lunes, 2 de junio de 2014

SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 61 – Junio de 2014 – Año V
ISSN 2250-5385
Inscripción gratuita como LECTOR
si escribe a  zab_he@hotmail.com
indicando nombre y apellido, ciudad y país
(se le avisará cada nuevo número trimestral).

“Hesíodo”
Mónica Villarreal (2014)
(Lápiz sobre cartulina, 22 cm x 28 cm)
Serie “Poetas Clásicos Griegos”

Sumario:
• Eduardo QUILES (España)
• Pedro SEVYLLA DE JUANA (España)
Hebert POLL GUTIÉRREZ (Cuba)
• María Isabel CLAUSEN (Argentina)
Salvador ALARIO BATALLER (España)
Lilia MORALES Y MORI (México - España)
Jaime LUSTGARTEN STECKERL (Colombia)
• Esther GONZÁLEZ SÁNCHEZ (España)
• Marisa Noemí GONZÁLEZ (Argentina)
Ricardo CALDERÓN GUTIÉRREZ (Perú - Estados Unidos)



EDUARDO QUILES

(Valencia, España) Dramaturgo y narrador. Autor de las novelas El carnaval del relajo y Las cenizas del tiempo, y de los cuentos El café de los sueños y Un clarinetista en el barrio gótico.
Entre sus obras estrenadas pueden citarse: El virtuoso de Times Square (Valencia), La ira y el éxtasis (La Habana), The Employee (Nueva York), Una Ofelia sin Hamlet (Nueva York, Berlín y España) y la ópera El adiós de Elsa - Elsa’s Goodbye (Here Multi-Arts Center, Manhattan). En España y Nueva York también estrenó El frigorífico y El tálamo. Otros debuts en España fueron La navaja y Su majestad la Moda, en tanto que en México DF se puso en escenario Pigmeos, vagabundos y omnipotentes (Teatro del Granero).
Cabe aclarar que Una Ofelia sin Hamlet se estrenó en Berlín como obra invitada en el marco del Congreso de Hispanistas Alemanes, oportunidad en que el autor dio una conferencia en la universidad berlinesa sobre su lenguaje teatral. Más tarde se editaron en edición bilingüe, alemán-español, sus obras La navaja, El frigorífico y El adiós de Elsa.
Quiles residió en la ciudad de México desde 1972 a 1975 donde fue profesor de guiones en ILCE-UNESCO y escribió Felipe II, Freud y Juicio a don Quijote para el canal 8. La BBC de Londres tradujo al inglés su obra Insomnio.
En Estados Unidos, Modern International Drama publicó en inglés ocho de sus obras más representativas.
En 2001 apareció su libro Teatro del personaje, Obra Escogida, 573 páginas, editado en Madrid por la Asociación de Autores de Teatro y en el que se incluye veintidós de sus títulos entre obras largas, en un acto, minipiezas, libretos de ópera y algunos de los textos de sus conferencias impartidas. Quiles figura en diversas antologías del teatro contemporáneo y ha viajado por Europa y Estados Unidos para estrenar obras suyas o dar conferencias sobre su Teatro del personaje.
 @QuilesEduardo



SEIS SOMBRAS Y UN ESCENARIO
(Minipieza)
Eduardo Quiles ©

Personajes:
Bergamín-Neruda-Cossío-Zambrano-Aleixandre-Ramón Sijé.

l
(Surgen las siluetas abriéndose paso con linternas por la penumbra escénica. Más tarde se irán encendiendo, de forma gradual, luces cenitales.)

José Bergamín: Adelante, sigan hacia el centro del escenario.
Pablo Neruda: Cuánta oscuridad, apenas unas luces.
José María Cossío: ¿Y María Teresa y Alberti?
Bergamín: Vienen de camino.
María Zambrano: Esperemos que el acto de homenaje a Miguel nos salga bien.
Vicente Aleixandre: Nos han pedido que más que hablar, actuemos.
Cossío: ¡Como si fuéramos actores!
Ramón Sijé: ¿Y dónde está el director de escena?
Bergamín: ¿Sabrá que lo estamos buscando?
Neruda: Aún ignoro quién organizó el acto.
Zambrano: Intuyo la chistera de Ramón en todo esto.
Aleixandre: ¡Gómez de la Serna y sus improvisaciones!
Cossío: En ese ángulo hay un pianista con sombrero de media copa.
Sijé: Y el hombre ni parpadea.
Cossío: ¿Alguien de ustedes pidió un pianista?
Zambrano: Creo que se durmió esperándonos.
Aleixandre: Y junto al foro, una pintora ante un lienzo.
Bergamín: Será Maruja Mallo haciendo un retrato a Miguel.
Cossío: La Mallo debería integrarse en el grupo.
Neruda: Maruja no se casa con nadie.
Bergamín: ¡Vaya! El cuaderno de dirección del director.
Sijé: Ni siquiera sabemos cómo se llama.
Zambrano: Debe ser Rivas Cherif.
Bergamín: Sus anotaciones son algo ilegibles.
Neruda: ¿Pero él no está con Margarita Xirgu ensayando?
Bergamín: Hay que seguir sus indicaciones. Y Rivas Cherif parece sugerir que lo primero es sentarse en las sillas frente al público.
Cossío: Pues allá vamos.
Aleixandre: Vean, en cada silla hay un sombrero, una bicicleta y un letrero con nuestro nombre.
Bergamín: Ahí veo la mano de Ramón.
Neruda: Este sombrero se acopla bien a mi cráneo.
Zambrano: Así parecemos más personajes.
Bergamín: Y luego de un silencio, dar la vuelta al escenario en bicicleta.
Neruda: ¿En serio?
Bergamín: Y de seguido ir hacia el público y saludarlo.
Cossío: ¿En bicicleta también?
Bergamín: Así consta en el cuaderno de dirección.
Aleixandre: ¿A qué esperamos?
Sijé: El sillín me queda un poco alto.
Cossío: ¡En bicicleta bajo luces y sombras!
Neruda: Vamos, circulemos, circulemos.
Bergamín: Eso es, muy bien, y ahora hacia el público.
Zambrano: Estimado público, disculpen la demora.
Neruda: Y digan sin rodeos qué faceta de Miguel desean conocer mejor.
Aleixandre: ¿Sobre su vida? ¿Acerca de su obra?
Cossío: ¿O desean que hablemos sobre Miguel y la tauromaquia?
Neruda: El público ni se inmuta, parece mudo.
Sijé: No estoy seguro que haya público.
Aleixandre: ¿Oyeron esos silbidos? Sí, allá en lo alto.
Zambrano: ¿En lo alto?
Aleixandre: Una silueta se columpia sobre nuestras cabezas.
Cossío: Yo no veo nada.
Aleixandre: Hay un tipo circense desafiando el vacío.
Bergamín: Y no es un tramoyista arreglando telones.
Cossío: Esos silbidos. ¿Quién puede ser?
Neruda: Ramón y sus piruetas.
Aleixandre: ¿Y esas risas ahora?
Sijé: ¿De dónde vienen?
Neruda: Esa risa recuerda a Miguel.
Bergamín: Sí, pero ¿de dónde salen esas risas?
Zambrano: De entre bastidores
Cossío: Del patio de butacas
Neruda: Miguel, ¿estás ahí?, ¿nos oyes, nos ves?
Aleixandre: Sólo responde el silencio.
Bergamín: Qué lugar más contradictorio.
Neruda: Volvamos al cuaderno de dirección.
Zambrano: ¿Qué dice el cuaderno?
Bergamín: Que dejemos las bicis y nos situarnos dentro de ese aro de luz.
Sijé: ¿Bajo las luces cenitales?
Bergamín: El director señala que debemos sentarnos en círculo.
Zambrano: Pues sentémonos como indica.
Aleixandre: Qué gran escenario.
Zambrano: ¿Habrá actuado aquí La Barraca?
Cossío: Quién sabe.
Neruda: El pianista nos podrá decir si vio a Federico.
Zambrano: Por cierto, ¿quién nos ha puesto estas medias máscaras?
Aleixandre: ¿Y quién eligió el vestuario?
Cossío: ¿Y el maquillaje?
Bergamín: Respetad el oficio de Rivas Cherif.
Sijé: ¿Y por qué estamos en un teatro?
Aleixandre: Ahora el piano interpreta La marcha fúnebre de Chopin.
Neruda: ¿Quién ordenó al pianista que toque música de difuntos?
Cossío: Son cosas del Rumor.
Bergamín: Susurra que el corazón de Miguel dejó de latir.
Neruda: Imposible. Sería otra gran voz segada.
Aleixandre: La conciencia de un poeta sobrevive a los silenciadores.
Zambrano: ¿Y ahora qué?
Cossío: ¿Oyen pasar un tren?
Bergamín: Sí, al fondo, y lo conduce un maquinista con una guadaña.
Neruda: Ni caso, estamos en un teatro de sombras.
Sijé: ¿Teatro de siluetas?
Bergamín: Más o menos.
Neruda: Es un tren de muerte circulando en torno nuestro.
Zambrano: O por el riel de nuestras neuronas.
Bergamín: ¿Y si Miguel se evadió de las rejas y espera abrazarnos en ese tren?
Sijé: Yo soy una ausencia.
Aleixandre: Aquí parece que nadie respira.
Sijé: Por eso él viene a mi territorio, un surco de eternidad y silencio.
Bergamín: Miguel se distanció de Ramón Sijé. Y Sijé crió malvas antes que nadie.
Aleixandre: ¿Y qué hace aquí?
Zambrano: Sijé con su muerte temprana brindó a Miguel un poema planetario.
Cossío: Está justificada su sombra.
Neruda: Silencio, silencio, llega otra música.
Zambrano: Es de un pájaro que canta en los labios de Miguel Hernández.
Aleixandre: Más allá del público...
Neruda: Más allá.
Aleixandre: Veo en un árbol su silueta rodeada de ruiseñores.
Zambrano: Miguel, ¿por qué regresaste a Orihuela?
Cossío: Allí te esperaba un laberinto de prisiones.
Bergamín: ¿Y qué tenía que ver su lira con las cárceles?
Neruda: Él, que era hijo del viento.
Aleixandre: ¿Cómo se pudo cortar las alas a un pájaro cantor con hambre de horizonte?
Zambrano: Orihuela era el cebo. ¿Por qué volviste, Miguel?
Cossío: Gavilanes al acecho aguardaban su presa.
Zambrano: Sólo 32 años de vida y poesía, ¿cómo pudiste alumbrar versos tan hondos y sentidos?
Neruda: Versos volcánicos, de ceniza y fuego que abrasaban su alma pastoril.
Bergamín: ¿Pero realmente hay público?
Neruda: A ver: butacas vacías, palcos desiertos y en el paraíso ni una mosca.
Aleixandre: Un sueño de proscenios nos ha confundido.
Cossío: El pianista nos informará.
Zambrano: Señor, ¿Nos puede usted...? ¡Si es un pianista maniquí!
Neruda: ¿Maniquí?
Zambrano: Su cuerpo es de fibra de vidrio.
Sijé: Tal vez la Mayo pueda ubicarnos.
Zambrano: Maruja, querida, ¿nos puedes informar...? ¡No!
Cossío: ¿Qué ocurre?
Zambrano: ¡Es una pepona con sombrero de papel!
Sijé: ¿Seguro que estamos bajo focos de teatro?
Bergamín: Y si no ¿dónde estamos?
Aleixandre: ¿No será que algunos de nosotros nos está soñando?
Neruda: Me siento tan liviano, como si flotara.
Cossío: ¿Dónde respiramos?
Bergamín: Ya se acerca ese tren de niebla.
Sijé: La locomotora va a rompernos los tímpanos.
Neruda: Cómo relincha ese caballo de acero.
Zambrano: Hay que abordarlo.
Aleixandre: Es un tren subterráneo que nos conducirá donde descansan las grandes almas poéticas.
Bergamín: Olvidemos el cuaderno de Rivas Cherif.
Neruda: Deprisa. No podemos perder ese tren.

(Se oye el estruendo de un tren como si circulara por delante de las butacas.)

Oscuridad.



PEDRO SEVYLLA DE JUANA

Nació en plena agricultura de secano, allá donde se juntan la Tierra de Campos y El Cerrato; en Valdepero, provincia de Palencia y España. La economía de los recursos a la espera de tiempos peores, ajustó su comportamiento. Con la intención de entender los misterios de la existencia, aprendió a leer a los tres años. Para explicar sus razones, a los doce se inició en la escritura. Ha cumplido ya los sesenta y siete, y transita la etapa de mayor libertad y osadía; le obligan muy pocas responsabilidades y sujeta temores y esperanzas. Ha vivido en Palencia, Valladolid, Barcelona y Madrid; pasando temporadas en Ginebra, Estoril, Tánger, París y Ámsterdam. Publicitario, conferenciante, traductor, articulista, poeta, ensayista, crítico y narrador; ha publicado veintidós libros, y colabora con diversas revistas de Europa y América, tanto en lengua española como portuguesa. Trabajos suyos integran seis antologías internacionales. Reside en El Escorial, dedicado por entero a sus pasiones más arraigadas: vivir, leer y escribir.


PONTO MORTO
Pedro Sevylla de Juana ©

Había traído al castellano
desde el idioma portugués varios cientos
de poemas, hijos de muy distintos
bardos;
por eso me atreví con uno de los grandes:
Carlos Drummond
de Andrade y su audaz
y celebrado
“A Máquina do Mundo”;
pilar del Modernismo en este
Brasil
de mis desvelos.

“…se foi miudamente recompondo,
enquanto eu, avaliando o que perdera,
Seguia vagaroso, de mão pensas.

Llegué al punto muerto,
ciertamente,
en la postrera estrofa, piedra angular
y cierre del poema.
Mas stricto sensu
la dificultad,
insalvable por entonces,
de mão pensas
premeditada falta de concordancia
estaba en las tres palabras
últimas.

“Y como mis pies palparan suavemente
una carretera de Minas, empedrada,
y en la aldaba de la tarde una campana ronca…”

Me animó el principio, lo confieso,
y creyéndome
capaz de traducirlo entero
continué cargado
de optimismo contagioso:

“…la máquina del mundo se entreabrió
para quien de romperla ya se arrepentía
y solo por haberlo imaginado lagrimaba.”

Presentía mi inmodestia
algún inconveniente
de los considerados menores.
Nada ni nadie iba a suponer obstáculo bastante
para que, mi fuerza expresiva, expresara
–raíz y tallo nutriéndose, armonía encadenada–
lo mucho que mi inteligencia compartía.

“Arrancó suntuosa y reservada,
sin emitir un sonido considerado impuro
ni un resplandor mayor que el soportable…”

Progresivos
sonido y movimiento, amanecían
martes y miércoles unidos,
jueves y viernes de la mano
y yo me las prometía
tan felices.

Ignorando aún
lo que ahora sé, mi conocimiento
borraba: Se abrió, para escribir
en su lugar: “Arrancó”:
palabra clave.

“…esa exégesis integral de la vida
ese vínculo inicial y único
que no llegas a interpretar pues tan arisco…”

Filosofía, metafísica, teosofía, naturalismo,
sociología, sicología: entiendo al hombre
en su conjunto y en las partes:
homo homini lupus; amor, primera fuerza
metafórica:
estoy bien preparado:
me dije: exégesis sin duda tiene ahí su hueco.
¿Sé adónde voy?: conozco el sendero.

“…y la gloria de los dioses y el imponente
sentimiento de muerte, que florece,
en el mástil de la existencia más gloriosa…”

Exultante estaba y convencido
de mis inestables reservas, ente yo
que se autoalimenta
alimentando la propia duda;
ya, viernes nueve,
poco antes
de las dos de la mañana,
desconociendo que en una noche de insomnio
posterior
el laberinto de mão pensas
pensando y repensando
iba a mostrarme su salida.

“…como olvidados credos requeridos
pronto y vibrantes no se dispusieran
a colorear de nuevo la cara neutra…”

Presto y fremente: pronto y vibrantes:
pluralizo porque preguntada Rê,
momentáneamente lisboeta, no
puede darme ayuda,
ni el diccionario Priberam siempre tan
atento a mis necesidades.
Recurro a Mario
también Andrade de apellido,
a sus cartas cruzadas con Carlos
y no está en ellas la salida.
A Ester Abreu voy, último recurso,
y en su respuesta rauda y contundente,
minucioso análisis de las palabras,
leo, acepto,
y resuelvo
motu proprio, escribir:
“olvidados credos requeridos”.

“…pasara a dirigir mi voluntad
que, ya de por sí inestable, se cerraba
semejante a esas flores indecisas...”

Descubría admirables el nexo literario,
el ritmo, la pasión,
la vehemencia sujetada; pero en la amanecida
me intrigaba más aún
el sentido exacto que el poeta
quiso dar a las indómitas palabras
“de mão pensas,” su concreción abstracta.

Me encontraba en punto muerto
esperando una resurrección imposible
o un entierro profiláctico, cuando
la primera luz de la alborada, en otra noche,
iluminó mi mente trasladándome,
infante, a mi pueblo;
época agitada del trazado
de esa breve carretera que va de Valdepero
a Valdeolmillos.

Allí el burrero y su reata de asnos,
serones repletos de rocas;
allí los pedreros, que
con sus martillos largos
machacaban peñas, alisando;
allí los peones con sus paladas de tierra,
allí la máquina aplanadora,
apisonadora por buen nombre:
férreo cilindro macizo la rueda delantera
destinada a compactar el suelo,
transformando
tierra y piedra sueltas
en calzada resistente.

Eso era, ahí estaba el quid.

Esclarecido y esclarecedor
me dispuse a retirar del engranaje el palo
en la traducción de "A Máguina do Mundo".

La acompasada voz silente de la cachazuda máquina,
vino a mí: atrás y adelante, adelante y atrás,
guiada por un operario experimentado,
sutil e inteligente,
que se hacía preguntas y respuestas,
y en los descansos muchos
bajaba a tierra para palpar con el pie el empedrado
o apoyaba, pensativo, en el timón
los brazos cruzados, las manos sobrepuestas,
observando los trajines de los demás oficios
desarrollados a sus pies.

Saturados de murmullos: “hálito, eco
o simple sacudida”, mis oídos internos.
Lleno yo de un vigor intuitivo
destinado a seguir vertiendo
al castellano
esas “verdades más altas que tantos
monumentos erigidos a la verdad;”:
las tres robustas palabras últimas del vibrante
poema
de Carlos Drummond de Andrade,
adopté la decisión de terminarlo así:

“…poco a poco se fue recomponiendo,
mientras yo, valorando lo perdido,
permanecía indolente, mano sobre mano.”

PSdeJ, El Escorial a 15 de agosto de 2013


LA MÁQUINA DEL MUNDO
Poema de Carlos Drummond de Andrade
Traducción de Pedro Sevylla de Juana

Y como mis pies palparan suavemente
una carretera de Minas, empedrada,
y en la aldaba de la tarde una campana ronca

se mezclara con el murmullo de mis zapatos,
pausado y áspero; y aves flotasen
en el cielo de plomo, y sus formas negras

lentamente se fueran diluyendo
en la crecida oscuridad, bajada de los montes
y de mi propio interior decepcionado,

la máquina del mundo se entreabrió
para quien de romperla ya se arrepentía
y solo por haberlo imaginado lagrimaba.

Arrancó suntuosa y reservada,
sin emitir un sonido considerado impuro
ni un resplandor mayor que el soportable

por las pupilas gastadas en la observación
constante y dolorosa del desierto,
y por la mente rendida al registrar

toda una realidad que excede
su propia imagen esbozada
en el rostro del misterio, en los abismos.

Se abrió en inocente quietud, e invitando
a cuantos sentidos y presentimientos conservaba
quien de haberlos usado ya los perdiera

y no deseara recobrarlos,
si en vano y eternamente repetimos
los mismos periplos tristemente desorientados,

invitándolos a todos, en tropel,
a habituarse a los desconocidos nutrientes
de la naturaleza mítica de las cosas,

así me dijo, empero, cierta voz
hálito, eco o simple sacudida
atestiguando que alguien, sobre la montaña,

a otro alguien, noctívago y desventurado,
en conversa se estaba dirigiendo:
“Lo que indagaste en ti o fuera de

tu pequeñez y nunca se mostró,
incluso aparentando darse o rindiéndose,
y encogiéndose más a cada instante,

mira, observa, reconoce: esa abundancia
excedente en toda perla, esa ciencia
sublime y tremenda, pero impenetrable,

esa exégesis integral de la vida,
ese vínculo inicial y único,
que no llegas a interpretar, pues tan arisco

se reveló ante la vehemente investigación
en que te desgastaste... percibe, considera,
abre tu pecho para hospedarlo.”

Los más soberbios puentes y edificios,
lo que en los talleres se da forma,
lo que discurrido fue y, seguidamente, alcanza

distancia superior al pensamiento,
los recursos de la tierra sometidos,
y las pasiones y los impulsos y los suplicios

y todo lo que explica al ser terreno
o se prolonga hasta en los animales
y llega a las plantas para filtrarse

en el sueño resentido de los minerales,
rota al mundo y vuelve a abismarse
en la insólita disposición geométrica de todo,

y el absurdo primigenio y sus enigmas,
sus verdades más altas que tantos
monumentos erigidos a la verdad;

y la gloria de los dioses, y el imponente
sentimiento de muerte, que florece
en el mástil de la existencia más gloriosa,

todo se manifestó en ese destello
y me reclamó para su reino soberano,
sometido por último a la visión humana.

Pero, como yo me resistiera a responder
a solicitud tan prodigiosa,
pues la fe se adormecía igual que el ansia,

la esperanza más exigua — esa aspiración
de ver desvanecida la densa obscuridad
que entre los rayos del sol aún se filtra;

como olvidados credos requeridos
pronto y vibrantes no se dispusieran
a colorear de nuevo la cara neutra

que voy por los caminos mostrando,
y como si otro ser, distinto de aquel
habitante de mí hace tantos años,

pasara a dirigir mi voluntad
que, ya de por sí inestable, se cerraba
semejante a esas flores indecisas

en sí mismas abiertas y cerradas;
como si un don tardío ya no fuera
deseable, antes bien desdeñando,

bajé los ojos, negligente, distendido,
rehusando aceptar la cosa ofrecida
que se abría gratuita a mi intelecto.

La sombra más tupida ya descansara
sobre la carretera de Minas, empedrada,
y la máquina del mundo, rebatida,

poco a poco se fue recomponiendo,
mientras yo, valorando lo perdido,
permanecía indolente, mano sobre mano.

PSdeJ, El Escorial a 15 de Agosto 2013



HEBERT POLL GUTIÉRREZ

Nacido en La Habana en 1977, vive en Matanzas, Cuba. Licenciado en Comunicación Social es escritor, narrador oral escénico, dramaturgo, guionista de cine, radio y televisión, animador turístico y comediante. Miembro de la Asociación Hermanos Saiz (AHS), está graduado del VII Curso de Técnicas Narrativas, auspiciado por el Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Suele utilizar el seudónimo Grafitti.
Por su labor ha obtenido varios premios:
2013: Finalista en el II Concurso de Recursos Litúrgicos, auspiciado por la Primera Iglesia Bautista de Matanzas y el Centro de Reflexión y Diálogo Kairos. Finalista en el Concurso Internacional de Relatos “Cada loco con su tema”, auspiciado por el Grupo Editorial Benma, México.
2012: Finalista en el Concurso Internacional de Relatos “La Republicana” de Madrid, España. Finalista en el I Festival Infantil del Audiovisual “LA ESPIRAL 2012”, convocado por los Estudios de Animación del ICRT, La Habana, Cuba. Finalista en el I Concurso Literario Internacional “Toma la palabra, toma el mundo”, de Madrid, España.
2011: Premio Mabuya de Cuento Fantástico. 2010: Finalista Concurso Internacional de Nano Literatura, Venezuela.
2008: Premio Concurso Nacional de Dramaturgia para Niños y Jóvenes “Teatrinos”. Premio Concurso Nacional Titiritextos, evento celebrado en la VI Jornada de la Dramaturgia Cubana y auspiciado por la Galería El Retablo, el Centro de Documentación e investigación de las Artes Escénicas “Israel Moliner Rondón” y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas.
2007: Premio Nacional de la ciudad de Nueva Gerona en Literatura Infantil Juvenil, entre otros.
Tiene publicado junto a su madre el libro de cuentos para niños y jóvenes: Emi Laará: Pequeñas Historias para Soñar (cuentos infantiles afrocubanos), Ediciones Matanzas 2004, ISBN 959-268-038-8. Cosas de un niño grande (cuentos para niños y jóvenes), Editorial El Abra, Isla de la Juventud, Cuba 2012, ISBN 978-959-276-066-0. 60 pasos para cambiar Cuba. Editorial Portilla, Estados Unidos 2012, ISBN-13 978-1479301171 / ISBN-10 1479301175. Cuentos de un cubano sin miedo. Editorial Portilla. ISBN-10 1479396699 / ISBN-13 978-1479396696.
Aparecen también escritos suyos en otras publicaciones como: Revista Matanzas, Monografías.Com, Antología Expresiones Breves (Maracaibo Venezuela), Revista Con voz Propia (Argentina), Revista Entre Líneas (Estados Unidos), Revista Literarte (Argentina) Revista Letras Uruguay (Uruguay), Revista Elsiri Insomne (Argentina), Revista Manchonería. Es (España), Revista Barquitos de San Juan, Boletín Olokum y en el libro: La hora Cero. Antología del Cuento matancero. Ediciones Aldabón 2005.


SE BUSCA UNA PRINCESA
Hebert Poll Gutiérrez ©

Personajes: Príncipe Azul, Locutor, Rey Verde, Reina Amarilla, Personaje 1, Personaje 2, Personaje 3, Personaje 4, Heraldo en off.

ESCENA 1
La escena representa un castillo. Vemos un trono situado en el centro, las banderas que promocionan el nombre del reino: Reino Puntos Suspensivos. A la derecha del escenario se halla una figura de tamaño medio cubierta con una tela. Una música House o Disco estremece el espacio escénico.

Locutor (a fondo de música): Si no tienes novio y eres infeliz, no lo pienses más y cásate con el Príncipe Azul. Para mayor información llamar al teléfono: 0000 ó escribir a la siguiente dirección electrónica: mevoyacasarobligado@peroteharémillonaria.dollar
Y...

ESCENA 2
Una conga santiaguera estremece el lugar. Otro personaje sale del televisor bailando, cantando. A veces incita a los presentes a bailar y cantar.

Príncipe Azul (bailando y cantando): ¡Se acabaron las princesas, qué felicidad!

Un relámpago estremece el sitio. Sale otro personaje del televisor. La música cesa por breves segundos. El Rey Verde se sienta en el trono situado en uno de los laterales del espacio escénico y… breves segundos después se vuelve a escuchar la conga santiaguera.

Príncipe Azul (bailando y cantando): ¡Se acabaron las princesas, qué felicidad!
Rey Verde (grita): ¡Yaaa!

Silencio.

Rey Verde: ¡Hasta cuando! ¡Tú tienes que casarte!
Príncipe Azul: Pero…
Rey Verde: Pero nada.
Príncipe Azul: ¡Eso mismo padre! Nada. Divertirme, pasear por el mundo, es lo que deseo.
Rey Verde: ¡Vamos! Gasté una fortuna buscando la princesa de nuestros sueños.
Príncipe Azul: ¡No! Gastaste una fortuna buscando la princesa de tus sueños.
Rey Verde: Mis sueños son los tuyos.
Príncipe Azul: Entonces no los quiero, no quiero ser como tú.
Rey Verde: ¡No trates de confundirme! ¡Tú me entendiste! (pausa breve) Esta semana el reino ha sido visitado por las mejores princesas de todos los tiempos, de todos los cuentos y tú… (imita al príncipe) ¡Quiero divertirme, pasear por el mundo! (pausa y transición) ¡Dime! ¿Por qué rechazaste a Blancanieves?
Príncipe Azul: Quien se casa con Blancanieves también se casa con los siete enanos. (pausa) Para no aburrirte. Cenicienta es una obsesiva compulsiva. Es una adicta a la limpieza. Además no quería provocarle un infarto cuando entrará a mi cuarto, cuando viera mi caballo durmiendo en la cama y mis botas en el refrigerador. Caperucita Roja está enamorada del Lobo Feroz. La Bella Durmiente conjuga demasiado el verbo dormir. Ricitos de Oro también está enamorada del Lobo Feroz.
Rey Verde: ¿Fiona?
Príncipe Azul: Casarme con una ogra? ¡No seas extremista! Además padre, ya yo tengo mi princesa.
Rey Verde: ¿Quién es? ¿De qué familia?
Príncipe Azul: ¿Acaso importa? Todo a su tiempo.
Rey Verde: ¡Quiero conocerla!

Príncipe Azul toma el micrófono real.

Príncipe Azul: Mi amor, ya escuchaste. Mi padre quiere conocerte.

Silencio.

Príncipe Azul: Mi amor, ya escuchaste. Mi padre quiere conocerte.

Iluminación de la figura situada a la derecha del escenario. Príncipe Azul se acerca hacia ella, la destapa y… observamos un maniquí masculino con ropa interior femenina. Silencio. El rey permanece en silencio mirando lo recién descubierto y viceversa.

Personaje 1: Por eso rechazó a mi hija.
Personaje 2: Yo siempre lo supe.
Personaje 3: ¡Córtenles las cabezas!
Personaje 4: ¡Ignorantes! Los hombres también pueden jugar al amor.

El rey saca una pistola.

Rey Verde (enojado): Tú no eres mi hijo, ¡no eres mi hijooo!

Persecución por el espacio escénico. Después de breve tiempo de persecución, los perseguidos tropiezan y caen al suelo. El rey se acerca, todavía es controlado por el odio a lo diferente, el Rey va a disparar, va a disparar y… escuchamos trompetas.

Heraldo en off: Señoras y Señores. Ladies and Gentleman. Con ustedes, aquí, ahora, el verdadero jefe de esta comarca.

ESCENA 3
Aparece Reina Amarilla. Todos hacen una reverencia. La recién llegada camina lentamente hacia el Rey, lo besa en las mejillas y le quita la pistola no sin antes decirle, con su voz de miel:

Reina Amarilla: ¡Cálmate! ¿No ves que nuestro hijo es feliz?

Príncipe Azul y su novio se ponen en pie y se besan. Mientras se besan escuchamos fragmentos de una canción de José José que dice: Soy así, así nací y así me moriré (se repite varias veces). FIN.



MARÍA ISABEL CLAUSEN

Narradora y poeta. Nació y reside en General Roca, Provincia de Córdoba, Argentina. Es maestra normal nacional.
• Obras publicadas: De corazón a corazón (homenaje a veteranos de Malvinas, Feria del Libro provincial y nacional 1998), Entre tu mano y la mía -a 20 años de Malvinas una historia real- (participante en el coloquio internacional de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, noviembre 2006 y en la Feria del Libro de Córdoba, 2003-2004), Hojas al viento (aforismos, 2004), Reflejos del alma (poesía, 2006), Mientras habla el alma (poesía, 2009), Posdata (narrativa, 2009), Palabras a vuelo (poesía. 2012), Cuentos cortos para noches largas (cuentos y relatos, 2012), Antologías: hors de combat (The Falklands/Malvinas Conflict, Nottingham, 2006), Antología (SALAC - General Roca, 1999), Antología (SADE - San Francisco, 2006), Antología poética latinoamericana De Baigorria con amor (2004 al 2012), XIII Antología poética narrativa - nacional (ECA, 2010), Antología poética narrativa - La soberanía que aún espera (Bell Ville, Córdoba), Antológia escritura compartida (Editorial CEN, internacional, 2009-2012), Convergencia internacional de poesías, relatos y cuentos (Junín País, 2009-2012).
• Distinciones en cuento: Primer premio Bell Ville 2010, Primera mención Bialet Masse 2010, Segundo premio SADE Coronda (Santa Fe) 2010, Tercer premio Punta Alta 2011, Mención especial cuento El Quijote de Plata - San Lorenzo 2011, Primer premio Bell Ville 2012, Mención de honor poesía Junín País 2012, Finalista escritura compartida 2012, Mención de honor cuento Junín 2012,
• Distinciones en poesía: Tercer premio SADE San Francisco 2006, Mención especial concurso literario nacional Poesía en Azul - Baigorria (Santa Fe) 2010, Tercer premio Punta Alta (Buenos Aires) 2011, Mención especial nacional El Quijote de Plata - San Lorenzo (Santa Fe) 2011, Mención de honor Junín (Buenos Aires) 2011, Mención especial – CEN Ediciones Córdoba 2011, Mención de honor poesía Córdoba 2012.
• Conferencias y otras actividades: Expositora en la I Feria de Autores Cordobeses Carlos Paz 2012, disertante en la I Feria de Autores Cordobeses - Regresando a Malvinas, 2012, conferencias sobre temas de veteranos de Malvinas (estrés post-traumático). Pertenece al taller literario de Inriville y a Cultura de General Roca y a Cultura de la Municipalidad de General Roca. Participó en encuentros y congresos de escritores en Nottingham, Inglaterra y en diversas localidades de las provincias de Córdoba y Santa Fe. Forma parte de “El Taller”, institución literaria de la localidad de Inriville.


EL REGALO
María Isabel Clausen ©

“Temía haber olvidado lo que era el amor cayendo en gotas, con la dulzura de la lentitud que el alma te obsequia para gozarlas plenamente, como al vuelo del pájaro que planea para llenarse los ojos de colores, hasta que tú llegaste, y me volví ese pájaro. Mi imaginación abrió sus alas y se perdió en las alturas, en la libertad del espacio y se fue a París.
De gotas de amor estabas hecha, de pétalos de seibo apasionadamente rojos, con ojos pintados de mar y caracolas que te llevaron lejos, a Francia, donde los picaflores se refugian en invierno.
Y te imaginé bella como la primera estrella que ilumina la noche, y te sentí tan dueña de mí como mi sangre, tan necesaria para mí como el aire, tan pegada a mí como mi piel, y enrosqué mis sueños en tus dedos para que los tejas en el telar de tus primeros pasos con hilos de libertad, rumbos, distancias y asombros”.
Pensaba y soñaba al mismo tiempo en su obligada soledad.
Estaba entregado al amor en el sofá, observando la luz del sol jugando con las sombras del jardín, pensando que la vida era cruel, cuando nos enfrenta con una dolencia peligrosa, para que nuestros días sean un tiempo marcado con un punto y aparte cercano.
Sonó el teléfono.
Se levantó lentamente como si algo lo aplastara contra el piso, tomó el tubo con desgano:
–¿Si?
–¡Llegó, Eduardo, nuestro regalo llegó! –una voz conocida y amada le contagiaba su júbilo.
–¿Cómo está? –atinó a preguntar, porque aunque sabía que llegaría, la noticia lo hacía desear estar en París, teniéndola en sus brazos, perdiéndose en su mirada como en el mismo cielo, llenándola de besos, de los primeros besos de abuelo que un ángel sin alas llamada MÍA le robaba a su corazón de hombre tierno. Y sintió algo de celos, la voz, aquella, que le daba la noticia estaba en Paris, regalando sus primeros besos de abuela.
Miles de palabras iban y venían por el cable, de pronto, la vio en la pantalla de su computadora.
El rostro rosado, adormilado de su primera nieta recién nacida, parecía hacerle guiños de complicidad ante la vida.
Gota a gota el amor caía por su rostro hasta llegar a su corazón y cada lágrima le escribió sobre él dos nombres, Mia Uma, era el título de un nuevo diario íntimo, hacia otra página de la felicidad.


LAS VOCES QUE PERTURBAN
María Isabel Clausen ©

Vienen de muy lejos,
                          ¡de tan lejos!,
que los suspiros del tiempo
están cansados de acarrearlas.

Surgen en las noches de soledad,
                           ¡opacan la visión de las estrellas!
convierten al cielo en un viejo
pergamino ajado,
desprovisto de azules y dorados rasgos.

¡Lastiman impiadosamente!
y el alma se deshilacha en harapientos
desvelos de tiempos,
mientras el corazón sangra.



SALVADOR ALARIO BATALLER

Valencia, España. Doctor en Psicología. Psicoterapia-Sexología. Narrador.
Obras:
• Narrativa: “La conciencia de la bestia”, edición de autor, finalista Premio Planeta de Novela 1997; “La ciudad desvanecida”, relato seleccionado en concurso de la revista Escribir y Publicar en su editorial, Colección Escritura Creativa, integrante del volumen de cuentos Así escribo mi ciudad, Grafein Ediciones, Barcelona, 2001; “Descensus ad Inferos”, ídem anterior, pero perteneciente al libro de cuentos “32 maneras de escribir un viaje”, Grafein Ediciones, 2002; “Malditos. La Biblioteca olvidada”, Iván Humanes Bespín y Salvador Alario Bataller, Grafein Ediciones, 2006; “101 coños, Ilustraciones y breves”, Carlos Maza Serneguet, Salvador Alario Batallar e Iván Humanes Bespín con ilustraciones de Vanesa Domingo Montón, Grafein Ediciones, 2008; “Antología de microrrelato y relato corto”, coautor, compilador Leo Zelada, Lord Byron Ediciones, Madrid, 2008; “Antología hispanoamericana de poesía y relato corto”, ídem anterior pero 2009.
En http://www.lulu.com/alario7: “Un estudio crítico del Necronomicón Apócrifo” (ensayo, 2006), “Las aventuras carpatianas del profesor Exhorbitus” (novela, 2006), “El murciélago monstruoso” (novela, 2006), “Historias de amor, dolor y sexrroll” (cuentos), “El amante perfecto y otros cuentos por inferencia” (cuentos), “Las nocturnidades de don Arturo del Grial” (novela, 2002, 2011), “El doctor amor y las mujeres” (novela, 2006, 2011), “El disfraz de Dios” (cuentos, 2004, 2011), “Macho, machote” (cuentos, 2011), “Entre Pepe Eros y José Tanatos o Don’t cry for me Nicolasa” (cuentos, 2011), “La ciudad desvanecida y otros relatos” (cuentos, 2006, 2011), “La trilogía de Ecce cualquiera”, tres volúmenes: “La trama sináptica”, “Los estados intestinales” y “Cuando cazaba pelos” (novela, 2011, 2012), La Eva imposible” (cuentos, 2012), “Venus -1” (cuentos, 2012), “Cuentos menguantes” (2012), “El ojo, el sueño, la vida y la muerte” (cuentos largos, 2012), “Besos afilados (una visión particular del vampirismo)”, ensayo, “Del amor; cuentos crecientes” (en elaboración, 2013).
Cuentos en http://www.narrativas.com/ TORETEO, Todas las artes argentinas y otras: “Espejos” (2007), “Los pequeños” (2007), “La angustia última” (2008), “Lo que trajo la noche” (2008), “Jenny o el vacío ético, monográfico sobre cuentos eróticos” (2008), etc.
• Científica: Siete libros de Psicoterapia y Sexología (Promolibro, Valencia). Treinta y nueve artículos especializados en diversas revistas (redactor de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, http://www.editorialmedica.com).
En elaboración (http://www.lulu.com/alario7): “Nuevo estudio de casos en Terapia del comportamiento 1. 30 años de experiencia en psicología clínica y sexología” (ensayo, 2013), “Nuevo estudio de casos en Terapia del comportamiento 2. 30 años de experiencia en psicología clínica y sexología” (ensayo, 2013).


A continuación se ofrecen tres obras del libro “Cuentos menguantes”.

ONCE MINUTOS Y SE ACABÓ
Salvador Alario Bataller ©

1 Tengo delante de mí el revólver con el que, dentro de once minutos, me pegaré un tiro. ¿Por qué once minutos y no cinco, tres o nueve? No sé la respuesta, siempre me gustó ese número.
Me imagino el proyectil entrando en mi cabeza, reventándola, la deposición blanda de la sangre y los sesos en el suelo (plof, plof, plof…), la gran hendidura humeante en la sien, el cráneo resquebrajándose, hueso y piel abriéndose como una granada. No me conmociona.
2 Tengo de todo, pero el suicidio para un hombre que lo tiene todo no supone un acto aberrante. Lo hago por el vértigo del vacío.
La cena fue opulenta, opíparo preámbulo para el viaje definitivo. Después me senté en el sofá y abrí la caja de barbitúricos. Me serví otra copa. Sentí que mi casa era una sepultura. Creí percibir el olor del incienso y tuve ante mis ojos, muy brevemente, la desolación de un viejo camposanto… No sé cuantas copas y pastillas he tomado, aunque todavía no noto ningún efecto.
3 No nací malo, eso es de cajón. Tampoco tuve una infancia traumática, ni una juventud especialmente desgraciada. Simplemente era un vago y me gustaba demasiado el dinero, y lo que proporcionaba. Bastó que me brindaran la oportunidad. No soy como los otros, no siento como las demás personas. Tampoco soy ningún psicópata ni nada por el estilo, simplemente realizo un trabajo sucio en el contexto de una organización determinada.
4 Ayer, antes de que el vacío me abrumase, mientras me acercaba a la finca, tuve una sensación extraña, la certidumbre de que un ciclo se acababa y comenzaba otro, con lo cual mi vida cambiaría inexorablemente. Fue la misma sensación que tuve hace años cuando comencé a trabajar con Eskurra, el jefe supremo. Resultaba evidente donde me había metido y no había vuelta atrás. Tenía dieciocho años recién cumplidos. De la mano de Román me inicié en el trabajo. Recuerdo que me afeité con esmero, mientras él, perfectamente trajeado, me observaba, un tipo bronco, al que todos respetaban y temían. Me tuvo simpatía desde un principio. Me había dejado perilla para endurecer mi cara y el rostro de muchacho agrio que el espejo me devolvió me dio confianza, aunque habrían de ser los actos los que irían maliciando con los años cada uno de mis rasgos. Desde el asesinato a la tortura, todo lo llevé a cabo sin la menor vacilación. Con el tiempo me fui desprendiendo de tripas, dudas, remordimientos.
–Esto es como una rueda que no para, al final da igual ocho que ochenta –me dijo Román un día–, acabas perdiendo el alma.
5 Asesiné al poeta y al ignaro, a la virgen y a la ramera, al mísero y al rico, y ahogué la inocencia más pura bajo el almohadón de plumas. Eskurra me lo ordenó y yo, sin la menor conmoción, lo hice. Matar me excitaba, me daba una vida que no podía encontrar en las cosas normales, en todo aquello por lo que viven y trabajan los otros.
6 Recuerdo cuando Román murió. Rumio angustiosamente ese día maldito. Actué raudo, no deseaba mantener ninguna conversación con él, tener que mirarle a la cara antes de matarle. Prefería entrar y acabar rápido. Conocía perfectamente sus costumbres, habíamos compartido piso durante los últimos siete años. Era lo más parecido a un amigo con que me había tropezado en toda mi vida, tal vez un hermano mayor e incluso un padre. Todos estos sentimientos me los fue inspirando poco a poco, a través de nuestra relación profesional, aunque nuestro trabajo ponía un límite para ciertas cosas, una frontera que uno no debía rebasar. Lo único importante era el trabajo en sí y, claro, el dinero.
7 Abrí el portón principal y me metí en la finca. Pulsé el botón del ascensor. Esa tarde me llamó Eskurra y, con un tono de voz que no admitía apelación, me dijo lo que tenía que hacer. No sabía el motivo, solamente tenía que cumplir la orden. Entré en el piso y me encaminé al salón. Estaba sentado en el sillón (donde estoy ahora), de espaldas a mí, viendo el fútbol. Iba en mangas de camisa. Se movió y me lanzó una mirada de inteligencia por encima del hombro.
–Hola, hijo –dijo y volvió la vista al televisor.
Disparé. El tiro le atravesó limpiamente el cráneo de parte a parte e hizo añicos el aparato, que se desmoronó con un estrépito de chispas y humo. Apenas se había movido, tenía la barbilla caída sobre el pecho, pero la materia encefálica se desparramaba por el agujero como gelatina. Salí y ya en la casa de Eskurra éste me recibió con una dilatada sonrisa bajo sus ojos zainos. Me pidió que cenase con él. Después llegué a mi apartamento y me acosté. Ni me inmuté ante el hecho de que mi imagen no se reflejara en el azogue.
8 Me cuesta tener los ojos abiertos… Recuerdo cuando eliminamos a la familia de Galaola, nuestro competidor en el narcotráfico; lo quemamos vivo junto a su mujer y sus tres niños pequeños. Aquella noche, mientras me aseaba en el lavabo, creí ver, por un momento, que mis rasgos parecían desdibujarse en el cristal, que el reflejo vacilaba y se volvía más tenue por instantes… Cuando maté a Román desaparecí.
Y de repente un día, sin más, apareció ese sentimiento negro, el saber que me había vaciado, que había agotado todo mi potencial personal, que nada me quedaba por hacer, ni me interesaba. Me sentí como una mísera mota de polvo, que ya no era un hombre. Entonces, mi solución consistía en morir.
9 Sucedió gradualmente. Al principio era como una sutil vibración en el azogue, como un parpadeo casi imperceptible en la materia pulida, un ligero decaimiento de los rasgos y, con el tiempo, un desvanecimiento gradual de toda la figura, comenzando por los rasgos más gruesos, la nariz, la boca, las cejas y los ojos. Es extraño que no me diera cuenta hasta que el cambio fue muy ostensible, una sombra primero, algo como agua que se movía en la luna después, y la nada finalmente.
Gradualmente me desvanecía, fue hace solo unas semanas cuando mi imagen desapareció en el espejo. Todo había terminado. Ahora soy un hombre sin alma, mejor dicho no soy ni siquiera un ser humano. Debo entonces acabar con todo. Un hombre no puede vivir sin su sombra, necesita una, por ínfimo que sea.
Soy definitivamente un saco roto, un hombre lleno de agujeros. Algo así no puede existir. No siento miedo, ni por asomo culpa, solamente ese vacío desolador que no puedo soportar.
10 Soy un tipo muy duro, pero no soy inconmovible. No es el vacío lo que me ha derrotado, es lo que lo ha provocado. Ahora lo veo con una nitidez meridiana. ¡Román…! Con su muerte algo se perdió para siempre, algo de importancia capital, aunque no me diera cuenta en su momento. Uno no vive solo ni en sí mismo, se necesita una figura de referencia. Todos necesitamos un referente por el que vivir... Lo único que tuve en el mundo fue su apoyo incondicional y estoy convencido que, a su modo, me quería. Su muerte me ha sumido en la melancolía. Eso es lo que siento exactamente, el vacío al que antes me refería nace de la pérdida. En realidad nunca tuve nada, salvo un afecto. Con su ausencia ya no hay nada que me ligue a estas cuatro piedras. Hasta las fieras tienen un padre y una madre. Este hecho me acercaba hasta hace un segundo a los hombres, pero no me justificaba. Pero ahora extrañamente todo está cambiando. Es algo distinto de lo que experimenté frente al espejo, mientras desaparecía, una sensación de desintegración total, de no retorno. Ahora siento que no soy, que una fuerza extraña me convierte en algo menos que una sombra, como si me diluyera Mis manos…, son como apéndices trasparente, las venas como telas de araña.
11 Hace breves instantes era un vacío triste que debía llenar con una bala, aunque ahora sé que no tendré esa posibilidad. No tengo miedo, sin embargo, tampoco pena, pero sí una agitación que me arrebata y a la vez me desvanece. Es el peor de los finales, nunca creí recibir este castigo: me diluyo en una nada absoluta, el revolver ya no será mi verdugo, ni la truculencia el pobre tributo que pagaré por mi falta, un dolor que cobardemente quise aminorar con las drogas que tomé con la monotonía de un robot. Quizás ese de dolor saldase parte de mi cuenta, la deuda de un infame. Ya no debo apresurarme, buscando que el alcohol y las drogas me den una muerte blanda e inmerecida. Ahora es peor: todo huye, desaparece…


EL VARÓN DESMEMBRADO
Salvador Alario Bataller ©

Cualquiera no tuvo en su vida ninguna enfermedad grave. Las pocas dolencias habituales que padeció se le fueron curando solas. Era, por lo demás, un hombre de buen humor y trato cordial. Su posición social era envidiable, como su cabeza, y, se le mirase por donde se le mirase, era un hombre de honor, lo que se conoce como un perfecto caballero. En general, además, resultaba una persona accesible y sencilla.
Un día, al levantarse de la cama, se sintió débil y desmadejado, una extraña sensación general de inestabilidad y zozobra crecientes. Notaba que las extremidades apenas se le mantenían unidas al cuerpo, con una floja adherencia gelatinosa, como si se le fueran a desprender de un momento a otro. Aún así, por su carácter fuerte y resuelto, trató de no preocuparse.
–Me siento bien, pese a todo –le dijo a su mujer–. Pero no puedes imaginar las sensaciones tan extrañas que noto por todo el cuerpo. Es como si me fuera a desgranar de un momento a otro.
–Alucinas –le respondió su mujer.
No obstante, al día siguiente percibió una especie de recuperación y, aunque se sintiera bien en términos generales, no estaba tan en forma como en los días anteriores a la insólita experiencia de aquella madrugada de marzo, cuando puso los pies en el suelo después de una noche apacible. Sin embargo, el futuro le deparaba acontecimientos amargos.
Ya dijimos que era un hombre de honor, además de bueno (en realidad no se puede ser una cosa sin la otra) y jamás hubiera esperado que su esposa, el gran amor de su vida, le engañase con uno de sus amigos. Sufrió un gran colapso emocional, pero no aseguraría que perdiera la razón. Sin embargo, comenzaron a ocurrirle cosas muy extrañas desde el instante fatal que tuvo ante sí a la ofensora, que temblaba como una hoja, temiendo el fin.
Quiso sodomizarla, forzarla con gran dolor, hacerle pagar el desdoro de su hombría, pero ante su estupefacción y por una razón inexplicable, el pene se le desprendió, resbalando pantalón abajo hasta quedar en el suelo inerte como un guiñapo.
Horrorizado como estaba, tomó coraje y decidió estrangularla, pero los brazos se le desprendieron del tronco como ramas secas de un árbol añoso.
A esas alturas la suripanta ya estaba loca y gritaba como una cerda, pero él aún intentó destrozarla a patadas, pero sus piernas corrieron la misma suerte que sus brazos. Cualquiera no recuerda qué sucedió a partir de ese momento, ya que perdió el conocimiento. Yo me lo imaginaba como un hombre reducido a casi nada, que rodaba por el suelo como una peonza patética mientras sufría los golpes que le propinaba la destructora. Pero eso no puedo afirmarlo, porque desde aquel día ella no ha recobrado la razón y, como cabe pensar, no hubo testigos en el desarrollo de los insólitos acontecimientos.
Fue el hermano de Cualquiera quien lo encontró en aquel estado lamentable, próximo a la agonía. Sin embargo, después de muchos cuidados, logró sobrevivir y ahora, aunque disminuido, no se siente menos que cualquiera. Se mueve mediante una silla mecánica diseñaba ex profeso y las veces que hablé con él manifestaba un excelente humor, cosa que yo nunca entendí. Dijo que, a pesar de tanta pérdida, agradecía tener el pensamiento y la palabra, lo más sobresaliente del hombre, lo que más podía acercarle a la libertad y al honor, los que, a decir verdad, nunca perdió.
Un día, el infortunio volvió a presentarse en su vida y a golpearle de manera definitiva. Fue en una cena de trabajo en su casa, mientras hablaba de sus negocios con su hermano y otras personas allí reunidas. Ante la estupefacción de todos, Cualquiera, sentado en su patético sitial, pareció vacilar y disminuir de tamaño y después, de modo inexplicable, su cuerpo se fue licuando como un helado al sol, lenta pero irreversiblemente. Todo él quedó reducido a una mancha pardusca y nauseabunda en su sitio al pie de la gran mesa. Y finalmente todo aquel amasijo de lo que fue un hombre notable, desapareció poco a poco en un punto del suelo, a través de una grieta infinitesimal en la que nadie había ni hubiera podido reparar.
Antes de perderse para siempre en la nada absoluta, en su caída abismal, un vestigio de inteligencia, cuatro neuronas conexas que se fundieron al fin en el légamo pestilente, le llevaron a pensar con resignación que, pese a todo, no fue la única víctima de esos descalabros de la vida, que antes que él hubo un hombre que se convirtió en un insecto y un segundo que, por su patológica levedad, acabó perdiéndose para siempre en un punto del cielo halado en un viaje infinito.


LA EVA IMPOSIBLE
Salvador Alario Bataller ©

Aunque pueda parecer una barbaridad, debo afirmarlo rotundamente; mi mujer es perfecta y nuestro amor durará hasta que el tiempo se nos lleve. Complaciente, sumisa, inteligente, sensible, ardiente, son unos rasgos que he apreciado en ella desde el principio, todo lo que un hombre puede desear, mucho más de lo que un fulano como yo merece tener en su estrecha existencia. Eso era antes, pero, desde que la conocí, mi vida ha cambiado. Sigo siendo un don nadie, pero ella me da tal felicidad que mi anterior vida se ha vuelto ilusionante. Con ella y poco más, el mundo me es más que suficiente.
La conocí hace dos años, por Internet. Por fin vino de China. Habla cinco idiomas y nunca protesta por nada.
Hablo con ella de cualquier tema, de cine, de deporte, de pintura, de viajes y, aunque no tenga tanto criterio como yo, sin falta tiene la frase adecuada en el momento justo, y sobre todo escucha, siempre con esa mirada dulce en sus ojos de aguas negras profundísimas. No discutimos nunca, siempre que le planteo un plan me contesta “lo que tu quieras” y así todo es fácil, sin roces ni voces, aunque a veces me gustaría que me sorprendiese con algún plan, con algo que me pidiese, aunque fuera egoísta. Pero cada cual es como es y el que ama de verdad no quiere cambiar al ser amado. Si le ama no desea que sea diferente. Lo otro no es amor, es hacerse el amor a sí mismo a través del otro. Egoísmo puro y duro.
El sexo, bueno hacer el amor con ella, es indescriptible, por cualquier orificio, de cualquier forma, nada le da asco, nada le parece excesivo, siempre está dispuesta y permanentemente te comprende. Trabajo ahora desde casa, la empresa me ha permitido hacerlo y desde mi oficina me siento el rey del mundo y puedo pasarme dos días sin dirigirle la palabra, enfrascado en mi trabajo, que indefectiblemente está ahí, sonriente, acogedora, abierta. Creo que si no la tuviera, me mataría.
Cada día hacemos el amor, gozamos del sexo de cuantas formas se nos ocurre, siempre antes de una cena romántica, en la cual casi no hablamos, sino que comemos embelesados mirándonos el uno al otro, bendiciendo ese don que la vida nos ha hecho compartir.
Hoy, como cada día, antes de nuestra cena especial (no es bueno hacer el amor haciendo la digestión, es fisiológicamente incompatible), hemos terminado en a la cama. Como en cada ocasión, al finalizar, le preguntaré: ¿me quieres? (no puedo evitarlo, en nuestro caso no es inseguridad, sino parte del dulce juego amatorio) y ella me responderá, como siempre, satisfecha y pletórica: “No te quiero, te adoro”, mirándome con sus maravillosos ojos de ópalo divino.
Hemos llegado a una como siempre y nos abrazamos, exhaustos y complacidos, la miro y, como siempre, le pregunto: “¿me quieres?”; y ella me ha contestado “No…”; está inmóvil, ausente, sus ojos se han apagado y su rostro es una mancha desolada. Su respuesta ha sido para mí algo más que una negativa. Pese a que las máquinas suelen errar. Aunque los ingenios mecánicos no suelen ser perfectos. La batería. La carga de la batería. Quién sabe. Pero su respuesta ha sido para mí algo más que una negativa. No sólo un nimio problema robótico. Un golpe en toda regla. Un puñetazo en la boca.



LILIA MORALES Y MORI

(México, 22/2/1946). Estudió Biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Es narradora, poeta, diseñadora de arte fractal e inventora de juegos y modelos matemáticos. En 2010 adquirió la nacionalidad española de origen, de la región Catalana con el nombre de Lilia Morales Mori.
Trabajó en el Instituto Veracruzano de Cultura como coordinadora de talleres literarios de la Casa Salvador Díaz Mirón donde también impartió un taller de teatro infantil.
Su poema “Raborá” (homenaje a los poetas malditos) fue escenificado en el Museo Universitario del Chopo de la ciudad de México y en la Casa de cultura SINAC. Participó en la V Bienal Internacional de Poesía Visual Experimental, donde expuso una instalación y uno de sus poemas visuales fue seleccionado para la Antología Poética Conmemorativa que se publicó en Italia. Ha publicado en varios periódicos y revistas literarias digitales e impresas de México y España. La revista de divulgación científica de CONACYT le publicó algunos cuentos, cuya temática se desarrolla a partir de uno de sus modelos matemáticos sobre “Espacios Polivariantes”. Presentó su primer libro de poesía “Oráculo” en el museo José Luis Cuevas. La obra poética construida a partir de un modelo matemático es un generador de miles de “poemas oraculares”. Otra particularidad de este libro es el hecho de estar acompañado de un hermoso y complejo juego de tablero impregnado de símbolos y reglas particulares que distinguen al ganador de la contienda con la obtención de su propio poema oracular. Primer premio nacional de ciencia-ficción con el cuento “Huka-Yami”, otorgado por el gobierno y la Universidad de Guanajuato. Ha traducido la novela de ciencia-ficción “Alpha Centauri”, del escritor italiano Marco Santini, del inglés al español. Recientemente publicó en internet el e-book “Espejismo Fractal”, con una recopilación de su obra poética, cuento y ensayo. Actualmente escribe y publica por entregas en la red una novela de fantasía y ciencia-ficción titulada “Sincronía”. Se encuentra en preparación su libro “Hacia la Creatividad Cuántica, en el que narra las circunstancias que la llevaron a investigar y desarrollar modelos matemáticos para el estudio de las habilidades del pensamiento. En breve publicará en internet una nueva edición de su poema oracular: “Oráculo” (El Juego de las Sentencias). Mantiene cuatro blogs literarios y dos de difusión científica.


EN CÁMARA LENTA
Lilia Morales y Mori ©

Leo un libro incomprensible
en la terraza de un bar
debiera sentirme sola
porque la silla frente a mí
está vacía
y porque la gente que me rodea
no se ha percatado de mi presencia.

Tomo una cerveza
oscura y… tibia (como siempre)
algo imperdonable para una bebida
que debiera ser refrescante
pero esta mañana
con la luz del día
algo se me escapa
porque todo transcurre en cámara lenta
¡y a la inversa!
¡Si!
no cabe duda
te has levantado de la silla
desandando tus pasos lejos de mí.

Un niño en la calle vende periódicos
a nadie le interesan las noticias de ayer
ni siquiera las de hoy
porque pronto todo dejará de ser noticia
tal vez por eso
los duraznos han vuelto a la flor
y la flor del árbol a la semilla
que permanecerá en la tierra
oculta
latente
implícita y silenciosa.

El viento arrastra las nubes
que anunciaban lluvia
un joven se desprende de los brazos de su amada
que ha vuelto al calor de otros brazos
su primer amor de cabellos oscuros y rizados
el ajetreo de la ciudad se ha paralizado
y como una ola de polvo
se diluye por sus calles
llevándose entre los restos de la gente
el lánguido sonido de un organillero.

El mesero se ha ido
el bar permanece cerrado
recorro las calles que antes fueron avenidas
senderos que serpentean la nostalgia de un sueño
vuela un pájaro
nace una flor
inicia el día
todo transcurre con la insensible monotonía
que aprisiona el transcurrir del tiempo
mientras yo leo
desde mi ventana
las páginas de un libro incomprensible.


DOLOR DE CADA DÍA
Lilia Morales y Mori ©

Mansedumbre…
amaneceres de sombras
tormento de un sol atribulado
tinieblas del viento
negrura que se adhiere a la nostalgia
pesadumbre de un vacío silencioso.

Dolor de cada día
hambre que se sacia
con migajas
frío que se cubre
con escombros
infierno fatigado de pesares
perenne congoja
cadavérico averno del tiempo.

Dolor de cada día
mancha del infortunio
entreverada en la nada
en la ausencia de quién lo olvida
y lo pasa de largo
como el aire cotidiano irrespirable
donde sangran los ríos
que lavan las penas del pasado
y nutren inmutables
los desvelos fortuitos del mañana.


LA CRÓNICA
(cuento de ciencia-ficción)
Lilia Morales y Mori ©

Domingo 29 de Junio del 2025
10 AM
Permanecía sentado en una banca de Central Park al norte, cerca de la Quinta Avenida y la 97. Pensativo, le daba de comer a un grupo de palomas exuberantes tratadas genéticamente contra el bórtilo, un virus aviar pandémico que había arrasado prácticamente con toda la población de pichones localizados en las zonas templadas y en las proximidades de los círculos polares de todo el mundo. Se veía agotado, con el rostro macilento parecía declinar en menos tiempo de lo usual en esa época donde la vejez era una grave y peligrosa enfermedad. Había pasado un año desde su histórica hazaña frente al mundo. Testigo de su propia descrionización, Daniels Hokoppler había vuelto a la vida para atestiguar su más terrible y lastimosa realidad. A los ochenta y cinco años, con la apariencia de sesenta y cinco era irremediablemente un anciano. Imaginó bajo la sombra de ese majestuoso árbol a Mónica, la adorable joven que había cautivado los últimos días de su anterior existencia, y ahora, en su retorno a la pos-realidad, la encontraba plenamente rejuvenecida, primaveral, fragante como una rosa en capullo, una chiquilla apenas de dieciocho años. No recordaba si entonces Moni, la querida Moni, tenía treinta, sólo recordaba la pasión desbordada que junto a ella su corazón enfermo dejó su vida marchita en jirones.
Los domingos le parecían aciagos, la soledad de su departamento en un lujoso edificio del barrio de Manhattan era insoportable, su familia le era completamente ajena y sus amigos ocasionalmente lo llegaban a visitar. Miró con melancolía el espejo de agua del lago donde muchas veces se soñó caminar junto a Mónica tomados del brazo, tal vez enamorados. Vio en el reflejo del agua la imagen inversa de los altos edificios que tan bien conociera desde su infancia. Añoró si vida o su pre-vida, ahora todo le parecía confuso, no se ubicaba en una sociedad caótica de multi-seres prefabricados, no alcanzaba a distinguir entre unos y otros y eso lo irritaba, siempre estaba colérico, había gastado un dineral en el Instituto Alcecor de suspensión criónica para nada. Por fortuna tenía dinero y mucho, sus inversiones post-morten habían crecido como la espuma, su negocio de productos y organismos transgénicos acaparaba notoriamente el mercado de las bolsas de valores.
Se levantó de la banca e inició su acostumbrada caminata en dirección al lago cuando fue interceptado por un tropel de jóvenes deportistas de todos los sexos, que marchaban al ritmo de un canto neosonik-hard muy sonoro y retumbante como la estupenda musculatura de las piernas y los brazos desnudos de los soniks. Irremediablemente los odiaba, a pesar de que esa generación de músculos de hierro era producto del consumo de sus transgénicos. Los vio alejarse dejando a su paso una nube de polvo y un olor a feromonas frenético de juventud y atracción indiscriminada entre ellos. Apresuró el paso por el césped hasta la orilla del lago donde se sentó junto a unas rocas bajo la sombra de una carpa colorida, adornada con flecos y borlas que el viento movía refrescando el cálido ambiente.

11AM
Alargó la vista hacia el sector de las canchas de tenis donde había dejado los mejores años de su vida, ahora no tenía ánimo ni siquiera para ver un partido por el plasma. Reconoció frente a su propia introspección que era un “single” perfecto, con el inconveniente de su estropeado físico y algunas dolencias a las que no les había querido dar importancia. En cuanto a su intelecto, reconocía que nunca había sido muy brillante y en cuanto a su memoria, no era peor que antes. Sin embargo, algo sí le preocupaba, las visiones que con más frecuencia se hacían presentes acompañadas de fuertes dolores de cabeza y una indescriptible sensación de ausencia, o mejor dicho, un abandono hacia el mundo que lo instalaba de forma inesperada en lugares abruptos y ajenos rodeado de personas y circunstancias totalmente disparatadas, de las cuales no había ninguna forma de salir, hasta que algo ocurría y ¡zas! Volvía a la realidad hecho un guiñapo de interrogantes. Pero esa mañana, era muy importante para él, Cynthia la célebre mujer crionizada estaba a punto de ser descongelada.
Daniels dejaba pasar el tiempo en ese sector de Central Park, cuando una nanirobot corrió a la orilla del lago donde un pequeño perseguía a una graciosa ardilla mecánica. El autómata alcanzó al chiquillo y lo llenó de besos. La ardilla detectó con sus censores la presencia del agua y retrocedió en dirección de una guarida de maya metálica camuflajeada con suave alfombrilla verde. Los niños, seres vivos casi en extinción eran prácticamente venerados. Representaban minoría en una población donde predominaban humanos adultos-jóvenes, cyborgs, clones, replicantes con diversas mutaciones y una gran variedad de autómatas tremendamente especializados. Hokoppler vio el reloj, con parsimonia se alejó de las rocas frente al lago y se dirigió hacia la explanada Great Lawn del “magnífico césped” donde lo esperaba la escritora e ilustre periodista científica Baruxha. La vio a lo lejos, con sus llamativas nano-gafas de sol y su breve conjunto veraniego. Se aproximó a él sosteniendo en su mano derecha un minúsculo micrófono que le colocó en el cuello de su camisola.
–Qué placer verle Sr. Hokoppler.
–El placer es mío, estimada Baruxha.
Ambos personajes se dieron un cálido abrazo y se sentaron cerca de un minibar improvisado para tal efecto en la explanada.
–He reservado este espacio convenientemente custodiado, que nos da privacidad y a la vez nos permite una vista preferencial hacia el plasma –dijo la mujer retirándose los lentes que dejaron al descubierto sus hermosos ojos azul intenso–. La gente comenzaba a congregarse y en unos minutos el magnífico césped albergaba multitud de cuerpos expectantes que se desperezaban a su antojo bajo las imágenes holográficas de un conjunto de música sonik-hard que sonaba como un arrullo hipnótico con la melodía salida de una bandola de cuerdas láser.
–Si no tiene inconveniente me gustaría iniciar la entrevista.
–Adelante, cuando usted guste.

12PM
La música cesó en el plasma creando una disolvencia donde apareció la figura femenina de una de las mujeres más conocidas en el ámbito noticioso y junto a ella, el enigmático magnate y primer ser humano salido de un alambique comatoso del Instituto Alcecor. Después de las presentaciones de rigor la periodista dejó caer como piedra demoledora la primera pregunta.
–¿Qué se siente ser un criónico? –la cámara enfocó sin pudor el rostro turbado de Daniels. El hombre tardó en contestar, imaginaba su rostro envejecido del tamaño de una montaña donde cada arruga y cada gesto suyo eran vistos bajo la lente de un gigantesco microscopio.
–No lo sé exactamente, aún estoy aprendiendo a ser criónico –dijo sin ninguna afectación el hombre. La mujer rió graciosamente ante la respuesta e inmediatamente anunció a su compañero Ramírez que se encontraba con el Dr. Batllori junto al laboratorio de Criónica.
–Dr. Batllori, sabemos que se ha completado la descrionización y corporización de la primera mujer en el mundo. ¿Cómo valora la ciencia este acontecimiento?
–Tremendamente exitoso.
–Y... ¿Nos puede decir algo del fracaso previo frente al éxito?
–Era algo que ya habíamos previsto, en el caso de Hokoppler contábamos con toda su estructura corporal impecablemente tratada con alfa-gen-droxina una especie de gelatina sintética que evita la cristalización de los líquidos celulares y por ende la ruptura de las paredes celulares en el momento de la descongelación. En el caso de Cynthia su cuerpo fue tratado con el mismo componente pero una reacción particular de su organismo impidió el óptimo efecto del sintético.
–¿Qué medidas se tomaron al respecto?
–Tuvimos que trabajar bajo la presión del tiempo, no contábamos con esta anomalía que seguramente se dará con frecuencia en otros organismos. Por fortuna el departamento de replicantes nos proporcionó un cuerpo y una cabeza idénticos al original perdido.
Hokoppler al escuchar desde la carpa de entrevistas las palabras del médico sintió un estremecimiento tan notorio que inmediatamente un autómata le ofreció una bebida estimulante.
–Ramírez... Ramírez... pásame al Dr. Batllori.
–Dr. Batllori ¿me escucha?
–Sí, con claridad.
–Nos puede explicar exactamente entonces ¿qué partes originales de Cynthia se pudieron conservar?
–Sólo su cerebro.
Al escuchar estas palabras el público que atiborraba una de las explanadas de Central Park frente a las imágenes del monumental plasma, dio tremendo alarido.
–Nos puede explicar con detalle el proceso.
–Es algo complicado explicarlo técnicamente, pero es sencillo entenderlo como un núcleo de energía con capacidades particulares que es adaptado a un componente idóneo para su expresión.
–¿Un núcleo de energía? –preguntó Baruxha. El médico sin pronunciar palabra asintió con la cabeza.
–¿Cómo se encuentra Cynthia? ¿Podemos verla?
–Sólo unos instantes –dijo el doctor avanzando hacia una habitación del laboratorio. Las cámaras y Ramírez le seguían con evidente nerviosismo. Se abrió la puerta y una mujer hermosa, sonriente, plena de juventud desbordada, saludaba con su mano mientras repetía:
–Gracias... gracias a Todo y a todos los que me han permitido vivir nuevamente.
Baruxha se apresuró a decir:
–Cynthia ¿sabes que eres la primera mujer criónica?
–Si lo sé.
–Está aquí conmigo, el primer hombre criónico, te va a decir unas palabras. Daniels enmudeció por un instante. Y antes de decir algo enfocó sus ojos enrojecidos a los de Cynthia, ambos se compenetraron en las herméticas profundidades del núcleo de la energía. Ya no tuvieron que hablar, estaba todo dicho.



JAIME LUSTGARTEN STECKERL 

Nació un 6 de noviembre de 1952 en Barranquilla, Colombia, donde reside,  hijo de inmigrantes que huyeron en época aciaga de una Europa infestada de nazismo. Publicó una novela en Colombia titulada La Casa de los Cauchos”.  Le gusta la actividad cívica y es cofundador del Frente Amplio Cívico por el Rescate de Barranquilla y la ONG Cívicos en Acción. En la actualidad colabora en el programa Política Pública del economista Jorge Vergara Carbo, que se transmite en radio Tropical, y elabora la página web que se cita al pie, dedicada a luchar por un medioambiente sano. Escribe regularmente para el diario La Libertad de Barranquilla y es corresponsal del periódico El Satélite.  Su pasión es leer y disfruta de escribir en el tiempo libre. Es empresario de la construcción y tiene inversiones en empresas del sector textil.


LOS ÚLTIMOS SUSPIROS DEL CORONEL CAMARGO
Jaime Lustgarten Steckerl ©

Sentado en la buhardilla de la casa que perteneció a su bisabuelo, el coronel Camargo esgrimía pensamientos perdidos con la mezcolanza de palabrejas en un trabalenguas que recién había inventado, producto de su demencia senil.
Libraba la más difícil batalla de su vida al tener que renunciar al ejército por su edad de retiro forzoso. Las batallas que liberó durante décadas luchando contra los enemigos de la patria le forjaron su carácter heroico, ya que la milicia era su razón de ser y su verdadera vida. Combatió con firmeza y temple de acero a los facinerosos como los llamaban en su época de conflictos irresolutos. En el ejercicio militar altivo decía que no entendía por qué se empecinaban los facinerosos en luchar contra el Estado de derecho. Pero afirmaba que esas guerras injustificadas no le dejaron tantas amarguras como el tener que dimitir de su cargo en un momento de senectud inevitable, porque su orgullo castrense lo mantenía con vida.
En una de sus rabietas había dicho: ¡Esos bastardos son como quijotes luchando contra molinos de viento! ¡Estos cobardes no saben ni por qué pelean! Su mente divagaba pero le advertía lo inútil que sería gastarse la vida de manera tan insensata. De modo que estaba perdiendo la razón y lo sabía, pero paradójicamente no perdía la cordura.
Se aferraba tanto a la vida como espécimen militar de la patria y conservaba bellos recuerdos de sus gestas a pesar que en el fondo de su corazón le perturbaban en lo más íntimo de su ser. Tal vez eran lo único que quedaba entre él y su creador.
El coronel estuvo muy inquieto cuando lo visité a su buhardilla de recuerdos seniles. Me habían advertido de sus malos ratos y rabietas permanentes. Pero se mostró cálido y jocoso cuando lo fui a saludar en el reverdecer primaveral, quizás porque la vecina contigua a su fuerte familiar lo había enloquecido de risa al recibir la noticia de que se había ganado un millonario quinto de lotería. Ésta salió en pelotas al traspatio del inmueble del Coronel festejando con estridencia y ademanes, como una estrella de fútbol, voceando el número ganador: “once veintiséis, once veintiséis”, repetía y repetía, gritaba y gritaba mientras sus senos saltaban en el aire y caían como pera de voceador por efectos de la gravedad. Él abrió sus ojos cristalinos y soltó una carcajada juvenil que colonizó sus recuerdos de batallas inútiles; luego le sobrevino una sonrisa acompañada de unos gestos que parecieron devolverle la salud perdida. Pero minutos después cambió de ánimo y dijo: “uno se mejora siempre para morir”.
Desde aquel altillo también podían verse los gajos de mango de rosa colgados entre las ramas centenarias del reverdecido patio vecino y otros que yacían pudriéndose en el suelo. Éste era trasfondo de la pintura fresca que amalgamaba sus recuerdos de su vida finisecular que iba a desvanecerse en el carro de la eternidad, asimismo como nos acaecerá a todos algún día.
Mi visita era como una obligación financiera, ya que debemos cumplirle a los ancianos y enfermos, así como lo dice la ley de Dios promulgada en el Antiguo y Nuevo testamento. Como aves pasajeras aprendimos a volar y cuando dejamos de hacerlo nos resecamos como hojas y desaparecemos por siempre con los fugaces vientos que pasan y se olvidan, y caemos como los mangos del patio de la vecina que enloqueció de risa al Coronel con su desnudez festiva.
En la conciencia del coronel la guerra aún continuaba. No lo sé, y quizás era otra y distinta en su época senil. Ésta era su última batalla y la que no se gana nunca. En su piel petrificada como los dinosaurios tenía esquirlas de granada incrustadas, así como en su solemne cabeza como semillas de granadilla. Pero decidió seguir bregando. Esto era lo que lo mantenía con vida.
El enfermero que lo atendía me afirmó que un día lo escuchó decir: “preparan el pelotón de los soldados para la guerra pero nunca para después de ella”. En otra ocasión le dijo: “son tantos los hombres que mueren por la indiferencia como por las balas”,
Aún no se sabe exactamente cuándo murió el coronel ni cuántos años tenía. Pero sí fue aquel día que lo retiraron del servicio o cuando se dio cuenta que tenía afectada su conciencia con el insomnio de Matusalén. ¡Tal vez lo mejor que pudo pasarle es haber perdido la razón!
El día de su entierro aparecieron los que nunca fueron a visitarlo en vida. Una paloma blanca sorprendió a todos los presentes cuando sobrevoló el cementerio y se posó sobre su ataúd marcial. Allí supe entonces que, y por fin, descansará en paz.



ESTHER GONZÁLEZ SÁNCHEZ

Docente. Poeta. Nació en Catoira (Pontevedra), España, reside en la ciudad de Vigo. Desde muy temprano desarrolló su interés por la poesía interviniendo en recitales y otros eventos poéticos a través de programas de la radio y la televisión locales. Es vicepresidente de Asolapo Internacional en España, Miembro Honorífico de Asolapo-Argentina y de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles.
Autora del poemario “Alma Peregrina”, ha participado con el escritor Rodolfo Leiro en la obra “Renglones Desprolijos” y está preparando “Raíces”, el que será su segundo libro.
Ha integrado diversas antologías en España y en el exterior, y actualmente colabora en numerosas revistas virtuales de difusión internacional como: Con Voz propia, Estrellas Poéticas, Siembra, Acuarela Literaria, Pluma y Tintero, Nevando en la Guinea, así como en diferentes blogs también de ámbito internacional.


MORDIENDO BESOS
Esther González Sánchez ©

Acudo a respirarte bien temprano
y llevo involucrado hasta los dientes,
un tácito disturbio:

Yo voy mordiendo el beso
que lleva la perversa, la dañina,
la que nos dio el oscuro
de cerrar la cintura de tu boca
en la insana razón de conquistarte
y disputar el labio contra el labio
viajando hacia la brasa
y el ansia de vivir,
como viven las rosas sus púrpuras de asfixia.

Bien sé que esta es tu noche y es la noche mía:
no sé donde encontrarte
ni en qué lugar pedirte
de la sombra enlutada,
y pues no encuentro a ver el cauce de tus ríos,
te detengo en la flor de la glicina
que funde sus fronteras en el aire;
en ellas me regalas
la prisa de los besos, la sal para las nieves,
y hasta la misma mano que ampara los crepúsculos,
TÚ, también me regalas.

Y sin embargo, apenas me conformo:
largo de oscuridad me vence el verbo
de luto intransitivo.

No tengo el corazón de las palabras
y voy             ¡Mordiendo un beso!


HACE TIEMPO
Esther González Sánchez ©

Hace tiempo visito
la tristeza de días sin sonido,
que se prefieren solos,
como anemias de empeño funeral
y mieles arrugadas;
y hace tiempo también
que acaricio las cúpulas
de un silencio maduro.
En él se refugió la procesión
de un vino atrás sembrado
guardándose las manos que colgaban
mil racimos de luz entre mis vides
como si fueran lámparas de uva.
Y fue el último brillo,
–el que apaga y sepulta
 el temblor de la estrella–
quien pobló en desnudez mi vestidura.

Desde entonces me cifro en piel de las montañas
después de los incendios, mientras en sueños abro,
tiento, la ocupación de miel de aquellos días
y el collar de sus hebras golpeándome el pecho.



MARISA NOEMÍ GONZÁLEZ

Nació el 27/10/1973 en Avellaneda (Provincia de Buenos Aires), Argentina, y reside en Adrogué. Cursó primer año de Letras en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Ha asistido a diversos talleres de poesía y narrativa en la casa de la cultura de Almirante Brown durante los años 2004, 2006 y 2007. En 2005 tomó cursos con la escritora Laura Massolo en la Escuela Julio Cortázar. Tiene una novela presentada al Concurso Estimulo a la Producción Nacional y Fomento a la Industria Editorial.


ROSARIO
Marisa Noemí González ©

Me temblaban las manos al hurgar en el bolsillo del pantalón del tipo. Lo que quería encontrar era eso: una pista. No sentía ni vergüenza, ni remordimiento. No. Solo una gran curiosidad. No concibo la seducción como un acto menor. Claro, que un seductor, con esas palabras, con esas miradas típicas es una presa fácil de detectar. Y él era un seductor. Realmente estar sin ellos es como vivir sin aire. Ábranme la puerta, por favor, que quiero vivir, y yo estaba encadenada nomás. Ahora a la distancia parece todo tan fácil, tan resuelto, pero tampoco lo era. Disfruto de mi costado de chica mala, de perra. La mujer perra, qué frase ridícula. No puedo negar que mucha gente de la boca para afuera es una cosa y de la boca para adentro mastica el rosario. Siempre siento un levísimo placer pero intenso en encontrar qué es lo que ocultan estos hombres detrás de la mascara que se les cae una vez que se cogieron a la mina que se dejo seducir. Sí, al final encontré algo. Justamente un rosario.
–Interesante, hermosa, interesante –dijo él.
Sin responder sentí cómo me agarraba del cabello y me desabotonaba los botones de la camisa. Supe que me iba a perder otra vez en sus dedos. Nuestras lenguas se encontraron. Terminó de sacarme el corpiño y tenía los pezones erectos como botones. Me besaba toda la espalda y al moverme notaba su piel ardiente contra la mía. Yo ya estaba húmeda para recibirlo. Quería que me penetrara otra vez, muy tibio, muy caliente en mí. Oh, sí, nuestro movimiento ancestral, cadencioso, caliente, el contacto con su boca, un grito casi afónico, mío, a contrapelo, él, animal. Sigue moviéndose mientras mi cabeza lentamente se hace a la idea, como una lamparita, de que el tipo es casado o comprometido.



RICARDO CALDERÓN GUTIÉRREZ

Nació en Ocobamba (Apurímac, Perú, 1944). Fundó y dirigió la revista Llacctánchic (Nuestro Pueblo, 1968-1971). Fundó la Biblioteca Pública de Ocobamba (1969). Se graduó de profesor de Castellano y Literatura (1971). Reside en los Estados Unidos desde 1972. Publicó “Allpamama” (Madretierra, 1989), “Toma mi corazón” (1991), “Genio y figura de Don Artemio” (1993), “O’bamba, nunca te olvidé” (2001) y “Mamacha Candelaria: Patrona de Ocobamba” (2009). Fundó y dirige desde 1991 el Instituto de Cultura Peruana de Miami. Convocó exitosamente a veintiún concursos de poesía y narración. Editó y publicó veinticinco antologías de poesía y cuento. Escribió artículos para diferentes revistas y periódicos. Su labor cultural fue reconocida por el Concejo Municipal de Ocobamba (1969), Consulado General del Perú de Miami (1998, 2006), Premio TUMI (2000), Proclama del Condado de Miami-Dade (2008), Chasqui de Oro del Ministerio de Educación del Perú (2008). Llave de la ciudad del Cusco (2010).


MI CANTO
Ricardo Calderón Gutiérrez ©

Mi canto nace del surco
recién abierto,
y pretende ser rumor de río
y trino de ave.
Es memoria imborrable de infancia
que palpita como el primer amor.
Es cauce por donde fluyen
mis ansias de juventud.
Es grito de pecho
que se hincha de entusiasmo
cuando nombro mi tierra.


CARTEL
Ricardo Calderón Gutiérrez ©

Yo vengo de un pueblo
lleno de grandes ilusiones,
bellas historias
y amargas decepciones.
Mi vida es el surco
donde siembro árboles de esperanza,
sueños trasnochados
y febriles entusiasmos.
Yo tengo un corazón inmenso
donde cultivo flores y afectos
para todos los habitantes de la tierra.
Yo traigo en los ojos
la memoria de mis bellos paisajes
y, en los labios,
mi palabra de hermandad
para todos los pueblos del universo.


TROTAMUNDOS
Ricardo Calderón Gutiérrez ©

Si me ven triste,
no es en vano mi tristeza.
Soy un trotamundos
que añora su tierra.
Si me ven llorar,
no es en vano mi llanto.
Soy un caminante
que anda lejos de su querencia.
Si me ven taciturno,
no es en vano mi silencio.
Soy un paria
que calladamente evoca su comarca
Si en mi loca ilusión
de recorrer el mundo
se apagan mis ojos,
¡llevadme a mi tierra por piedad!



SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 61 – Junio de 2014 – Año V
ISSN 2250-5385
Exp. 5129842, Dirección Nacional del Derecho de Autor (DNDA)

Propietario y Director: Héctor R. Zabala
Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
(currículo en Suplemento Nº 56)


Corrección general: Noelia Natalia Barchuk Löwer
Resistencia (Chaco), Argentina
(currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 13)




Ilustración de carátula: Mónica Villarreal
Monterrey (Nuevo León), México /
Scottsdale (Arizona), Estados Unidos
 @mon_villarreal
(currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 17)