide
por amor lluvia para los desiertos.
Son
almas secas por ahora. El mundo es
la
parcela de la angustia y el secuestrante
mar
del pillaje, una cueva de homicidios.
Por
amor de la muerte, o los astrales,
pide
continuidades y reciclaje, sangre para la vida,
rocío
para las rosas marchitas. Pide lo vivo.
Poeta,
una esponja es el espíritu.
No
lo doy por medida.
Acoge
en abundancia el gozo de la vida;
pero
también... el quebranto.
Tú
absorbe dolor y soledades.
Tráelas
al ádyton. Sé valiente.
En
mi nombre, trae llanto;
pero
tú no llores.
Recauda
incertidumbre, pero tú
no
tiembles ni te aflijas.
Voy
a honrarte por informar con tu lenguaje
lo
que DIGAS o CANTES; voy a compadecerme
del
que muere porque mi Luz es infinita y potente
y
mi desnudez es relámpago que mata.
Tráeme
las escorias caídas de lo ilimitado.
El
cascarón que no sirve de tu mundo.
Rescata
las almas tristes con tu canto.
Ser
poeta no es fácil; es hablar con Padre Duro,
el
que te mata, el que te exilia, el que se acostó
con
tu madre, reventándole el vientre, pero...
salvando
su alma, su niño, el verso, alojándola
en
el cuerpo de la luna amada.
Por
amor a ti, a Semele, Luna del alma,
yo
concederé lo que me pidas:
consolaré
a los dolidos,
daré
unos sorbo infinitos de alegría,
haré
que la verdad y la belleza se esplendan
incorruptiblemente
y del misterio del dolor
y
la muerte, elegiré mis portavoces, poeta.
¡Tú
dame otros nombres, te he elegido!
¡Dame
tus causas! dame a los sufridores,
a
los que aguantan, a los que rompen
sus
vientres y crisálidas
por
un verso gestado,
¡hijo
mío!
*
Del libro de “Estéticas mostrencas y
vitales”.
EL SECRETO DE LA
FORTUNA *
de
Carlos López Dzur ©
A Tykhé /
Fortuna
Daughter of
Zeus Eleutherios (Liberator),
Tykhe
(Fortune), our saviour goddess:
Alcman,
Fragment 64, Lyric II C7th B.C
Serás
afortunado. Beberás de la memoria
de
mi Gran Vasija, del Cuerno de Abundancia.
Estaré
en la Tierra ,
sin que tú me veas;
seré
tu porción, clamor de tu espíritu.
Te
exilaré a donde pueda el timón llevarte.
Yo
pongo la mar y el barco, tú navegas.
Y
llegarás al puerto, flotarás como un loto.
Y
verás, tú harás hallazgo, capitán,
y
a las evidencias contiguas a mi Ser,
las
llamarás Tu Mundo, teleología,
la
potencia propositiva del azar,
lo
posible, el kairós de fondo,
lo
oportuno.
Tú
sabrás que todo es mío, cosa
es
que otros no saben; tú sí sabrás decirlo.
A
ti fue a quien hice, poeta. A ti pediré
más
cuenta que a ninguno.
De
modo que acepta mi vasija
(hoy
te parece pequeña, como un haikú
de
intensas sílabas); pero, a donde te mando
crecerán
tus palabras y la dimensión de tu espíritu
será
más abundante que el Cuerno de Amaltea.
2.
NUNCA ESTARÁS SOLO
Tengo
este secreto: voy a musitarlo
casi
quedamente a tu alma. Estoy disperso
en
cada beso femenino, en lo viviente.
Cada
mujer es una luna, cada emoción suya
es
esplendor que en mí ha mordido
con
ternura. Mi pasión, por ellas, es vida.
El
que me quiere ver... hasta en su carne
doy
yo la bienvenida; me les cuelgo en el alma
y
me los llevo a mi olimpo, mi Fuente.
Nunca
estarás solo, hijo mío,
aunque
seas mortal y miserable y te sujete
el
Karma, con su guadaña oscura y los ciclos
de
Saturno y la tristeza que muerde
y
la injusticia que faja con su macharrería.
Dejo
a ti mi ley que bendice. Respétame
en
la Némesis
que distribuye justamente
mis
ofertas; no hagas que Ella se indigne.
Distribúyeme
para el amor de TODOS.
Solo
no te dejo, solo no dejo a nadie.
Si
crees en mí, llámame el Justo y el Fiel.
Yo
soy el padre, Kéter-zeus-júpiter,
pero,
en fin, más que nominalismo.
Te
doy las novias de mi pasado,
las
hijas de mi presente, las herederas
de
tus bendiciones.
3.
BUSCA A TUS HERMANOS
Yo,
Eleutherio el Liberador, te daré fortuna.
Hijo
de la promesa, entonces, elabora pues
la
palabra persuasiva.
Defiende
la Eunomía
cuando vayas a tierra
porque
hay demonios duros y siniestros,
hombres
bestiales, a donde vas llegando.
Tú
sé heroico en cuanto puedas.
No
te pido que cortes cabezas,
que
seas la guillotina, cámara ardiente,
horca,
cadalso, silla eléctrica.
No
inventes otros aparatos represivos
ni
el policía, el soldado, el vengador milico.
No
urdas violencia contra el prójimo.
No
seas falange ni tortura ni guerrilla.
Solamente,
sé eunómico porque existe el Orden.
Y
todo tiene una hora en que retoña y secuencia.
Todo
va, al fin de cuentas, a mi teleología.
Lo
que crece es al final la cosecha.
En
el encuentro con lo real, sé insistencia
del
significante, no agitación adicionada
al
caos ni a ciegos automatismos.
No
seas la bestia. Tú no suplantes
al
sujeto ni rompas su vasija.
Cuando
llegues al campo o a la aldea
de
los que nunca encuentran ni siquiera
las
sombras de sí mismos, cuando veas los compulsivos
con
su impureza y sus alardes, busca
a
la niña dulce, tu hermana. Ella compensa.
Ábrete
paso entre orquídeas y jacintos.
Identifícala.
Vive en jardines.
Llámala
Tyche Soteira, Salvadora,
o
Agathe Tyche, Buena Fortuna.
Es
el primer regalo que te haré
por
llegar a la tierra y flotar en mis lotos.
4.
ABRE TUS MANOS A SUS BENDICIONES
Quienes
estén movidos por un espíritu de bien
son
tus hermanos; a tal familia llámala parentela
aunque
no hayan nacido del vientre de la luna.
Los
ciegos son sordos. No ven que tu vasija habla,
que
es la vasija a la que llamo tu espíritu.
No
le des de beber a quien no oye; no acerques
el
sabor de tu alegría a la boca del asno.
Selladas
fueron sus jetas con yugo,
cortados
sus oídos con silencio,
cegados
sus ojos con ingratitud.
Tiké,
la salvadora, hermosa entre tus hermanas,
les
negará providencia; no han de comer nuestros frutos.
No
sabrán de la abundancia ni de las bendiciones.
Para
que aprendas del proceso,
y
no te compadezcas ante quien no merece,
hazla
que ande contigo y no la llames Caprichosa.
Ella
es Agathos Daimon, el espíritu del bien.
*
Del libro de “Estéticas mostrencas y
vitales”.
A BLAISE PASCAL *
de
Carlos López Dzur ©
Yo
soy el que robé el fuego
y
me metí entre las zarzas a buscar
al
Dios vivo. Yo.
Tú
eras sólo el Dios de los filósofos.
Y
si algo te robé me cortaste la mano.
Tú
eras un Sujeto para que los sabios se diviertan
o
tengan acaso empleo, o rentable simonía.
Tú
eras el supuesto Saber, un cómo hacerse rico,
supremático,
uno que absolutamente condena
como
Dios de la filosofía y deidad de la ciencia.
Eras
un Dios conceptual. Yo, un niño más
entre
las ratas, el chamaco jalándose la polla
hasta
que avanzas como un ogro con la hoz.
Vas
a cortar su pija y sangrarlo
Pedir
que sobre el ádyton se ejecute
un
sacrificio humano.
Como
el padre declinas, faltas.
Hay
que decir que desapareciste
y
se quedó un ritual neurótico en tu nombre.
Dejaste
de ser un padre enaltecido.
y
una fuente de espíritu para la hija.
En
el Monte Moriah no te detuvo un ángel.
Isaac
no es ya tu risa.
Es
su llanto y el tuyo. Vives asesinando.
Tú
eras un Dios garante, cartesiano.
Dios,
motor inmóvil de Aristóteles,
dios
hegeliano, dialéctico
del
idealismo objetivo.
Tú
no salías del fuego
como
el dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Tú
no eres padre de nadie: eras Uno
que
castraba a los Otros o los metía
en
su garganta de infierno como Saturno,
que
devoraba a sus hijos.
Tú
eras el dios del silencio eterno.
El
dios que aterra y que, por tanto,
desde
el siglo XVIII lo matamos llamándole
ilusión
de cogebobos, neurosis obsesiva,
artificio
metafísico.
Con
el puñal cientificista
te
matamos, nietzcheanamente dicho,
porque
tú no eres bueno.
Dejaste
de dar consejo sabio para acceder a lo real
Formaste
mil prohibiciones y vaciaste
las
convicciones sinceras de mi pueblo.
09-12-2003
*
Del libro de “Estéticas mostrencas y
vitales”.
MARÍA FLORENCIA LÓPEZ
Flor López, 24 casi 25
años. Llegando al cuarto de algo siempre me ando buscando. Ando buscando como
un pez atrás de un anzuelo que todavía no puede ver sólo intuir. Me quedé hace
unos días pensando mucho en la historia del pez, sobre todo porque escribí un
poema sobre ese pez que quería siempre ver las estrellas y lo regalé y quedó
latiendo así como un recuerdo del poema y del pez, lo regalé sin copias, ¿hay
algo más fantástico que eso? Ahora sé que la historia del pez va a estar
presente en todas las biografías o por lo menos en varias desde ahora en más.
Lo que me acuerdo era que el pececito cuando se ponía triste apretaba fuerte
los labios y se le notaba la forma de la boca, la cerraba, se metía para
adentro. Pero cuando no, era tan zarpado que era capaz de “desperdiciar” –entre
comillas claro– parte de su oxígeno natural para saltar a la superficie a ver
las estrellas. Todo por un segundito de estrellas, un pececito loco.
Nací en Mercedes (San
Luis), Argentina, pero no sé exactamente de dónde soy. He estado en varios
lugares, cuando digo estar quiero decir estar de cuerpo alma y espíritu, ahora
vivo en Córdoba. Escribo a veces y vivo la mayor parte del tiempo. Escribo
sobre lo que vivo o sobre cómo lo vivo. Lo mío es una poesía subjetiva que no
tiene nada que ver con que sea subjetivista. No hay opinión personal, ni
biografía, si un atravesamiento. Algo así como que pongo mi cuerpo al servicio
del poema, sólo a veces claro y después pasa algo, que termina siempre en un
punto y a parte y en el comienzo de un nuevo título. Como la vida ¿no? Durand *
decía “no hagas nada que no te sirva para escribir, si cogés que sea para
contarlo”, y bueno algo así.
http://florflorlopez.blogspot.com/
(Mi Literatura)
http://laganaquesemeda.blogspot.com/
(Otras cosas varias)
ALGO DE LO QUE PUEDO
LLEGAR A PENSAR CUANDO ME DICEN LA
PALABRA “CRACOVIA”
Flor
López ©
Pide
coco.
Coco.
Coco.
Aprieta
el candado de la bici para que no se salga.
Para
que nadie más que ella pueda decidir sobre la bici.
Lo
aprieta, y se asegura de que esté firme.
Se
pone firme, le pone el cuerpo al candado.
En
frente, en dirección contraria, una plaza donde andan niños en un perímetro
agrandado por el césped.
El
candado de la bici se destiñe con el resplandor de otoño, con un clima rarísimo
al que no hay ropa que valga.
Un
candado que alguna vez fue rojo.
Ahora
lo vemos desde una heladería barata, el minuto que permite la contemplación.
Mirar
y el tiempo.
Mientras
chupo la cucharita de plástico fijo la vista en el transparente en que se fue
convirtiendo ese candado. Mi vista se disuelve, se nubla, también se vuelve en
ese acto transparente.
Sus
manos danzan e intervienen el helado,
un
pobre potecito de un cuarto para dos.
Una
idea sobrevuela siempre la cabeza. No importa cual. Siempre se deja atrapar.
Hablamos
de terrenos y de policías, de mujeres y de represión. Hablamos de la salsa y de
los flujos, de los flujos que venden y atraen.
Dibujo
con la cuchara una letra en el helado, después me la como.
Me
dice que en Polonia hay una mujer que se fue porque sí,
que
ella no entiende porqué se fue a Polonia o porqué le pagaron por ir.
Rumbos.
Un
matutino bastante “pedorro”, conciliamos y si.
Lo
importante que está en otro lado,
ahora
justamente coincide con que cuando me lo dice, “pedorro” esa palabra
insignificante, cuando me lo dice, se acerca un poco,
su
voz baja a mi vibración, a mi frecuencia.
La
veo.
Intensa
mente.
Salimos
en busca de aire.
Le
pasamos al lado a toda la historia del candado transparente y elegimos un
lugar.
El
tiempo nos deja
un
rato.
Jugamos
a que salimos un feriado a comer helado en la plaza.
Jugamos
y está bien.
FABRICANTES
Flor
López ©
No
es primavera, te juro que no es primavera.
Caminamos
dando giros a una parte ínfima de la ciudad,
la
humedad hace que nos pese todo.
Los
parpados entre tanto a la mitad,
algunos
momentos, somos tan grandes que vemos todo a la mitad.
Tantas
veces
entramos
y salimos alrededor de esa plaza
como
si nada,
como
si esas rejas rojas y espesas pudieran contener verdaderamente lo que se mueve
dentro.
Cuerpos
chiquititos, por ahora chiquititos.
Como
hormigas, se revuelcan en la arena
se
frotan en el suelo.
Cuando
los de los bancos se dan vuelta los cuerpos chiquititos apuestan al mundo.
“Es
solo una cuestión de segundos”, me dice ella.
Extraños
segundos,
perdidos
segundos.
Los
colores se amontonan se hacen pirámides y los cuerpos chiquititos ocupan el
espacio.
No
se conforman con un juego,
ni
con el día ni con la noche,
no
se conforman con nada.
Entienden,
que
es una cuestión de segundos.
Que
para ciertas mudanzas no debería haber rejas.
* Daniel Durand, poeta
argentino nacido en 1964, traductor y editor, participó del grupo fundador de
la revista 18 Whiskys (1990-1993) y de Ediciones del Diego
(1998-2003).
GUILLERMO EDUARDO PILÍA
Nació en La Plata , Argentina, en 1958.
Realizó los estudios superiores en la Universidad Nacional
de La Plata y
se graduó en Letras en la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Se inició
en la literatura siendo muy joven y publicó sus primeros trabajos a fines de la
década del 70. Pertenece, por lo tanto, a la “generación de la dictadura”, es
decir, al grupo de escritores que desarrollaron parte de su obra durante la
dictadura militar de 1976-1983 y que sufrieron la influencia de este período
traumático. Comenzó colaborando con revistas literarias de circulación
restringida y opuestas al régimen militar. Su primer libro de poemas, Arsénico, se publicó en 1979 y
manifiesta veladamente el malestar de su generación bajo el régimen de facto,
tema que reaparece en otras obras posteriores, especialmente en Huesos de la memoria (1995). En la
mayoría de sus trabajos poéticos se percibe el contraste entre la manifestación
de ciertos estados de gracia espiritual, relacionados con su formación
católica, e insalvables cuestionamientos existencialistas. Su poesía pasó de
cierto hermetismo, propio del clima de censura en que escribió sus primeras
obras (con influencias de Quasimodo, Rilke, Eliot), a una identificación con
los poetas españoles de la “nueva sensibilidad”, como Luis García Montero, pero
también con Claudio Rodríguez y Caballero Bonald (Caballo de Guernica, 2001; Ópera
flamenca, 2003; Herido por el agua,
2005; Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo
que se ama, 2011, libro al que pertenecen los poemas seleccionados). En la
actualidad, ejerce la docencia como profesor de lenguas clásicas y de teoría
literaria y es director de la
Cátedra Libre de Cultura Andaluza de la Universidad Nacional
de La Plata. En
2010 recibió el premio Al-Ándalus por su aporte a la difusión de la cultura
andaluza en Argentina y la ciudad de La Plata declaró de interés su obra intelectual. Sus
trabajos poéticos, narrativos y ensayísticos le valieron otros numerosos
premios en Argentina, España, Francia, Estados Unidos y Ecuador. Parte de su
obra poética fue traducida al inglés por Brian Cole.
PARADEROS
Guillermo Pilía ©
En esta noche –como en
otras de verano–
apago la luz sin sueño.
Se escuchan
en la calle lejana los
motores
de automóviles que
pasan –no sé
si van presurosos a una
fiesta o un duelo–.
Pronto vendrán a esta
cama sonámbula
–de calor y humedad y
de mala conciencia–
otras figuras cuyos
rastros he perdido:
amigos de colegio,
combates o viajes,
seres que me brindaron
sus miserias
o algún esbozo de
felicidad; los hombres
que fui yo mismo tiempo
atrás –cuando tenía
la barba oscura y el
porte cenceño–;
las muchachas amadas y
las que ha sido
la mujer que amo
ahora... Esta noche
quizá uno de ellos se
detenga o pase
con prisa por llegar a
la fiesta o al duelo;
o tal vez piense en mí
como en la sombra
de un expatriado, de
alguien que uno quiere
saber si aún está vivo
o si ya ha muerto.
NUNCA CON LOS DEDOS
Guillermo Pilía ©
No comas fruta verde ni
te mojes en la zanja
donde desovan los
tábanos: de la fruta y el agua
viene el tifus. Las
tijeras –y también los cuchillos–
que olvidaste a la
intemperie, atraerán algún rayo.
Quema olivo bendito en las tormentas
–el cielo se desploma:
algún pecado cometiste–.
Besa el pan que ha
caído aunque hierva de gusanos.
No salgas en la siesta,
pues te raptarán los zíngaros.
No pienses mal de tu
madre, que podría morirse
para que vivas como un miserable.
Cubre todos los espejos
delante de los muertos;
procura que a ti la
muerte no te encuentre en pecado:
Dios es bueno, pero a
veces castiga sin rebenque;
su ojo en cólera criba la conciencia:
si debajo de las
sábanas te acaricias, si escupes
a escondidas –o de
noche no rezas–, si en el fondo
deseas que se muera el
niño que ayer te injurió.
Si acaso se te adhiere
la hostia al paladar,
nunca te la despegues con los dedos:
es Dios, y por tu culpa
estará en vilo el Universo.
CADA AMOR RECLAMA UNA
VOZ PROPIA
Guillermo Pilía ©
Tu nuevo amor me
reclamaba: Otras palabras.
Y al lado tuyo yo intentaba descubrir
otro código, otra
lengua que fuese
más de silencios y de
risas que de voces.
Sé que fui en el
transcurso de ese tiempo
como un enfermo de
garganta que ha quedado
inútil para el canto;
pero que cierto día
comienza a
rehabilitarse: a sentir
necesidad de nombrar:
por qué a veces tiene
el semen un perfume de
suave lejía,
por qué siempre flota
en los cuartos transitorios
la pesadumbre que
vendrá al partir,
por qué tu sexo
recuerda a una anémona
que yace en el mar...
Cada nuevo amor reclama
su propia voz. Pero yo
crecí a tu costado
con muy pocas palabras:
con silencios
y risas, con pudor
igual al que en la infancia
me llevaba a callar.
Quizá el mismo egoísmo
que ayer me obligaba a
atesorar pesadumbres
hoy hace que esconda –así–
mi felicidad.
IMAGEN DEL SAN GOTARDO
Guillermo Pilía ©
Tarde de enero, sin más
afán que pasear –en viaje
de Italia hacia Suiza–,
bajo filas grises de pinos nevados,
abovedando el camino.
Algo en mí
marchaba triste en
medio de la fiesta.
Es el paso de San
Gotardo –anunciaba la guía.
Pero no la escuchaba:
junto al ómnibus Rimbaud
de nuevo iba cruzando
el paso a pie, lejos ya entonces
de la poesía, ancho el
gabán, cabello y piernas largas.
Ese nombre
–San Gotardo–
era allá
–en mi juventud– cifra
de libertad y aventuras.
Cuarenta años y fui
siempre por lo liso. Viví
con el mínimo de
pasión. En vano esperé tanto
este momento. Y de
pronto –otra vez– el aire, el viento
que arrojaba al
parabrisas sus puñados de escarcha.
Vean con qué nevada nos
reciben –tintineaba esa voz.
Todos, ansiosos por
llegar a Lucerna
sin retraso. Y yo solo,
ausente, hundido en mi ventisca.
HERMOSO ES ESTAR VIVOS
Guillermo Pilía ©
¿Qué otras palabras
darte –te escribí– que no fuesen
las más sencillas, las más apartadas
de estas otras, entornos de las cosas?
De los dos fuiste
siempre la que hería el silencio,
yo el que no deseaba
rebajarte a una voz
–lo recuerdo: no sé si en el crepúsculo
de la mañana o la tarde me decías
Qué hermoso es estar
vivos–, yo el que nunca quería
nombrar más que las
cosas que he perdido: el olor
de la primera fogata que el viento
de marzo dispersaba, un
perro que dormía
en una puerta junto a un pan, la calle
de un suburbio endomingado. Qué hermoso
es estar vivos –decías
quizás en el crepúsculo
del alba o de la tarde,
tal vez los dos estábamos
desnudos o volvíamos de un viaje–.
Esas cinco
palabras ahora te devuelvo,
esas cinco
palabras que nunca pedirán
ni nombre ni recuerdo,
eternas en sí mismas:
las más tuyas y mías:
inéditas por siempre.
ETAPAS IMPREVISTAS
Guillermo Pilía ©
Todas las calles llevan
al mismo destino:
la carrera de San
Jerónimo en Madrid,
la de la Sábana Santa de
Quito. Todas
sin prisa conducen a
idéntico lugar:
Vía Salaria, Rodrigo
Caro, Suspiros,
Combate de Los Pozos,
San Lorenzo
y tantas otras cuyos
nombre están tácitos
en el recuerdo, y no
por ello menos vivas:
una calle de Lisboa
donde vendían
enormes paraguas, la
que desciende
la colina de la Alhambra , las calles
que quedaron marcadas
por un odio,
por el llanto o el
beso, por proyectos
realizados más tarde o
tal vez no.
Quizás todas fueron
sendas de un derrotero
de etapas imprevistas,
de un viaje iniciado
cuando aún no caminaba,
en la calle
de tierra donde nací.
Por ella he empezado
–acaso sin darme cuenta–
ya a regresar.
MARÍA
EUGENIA CASEIRO
Narradora y poeta
cubana. Reside en Miami, Estados Unidos. Miembro de la Unión de Escritores y
Artistas del Caribe, de la Unión Hispanoamericana de Escritores, de la Asociación Caribeña
de Estudios del Caribe y Miembro Colaborador de la Academia Norteamericana
de la Lengua Española
(ANLE). Integra la
Muestra Permanente de Poesía Siglo XXI de la Asociación Prometeo
de Poesía y el Consejo Editorial de La Peregrina Magazine.
Colabora con a Asociación canadiense de Hispanistas. Ha participado como jurado
en certámenes literarios. Ha obtenido reconocimientos por dedicación a la
difusión de la cultura. Premio José María Heredia, Primer Premio Narrativa
Artesanías Literarias, Primer Premio Poesía Carta Lírica 2011. Ha publicado el
poemario “No soy yo” en versión bilingüe, español y rumano, “Nueve
cuentos para recrear el café” en versión bilingüe, español y francés, y el
libro de poemas, “Escaparate, el caos ordenado del poeta”, que reúne
varias épocas de su poesía.
La siguiente plaquette de poemas pertenece a la serie
Armónica en los
zócalos del delta.
Invocación
María Eugenia Caseiro ©
A Bel
Padre Abraham, ten misericordia,
envía Lázaros con vagones de soles rubicundos,
tufo de casa vieja y un poco de vértigo en los ojos,
tan cerca, como dar de comer a los caballos.
Envía voces con démones blancos que aniquilen el óxido
con la misma inocencia
que el ladrón colgado de la cruz gime y se retuerce.
Padre, si por tus ojos llueve sequedad,
lluvia de cascos a escarapelar el corazón,
envía el obituario en el veneno
aunque en tus dedos florezcan los antídotos.
Padre, escapa a la mediocridad.
Si tu crepusculario está lejos del canto universal
de la espada en la sierra abrasándonos los ojos
y hasta del ánimo de cantarle a la existencia,
fuera del búnker de tus labios, envíanos
esa fobia que abre en ostracismos tu mano
geográfica y perfecta como tu propia ausencia.
INTO MY VOICE
María Eugenia Caseiro ©
Cuando fuimos orugas
en el Este
recogíamos las hojas arrugadas.
Joe Rice tenía ojos de gato,
solía masticar los tallos verdes,
babeaba sus lamentos como blues:
Ah! mama,
bring something to calm down my voice
drop my troubles through the valley…
Cuando estábamos ausentes
sin aspiraciones
parió un rey el Delta, y trajo luz.
Ah! mama,
bring something to calm down my troubles
drop the valley into my voice.
DOWN THE WALL’S, ON MY ROAD
María Eugenia Caseiro ©
Eran los tiempos en que el algodonero
proliferaba como la misma peste…
Así aprendimos la oración de granny Emma
y la obstinada devoción por Jimmy Reed.
I saw that story
this morning
down the walls, on my road.
Era tan melodioso y triste el crepitar del mundo
abriéndose en los zócalos del delta
que preservaba en el misterio apasionante
al viejo zorro y a la armónica de Son House.
I saw that story
this morning
down the walls, on my road.
Daddy Thedore rumiaba su cansancio
but, no paraba de nombrar a Magic Sam;
allí soñó con largarse hacia Chicago
en un intento de imitar a Carey Bell.
I saw that story
this morning
down the walls of my road.
Es una historia simple la de los algodoneros,
understandingly, root on Mississippi ’s way.
BUDDY BOLDEN NO ENCUENTRA SUS ZAPATOS
María Eugenia Caseiro ©
La música suplanta a la tristeza
King Bolden estornuda…
un piano, la trompeta, el saxo,
hacen vibrar el candelabro de marfil.
Tiembla la luz, tiembla la noche
tiembla el recodo en que un espectro
moverá su sombra como las sombras
son capaces de mover la luz.
Y Buddy Bolden que no encuentra sus zapatos
abordará descalzo el tren
a la luna de New Orleans.
En el sillón el gato que se eriza
King Bolden no está loco...
La casa es toda música.
AÚN LLUEVE EN TUPELO, MISSISSIPPI
María Eugenia Caseiro ©
Lord, have mercy!
sobre la cuerda del ahorcado
sobre el perro que no duerme...
Deja de llover sobre nosotros
esa carga de domingos con tintes de velorio
que sostienen planicies en la mugre
para que seamos dignos de soportar la música.
Oh! John Lee Hoocker, tú que aún llueves
sobre ese traje ajado de domingo indestructible
sé también compasivo
no me dejes sin lágrimas como dejaste aquel cartel
de Tom’s Seafood; ¿ recuerdas?
aquel día de lluvia, nuestra lluvia,
desgastando las esquinas de las calles y los viejos edificios
dejándonos tan solos en la esfera gris de nuestra tarde
ya sin apurarnos a recuperar el sueño
cansados, apenas caminantes fantasmas.
Oh! Lord, Oh! John, both of you, have
mercy!
La gente en Tupelo envejece
entristecen como cuerdas de guitarra
y entre ellos hay dos niños negros de sonrisas blancas
empujando el carro que se lleva los letreros,
y bajan de tus hombros, Oh! My Lord!
aquellos enormes recipientes cargados con tu lluvia
que arremeten contra nuestras esperanzas
y desbordan el río Mississippi.
Oh! Lord, have mercy
once in a life, just once, have mercy!,
deja ya de llover sobre nosotros.
María Eugenia Caseiro ©
El blues avanza diluyéndose en la lluvia,
pegándose a la nada del letargo,
cubriendo una a una las baldosas del spiritual...
La voz de Lowel Fulson
es un roce que enamora la humedad.
Desde la voz Lowell Fulson se entroniza
y las gotas de la lluvia
van cayendo sobre el mundo
con tal lentitud que calan y dan ganas de llorar.
Pero el trueno aunque sorprende
no se la lleva de un tajo…
La voz de Lowell Fulson es como la eternidad.
JORGE RAGAL
Su nombre completo es Jorge
Andrés Ragal Galdames. Nació en Santiago de Chile el 7/4/1954. Estudió
educación básica y media en el Saint Gaspar College, y Literatura, Comunicaciones
y Estética en la
Universidad Católica de Chile. Ejerció durante veinte años
como gestor cultural y de eventos. Es socio del Pen Club Chile y de la Sociedad de Escritores de
Chile (SECH).
Es autor de los libros
de poesía: “Chicles Calientes”, “Como vida hay una sola” y “El hombre se
escribe”. Además, fue seleccionado para los libros: “Santiago en 100 palabras” del Metro, “Basta: 100 hombres contra la violencia de género” y “Álbum de la Poesía Chilena en
Bolivia”.
Obtuvo un premio en el
concurso de poesía “Arte y bicicleta”.
Ha viajado por veinte
países, diez europeos y otros tantos de América.
Jorge
Ragal ©
El
primer día dios creó el sol como el centro del universo.
Y
los planetas que orbitan a su alrededor.
Al
día siguiente creó a las mujeres y a las sirenas.
Ambas
serían atractivas, enigmáticas y fecundas.
Por
extraña razón las sirenas no sobrevivieron.
Al
tercer día creó a los hombres y a los perros.
Intuyó
que el perro sería el mejor amigo del hombre.
Al
cuarto día creó las manzanas y las serpientes.
Luego
en un momento de éxtasis creó a la Virgen María.
Al
quinto día creó la poesía, la música y la alquimia.
La
idea era no dedicarse exclusivamente a los negocios.
Después
creó los aviones y los volantines para admirar el cielo.
Al
sexto día creó la radio, la televisión y las redes sociales.
Tuvo
claridad que la humanidad iba a evolucionar virtualmente.
No
hizo ninguna mención contra el aborto y el suicidio.
El
último día creó a los pobres, los negros y los enfermos.
Se
comenta que fue una recomendación de su hijo.
UN BELLO MAPA
Jorge
Ragal ©
Descubrí
en una antigua librería de mi barrio
un
bello mapa escrito en un idioma ya extinguido.
El
mapa considera un territorio con altas montañas
donde
se distinguen unos árboles que abrazan las estrellas.
Los
puntos cardinales están claramente definidos
con
cuatro cruces invertidas.
Las
montañas y los bosques están rodeados
por
un mar con dragones y sirenas.
Da
la impresión por un gigantesco cráter que un meteoro
hubiese
impactado en el centro del continente.
La
imagen de un rey aparece atravesada por una espada
y
la de una reina haciendo el amor con dos esclavos.
Se
observa a unos preciosos niños jugando a la ronda
en
torno a la figura de un ángel caído.
El
cielo está decorado por tres soles, una gran luna llena
y
diversos aeroplanos y hombres en paracaídas.
Se
divisa también un águila negra
que
lleva una serpiente y una manzana entre sus garras.
En
el tronco de un árbol está inscrita una fórmula
muy
parecida a la solución de la teoría de la relatividad.
En
cada esquina del mapa están clavadas unas banderas
de
unos países desconocidos.
Comencé
a estudiar otras cartografías para poder entender
a
qué territorio correspondía.
Después
de mucho tiempo entendí que el mapa hacía referencia
al
lugar de mi última morada.
EL PERRO LECTOR
Jorge
Ragal ©
El
perro leía sobre la
Santa Inquisición.
Sobre
el exterminio de los fueguinos.
Sobre
los métodos de tortura.
El
perro leía sobre la conquista de América.
Sobre
las figuras del sadomasoquismo.
Sobre
el crimen de Gandhi.
El
perro leía sobre los experimentos de los nazis.
Sobre
la pedofilia al interior de la iglesia.
Sobre
los peligros del sida.
Y
regresó a los bosques.
AINHOA BÁRCENA ESCARTI
Nacida en Cádiz,
España, en abril de 1984, es escritora desde que la memoria alcanza. Vive en
Madrid desde enero de 2011 y es estudiante de Historia, Filosofía y Sociología.
Ha publicado relatos en
la antología “Más que palabras - 2010” ; con Ediciones
Irreverentes publicó un texto en “Antología
del microrrelato 3” ,
“Antología del terror” y otras. Durante
años público de forma gratuita el mensual “Sólo
palabras” hasta el fin de su estancia en Cádiz. En 2007 autopublicó su relato “La muchacha de la ventana” que se puede
encontrar en Google Play. Ha publicado en varias revistas digitales como
Colectivo Papelero, Papirando representando a Argentina en el número 13 de
dicha revista en la Feria
internacional del libro de Frankfurt 2010. Blogger para Colectivo papelero.
Antología de terror, Ediciones Irreverentes, año 2012. Libro digital, Antología
concursantes III Concurs de Microrelats Negres 2012, Centro cultural Lá Bóbila.
Libro digital “Cachitos de amor 2” ,
“Poesía, cuentos y vos”, antología internacional 2013 colaboración con el
relato “A la sombra de las estrellas”, “Erase una vez… Un microcuento”,
Diversidad literaria 2013.
Fue finalista en varios
certámenes, como Letra Universal 2008, II Certamen de Microrrelatos y Relatos
“El arte de escribir” 2010, Mención especial en Pensamiento y Dicho en el “Concurso
Internacional Garzón Céspedes” 2008 y 2009. Además de varias publicaciones en
blogs:
ESCALA DE GRISES
Ainhoa Bárcena Escarti
©
Hacía semanas que reír
parecía un fascinante juego en el que ya era incapaz de participar. Intentaba
jactarse de todo lo que en el pasado le divertía, pero ni siquiera una sonrisa
lograba adornar sus labios cada vez más marchitos. Cuando al fin lograba reír,
notaba que su faz se envejecía a mayor paso, se notaba gris. Tras seis meses
sin esbozar una línea que al menos chisporroteará algo de alegría vio que se
difuminaba su ser, que parecía una extensión de su propia sombra. En el
anonimato de las cosas en las que no te fijas, empezó a vivir. De sombra observaba
el mundo. Miraba cual aséptico mirón como los demás vivían, desvivían, o mal
vivían. De tanto mirar se percató de lo efímero de la vida retándose a sí mismo
a buscar el sentido de esta. Pasaron años de sombra e incluso así no consiguió
encontrar el sagrado grial del sentido de la vida.
Una tarde, mirando a
unas adolescentes reír, vio claro cuál era la solución para volver a ser hombre
y dejar de ser sombra……. Necesitaba amar algo, pero eso siempre se le dio mal,
o quizás peor que mal. Los perros le huían, los gatos se asustaban. La opción
que muchos escogían de amar a una mascota se le hacía toda una odisea
irracional, el amor mascota-amo en su caso era imposible. Intento ver a su
familia, pero estos ni se daban cuenta de su presencia aunque gritara a voces.
Una noche en un banco
mirando las terminaciones de sí mismo limítrofes con su sombra que por la
oscuridad se fundía con el todo, vagaba de farola en farola para no sentirse
fusionado con la nada. Entonces vio otra sombra como el, se acercó corriendo a
pasos agigantados y sin saberlo ya quería a esa sombra. La sombra aún más
deteriorada que él no le respondía a nada, pero el permaneció día a día con el
ente que parecía estar tan mal que solo se le vislumbraba de vez en cuando.
Poco a poco se fue apasionando y recuperando materialidad, sentía sus pies y le
gustaba andar descalzo por el parque, sentir el fresco verdor bajo ellos. Un
día hablando con la sombra noto que ella reaccionaba y empezó a carcajear como
si tuviera diez años, lentamente risotada a risotada volvió en sí, volvió a ser
material. Justo en ese momento la otra sombra desapareció y él olvido volver a
encontrarla.
RESACA
Ainhoa Bárcena Escarti
©
Se despertó al medio
día con sed, hambre y ganas de mear. Cual zombie, se dirigió primero a la cocina
y luego al baño. Intentando demostrar que era capaz de hacer dos cosas a la vez
logró cumplir con todas sus necesidades. Pasados unos veinte minutos, al fin
pudo ser medio persona y abrir los ojos. Se lavó las manos, se miró en el
espejo. Aturdida y asustada vio que le faltaban dos dientes y tenía un ojo
morado. Se volvió a sentar en la cama. Miró centímetro a centímetro su piel
buscando alguna señal más…. Las encontró. Tenía en un sitio ridículo un
piercing con forma de corazón sobre un tatuaje nuevo. Aquello dolía más aún que
los dientes o el ojo. Era extraño, solamente empezaba a sentir las cosas según
las iba descubriendo. Parecía como si su cuerpo las descubriera con ella, como
si aún durmiera plácidamente en un letargo parecido al estar drogado. Respiraba
en una nube que lo emborronaba todo y le acolchonaba sus sentidos. Entonces se
acordó. Empezó a buscar en su móvil. Llamó a su mejor amigo que le dio claves
para saber qué había pasado. Las peleas callejeras, encontrar el amor de su
vida… Todo cuadraba en su cara, en su espalda (y en ciertos videos colgados en
internet que vería días más tarde….) Se volvió a tumbar, decidió volver a
dormir un rato. Un ruido chirriante a música de reggaetón la despertó como si
fuera el sonido de las trompetas que avisaban el fin del mundo. Tal si
despertara de entre los muertos se puso en pie. Vio en su cocina a un altísimo
joven que le sacaba al menos dos cuerpos. Nunca pensó que un organismo humano
de ese tamaño tuviera la capacidad de entrar en su escueta cocina como la suya.
Aun con los ojos pegados preguntó quién era. El individuo con gran solemnidad
dijo:
–El único y verdadero
amor de tu vida. Y aunque no me importe ver tus relucientes pechos, cogerás
frío.
La estupefacción por
momentos la llevó a asir con fuerza una botella de cola y beberse todo lo que
quedaba de un tirón.
Minutos más tarde al
fin estaba centrada. Se vistió, se fue de casa, llamó a su mejor amigo y le
dijo:
–¿Puedo quedarme
contigo esta noche o varias?
El amigo le dijo:
–Claro ¿qué pasa?
–Nada –dijo–,
complicaciones que no me apetece resolver.
Cogió una maleta. Se
fue a casa de su amigo y le dijo al atlético amor de su vida:
–Cuando te aburras,
déjame las llaves en el buzón
MELACIO CASTRO MENDOZA
Nació en Caín,
un Caserío de la costa norte del Perú. Vive en Alemania. Estudió Ciencias
Sociales e Historia en la UNT
(Universidad Nacional de Trujillo, Perú) y en la UDE (Universidad de Duisburg y Essen), Alemania.
Posee varias obras
inéditas:
Novela: “Rupak Tanta”, “Memorias de M. Julca”. Poesía:
“La agonía súbita”, “La montaña errante”,
“Mis campos y mi pueblo”, “Uchku Pedro” y “Malú: tierra adentro y tierra afuera”.
Biografía: “Mi república ignorada”.
MI DIGNIDAD Y MI ALEGRÍA
Melacio Castro Mendoza ©
Lo primero y lo último, rosa mía,
que de ti deseo, es que jamás niegues el hecho
de ser y haber sido en mi mano y en mi pecho
mi dignidad, mi orgullo y mi alegría.
En nuestros campos, mi bella compañera,
fuiste mi auténtica patria y la luz de mi razón.
A mi sangre y a mi paciente corazón
otorgaste el calor de una eterna primavera.
Encarnada, plena de fragancia, de suavidad
y de esplendor, complemento de tu espina,
rosa mía, te cedí mi amor y mi amistad.
Tus diversos colores de presencia divina
resuman vocación de un mundo hecho melodía.
¡Jamás niegues ser mi dignidad y mi alegría!
OLGA RUIZ TRINIDAD
Nace en Madrid, España, en
el año 1976. Estudió Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica
de su ciudad natal y después se trasladó a Toledo donde cursó en 2010 los estudios
de Grado de Ingeniería de la
Edificación en UCLM. Aunque lo que de verdad siempre le importó
desde los quince años fue contar historias.
Su literatura es una literatura
de contrastes: tierna, intimista y a la vez visceral, cargada de humor y con-ciencia.
Se siente cómoda en el relato corto y lo que le interesan de verdad son los personajes
y la emoción de hacerlos crecer o decrecer. Su prosa es ágil y cercana, llena de
matices. Reconoce de su forma de escribir que no se pierde en los detalles y sí
en las sensaciones. Y que nunca sabe cómo terminarán sus historias.
Ha obtenido varias
distinciones literarias, entre ellas:
Finalista con el cuento
“Comunicado de prensa” para el I Certamen
InVentia.
Finalista de la Carta a los Reyes Magos con “Queridos Pajes Magos” del Taller de Escritura
creativa de Burgos.
Ganador con la Carta de Amor “Quiero ser tu medio melón” para el 2º Certamen
InVentia.
Finalista Capítulo XII de
la novela “Voces” para un Blues negro
de Roca Editorial.
Finalista Certamen Tinta
Negra con el relato policíaco “Objetivo
Alcázar” en la Biblioteca
de Castilla la Mancha ,
1ª Edición.
Ha colaborado con revistas
y medios de comunicación de Madrid y Toledo: Villanews, La Gaceta Universitaria ,
Revista Union Fenosa con artículos de eficiencia energética, Revista de Antiguos
Alumnos de la Universidad
de Castilla la Mancha ,
así como en la revista digital Edicicna. Próximamente presentará en Hermes, Revista
Cultural del Círculo de Arte de Toledo una pequeña reflexión sobre la vida y la
muerte, una muestra más de su trabajo inédito. Está escribiendo su tercer libro.
MI MUNDO FANTÁSTICO
Tacones que derriten almas
Olga Ruiz Trinidad ©
El que esté libre de pecado que tire
la primera piedra
(Juan 8:2-11 KJV)
Mi mundo fantástico, el
que habito cuando quiero redescubrir quien soy realmente, se destapa el viernes
tras la Universidad ,
al regresar a casa. Algo necesario para libertar tensiones. Un instinto
primitivo de supervivencia de la especie, quizás un ejercicio práctico. Subo a
mi cuarto, echo el pestillo y me tumbo en la cama. Es mi momento. Observo las
musarañas mientras comienzo a relajarme. En un lapsus de tiempo de veinte
minutos puede llegar a trascurrir todo, otros aseguran que con once es
suficiente, en mi caso, necesito algo más. Poco a poco me sosiego, cierro los
ojos y respiro profundamente. Siento el bombeo de mi corazón decelerarse,
despacio, encontrando su armonía y olvidando los ritmos sincopados de mi
diletante existencia. Encuentro el equilibrio –aunque para ello, tardo un rato
superior a lo esperable casi siempre. Soy plenamente consciente de que esto no
es un sueño, ese mundo está ahí y se extiende desde mi interior hacia el
exterior buscando la fogosidad de mi mano. Huelo a sudor y testosterona.
Prosigo. Floto en medio de un cielo y un infierno desde el que algunos seres
extraños me abrazan y me gusta. Bajo unas escaleras bastante empinadas con
riesgo de caer –ya sé que tienen veinte peldaños con un descanso central– y los
seres siguen abrazándome y desnudándome, me acaloro y prosigo drogado por una
especie de gas de la felicidad. No hay luz en el antro oscuro inferior pero no
me importa, estoy atravesando un bosque de culpabilidades ancestrales cargado
de olmos que, poco a poco, voy dejando atrás. Lentamente mis retinas se
acostumbran a esa penumbra impredecible. Después oigo los cuervos lejanos, los
cuervos siempre joden cualquier historia, y no sé por qué en mis momentos
previos siempre hay cuervos. Luego llega el fuego purificador. Debería sentir
miedo, pero no sucede así. Yo sé, por costumbre que este fuego es preámbulo del
éxtasis y espero, espero… deleitándome en ese instante. El fuego quema mi pelo,
mi cara, todo mi cuerpo y me deja limpio. Comienza la metamorfosis mental,
comienza la definición de esta historia única e irrepetible; busco todos los
estímulos de mis últimos días. Así se abre la veda: empieza la búsqueda. El
cómplice de paso está ahí fuera. Puede ser ella, o él. Pueden ser dos varones o
un trío de reinas a la vez. Solteras o casados. No me preocupo demasiado por la
opción, sólo yo, mi, me, conmigo y mis múltiples vicios. Soy un animal en celo
dispuesto a todo por saborear una nueva presa entre mis brazos. Un nuevo
triunfo para mi lista. Soy capaz de todo.
Justo en ese instante, escucho
la voz de mi madre increpándome nuevamente desde el piso inferior: ¡Date prisa,
tengo que marcharme al trabajo! ¡Siempre lo mismo, siempre lo mismo! No tienes
ni un ratito para tomarte un café conmigo. Y pienso: ¡Mierda, cállate, no me
despistes, estoy concentrado! Y le contesto: Sí, ya voy, ya voy. Espera un
rato.
En esos momentos, una
madre es la única persona que no entra dentro de tus expectativas, –los cuervos
y las madres pueden estropear cualquier historia de esta índole, repito–.
Antes de venirme abajo,
vuelvo a mi mundo fantástico. Cierro lo ojos, respiro profundamente y prosigo. Una
emoción fuerte. Sí. Ya me cansé de quejarme del pasado, de entristecerme por la
falta de suerte, por la inercia. He hecho pactos satánicos con Cupido, ahora
soy yo el que le ha robado algunas flechas, nuevas o usadas, da igual. Ahora
soy yo quien apunta y dispara. Tan fuerte, que puedo, incluso, matar. Manos
sueltas, pelo suelto, cuerpos sueltos, tacones que derriten almas que habitan
fuera, o que no habitan; sólo se dejan llevar. Ahí están esperando, tan sumisas
y tristes. ¡Pobrecitas…! Tan esclavas y necesitadas de algo por lo que suspirar
el resto de la semana. Ya no me siento mal por pensar en el dolor y en el amor,
ambos sentimientos se fusionan, se dan la mano, se vuelven cómplices a ratos y
otras se odian. Depende de tantos factores… depende de tantas personas. Nunca
hay dos amos iguales, nunca hay dos esclavos iguales. Nunca se pisan tacones
que derriten almas que habitan fuera sin sentirse dentro. Así, en espiral,
emocionado, con ese mi mundo fantástico, enredado en mis múltiples juegos
mentales. No sueño, no, imagino, jadeo, me acelero y exploto.
Nuevamente mi
progenitora desde la planta baja del chalet, insiste voceando: Bueno, yo me
voy, aquí te dejo la cena, nos vemos a las diez. Por cierto acaba de llegar tu
querida novia Sofía, está subiendo, te aviso.
–No, sí, digo claro,
que suba, espera, bueno, no, sólo un minuto, en fin, bueno, ya estoy… ¡Leches!
ANTONIO
MONZONIS GUILLÉN
Nació en Valencia, España,
tiene la Diplomatura
de Profesorado de Humanas, es profesor de valenciano y posee estudios de
Literatura, Filosofía y Psicología. Fue descubriendo en sus estudios el mundo
de la Literatura
y la Poesía
como un mundo nuevo.
A los veinte años es
antologado por la editorial Rumbos de Madrid para la publicación de un libro de
relatos titulado “Cuentos nuevos”
volumen XIX.
Es un gran lector con
más de cuatro mil libros leídos de la mejor literatura mundial. Es ecléctico y
melómano. Siempre tiene presente lo que dijo el científico estadounidense Isaac
Assimov “La curiosidad es el imperativo del saber”.
Ha sido seleccionado y
ha publicado en varias antologías de poesía; para Gaza (Palestina), “Versos para derribar muros”, Editorial
Los libros de Imsaloua; “Miradas sin
fronteras 2012” ,
Editorial En Huida Solidaria; “Segundo
peldaño”, Edición Amigos de la
Poesía de Valencia; “Homenaje
a Miguel Hernández” (POETAP), I Festival Internacional de Alcossebre 2010. “Voces en azul”, Editorial Germanía;
Liceo Poético de Benidorm. XVII Cita Poética-Berlín 2012 (Poetas del Mundo), en
alemán y español; “Arquitectura de la palabra”, Editorial Instituto
Alfonso el Magnánimo (Valencia); Lorca 11, impreso en Coral bookWhite, Donado
por Torraspapel. S.A.; “Palabras en libertad”, Editado por Punto Rojo
Libros S.L. (antología ANUESCA); “Donde las orillas no mueren”,
Editorial Utopía, Ushuaia (Tierra del Fuego), Argentina.
Tiene publicados cuatro
novelas y seis libros de poesía de su autoría añadiendo tres antologías de relatos.
Lo avalan varios premios que no le gusta alardear. Ha sido un viajero
incansable por medio mundo
Su interés es
comunicarse con toda clase de culturas, descubrir nuevos amigos y con esta
labor y estos pensamientos metafísicos ir acercándose a esa luz que con la
belleza va resucitando la poesía y la literatura. En ello ha apadrinado tres
nuevos poetas que han publicado sus primeros libros.
HÁGASE TU VOLUNTAD
Antonio Monzonis Guillén
©
A
Mauricio
In
memoriam
Volví...
para recordar el pasado
….......mas no lo vi
se había marchado.
No sé... por qué a
veces
hacemos cosas...
sin conocer los motivos
y son como las
mariposas.
Cosas bonitas...
que desaparecen en el
tiempo
y creemos que son citas
y que nunca las
contemplo.
Pero el violín lloraba,
quieto y mudo...
porque nadie lo tocaba,
sólo era un estornudo.
Dejé pasar el pasado
porque me roía el alma.
Él... se había ya
marchado,
lo tomé con mucha
calma.
No era frío... era
fuego,
no era sombra... era
luz,
no era cruz... era la
paz,
no era miedo... era
amor,
no es aquello... es
ahora.
Sonreí… y sonó
como música celeste
mas no pude reprimir
una lágrima feliz
y noté una diferencia.
Hágase tu voluntad
desde esa brizna del cielo
a esta orilla del mar.
SUPLEMENTO
DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 60 – Marzo
de 2014 – Año V
ISSN 2250-5385
Exp. 5129842, Dirección Nacional del Derecho de
Autor (DNDA)
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
(currículo en Suplemento Nº 56)
Corrección general: Noelia Natalia Barchuk Löwer
Resistencia (Chaco), Argentina
(currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 13)