SUPLEMENTO
DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 61 – Junio
de 2014 – Año V
ISSN 2250-5385
Inscripción
gratuita como LECTOR
si escribe
a zab_he@hotmail.com
indicando nombre
y apellido, ciudad y país
(se le avisará
cada nuevo número trimestral).
“Hesíodo”
Mónica Villarreal (2014)
(Lápiz sobre cartulina, 22 cm
x 28 cm)
Serie “Poetas Clásicos
Griegos”
|
Sumario:
• Eduardo QUILES (España)
• Pedro SEVYLLA DE JUANA (España)
• Hebert POLL GUTIÉRREZ (Cuba)
• María Isabel CLAUSEN (Argentina)
• Salvador ALARIO
BATALLER (España)
• Lilia MORALES Y MORI (México -
España)
• Jaime LUSTGARTEN STECKERL (Colombia)
• Esther GONZÁLEZ SÁNCHEZ (España)
• Marisa Noemí GONZÁLEZ (Argentina)
• Ricardo CALDERÓN GUTIÉRREZ (Perú -
Estados Unidos)
EDUARDO
QUILES
(Valencia, España)
Dramaturgo y narrador. Autor de las novelas El carnaval del relajo y Las
cenizas del tiempo, y de los cuentos El
café de los sueños y Un clarinetista
en el barrio gótico.
Entre sus obras
estrenadas pueden citarse: El virtuoso de Times Square (Valencia), La
ira y el éxtasis (La Habana ),
The Employee (Nueva York), Una Ofelia sin Hamlet (Nueva York,
Berlín y España) y la ópera El adiós de
Elsa - Elsa’s Goodbye (Here
Multi-Arts Center, Manhattan). En España y Nueva York también estrenó El frigorífico y El tálamo. Otros debuts en España fueron La navaja y Su majestad la Moda , en tanto que en
México DF se puso en escenario Pigmeos,
vagabundos y omnipotentes (Teatro del Granero).
Cabe aclarar que Una Ofelia sin Hamlet se estrenó en
Berlín como obra invitada en el marco del Congreso de Hispanistas Alemanes, oportunidad
en que el autor dio una conferencia en la universidad berlinesa sobre su
lenguaje teatral. Más tarde se editaron en edición bilingüe, alemán-español,
sus obras La navaja, El frigorífico y
El adiós de Elsa.
Quiles residió en la
ciudad de México desde 1972 a
1975 donde fue profesor de guiones en ILCE-UNESCO y escribió Felipe II, Freud y Juicio a don Quijote para el canal 8. La BBC de Londres tradujo al
inglés su obra Insomnio.
En Estados Unidos,
Modern International Drama publicó en inglés ocho de sus obras más
representativas.
En 2001 apareció su
libro Teatro del personaje, Obra Escogida,
573 páginas, editado en Madrid por la Asociación de Autores de Teatro y en el que se
incluye veintidós de sus títulos entre obras largas, en un acto, minipiezas,
libretos de ópera y algunos de los textos de sus conferencias impartidas.
Quiles figura en diversas antologías del teatro contemporáneo y ha viajado por
Europa y Estados Unidos para estrenar obras suyas o dar conferencias sobre su Teatro del personaje.
@QuilesEduardo
SEIS SOMBRAS Y UN
ESCENARIO
(Minipieza)
Eduardo Quiles ©
Personajes:
Bergamín-Neruda-Cossío-Zambrano-Aleixandre-Ramón Sijé.
l
(Surgen las siluetas
abriéndose paso con linternas por la penumbra escénica. Más tarde se irán
encendiendo, de forma gradual, luces cenitales.)
José Bergamín: Adelante, sigan hacia el centro del
escenario.
Pablo Neruda: Cuánta oscuridad, apenas unas luces.
José María Cossío: ¿Y María Teresa y Alberti?
Bergamín: Vienen de camino.
María Zambrano: Esperemos que el acto de homenaje a
Miguel nos salga bien.
Vicente Aleixandre: Nos han pedido que más que hablar,
actuemos.
Cossío: ¡Como si fuéramos actores!
Ramón Sijé: ¿Y dónde está el director de escena?
Bergamín: ¿Sabrá que lo estamos buscando?
Neruda: Aún ignoro quién organizó el acto.
Zambrano: Intuyo la chistera de Ramón en todo esto.
Aleixandre: ¡Gómez de la Serna y sus improvisaciones!
Cossío: En ese ángulo hay un
pianista con sombrero de media copa.
Sijé: Y el hombre ni
parpadea.
Cossío: ¿Alguien de ustedes
pidió un pianista?
Zambrano: Creo que se durmió
esperándonos.
Aleixandre: Y junto al foro, una
pintora ante un lienzo.
Bergamín: Será Maruja Mallo
haciendo un retrato a Miguel.
Cossío: La Mallo debería integrarse en
el grupo.
Neruda: Maruja no se casa con nadie.
Bergamín: ¡Vaya! El cuaderno de
dirección del director.
Sijé: Ni siquiera sabemos cómo se llama.
Zambrano: Debe ser Rivas Cherif.
Bergamín: Sus anotaciones son
algo ilegibles.
Neruda: ¿Pero él no está con Margarita Xirgu ensayando?
Bergamín: Hay que seguir sus
indicaciones. Y Rivas Cherif parece sugerir que lo primero es sentarse en las
sillas frente al público.
Cossío: Pues allá vamos.
Aleixandre: Vean, en cada silla hay un sombrero, una bicicleta y
un letrero con nuestro nombre.
Bergamín: Ahí veo la mano de
Ramón.
Neruda: Este sombrero se acopla bien a mi cráneo.
Zambrano: Así parecemos más personajes.
Bergamín: Y luego de un
silencio, dar la vuelta al escenario en bicicleta.
Neruda: ¿En serio?
Bergamín: Y de seguido ir hacia
el público y saludarlo.
Cossío: ¿En bicicleta también?
Bergamín: Así consta en el
cuaderno de dirección.
Aleixandre: ¿A qué esperamos?
Sijé: El sillín me queda un poco alto.
Cossío: ¡En bicicleta bajo
luces y sombras!
Neruda: Vamos, circulemos, circulemos.
Bergamín: Eso es, muy bien, y
ahora hacia el público.
Zambrano: Estimado público, disculpen la demora.
Neruda: Y digan sin rodeos qué faceta de Miguel desean conocer
mejor.
Aleixandre: ¿Sobre su vida? ¿Acerca de su obra?
Cossío: ¿O desean que hablemos
sobre Miguel y la tauromaquia?
Neruda: El público ni se inmuta, parece mudo.
Sijé: No estoy seguro que haya público.
Aleixandre: ¿Oyeron esos silbidos? Sí, allá en lo alto.
Zambrano: ¿En lo alto?
Aleixandre: Una silueta se columpia sobre nuestras cabezas.
Cossío: Yo no veo nada.
Aleixandre: Hay un tipo circense desafiando el vacío.
Bergamín: Y no es un tramoyista
arreglando telones.
Cossío: Esos silbidos. ¿Quién
puede ser?
Neruda: Ramón y sus piruetas.
Aleixandre: ¿Y esas risas ahora?
Sijé: ¿De dónde vienen?
Neruda: Esa risa recuerda a Miguel.
Bergamín: Sí, pero ¿de dónde
salen esas risas?
Zambrano: De entre bastidores
Cossío: Del patio de butacas
Neruda: Miguel, ¿estás ahí?, ¿nos oyes, nos ves?
Aleixandre: Sólo responde el silencio.
Bergamín: Qué lugar más
contradictorio.
Neruda: Volvamos al cuaderno de dirección.
Zambrano: ¿Qué dice el cuaderno?
Bergamín: Que dejemos las bicis
y nos situarnos dentro de ese aro de luz.
Sijé: ¿Bajo las luces cenitales?
Bergamín: El director señala que
debemos sentarnos en círculo.
Zambrano: Pues sentémonos como indica.
Aleixandre: Qué gran escenario.
Zambrano: ¿Habrá actuado aquí La Barraca ?
Cossío: Quién sabe.
Neruda: El pianista nos podrá decir si vio a Federico.
Zambrano: Por cierto, ¿quién nos ha puesto estas medias
máscaras?
Aleixandre: ¿Y quién eligió el vestuario?
Cossío: ¿Y el maquillaje?
Bergamín: Respetad el oficio de
Rivas Cherif.
Sijé: ¿Y por qué estamos en un teatro?
Aleixandre: Ahora el piano interpreta La marcha fúnebre de
Chopin.
Neruda: ¿Quién ordenó al pianista que toque música de difuntos?
Cossío: Son cosas del Rumor.
Bergamín: Susurra que el corazón
de Miguel dejó de latir.
Neruda: Imposible. Sería otra gran voz segada.
Aleixandre: La conciencia de un poeta sobrevive a los
silenciadores.
Zambrano: ¿Y ahora qué?
Cossío: ¿Oyen pasar un tren?
Bergamín: Sí, al fondo, y lo
conduce un maquinista con una guadaña.
Neruda: Ni caso, estamos en un teatro de sombras.
Sijé: ¿Teatro de siluetas?
Bergamín: Más o menos.
Neruda: Es un tren de muerte circulando en torno nuestro.
Zambrano: O por el riel de nuestras neuronas.
Bergamín: ¿Y si Miguel se evadió
de las rejas y espera abrazarnos en ese tren?
Sijé: Yo soy una ausencia.
Aleixandre: Aquí parece que nadie respira.
Sijé: Por eso él viene a mi territorio, un surco de eternidad y
silencio.
Bergamín: Miguel se distanció de
Ramón Sijé. Y Sijé crió malvas antes que nadie.
Aleixandre: ¿Y qué hace aquí?
Zambrano: Sijé con su muerte temprana brindó a Miguel un poema
planetario.
Cossío: Está justificada su
sombra.
Neruda: Silencio, silencio, llega otra música.
Zambrano: Es de un pájaro que canta en los labios de Miguel
Hernández.
Aleixandre: Más allá del público...
Neruda: Más allá.
Aleixandre: Veo en un árbol su silueta rodeada de ruiseñores.
Zambrano: Miguel, ¿por qué regresaste a Orihuela?
Cossío: Allí te esperaba un
laberinto de prisiones.
Bergamín: ¿Y qué tenía que ver
su lira con las cárceles?
Neruda: Él, que era hijo del viento.
Aleixandre: ¿Cómo se pudo cortar las alas a un pájaro cantor con
hambre de horizonte?
Zambrano: Orihuela era el cebo. ¿Por qué volviste, Miguel?
Cossío: Gavilanes al acecho
aguardaban su presa.
Zambrano: Sólo 32 años de vida y poesía, ¿cómo pudiste
alumbrar versos tan hondos y sentidos?
Neruda: Versos volcánicos, de ceniza y fuego que abrasaban su alma
pastoril.
Bergamín: ¿Pero realmente hay
público?
Neruda: A ver: butacas vacías, palcos desiertos y en el paraíso ni
una mosca.
Aleixandre: Un sueño de proscenios nos ha confundido.
Cossío: El pianista nos
informará.
Zambrano: Señor, ¿Nos puede usted...? ¡Si es un pianista
maniquí!
Neruda: ¿Maniquí?
Zambrano: Su cuerpo es de fibra de vidrio.
Sijé: Tal vez la
Mayo pueda ubicarnos.
Zambrano: Maruja, querida, ¿nos puedes informar...? ¡No!
Cossío: ¿Qué ocurre?
Zambrano: ¡Es una pepona con sombrero de papel!
Sijé: ¿Seguro que
estamos bajo focos de teatro?
Bergamín: Y si no ¿dónde
estamos?
Aleixandre: ¿No será que algunos de nosotros nos está soñando?
Neruda: Me siento tan liviano, como si flotara.
Cossío: ¿Dónde respiramos?
Bergamín: Ya se acerca ese tren
de niebla.
Sijé: La locomotora va a rompernos los tímpanos.
Neruda: Cómo relincha ese caballo de acero.
Zambrano: Hay que abordarlo.
Aleixandre: Es un tren subterráneo que nos conducirá donde
descansan las grandes almas poéticas.
Bergamín: Olvidemos el cuaderno
de Rivas Cherif.
Neruda: Deprisa. No podemos perder ese tren.
(Se oye el estruendo de
un tren como si circulara por delante de las butacas.)
Oscuridad.
PEDRO
SEVYLLA DE JUANA
Nació en plena
agricultura de secano, allá donde se juntan la Tierra de Campos y El
Cerrato; en Valdepero, provincia de Palencia y España. La economía de los
recursos a la espera de tiempos peores, ajustó su comportamiento. Con la
intención de entender los misterios de la existencia, aprendió a leer a los
tres años. Para explicar sus razones, a los doce se inició en la escritura. Ha
cumplido ya los sesenta y siete, y transita la etapa de mayor libertad y
osadía; le obligan muy pocas responsabilidades y sujeta temores y esperanzas.
Ha vivido en Palencia, Valladolid, Barcelona y Madrid; pasando temporadas en
Ginebra, Estoril, Tánger, París y Ámsterdam. Publicitario, conferenciante,
traductor, articulista, poeta, ensayista, crítico y narrador; ha publicado
veintidós libros, y colabora con diversas revistas de Europa y América, tanto
en lengua española como portuguesa. Trabajos suyos integran seis antologías
internacionales. Reside en El Escorial, dedicado por entero a sus pasiones más
arraigadas: vivir, leer y escribir.
PONTO MORTO
Pedro Sevylla de Juana ©
Había traído al
castellano
desde el idioma
portugués varios cientos
de poemas, hijos de muy
distintos
bardos;
por eso me atreví con
uno de los grandes:
Carlos Drummond
de Andrade y su audaz
y celebrado
“A Máquina do Mundo”;
pilar del Modernismo en
este
Brasil
de mis desvelos.
“…se foi miudamente
recompondo,
enquanto eu, avaliando
o que perdera,
Seguia vagaroso, de mão
pensas.”
Llegué al punto muerto,
ciertamente,
en la postrera estrofa,
piedra angular
y cierre del poema.
Mas stricto sensu
la dificultad,
insalvable por
entonces,
de mão pensas
premeditada falta de
concordancia
estaba en las tres
palabras
últimas.
“Y como mis pies
palparan suavemente
una carretera de Minas,
empedrada,
y en la aldaba de la
tarde una campana ronca…”
Me animó el principio,
lo confieso,
y creyéndome
capaz de traducirlo
entero
continué cargado
de optimismo
contagioso:
“…la máquina del mundo
se entreabrió
para quien de romperla
ya se arrepentía
y solo por haberlo imaginado
lagrimaba.”
Presentía mi inmodestia
algún inconveniente
de los considerados
menores.
Nada ni nadie iba a
suponer obstáculo bastante
para que, mi fuerza
expresiva, expresara
–raíz y tallo
nutriéndose, armonía encadenada–
lo mucho que mi
inteligencia compartía.
“Arrancó suntuosa y reservada,
sin emitir un sonido considerado impuro
ni un resplandor mayor que el soportable…”
Progresivos
sonido y movimiento,
amanecían
martes y miércoles
unidos,
jueves y viernes de la
mano
y yo me las prometía
tan felices.
Ignorando aún
lo que ahora sé, mi
conocimiento
borraba: Se abrió, para
escribir
en su lugar: “Arrancó”:
palabra clave.
“…esa exégesis integral
de la vida
ese vínculo inicial y
único
que no llegas a
interpretar pues tan arisco…”
Filosofía, metafísica,
teosofía, naturalismo,
sociología, sicología:
entiendo al hombre
en su conjunto y en las
partes:
homo homini lupus; amor, primera fuerza
metafórica:
estoy bien preparado:
me dije: exégesis sin
duda tiene ahí su hueco.
¿Sé adónde voy?:
conozco el sendero.
“…y la gloria de los
dioses y el imponente
sentimiento de muerte,
que florece,
en el mástil de la
existencia más gloriosa…”
Exultante estaba y
convencido
de mis inestables
reservas, ente yo
que se autoalimenta
alimentando la propia
duda;
ya, viernes nueve,
poco antes
de las dos de la
mañana,
desconociendo que en
una noche de insomnio
posterior
el laberinto de mão pensas
pensando y repensando
iba a mostrarme su
salida.
“…como olvidados credos requeridos
pronto y vibrantes no se dispusieran
a colorear de nuevo la cara neutra…”
Presto y fremente: pronto y vibrantes:
pluralizo porque
preguntada Rê,
momentáneamente
lisboeta, no
puede darme ayuda,
ni el diccionario
Priberam siempre tan
atento a mis
necesidades.
Recurro a Mario
también Andrade de
apellido,
a sus cartas cruzadas
con Carlos
y no está en ellas la
salida.
A Ester Abreu voy,
último recurso,
y en su respuesta rauda
y contundente,
minucioso análisis de
las palabras,
leo, acepto,
y resuelvo
motu proprio, escribir:
“olvidados credos
requeridos”.
“…pasara a dirigir mi
voluntad
que, ya de por sí
inestable, se cerraba
semejante a esas flores
indecisas...”
Descubría admirables el
nexo literario,
el ritmo, la pasión,
la vehemencia sujetada;
pero en la amanecida
me intrigaba más aún
el sentido exacto que el
poeta
quiso dar a las
indómitas palabras
“de mão pensas,” su concreción
abstracta.
Me encontraba en punto
muerto
esperando una
resurrección imposible
o un entierro
profiláctico, cuando
la primera luz de la
alborada, en otra noche,
iluminó mi mente trasladándome,
infante, a mi pueblo;
época agitada del
trazado
de esa breve carretera
que va de Valdepero
a Valdeolmillos.
Allí el burrero y su
reata de asnos,
serones repletos de
rocas;
allí los pedreros, que
con sus martillos
largos
machacaban peñas,
alisando;
allí los peones con sus
paladas de tierra,
allí la máquina
aplanadora,
apisonadora por buen
nombre:
férreo cilindro macizo
la rueda delantera
destinada a compactar
el suelo,
transformando
tierra y piedra sueltas
en calzada resistente.
Eso era, ahí estaba el
quid.
Esclarecido y
esclarecedor
me dispuse a retirar
del engranaje el palo
en la traducción de "A
Máguina do Mundo".
La acompasada voz
silente de la cachazuda máquina,
vino a mí: atrás y
adelante, adelante y atrás,
guiada por un operario
experimentado,
sutil e inteligente,
que se hacía preguntas
y respuestas,
y en los descansos
muchos
bajaba a tierra para
palpar con el pie el empedrado
o apoyaba, pensativo,
en el timón
los brazos cruzados,
las manos sobrepuestas,
observando los trajines
de los demás oficios
desarrollados a sus
pies.
Saturados de murmullos:
“hálito, eco
o simple sacudida”, mis oídos internos.
Lleno yo de un vigor
intuitivo
destinado a seguir
vertiendo
al castellano
esas “verdades más
altas que tantos
monumentos erigidos a
la verdad;”:
las tres robustas
palabras últimas del vibrante
poema
de Carlos Drummond de
Andrade,
adopté la decisión de
terminarlo así:
“…poco a poco se fue
recomponiendo,
mientras yo, valorando
lo perdido,
permanecía indolente,
mano sobre mano.”
PSdeJ, El Escorial a 15 de agosto de
2013
Poema de Carlos Drummond de Andrade
Traducción de Pedro Sevylla de Juana
Y como mis pies
palparan suavemente
una carretera de Minas,
empedrada,
y en la aldaba de la
tarde una campana ronca
se mezclara con el
murmullo de mis zapatos,
pausado y áspero; y
aves flotasen
en el cielo de plomo, y
sus formas negras
lentamente se fueran
diluyendo
en la crecida
oscuridad, bajada de los montes
y de mi propio interior
decepcionado,
la máquina del mundo se
entreabrió
para quien de romperla
ya se arrepentía
y solo por haberlo
imaginado lagrimaba.
Arrancó suntuosa y
reservada,
sin emitir un sonido
considerado impuro
ni un resplandor mayor
que el soportable
por las pupilas
gastadas en la observación
constante y dolorosa
del desierto,
y por la mente rendida
al registrar
toda una realidad que
excede
su propia imagen
esbozada
en el rostro del
misterio, en los abismos.
Se abrió en inocente
quietud, e invitando
a cuantos sentidos y
presentimientos conservaba
quien de haberlos usado
ya los perdiera
y no deseara
recobrarlos,
si en vano y
eternamente repetimos
los mismos periplos
tristemente desorientados,
invitándolos a todos,
en tropel,
a habituarse a los
desconocidos nutrientes
de la naturaleza mítica
de las cosas,
así me dijo, empero,
cierta voz
hálito, eco o simple
sacudida
atestiguando que
alguien, sobre la montaña,
a otro alguien,
noctívago y desventurado,
en conversa se estaba
dirigiendo:
“Lo que indagaste en ti
o fuera de
tu pequeñez y nunca se
mostró,
incluso aparentando
darse o rindiéndose,
y encogiéndose más a
cada instante,
mira, observa,
reconoce: esa abundancia
excedente en toda
perla, esa ciencia
sublime y tremenda,
pero impenetrable,
esa exégesis integral
de la vida,
ese vínculo inicial y
único,
que no llegas a
interpretar, pues tan arisco
se reveló ante la
vehemente investigación
en que te
desgastaste... percibe, considera,
abre tu pecho para
hospedarlo.”
Los más soberbios
puentes y edificios,
lo que en los talleres
se da forma,
lo que discurrido fue
y, seguidamente, alcanza
distancia superior al
pensamiento,
los recursos de la
tierra sometidos,
y las pasiones y los
impulsos y los suplicios
y todo lo que explica
al ser terreno
o se prolonga hasta en
los animales
y llega a las plantas
para filtrarse
en el sueño resentido
de los minerales,
rota al mundo y vuelve
a abismarse
en la insólita
disposición geométrica de todo,
y el absurdo primigenio
y sus enigmas,
sus verdades más altas
que tantos
monumentos erigidos a
la verdad;
y la gloria de los
dioses, y el imponente
sentimiento de muerte,
que florece
en el mástil de la
existencia más gloriosa,
todo se manifestó en
ese destello
y me reclamó para su
reino soberano,
sometido por último a
la visión humana.
Pero, como yo me
resistiera a responder
a solicitud tan
prodigiosa,
pues la fe se adormecía
igual que el ansia,
la esperanza más exigua
— esa aspiración
de ver desvanecida la
densa obscuridad
que entre los rayos del
sol aún se filtra;
como olvidados credos
requeridos
pronto y vibrantes no
se dispusieran
a colorear de nuevo la
cara neutra
que voy por los caminos
mostrando,
y como si otro ser,
distinto de aquel
habitante de mí hace
tantos años,
pasara a dirigir mi
voluntad
que, ya de por sí
inestable, se cerraba
semejante a esas flores
indecisas
en sí mismas abiertas y
cerradas;
como si un don tardío
ya no fuera
deseable, antes bien
desdeñando,
bajé los ojos,
negligente, distendido,
rehusando aceptar la
cosa ofrecida
que se abría gratuita a
mi intelecto.
La sombra más tupida ya
descansara
sobre la carretera de
Minas, empedrada,
y la máquina del mundo,
rebatida,
poco a poco se fue
recomponiendo,
mientras yo, valorando
lo perdido,
permanecía indolente,
mano sobre mano.
PSdeJ, El Escorial a 15 de Agosto
2013
HEBERT
POLL GUTIÉRREZ
Nacido en La Habana en 1977, vive en
Matanzas, Cuba. Licenciado en Comunicación Social es escritor, narrador oral
escénico, dramaturgo, guionista de cine, radio y televisión, animador turístico
y comediante. Miembro de la Asociación Hermanos Saiz (AHS), está graduado del
VII Curso de Técnicas Narrativas, auspiciado por el Centro de Formación Literaria
“Onelio Jorge Cardoso”. Suele utilizar el seudónimo Grafitti.
Por su labor ha
obtenido varios premios:
2013: Finalista
en el II Concurso de Recursos Litúrgicos, auspiciado por la Primera Iglesia
Bautista de Matanzas y el Centro de Reflexión y Diálogo Kairos. Finalista en el
Concurso Internacional de Relatos “Cada loco con su tema”, auspiciado por el
Grupo Editorial Benma, México.
2012: Finalista
en el Concurso Internacional de Relatos “La Republicana ” de
Madrid, España. Finalista en el I Festival Infantil del Audiovisual “LA ESPIRAL 2012” , convocado por los
Estudios de Animación del ICRT, La
Habana , Cuba. Finalista en el I Concurso Literario
Internacional “Toma la palabra, toma el mundo”, de Madrid, España.
2011: Premio
Mabuya de Cuento Fantástico. 2010: Finalista Concurso Internacional de Nano
Literatura, Venezuela.
2008: Premio
Concurso Nacional de Dramaturgia para Niños y Jóvenes “Teatrinos”. Premio
Concurso Nacional Titiritextos, evento celebrado en la VI Jornada de la Dramaturgia Cubana
y auspiciado por la Galería
El Retablo, el Centro de Documentación e investigación de las
Artes Escénicas “Israel Moliner Rondón” y el Consejo Provincial de las Artes
Escénicas.
2007: Premio Nacional
de la ciudad de Nueva Gerona en Literatura Infantil Juvenil, entre otros.
Tiene publicado
junto a su madre el libro de cuentos para niños y jóvenes: Emi Laará: Pequeñas Historias para Soñar (cuentos infantiles afrocubanos),
Ediciones Matanzas 2004, ISBN 959-268-038-8. Cosas de un niño grande (cuentos para niños y jóvenes), Editorial
El Abra, Isla de la Juventud ,
Cuba 2012, ISBN 978-959-276-066-0. 60
pasos para cambiar Cuba. Editorial Portilla, Estados Unidos 2012, ISBN-13
978-1479301171 / ISBN-10 1479301175. Cuentos
de un cubano sin miedo. Editorial Portilla. ISBN-10 1479396699 / ISBN-13
978-1479396696.
Aparecen también
escritos suyos en otras publicaciones como: Revista Matanzas, Monografías.Com,
Antología Expresiones Breves (Maracaibo Venezuela), Revista Con voz Propia
(Argentina), Revista Entre Líneas (Estados Unidos), Revista Literarte
(Argentina) Revista Letras Uruguay (Uruguay), Revista Elsiri Insomne
(Argentina), Revista Manchonería. Es (España), Revista Barquitos de San Juan,
Boletín Olokum y en el libro: La hora
Cero. Antología del Cuento matancero. Ediciones Aldabón 2005.
SE BUSCA UNA PRINCESA
Hebert Poll Gutiérrez ©
Personajes: Príncipe
Azul, Locutor, Rey Verde, Reina Amarilla, Personaje 1, Personaje 2, Personaje 3,
Personaje 4, Heraldo en off.
ESCENA 1
La escena representa un
castillo. Vemos un trono situado en el centro, las banderas que promocionan el
nombre del reino: Reino Puntos Suspensivos. A la derecha del escenario se halla
una figura de tamaño medio cubierta con una tela. Una música House o Disco
estremece el espacio escénico.
Locutor (a fondo de música): Si no tienes novio y eres infeliz,
no lo pienses más y cásate con el Príncipe Azul. Para mayor información llamar
al teléfono: 0000 ó escribir a la siguiente dirección electrónica:
mevoyacasarobligado@peroteharémillonaria.dollar
Y...
ESCENA 2
Una conga santiaguera
estremece el lugar. Otro personaje sale del televisor bailando, cantando. A
veces incita a los presentes a bailar y cantar.
Príncipe Azul (bailando y cantando): ¡Se acabaron las
princesas, qué felicidad!
Un relámpago estremece
el sitio. Sale otro personaje del televisor. La música cesa por breves
segundos. El Rey Verde se sienta en el trono situado en uno de los laterales
del espacio escénico y… breves segundos después se vuelve a escuchar la conga
santiaguera.
Príncipe Azul (bailando y cantando): ¡Se acabaron las
princesas, qué felicidad!
Rey Verde (grita):
¡Yaaa!
Silencio.
Rey Verde: ¡Hasta
cuando! ¡Tú tienes que casarte!
Príncipe Azul: Pero…
Rey Verde: Pero nada.
Príncipe Azul: ¡Eso
mismo padre! Nada. Divertirme, pasear por el mundo, es lo que deseo.
Rey Verde: ¡Vamos!
Gasté una fortuna buscando la princesa de nuestros sueños.
Príncipe Azul: ¡No!
Gastaste una fortuna buscando la princesa de tus sueños.
Rey Verde: Mis sueños
son los tuyos.
Príncipe Azul: Entonces
no los quiero, no quiero ser como tú.
Rey Verde: ¡No trates
de confundirme! ¡Tú me entendiste! (pausa
breve) Esta semana el reino ha sido visitado por las mejores princesas de
todos los tiempos, de todos los cuentos y tú… (imita al príncipe) ¡Quiero divertirme, pasear por el mundo! (pausa y transición) ¡Dime! ¿Por qué
rechazaste a Blancanieves?
Príncipe Azul: Quien se
casa con Blancanieves también se casa con los siete enanos. (pausa) Para no aburrirte. Cenicienta es
una obsesiva compulsiva. Es una adicta a la limpieza. Además no quería
provocarle un infarto cuando entrará a mi cuarto, cuando viera mi caballo
durmiendo en la cama y mis botas en el refrigerador. Caperucita Roja está
enamorada del Lobo Feroz. La
Bella Durmiente conjuga demasiado el verbo dormir. Ricitos de
Oro también está enamorada del Lobo Feroz.
Rey Verde: ¿Fiona?
Príncipe Azul: Casarme
con una ogra? ¡No seas extremista! Además padre, ya yo tengo mi princesa.
Rey Verde: ¿Quién es?
¿De qué familia?
Príncipe Azul: ¿Acaso
importa? Todo a su tiempo.
Rey Verde: ¡Quiero
conocerla!
Príncipe Azul toma el micrófono real.
Príncipe Azul: Mi amor,
ya escuchaste. Mi padre quiere conocerte.
Silencio.
Príncipe Azul: Mi amor,
ya escuchaste. Mi padre quiere conocerte.
Iluminación de la figura situada a la derecha del escenario.
Príncipe Azul se acerca hacia ella, la destapa y… observamos un maniquí
masculino con ropa interior femenina. Silencio. El rey permanece en silencio
mirando lo recién descubierto y viceversa.
Personaje 1: Por eso
rechazó a mi hija.
Personaje 2: Yo siempre
lo supe.
Personaje 3: ¡Córtenles
las cabezas!
Personaje 4:
¡Ignorantes! Los hombres también pueden jugar al amor.
El rey saca una pistola.
Rey Verde (enojado): Tú
no eres mi hijo, ¡no eres mi hijooo!
Persecución por el espacio escénico. Después de breve tiempo
de persecución, los perseguidos tropiezan y caen al suelo. El rey se acerca,
todavía es controlado por el odio a lo diferente, el Rey va a disparar, va a
disparar y… escuchamos trompetas.
Heraldo en off: Señoras
y Señores. Ladies and Gentleman. Con ustedes, aquí, ahora, el verdadero jefe de
esta comarca.
ESCENA 3
Aparece Reina Amarilla.
Todos hacen una reverencia. La recién llegada camina lentamente hacia el Rey,
lo besa en las mejillas y le quita la pistola no sin antes decirle, con su voz
de miel:
Reina Amarilla:
¡Cálmate! ¿No ves que nuestro hijo es feliz?
Príncipe Azul y su novio se ponen en pie y se besan.
Mientras se besan escuchamos fragmentos de una canción de José José que dice:
Soy así, así nací y así me moriré (se repite varias veces). FIN.
MARÍA ISABEL CLAUSEN
Narradora y
poeta. Nació y reside en General Roca, Provincia de Córdoba, Argentina. Es
maestra normal nacional.
• Obras
publicadas: De corazón a corazón (homenaje
a veteranos de Malvinas, Feria del Libro provincial y nacional 1998), Entre
tu mano y la mía -a 20 años de Malvinas una historia real- (participante en
el coloquio internacional de la
Universidad de Nottingham, Inglaterra, noviembre 2006 y en la Feria del Libro de Córdoba, 2003-2004),
Hojas al viento (aforismos, 2004), Reflejos del alma (poesía, 2006), Mientras habla el alma (poesía, 2009), Posdata (narrativa, 2009), Palabras a vuelo (poesía. 2012), Cuentos cortos para noches largas (cuentos
y relatos, 2012), Antologías: hors de
combat (The Falklands/Malvinas Conflict, Nottingham, 2006), Antología (SALAC - General Roca, 1999), Antología (SADE - San Francisco, 2006), Antología poética latinoamericana De
Baigorria con amor (2004 al 2012), XIII
Antología poética narrativa - nacional (ECA, 2010), Antología poética narrativa - La soberanía que aún espera (Bell Ville,
Córdoba), Antológia escritura compartida
(Editorial CEN, internacional, 2009-2012), Convergencia
internacional de poesías, relatos y cuentos (Junín País, 2009-2012).
• Distinciones
en cuento: Primer premio Bell Ville 2010, Primera mención Bialet Masse 2010, Segundo
premio SADE Coronda (Santa Fe) 2010, Tercer premio Punta Alta 2011, Mención
especial cuento El Quijote de Plata - San Lorenzo 2011, Primer premio Bell Ville
2012, Mención de honor poesía Junín País 2012, Finalista escritura compartida 2012,
Mención de honor cuento Junín 2012,
• Distinciones
en poesía: Tercer premio SADE San Francisco 2006, Mención especial concurso
literario nacional Poesía en Azul - Baigorria (Santa Fe) 2010, Tercer premio Punta
Alta (Buenos Aires) 2011, Mención especial nacional El Quijote de Plata - San Lorenzo
(Santa Fe) 2011, Mención de honor Junín (Buenos Aires) 2011, Mención especial –
CEN Ediciones Córdoba 2011, Mención de honor poesía Córdoba 2012.
• Conferencias
y otras actividades: Expositora en la I Feria de Autores Cordobeses Carlos Paz 2012, disertante
en la I Feria
de Autores Cordobeses - Regresando a Malvinas, 2012, conferencias sobre temas
de veteranos de Malvinas (estrés post-traumático). Pertenece al taller
literario de Inriville y a Cultura de General Roca y a Cultura de la Municipalidad de
General Roca. Participó en encuentros y congresos de escritores en Nottingham,
Inglaterra y en diversas localidades de las provincias de Córdoba y Santa Fe. Forma
parte de “El Taller”, institución literaria de la localidad de Inriville.
EL REGALO
María Isabel
Clausen ©
“Temía haber
olvidado lo que era el amor cayendo en gotas, con la dulzura de la lentitud que
el alma te obsequia para gozarlas plenamente, como al vuelo del pájaro que
planea para llenarse los ojos de colores, hasta que tú llegaste, y me volví ese
pájaro. Mi imaginación abrió sus alas y se perdió en las alturas, en la
libertad del espacio y se fue a París.
De gotas de
amor estabas hecha, de pétalos de seibo apasionadamente rojos, con ojos
pintados de mar y caracolas que te llevaron lejos, a Francia, donde los
picaflores se refugian en invierno.
Y te imaginé
bella como la primera estrella que ilumina la noche, y te sentí tan dueña de mí
como mi sangre, tan necesaria para mí como el aire, tan pegada a mí como mi
piel, y enrosqué mis sueños en tus dedos para que los tejas en el telar de tus
primeros pasos con hilos de libertad, rumbos, distancias y asombros”.
Pensaba y
soñaba al mismo tiempo en su obligada soledad.
Estaba
entregado al amor en el sofá, observando la luz del sol jugando con las sombras
del jardín, pensando que la vida era cruel, cuando nos enfrenta con una
dolencia peligrosa, para que nuestros días sean un tiempo marcado con un punto
y aparte cercano.
Sonó el
teléfono.
Se levantó
lentamente como si algo lo aplastara contra el piso, tomó el tubo con desgano:
–¿Si?
–¡Llegó,
Eduardo, nuestro regalo llegó! –una voz conocida y amada le contagiaba su
júbilo.
–¿Cómo está? –atinó
a preguntar, porque aunque sabía que llegaría, la noticia lo hacía desear estar
en París, teniéndola en sus brazos, perdiéndose en su mirada como en el mismo
cielo, llenándola de besos, de los primeros besos de abuelo que un ángel sin
alas llamada MÍA le robaba a su corazón de hombre tierno. Y sintió algo de
celos, la voz, aquella, que le daba la noticia estaba en Paris, regalando sus
primeros besos de abuela.
Miles de
palabras iban y venían por el cable, de pronto, la vio en la pantalla de su
computadora.
El rostro
rosado, adormilado de su primera nieta recién nacida, parecía hacerle guiños de
complicidad ante la vida.
Gota a gota el
amor caía por su rostro hasta llegar a su corazón y cada lágrima le escribió
sobre él dos nombres, Mia Uma, era el título de un nuevo diario íntimo, hacia
otra página de la felicidad.
LAS VOCES QUE
PERTURBAN
María Isabel
Clausen ©
Vienen de muy
lejos,
¡de tan lejos!,
que los
suspiros del tiempo
están cansados
de acarrearlas.
Surgen en las
noches de soledad,
¡opacan la visión de
las estrellas!
convierten al
cielo en un viejo
pergamino
ajado,
desprovisto de
azules y dorados rasgos.
¡Lastiman
impiadosamente!
y el alma se
deshilacha en harapientos
desvelos de
tiempos,
mientras el
corazón sangra.
SALVADOR
ALARIO BATALLER
Valencia, España.
Doctor en Psicología. Psicoterapia-Sexología. Narrador.
Obras:
• Narrativa: “La conciencia de la bestia”, edición de autor, finalista Premio
Planeta de Novela 1997; “La ciudad
desvanecida”, relato seleccionado en concurso de la revista Escribir y
Publicar en su editorial, Colección Escritura Creativa, integrante del volumen
de cuentos Así escribo mi ciudad,
Grafein Ediciones, Barcelona, 2001; “Descensus
ad Inferos”, ídem anterior, pero perteneciente al libro de cuentos “32 maneras de escribir un viaje”,
Grafein Ediciones, 2002; “Malditos. La Biblioteca olvidada”,
Iván Humanes Bespín y Salvador Alario Bataller, Grafein Ediciones, 2006; “101 coños, Ilustraciones y breves”,
Carlos Maza Serneguet, Salvador Alario Batallar e Iván Humanes Bespín con ilustraciones
de Vanesa Domingo Montón, Grafein Ediciones, 2008; “Antología de microrrelato y relato corto”, coautor, compilador Leo
Zelada, Lord Byron Ediciones, Madrid, 2008; “Antología
hispanoamericana de poesía y relato corto”, ídem anterior pero 2009.
En http://www.lulu.com/alario7: “Un estudio crítico del Necronomicón
Apócrifo” (ensayo, 2006), “Las
aventuras carpatianas del profesor Exhorbitus” (novela, 2006), “El murciélago monstruoso” (novela, 2006),
“Historias de amor, dolor y sexrroll”
(cuentos), “El amante perfecto y otros
cuentos por inferencia” (cuentos), “Las
nocturnidades de don Arturo del Grial” (novela, 2002, 2011), “El doctor amor y las mujeres” (novela, 2006,
2011), “El disfraz de Dios” (cuentos,
2004, 2011), “Macho, machote” (cuentos,
2011), “Entre Pepe Eros y José Tanatos o
Don’t cry for me Nicolasa” (cuentos,
2011), “La ciudad desvanecida y otros
relatos” (cuentos, 2006, 2011), “La
trilogía de Ecce cualquiera”, tres volúmenes: “La trama sináptica”, “Los estados intestinales” y “Cuando cazaba pelos”
(novela, 2011, 2012), “La Eva imposible” (cuentos, 2012),
“Venus -1” (cuentos, 2012), “Cuentos menguantes” (2012), “El ojo,
el sueño, la vida y la muerte” (cuentos largos, 2012), “Besos afilados (una visión particular del vampirismo)”, ensayo, “Del amor; cuentos crecientes” (en
elaboración, 2013).
Cuentos en http://www.narrativas.com/ TORETEO, Todas
las artes argentinas y otras: “Espejos”
(2007), “Los pequeños” (2007), “La angustia última” (2008), “Lo que trajo la noche” (2008), “Jenny o el vacío ético, monográfico sobre
cuentos eróticos” (2008), etc.
• Científica: Siete libros de Psicoterapia y Sexología
(Promolibro, Valencia). Treinta y nueve artículos especializados en diversas
revistas (redactor de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de
Enlace, http://www.editorialmedica.com).
En elaboración (http://www.lulu.com/alario7): “Nuevo
estudio de casos en Terapia del comportamiento 1. 30 años de experiencia en psicología clínica y sexología” (ensayo,
2013), “Nuevo estudio de casos en Terapia
del comportamiento 2. 30 años de experiencia en psicología clínica y sexología”
(ensayo, 2013).
A continuación se
ofrecen tres obras del libro “Cuentos
menguantes”.
ONCE MINUTOS Y SE ACABÓ
Salvador Alario Bataller
©
1 Tengo delante de mí
el revólver con el que, dentro de once minutos, me pegaré un tiro. ¿Por qué
once minutos y no cinco, tres o nueve? No sé la respuesta, siempre me gustó ese
número.
Me imagino el proyectil
entrando en mi cabeza, reventándola, la deposición blanda de la sangre y los
sesos en el suelo (plof, plof, plof…), la gran hendidura humeante en la sien,
el cráneo resquebrajándose, hueso y piel abriéndose como una granada. No me
conmociona.
2 Tengo de todo, pero
el suicidio para un hombre que lo tiene todo no supone un acto aberrante. Lo
hago por el vértigo del vacío.
La cena fue opulenta,
opíparo preámbulo para el viaje definitivo. Después me senté en el sofá y abrí
la caja de barbitúricos. Me serví otra copa. Sentí que mi casa era una
sepultura. Creí percibir el olor del incienso y tuve ante mis ojos, muy
brevemente, la desolación de un viejo camposanto… No sé cuantas copas y
pastillas he tomado, aunque todavía no noto ningún efecto.
3 No nací malo, eso es
de cajón. Tampoco tuve una infancia traumática, ni una juventud especialmente
desgraciada. Simplemente era un vago y me gustaba demasiado el dinero, y lo que
proporcionaba. Bastó que me brindaran la oportunidad. No soy como los otros, no
siento como las demás personas. Tampoco soy ningún psicópata ni nada por el
estilo, simplemente realizo un trabajo sucio en el contexto de una organización
determinada.
4 Ayer, antes de que el
vacío me abrumase, mientras me acercaba a la finca, tuve una sensación extraña,
la certidumbre de que un ciclo se acababa y comenzaba otro, con lo cual mi vida
cambiaría inexorablemente. Fue la misma sensación que tuve hace años cuando
comencé a trabajar con Eskurra, el jefe supremo. Resultaba evidente donde me
había metido y no había vuelta atrás. Tenía dieciocho años recién cumplidos. De
la mano de Román me inicié en el trabajo. Recuerdo que me afeité con esmero,
mientras él, perfectamente trajeado, me observaba, un tipo bronco, al que todos
respetaban y temían. Me tuvo simpatía desde un principio. Me había dejado
perilla para endurecer mi cara y el rostro de muchacho agrio que el espejo me
devolvió me dio confianza, aunque habrían de ser los actos los que irían
maliciando con los años cada uno de mis rasgos. Desde el asesinato a la
tortura, todo lo llevé a cabo sin la menor vacilación. Con el tiempo me fui
desprendiendo de tripas, dudas, remordimientos.
–Esto es como una rueda
que no para, al final da igual ocho que ochenta –me dijo Román un día–, acabas
perdiendo el alma.
5 Asesiné al poeta y al
ignaro, a la virgen y a la ramera, al mísero y al rico, y ahogué la inocencia
más pura bajo el almohadón de plumas. Eskurra me lo ordenó y yo, sin la menor
conmoción, lo hice. Matar me excitaba, me daba una vida que no podía encontrar
en las cosas normales, en todo aquello por lo que viven y trabajan los otros.
6 Recuerdo cuando Román
murió. Rumio angustiosamente ese día maldito. Actué raudo, no deseaba mantener
ninguna conversación con él, tener que mirarle a la cara antes de matarle.
Prefería entrar y acabar rápido. Conocía perfectamente sus costumbres, habíamos
compartido piso durante los últimos siete años. Era lo más parecido a un amigo
con que me había tropezado en toda mi vida, tal vez un hermano mayor e incluso
un padre. Todos estos sentimientos me los fue inspirando poco a poco, a través
de nuestra relación profesional, aunque nuestro trabajo ponía un límite para
ciertas cosas, una frontera que uno no debía rebasar. Lo único importante era
el trabajo en sí y, claro, el dinero.
7 Abrí el portón
principal y me metí en la finca. Pulsé el botón del ascensor. Esa tarde me
llamó Eskurra y, con un tono de voz que no admitía apelación, me dijo lo que
tenía que hacer. No sabía el motivo, solamente tenía que cumplir la orden.
Entré en el piso y me encaminé al salón. Estaba sentado en el sillón (donde
estoy ahora), de espaldas a mí, viendo el fútbol. Iba en mangas de camisa. Se
movió y me lanzó una mirada de inteligencia por encima del hombro.
–Hola, hijo –dijo y
volvió la vista al televisor.
Disparé. El tiro le
atravesó limpiamente el cráneo de parte a parte e hizo añicos el aparato, que
se desmoronó con un estrépito de chispas y humo. Apenas se había movido, tenía
la barbilla caída sobre el pecho, pero la materia encefálica se desparramaba
por el agujero como gelatina. Salí y ya en la casa de Eskurra éste me recibió
con una dilatada sonrisa bajo sus ojos zainos. Me pidió que cenase con él.
Después llegué a mi apartamento y me acosté. Ni me inmuté ante el hecho de que
mi imagen no se reflejara en el azogue.
8 Me cuesta tener los
ojos abiertos… Recuerdo cuando eliminamos a la familia de Galaola, nuestro
competidor en el narcotráfico; lo quemamos vivo junto a su mujer y sus tres
niños pequeños. Aquella noche, mientras me aseaba en el lavabo, creí ver, por
un momento, que mis rasgos parecían desdibujarse en el cristal, que el reflejo
vacilaba y se volvía más tenue por instantes… Cuando maté a Román desaparecí.
Y de repente un día,
sin más, apareció ese sentimiento negro, el saber que me había vaciado, que
había agotado todo mi potencial personal, que nada me quedaba por hacer, ni me
interesaba. Me sentí como una mísera mota de polvo, que ya no era un hombre.
Entonces, mi solución consistía en morir.
9 Sucedió gradualmente.
Al principio era como una sutil vibración en el azogue, como un parpadeo casi
imperceptible en la materia pulida, un ligero decaimiento de los rasgos y, con
el tiempo, un desvanecimiento gradual de toda la figura, comenzando por los
rasgos más gruesos, la nariz, la boca, las cejas y los ojos. Es extraño que no
me diera cuenta hasta que el cambio fue muy ostensible, una sombra primero,
algo como agua que se movía en la luna después, y la nada finalmente.
Gradualmente me
desvanecía, fue hace solo unas semanas cuando mi imagen desapareció en el
espejo. Todo había terminado. Ahora soy un hombre sin alma, mejor dicho no soy
ni siquiera un ser humano. Debo entonces acabar con todo. Un hombre no puede
vivir sin su sombra, necesita una, por ínfimo que sea.
Soy definitivamente un
saco roto, un hombre lleno de agujeros. Algo así no puede existir. No siento
miedo, ni por asomo culpa, solamente ese vacío desolador que no puedo soportar.
10 Soy un tipo muy
duro, pero no soy inconmovible. No es el vacío lo que me ha derrotado, es lo
que lo ha provocado. Ahora lo veo con una nitidez meridiana. ¡Román…! Con su
muerte algo se perdió para siempre, algo de importancia capital, aunque no me
diera cuenta en su momento. Uno no vive solo ni en sí mismo, se necesita una
figura de referencia. Todos necesitamos un referente por el que vivir... Lo
único que tuve en el mundo fue su apoyo incondicional y estoy convencido que, a
su modo, me quería. Su muerte me ha sumido en la melancolía. Eso es lo que
siento exactamente, el vacío al que antes me refería nace de la pérdida. En
realidad nunca tuve nada, salvo un afecto. Con su ausencia ya no hay nada que
me ligue a estas cuatro piedras. Hasta las fieras tienen un padre y una madre.
Este hecho me acercaba hasta hace un segundo a los hombres, pero no me
justificaba. Pero ahora extrañamente todo está cambiando. Es algo distinto de
lo que experimenté frente al espejo, mientras desaparecía, una sensación de
desintegración total, de no retorno. Ahora siento que no soy, que una fuerza
extraña me convierte en algo menos que una sombra, como si me diluyera Mis
manos…, son como apéndices trasparente, las venas como telas de araña.
11 Hace breves
instantes era un vacío triste que debía llenar con una bala, aunque ahora sé
que no tendré esa posibilidad. No tengo miedo, sin embargo, tampoco pena, pero
sí una agitación que me arrebata y a la vez me desvanece. Es el peor de los
finales, nunca creí recibir este castigo: me diluyo en una nada absoluta, el
revolver ya no será mi verdugo, ni la truculencia el pobre tributo que pagaré por
mi falta, un dolor que cobardemente quise aminorar con las drogas que tomé con
la monotonía de un robot. Quizás ese de dolor saldase parte de mi cuenta, la
deuda de un infame. Ya no debo apresurarme, buscando que el alcohol y las
drogas me den una muerte blanda e inmerecida. Ahora es peor: todo huye,
desaparece…
EL VARÓN DESMEMBRADO
Salvador Alario Bataller
©
Cualquiera no tuvo en
su vida ninguna enfermedad grave. Las pocas dolencias habituales que padeció se
le fueron curando solas. Era, por lo demás, un hombre de buen humor y trato
cordial. Su posición social era envidiable, como su cabeza, y, se le mirase por
donde se le mirase, era un hombre de honor, lo que se conoce como un perfecto
caballero. En general, además, resultaba una persona accesible y sencilla.
Un día, al levantarse
de la cama, se sintió débil y desmadejado, una extraña sensación general de
inestabilidad y zozobra crecientes. Notaba que las extremidades apenas se le
mantenían unidas al cuerpo, con una floja adherencia gelatinosa, como si se le
fueran a desprender de un momento a otro. Aún así, por su carácter fuerte y
resuelto, trató de no preocuparse.
–Me siento bien, pese a
todo –le dijo a su mujer–. Pero no puedes imaginar las sensaciones tan extrañas
que noto por todo el cuerpo. Es como si me fuera a desgranar de un momento a
otro.
–Alucinas –le respondió
su mujer.
No obstante, al día
siguiente percibió una especie de recuperación y, aunque se sintiera bien en
términos generales, no estaba tan en forma como en los días anteriores a la
insólita experiencia de aquella madrugada de marzo, cuando puso los pies en el
suelo después de una noche apacible. Sin embargo, el futuro le deparaba
acontecimientos amargos.
Ya dijimos que era un
hombre de honor, además de bueno (en realidad no se puede ser una cosa sin la
otra) y jamás hubiera esperado que su esposa, el gran amor de su vida, le
engañase con uno de sus amigos. Sufrió un gran colapso emocional, pero no
aseguraría que perdiera la razón. Sin embargo, comenzaron a ocurrirle cosas muy
extrañas desde el instante fatal que tuvo ante sí a la ofensora, que temblaba
como una hoja, temiendo el fin.
Quiso sodomizarla,
forzarla con gran dolor, hacerle pagar el desdoro de su hombría, pero ante su
estupefacción y por una razón inexplicable, el pene se le desprendió,
resbalando pantalón abajo hasta quedar en el suelo inerte como un guiñapo.
Horrorizado como
estaba, tomó coraje y decidió estrangularla, pero los brazos se le
desprendieron del tronco como ramas secas de un árbol añoso.
A esas alturas la suripanta
ya estaba loca y gritaba como una cerda, pero él aún intentó destrozarla a
patadas, pero sus piernas corrieron la misma suerte que sus brazos. Cualquiera
no recuerda qué sucedió a partir de ese momento, ya que perdió el conocimiento.
Yo me lo imaginaba como un hombre reducido a casi nada, que rodaba por el suelo
como una peonza patética mientras sufría los golpes que le propinaba la
destructora. Pero eso no puedo afirmarlo, porque desde aquel día ella no ha
recobrado la razón y, como cabe pensar, no hubo testigos en el desarrollo de
los insólitos acontecimientos.
Fue el hermano de
Cualquiera quien lo encontró en aquel estado lamentable, próximo a la agonía.
Sin embargo, después de muchos cuidados, logró sobrevivir y ahora, aunque
disminuido, no se siente menos que cualquiera. Se mueve mediante una silla
mecánica diseñaba ex profeso y las veces que hablé con él manifestaba un
excelente humor, cosa que yo nunca entendí. Dijo que, a pesar de tanta pérdida,
agradecía tener el pensamiento y la palabra, lo más sobresaliente del hombre,
lo que más podía acercarle a la libertad y al honor, los que, a decir verdad,
nunca perdió.
Un día, el infortunio
volvió a presentarse en su vida y a golpearle de manera definitiva. Fue en una
cena de trabajo en su casa, mientras hablaba de sus negocios con su hermano y
otras personas allí reunidas. Ante la estupefacción de todos, Cualquiera,
sentado en su patético sitial, pareció vacilar y disminuir de tamaño y después,
de modo inexplicable, su cuerpo se fue licuando como un helado al sol, lenta
pero irreversiblemente. Todo él quedó reducido a una mancha pardusca y
nauseabunda en su sitio al pie de la gran mesa. Y finalmente todo aquel amasijo
de lo que fue un hombre notable, desapareció poco a poco en un punto del suelo,
a través de una grieta infinitesimal en la que nadie había ni hubiera podido
reparar.
Antes de perderse para
siempre en la nada absoluta, en su caída abismal, un vestigio de inteligencia,
cuatro neuronas conexas que se fundieron al fin en el légamo pestilente, le
llevaron a pensar con resignación que, pese a todo, no fue la única víctima de
esos descalabros de la vida, que antes que él hubo un hombre que se convirtió
en un insecto y un segundo que, por su patológica levedad, acabó perdiéndose
para siempre en un punto del cielo halado en un viaje infinito.
Salvador Alario Bataller
©
Aunque pueda parecer
una barbaridad, debo afirmarlo rotundamente; mi mujer es perfecta y nuestro
amor durará hasta que el tiempo se nos lleve. Complaciente, sumisa,
inteligente, sensible, ardiente, son unos rasgos que he apreciado en ella desde
el principio, todo lo que un hombre puede desear, mucho más de lo que un fulano
como yo merece tener en su estrecha existencia. Eso era antes, pero, desde que
la conocí, mi vida ha cambiado. Sigo siendo un don nadie, pero ella me da tal
felicidad que mi anterior vida se ha vuelto ilusionante. Con ella y poco más,
el mundo me es más que suficiente.
La conocí hace dos
años, por Internet. Por fin vino de China. Habla cinco idiomas y nunca protesta
por nada.
Hablo con ella de
cualquier tema, de cine, de deporte, de pintura, de viajes y, aunque no tenga
tanto criterio como yo, sin falta tiene la frase adecuada en el momento justo,
y sobre todo escucha, siempre con esa mirada dulce en sus ojos de aguas negras
profundísimas. No discutimos nunca, siempre que le planteo un plan me contesta
“lo que tu quieras” y así todo es fácil, sin roces ni voces, aunque a veces me
gustaría que me sorprendiese con algún plan, con algo que me pidiese, aunque
fuera egoísta. Pero cada cual es como es y el que ama de verdad no quiere
cambiar al ser amado. Si le ama no desea que sea diferente. Lo otro no es amor,
es hacerse el amor a sí mismo a través del otro. Egoísmo puro y duro.
El sexo, bueno hacer el
amor con ella, es indescriptible, por cualquier orificio, de cualquier forma,
nada le da asco, nada le parece excesivo, siempre está dispuesta y
permanentemente te comprende. Trabajo ahora desde casa, la empresa me ha
permitido hacerlo y desde mi oficina me siento el rey del mundo y puedo pasarme
dos días sin dirigirle la palabra, enfrascado en mi trabajo, que
indefectiblemente está ahí, sonriente, acogedora, abierta. Creo que si no la
tuviera, me mataría.
Cada día hacemos el
amor, gozamos del sexo de cuantas formas se nos ocurre, siempre antes de una
cena romántica, en la cual casi no hablamos, sino que comemos embelesados
mirándonos el uno al otro, bendiciendo ese don que la vida nos ha hecho
compartir.
Hoy, como cada día,
antes de nuestra cena especial (no es bueno hacer el amor haciendo la
digestión, es fisiológicamente incompatible), hemos terminado en a la cama.
Como en cada ocasión, al finalizar, le preguntaré: ¿me quieres? (no puedo
evitarlo, en nuestro caso no es inseguridad, sino parte del dulce juego amatorio)
y ella me responderá, como siempre, satisfecha y pletórica: “No te quiero, te
adoro”, mirándome con sus maravillosos ojos de ópalo divino.
Hemos llegado a una
como siempre y nos abrazamos, exhaustos y complacidos, la miro y, como siempre,
le pregunto: “¿me quieres?”; y ella me ha contestado “No…”; está inmóvil,
ausente, sus ojos se han apagado y su rostro es una mancha desolada. Su
respuesta ha sido para mí algo más que una negativa. Pese a que las máquinas
suelen errar. Aunque los ingenios mecánicos no suelen ser perfectos. La
batería. La carga de la batería. Quién sabe. Pero su respuesta ha sido para mí
algo más que una negativa. No sólo un nimio problema robótico. Un golpe en toda
regla. Un puñetazo en la boca.
LILIA
MORALES Y MORI
(México, 22/2/1946).
Estudió Biología en la
Facultad de Ciencias de la UNAM. Es narradora,
poeta, diseñadora de arte fractal e inventora de juegos y modelos matemáticos. En
2010 adquirió la nacionalidad española de origen, de la región Catalana con el
nombre de Lilia Morales Mori.
Trabajó en el Instituto
Veracruzano de Cultura como coordinadora de talleres literarios de la Casa Salvador Díaz
Mirón donde también impartió un taller de teatro infantil.
Su poema “Raborá” (homenaje a los poetas
malditos) fue escenificado en el Museo Universitario del Chopo de la ciudad de
México y en la Casa
de cultura SINAC. Participó en la
V Bienal Internacional de Poesía Visual Experimental, donde
expuso una instalación y uno de sus poemas visuales fue seleccionado para la Antología Poética
Conmemorativa que se publicó en Italia. Ha publicado en varios periódicos y
revistas literarias digitales e impresas de México y España. La revista de
divulgación científica de CONACYT le publicó algunos cuentos, cuya temática se
desarrolla a partir de uno de sus modelos matemáticos sobre “Espacios
Polivariantes”. Presentó su primer libro de poesía “Oráculo” en el museo José Luis Cuevas. La obra poética construida
a partir de un modelo matemático es un generador de miles de “poemas
oraculares”. Otra particularidad de este libro es el hecho de estar acompañado
de un hermoso y complejo juego de tablero impregnado de símbolos y reglas
particulares que distinguen al ganador de la contienda con la obtención de su
propio poema oracular. Primer premio nacional de ciencia-ficción con el cuento “Huka-Yami”, otorgado por el gobierno y la Universidad de
Guanajuato. Ha traducido la novela de ciencia-ficción “Alpha Centauri”, del escritor italiano Marco Santini, del inglés
al español. Recientemente publicó en internet el e-book “Espejismo Fractal”, con una recopilación de su obra poética,
cuento y ensayo. Actualmente escribe y publica por entregas en la red una
novela de fantasía y ciencia-ficción titulada “Sincronía”. Se encuentra en preparación su libro “Hacia la Creatividad Cuántica ”,
en el que narra las circunstancias que la llevaron a investigar y desarrollar
modelos matemáticos para el estudio de las habilidades del pensamiento. En
breve publicará en internet una nueva edición de su poema oracular: “Oráculo” (El Juego de las Sentencias). Mantiene
cuatro blogs literarios y dos de difusión científica.
Más datos biográficos
en: http://www.poesiademujeres.com/2013/01/los-sedraks.html
EN CÁMARA LENTA
Lilia Morales y Mori ©
Leo un libro
incomprensible
en la terraza de un bar
debiera sentirme sola
porque la silla frente
a mí
está vacía
y porque la gente que
me rodea
no se ha percatado de
mi presencia.
Tomo una cerveza
oscura y… tibia (como
siempre)
algo imperdonable para
una bebida
que debiera ser refrescante
pero esta mañana
con la luz del día
algo se me escapa
porque todo transcurre
en cámara lenta
¡y a la inversa!
¡Si!
no cabe duda
te has levantado de la
silla
desandando tus pasos
lejos de mí.
Un niño en la calle
vende periódicos
a nadie le interesan
las noticias de ayer
ni siquiera las de hoy
porque pronto todo
dejará de ser noticia
tal vez por eso
los duraznos han vuelto
a la flor
y la flor del árbol a
la semilla
que permanecerá en la
tierra
oculta
latente
implícita y silenciosa.
El viento arrastra las
nubes
que anunciaban lluvia
un joven se desprende
de los brazos de su amada
que ha vuelto al calor
de otros brazos
su primer amor de
cabellos oscuros y rizados
el ajetreo de la ciudad
se ha paralizado
y como una ola de polvo
se diluye por sus
calles
llevándose entre los
restos de la gente
el lánguido sonido de
un organillero.
El mesero se ha ido
el bar permanece
cerrado
recorro las calles que
antes fueron avenidas
senderos que serpentean
la nostalgia de un sueño
vuela un pájaro
nace una flor
inicia el día
todo transcurre con la
insensible monotonía
que aprisiona el
transcurrir del tiempo
mientras yo leo
desde mi ventana
las páginas de un libro
incomprensible.
DOLOR DE CADA DÍA
Lilia Morales y Mori ©
Mansedumbre…
amaneceres de sombras
tormento de un sol
atribulado
tinieblas del viento
negrura que se adhiere
a la nostalgia
pesadumbre de un vacío
silencioso.
Dolor de cada día
hambre que se sacia
con migajas
frío que se cubre
con escombros
infierno fatigado de
pesares
perenne congoja
cadavérico averno del
tiempo.
Dolor de cada día
mancha del infortunio
entreverada en la nada
en la ausencia de quién
lo olvida
y lo pasa de largo
como el aire cotidiano
irrespirable
donde sangran los ríos
que lavan las penas del
pasado
y nutren inmutables
los desvelos fortuitos
del mañana.
(cuento de ciencia-ficción)
Lilia Morales y Mori ©
Domingo 29 de Junio del
2025
10 AM
Permanecía sentado en
una banca de Central Park al norte, cerca de la Quinta Avenida y la
97. Pensativo, le daba de comer a un grupo de palomas exuberantes tratadas
genéticamente contra el bórtilo, un virus aviar pandémico que había arrasado
prácticamente con toda la población de pichones localizados en las zonas
templadas y en las proximidades de los círculos polares de todo el mundo. Se veía
agotado, con el rostro macilento parecía declinar en menos tiempo de lo usual
en esa época donde la vejez era una grave y peligrosa enfermedad. Había pasado
un año desde su histórica hazaña frente al mundo. Testigo de su propia
descrionización, Daniels Hokoppler había vuelto a la vida para atestiguar su
más terrible y lastimosa realidad. A los ochenta y cinco años, con la
apariencia de sesenta y cinco era irremediablemente un anciano. Imaginó bajo la
sombra de ese majestuoso árbol a Mónica, la adorable joven que había cautivado
los últimos días de su anterior existencia, y ahora, en su retorno a la
pos-realidad, la encontraba plenamente rejuvenecida, primaveral, fragante como
una rosa en capullo, una chiquilla apenas de dieciocho años. No recordaba si entonces
Moni, la querida Moni, tenía treinta, sólo recordaba la pasión desbordada que
junto a ella su corazón enfermo dejó su vida marchita en jirones.
Los domingos le
parecían aciagos, la soledad de su departamento en un lujoso edificio del
barrio de Manhattan era insoportable, su familia le era completamente ajena y
sus amigos ocasionalmente lo llegaban a visitar. Miró con melancolía el espejo
de agua del lago donde muchas veces se soñó caminar junto a Mónica tomados del
brazo, tal vez enamorados. Vio en el reflejo del agua la imagen inversa de los
altos edificios que tan bien conociera desde su infancia. Añoró si vida o su
pre-vida, ahora todo le parecía confuso, no se ubicaba en una sociedad caótica
de multi-seres prefabricados, no alcanzaba a distinguir entre unos y otros y
eso lo irritaba, siempre estaba colérico, había gastado un dineral en el
Instituto Alcecor de suspensión criónica para nada. Por fortuna tenía dinero y
mucho, sus inversiones post-morten habían crecido como la espuma, su negocio de
productos y organismos transgénicos acaparaba notoriamente el mercado de las
bolsas de valores.
Se levantó de la banca
e inició su acostumbrada caminata en dirección al lago cuando fue interceptado
por un tropel de jóvenes deportistas de todos los sexos, que marchaban al ritmo
de un canto neosonik-hard muy sonoro y retumbante como la estupenda musculatura
de las piernas y los brazos desnudos de los soniks. Irremediablemente los
odiaba, a pesar de que esa generación de músculos de hierro era producto del
consumo de sus transgénicos. Los vio alejarse dejando a su paso una nube de
polvo y un olor a feromonas frenético de juventud y atracción indiscriminada
entre ellos. Apresuró el paso por el césped hasta la orilla del lago donde se
sentó junto a unas rocas bajo la sombra de una carpa colorida, adornada con
flecos y borlas que el viento movía refrescando el cálido ambiente.
11AM
Alargó la vista hacia
el sector de las canchas de tenis donde había dejado los mejores años de su
vida, ahora no tenía ánimo ni siquiera para ver un partido por el plasma.
Reconoció frente a su propia introspección que era un “single” perfecto, con el
inconveniente de su estropeado físico y algunas dolencias a las que no les
había querido dar importancia. En cuanto a su intelecto, reconocía que nunca
había sido muy brillante y en cuanto a su memoria, no era peor que antes. Sin
embargo, algo sí le preocupaba, las visiones que con más frecuencia se hacían
presentes acompañadas de fuertes dolores de cabeza y una indescriptible
sensación de ausencia, o mejor dicho, un abandono hacia el mundo que lo
instalaba de forma inesperada en lugares abruptos y ajenos rodeado de personas
y circunstancias totalmente disparatadas, de las cuales no había ninguna forma
de salir, hasta que algo ocurría y ¡zas! Volvía a la realidad hecho un guiñapo
de interrogantes. Pero esa mañana, era muy importante para él, Cynthia la
célebre mujer crionizada estaba a punto de ser descongelada.
Daniels dejaba pasar el
tiempo en ese sector de Central Park, cuando una nanirobot corrió a la orilla
del lago donde un pequeño perseguía a una graciosa ardilla mecánica. El
autómata alcanzó al chiquillo y lo llenó de besos. La ardilla detectó con sus
censores la presencia del agua y retrocedió en dirección de una guarida de maya
metálica camuflajeada con suave alfombrilla verde. Los niños, seres vivos casi
en extinción eran prácticamente venerados. Representaban minoría en una
población donde predominaban humanos adultos-jóvenes, cyborgs, clones,
replicantes con diversas mutaciones y una gran variedad de autómatas
tremendamente especializados. Hokoppler vio el reloj, con parsimonia se alejó
de las rocas frente al lago y se dirigió hacia la explanada Great Lawn del
“magnífico césped” donde lo esperaba la escritora e ilustre periodista científica
Baruxha. La vio a lo lejos, con sus llamativas nano-gafas de sol y su breve
conjunto veraniego. Se aproximó a él sosteniendo en su mano derecha un
minúsculo micrófono que le colocó en el cuello de su camisola.
–Qué placer verle Sr.
Hokoppler.
–El placer es mío,
estimada Baruxha.
Ambos personajes se
dieron un cálido abrazo y se sentaron cerca de un minibar improvisado para tal
efecto en la explanada.
–He reservado este
espacio convenientemente custodiado, que nos da privacidad y a la vez nos
permite una vista preferencial hacia el plasma –dijo la mujer retirándose los
lentes que dejaron al descubierto sus hermosos ojos azul intenso–. La gente
comenzaba a congregarse y en unos minutos el magnífico césped albergaba
multitud de cuerpos expectantes que se desperezaban a su antojo bajo las
imágenes holográficas de un conjunto de música sonik-hard que sonaba como un
arrullo hipnótico con la melodía salida de una bandola de cuerdas láser.
–Si no tiene
inconveniente me gustaría iniciar la entrevista.
–Adelante, cuando usted
guste.
12PM
La música cesó en el
plasma creando una disolvencia donde apareció la figura femenina de una de las
mujeres más conocidas en el ámbito noticioso y junto a ella, el enigmático
magnate y primer ser humano salido de un alambique comatoso del Instituto
Alcecor. Después de las presentaciones de rigor la periodista dejó caer como
piedra demoledora la primera pregunta.
–¿Qué se siente ser un
criónico? –la cámara enfocó sin pudor el rostro turbado de Daniels. El hombre
tardó en contestar, imaginaba su rostro envejecido del tamaño de una montaña
donde cada arruga y cada gesto suyo eran vistos bajo la lente de un gigantesco
microscopio.
–No lo sé exactamente,
aún estoy aprendiendo a ser criónico –dijo sin ninguna afectación el hombre. La
mujer rió graciosamente ante la respuesta e inmediatamente anunció a su
compañero Ramírez que se encontraba con el Dr. Batllori junto al laboratorio de
Criónica.
–Dr. Batllori, sabemos
que se ha completado la descrionización y corporización de la primera mujer en
el mundo. ¿Cómo valora la ciencia este acontecimiento?
–Tremendamente exitoso.
–Y... ¿Nos puede decir
algo del fracaso previo frente al éxito?
–Era algo que ya
habíamos previsto, en el caso de Hokoppler contábamos con toda su estructura
corporal impecablemente tratada con alfa-gen-droxina una especie de gelatina
sintética que evita la cristalización de los líquidos celulares y por ende la
ruptura de las paredes celulares en el momento de la descongelación. En el caso
de Cynthia su cuerpo fue tratado con el mismo componente pero una reacción
particular de su organismo impidió el óptimo efecto del sintético.
–¿Qué medidas se
tomaron al respecto?
–Tuvimos que trabajar
bajo la presión del tiempo, no contábamos con esta anomalía que seguramente se
dará con frecuencia en otros organismos. Por fortuna el departamento de
replicantes nos proporcionó un cuerpo y una cabeza idénticos al original
perdido.
Hokoppler al escuchar
desde la carpa de entrevistas las palabras del médico sintió un estremecimiento
tan notorio que inmediatamente un autómata le ofreció una bebida estimulante.
–Ramírez... Ramírez...
pásame al Dr. Batllori.
–Dr. Batllori ¿me
escucha?
–Sí, con claridad.
–Nos puede explicar
exactamente entonces ¿qué partes originales de Cynthia se pudieron conservar?
–Sólo su cerebro.
Al escuchar estas
palabras el público que atiborraba una de las explanadas de Central Park frente
a las imágenes del monumental plasma, dio tremendo alarido.
–Nos puede explicar con
detalle el proceso.
–Es algo complicado
explicarlo técnicamente, pero es sencillo entenderlo como un núcleo de energía
con capacidades particulares que es adaptado a un componente idóneo para su
expresión.
–¿Un núcleo de energía?
–preguntó Baruxha. El médico sin pronunciar palabra asintió con la cabeza.
–¿Cómo se encuentra
Cynthia? ¿Podemos verla?
–Sólo unos instantes
–dijo el doctor avanzando hacia una habitación del laboratorio. Las cámaras y
Ramírez le seguían con evidente nerviosismo. Se abrió la puerta y una mujer
hermosa, sonriente, plena de juventud desbordada, saludaba con su mano mientras
repetía:
–Gracias... gracias a
Todo y a todos los que me han permitido vivir nuevamente.
Baruxha se apresuró a
decir:
–Cynthia ¿sabes que
eres la primera mujer criónica?
–Si lo sé.
–Está aquí conmigo, el
primer hombre criónico, te va a decir unas palabras. Daniels enmudeció por un
instante. Y antes de decir algo enfocó sus ojos enrojecidos a los de Cynthia,
ambos se compenetraron en las herméticas profundidades del núcleo de la
energía. Ya no tuvieron que hablar, estaba todo dicho.
JAIME
LUSTGARTEN STECKERL
Nació un 6 de noviembre
de 1952 en Barranquilla, Colombia, donde reside, hijo de inmigrantes que huyeron en época
aciaga de una Europa infestada de nazismo. Publicó una novela en Colombia
titulada “La Casa
de los Cauchos”. Le gusta la
actividad cívica y es cofundador del Frente Amplio Cívico por el Rescate de
Barranquilla y la ONG
Cívicos en Acción. En la actualidad colabora en el programa
Política Pública del economista Jorge Vergara Carbo, que se transmite en radio
Tropical, y elabora la página web que se cita al pie, dedicada a luchar por un
medioambiente sano. Escribe regularmente para el diario La
Libertad de Barranquilla y es corresponsal del periódico El Satélite. Su pasión es leer y disfruta de escribir en el
tiempo libre. Es empresario de la construcción y tiene inversiones en empresas
del sector textil.
LOS ÚLTIMOS SUSPIROS
DEL CORONEL CAMARGO
Jaime Lustgarten
Steckerl ©
Sentado en la
buhardilla de la casa que perteneció a su bisabuelo, el coronel Camargo
esgrimía pensamientos perdidos con la mezcolanza de palabrejas en un trabalenguas
que recién había inventado, producto de su demencia senil.
Libraba la más difícil
batalla de su vida al tener que renunciar al ejército por su edad de retiro
forzoso. Las batallas que liberó durante décadas luchando contra los enemigos
de la patria le forjaron su carácter heroico, ya que la milicia era su razón de
ser y su verdadera vida. Combatió con firmeza y temple de acero a los
facinerosos como los llamaban en su época de conflictos irresolutos. En el
ejercicio militar altivo decía que no entendía por qué se empecinaban los
facinerosos en luchar contra el Estado de derecho. Pero afirmaba que esas
guerras injustificadas no le dejaron tantas amarguras como el tener que dimitir
de su cargo en un momento de senectud inevitable, porque su orgullo castrense
lo mantenía con vida.
En una de sus rabietas
había dicho: ¡Esos bastardos son como quijotes luchando contra molinos de
viento! ¡Estos cobardes no saben ni por qué pelean! Su mente divagaba pero le
advertía lo inútil que sería gastarse la vida de manera tan insensata. De modo
que estaba perdiendo la razón y lo sabía, pero paradójicamente no perdía la
cordura.
Se aferraba tanto a la
vida como espécimen militar de la patria y conservaba bellos recuerdos de sus
gestas a pesar que en el fondo de su corazón le perturbaban en lo más íntimo de
su ser. Tal vez eran lo único que quedaba entre él y su creador.
El coronel estuvo muy
inquieto cuando lo visité a su buhardilla de recuerdos seniles. Me habían
advertido de sus malos ratos y rabietas permanentes. Pero se mostró cálido y
jocoso cuando lo fui a saludar en el reverdecer primaveral, quizás porque la
vecina contigua a su fuerte familiar lo había enloquecido de risa al recibir la
noticia de que se había ganado un millonario quinto de lotería. Ésta salió en pelotas
al traspatio del inmueble del Coronel festejando con estridencia y ademanes,
como una estrella de fútbol, voceando el número ganador: “once veintiséis, once
veintiséis”, repetía y repetía, gritaba y gritaba mientras sus senos saltaban
en el aire y caían como pera de voceador por efectos de la gravedad. Él abrió
sus ojos cristalinos y soltó una carcajada juvenil que colonizó sus recuerdos
de batallas inútiles; luego le sobrevino una sonrisa acompañada de unos gestos
que parecieron devolverle la salud perdida. Pero minutos después cambió de
ánimo y dijo: “uno se mejora siempre para morir”.
Desde aquel altillo
también podían verse los gajos de mango de rosa colgados entre las ramas
centenarias del reverdecido patio vecino y otros que yacían pudriéndose en el suelo.
Éste era trasfondo de la pintura fresca que amalgamaba sus recuerdos de su vida
finisecular que iba a desvanecerse en el carro de la eternidad, asimismo como
nos acaecerá a todos algún día.
Mi visita era como una
obligación financiera, ya que debemos cumplirle a los ancianos y enfermos, así
como lo dice la ley de Dios promulgada en el Antiguo y Nuevo testamento. Como
aves pasajeras aprendimos a volar y cuando dejamos de hacerlo nos resecamos
como hojas y desaparecemos por siempre con los fugaces vientos que pasan y se
olvidan, y caemos como los mangos del patio de la vecina que enloqueció de risa
al Coronel con su desnudez festiva.
En la conciencia del
coronel la guerra aún continuaba. No lo sé, y quizás era otra y distinta en su
época senil. Ésta era su última batalla y la que no se gana nunca. En su piel
petrificada como los dinosaurios tenía esquirlas de granada incrustadas, así
como en su solemne cabeza como semillas de granadilla. Pero decidió seguir
bregando. Esto era lo que lo mantenía con vida.
El enfermero que lo
atendía me afirmó que un día lo escuchó decir: “preparan el pelotón de los
soldados para la guerra pero nunca para después de ella”. En otra ocasión le
dijo: “son tantos los hombres que mueren por la indiferencia como por las
balas”,
Aún no se sabe
exactamente cuándo murió el coronel ni cuántos años tenía. Pero sí fue aquel
día que lo retiraron del servicio o cuando se dio cuenta que tenía afectada su
conciencia con el insomnio de Matusalén. ¡Tal vez lo mejor que pudo pasarle es
haber perdido la razón!
El día de su entierro
aparecieron los que nunca fueron a visitarlo en vida. Una paloma blanca
sorprendió a todos los presentes cuando sobrevoló el cementerio y se posó sobre
su ataúd marcial. Allí supe entonces que, y por fin, descansará en paz.
ESTHER
GONZÁLEZ SÁNCHEZ
Docente. Poeta. Nació
en Catoira (Pontevedra), España, reside en la ciudad de Vigo. Desde muy
temprano desarrolló su interés por la poesía interviniendo en recitales y otros
eventos poéticos a través de programas de la radio y la televisión locales. Es
vicepresidente de Asolapo Internacional en España, Miembro Honorífico de
Asolapo-Argentina y de la
Asociación de Escritores y Artistas Españoles.
Autora del poemario “Alma
Peregrina”, ha participado con el escritor Rodolfo Leiro en la obra “Renglones Desprolijos” y está preparando
“Raíces”, el que será su segundo
libro.
Ha integrado diversas
antologías en España y en el exterior, y actualmente colabora en numerosas
revistas virtuales de difusión internacional como: Con Voz propia, Estrellas
Poéticas, Siembra, Acuarela Literaria, Pluma y Tintero, Nevando en la Guinea , así como en
diferentes blogs también de ámbito internacional.
MORDIENDO BESOS
Esther González Sánchez
©
Acudo a respirarte bien
temprano
y llevo involucrado
hasta los dientes,
un tácito disturbio:
Yo voy mordiendo el
beso
que lleva la perversa,
la dañina,
la que nos dio el
oscuro
de cerrar la cintura de
tu boca
en la insana razón de
conquistarte
y disputar el labio
contra el labio
viajando hacia la brasa
y el ansia de vivir,
como viven las rosas
sus púrpuras de asfixia.
Bien sé que esta es tu
noche y es la noche mía:
no sé donde encontrarte
ni en qué lugar pedirte
de la sombra enlutada,
y pues no encuentro a
ver el cauce de tus ríos,
te detengo en la flor
de la glicina
que funde sus fronteras
en el aire;
en ellas me regalas
la prisa de los besos,
la sal para las nieves,
y hasta la misma mano
que ampara los crepúsculos,
TÚ, también me regalas.
Y sin embargo, apenas
me conformo:
largo de oscuridad me
vence el verbo
de luto intransitivo.
No tengo el corazón de
las palabras
y voy ¡Mordiendo un beso!
HACE TIEMPO
Esther González Sánchez
©
Hace tiempo visito
la tristeza de días sin
sonido,
que se prefieren solos,
como anemias de empeño
funeral
y mieles arrugadas;
y hace tiempo también
que acaricio las
cúpulas
de un silencio maduro.
En él se refugió la
procesión
de un vino atrás
sembrado
guardándose las manos
que colgaban
mil racimos de luz
entre mis vides
como si fueran lámparas
de uva.
Y fue el último brillo,
–el que apaga y sepulta
el temblor de la estrella–
quien pobló en desnudez
mi vestidura.
Desde entonces me cifro
en piel de las montañas
después de los
incendios, mientras en sueños abro,
tiento, la ocupación de
miel de aquellos días
y el collar de sus
hebras golpeándome el pecho.
MARISA NOEMÍ
GONZÁLEZ
Nació el 27/10/1973 en
Avellaneda (Provincia de Buenos Aires), Argentina, y reside en Adrogué. Cursó
primer año de Letras en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Ha
asistido a diversos talleres de poesía y narrativa en la casa de la cultura de
Almirante Brown durante los años 2004, 2006 y 2007. En 2005 tomó cursos con la
escritora Laura Massolo en la
Escuela Julio Cortázar. Tiene una novela presentada al
Concurso Estimulo a la
Producción Nacional y Fomento a la Industria Editorial.
ROSARIO
Marisa Noemí González ©
Me temblaban las manos
al hurgar en el bolsillo del pantalón del tipo. Lo que quería encontrar era
eso: una pista. No sentía ni vergüenza, ni remordimiento. No. Solo una gran curiosidad.
No concibo la seducción como un acto menor. Claro, que un seductor, con esas
palabras, con esas miradas típicas es una presa fácil de detectar. Y él era un
seductor. Realmente estar sin ellos es como vivir sin aire. Ábranme la puerta,
por favor, que quiero vivir, y yo estaba encadenada nomás. Ahora a la distancia
parece todo tan fácil, tan resuelto, pero tampoco lo era. Disfruto de mi
costado de chica mala, de perra. La mujer perra, qué frase ridícula. No puedo
negar que mucha gente de la boca para afuera es una cosa y de la boca para adentro
mastica el rosario. Siempre siento un levísimo placer pero intenso en encontrar
qué es lo que ocultan estos hombres detrás de la mascara que se les cae una vez
que se cogieron a la mina que se dejo seducir. Sí, al final encontré algo.
Justamente un rosario.
–Interesante, hermosa,
interesante –dijo él.
Sin responder sentí cómo
me agarraba del cabello y me desabotonaba los botones de la camisa. Supe que me
iba a perder otra vez en sus dedos. Nuestras lenguas se encontraron. Terminó de
sacarme el corpiño y tenía los pezones erectos como botones. Me besaba toda la
espalda y al moverme notaba su piel ardiente contra la mía. Yo ya estaba húmeda
para recibirlo. Quería que me penetrara otra vez, muy tibio, muy caliente en
mí. Oh, sí, nuestro movimiento ancestral, cadencioso, caliente, el contacto con
su boca, un grito casi afónico, mío, a contrapelo, él, animal. Sigue moviéndose
mientras mi cabeza lentamente se hace a la idea, como una lamparita, de que el
tipo es casado o comprometido.
RICARDO CALDERÓN GUTIÉRREZ
Nació en Ocobamba
(Apurímac, Perú, 1944). Fundó y dirigió la revista Llacctánchic (Nuestro
Pueblo, 1968-1971). Fundó la Biblioteca Pública de Ocobamba (1969). Se graduó
de profesor de Castellano y Literatura (1971). Reside en los Estados Unidos
desde 1972. Publicó “Allpamama”
(Madretierra, 1989), “Toma mi corazón”
(1991), “Genio y figura de Don Artemio”
(1993), “O’bamba, nunca te olvidé”
(2001) y “Mamacha Candelaria: Patrona de
Ocobamba” (2009). Fundó y dirige desde 1991 el Instituto de Cultura Peruana
de Miami. Convocó exitosamente a veintiún concursos de poesía y narración.
Editó y publicó veinticinco antologías de poesía y cuento. Escribió artículos
para diferentes revistas y periódicos. Su labor cultural fue reconocida por el
Concejo Municipal de Ocobamba (1969), Consulado General del Perú de Miami
(1998, 2006), Premio TUMI (2000), Proclama del Condado de Miami-Dade (2008),
Chasqui de Oro del Ministerio de Educación del Perú (2008). Llave de la ciudad
del Cusco (2010).
MI CANTO
Ricardo
Calderón Gutiérrez ©
Mi
canto nace del surco
recién
abierto,
y
pretende ser rumor de río
y
trino de ave.
Es
memoria imborrable de infancia
que
palpita como el primer amor.
Es
cauce por donde fluyen
mis
ansias de juventud.
Es
grito de pecho
que
se hincha de entusiasmo
cuando
nombro mi tierra.
CARTEL
Ricardo
Calderón Gutiérrez ©
Yo
vengo de un pueblo
lleno
de grandes ilusiones,
bellas
historias
y
amargas decepciones.
Mi
vida es el surco
donde
siembro árboles de esperanza,
sueños
trasnochados
y
febriles entusiasmos.
Yo
tengo un corazón inmenso
donde
cultivo flores y afectos
para
todos los habitantes de la tierra.
Yo
traigo en los ojos
la
memoria de mis bellos paisajes
y,
en los labios,
mi
palabra de hermandad
para
todos los pueblos del universo.
TROTAMUNDOS
Ricardo
Calderón Gutiérrez ©
Si
me ven triste,
no
es en vano mi tristeza.
Soy
un trotamundos
que
añora su tierra.
Si
me ven llorar,
no
es en vano mi llanto.
Soy
un caminante
que
anda lejos de su querencia.
Si
me ven taciturno,
no
es en vano mi silencio.
Soy
un paria
que
calladamente evoca su comarca
Si
en mi loca ilusión
de
recorrer el mundo
se
apagan mis ojos,
¡llevadme
a mi tierra por piedad!
SUPLEMENTO
DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 61 – Junio
de 2014 – Año V
ISSN 2250-5385
Exp. 5129842, Dirección Nacional del Derecho de
Autor (DNDA)
Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
(currículo en Suplemento Nº 56)
Corrección general: Noelia Natalia Barchuk Löwer
Resistencia (Chaco), Argentina
(currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 13)
Ilustración de carátula: Mónica Villarreal
Monterrey (Nuevo León), México /
@mon_villarreal
(currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 17)