SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 64 – Marzo de 2015 – Año VI
ISSN
2250-5385
Inscripción gratuita como LECTOR
si escribe a zab_he@hotmail.com
indicando nombre y apellido,
ciudad y país
(se le avisará cada nuevo número
trimestral).
“Alceo de Mitilene”
Mónica Villarreal (2015)
(Acrílico, tinta y
carboncillo sobre papel, 26 cm x 20 cm)
Serie
"Poetas Clásicos Griegos" |
Sumario:
•
Luis BENÍTEZ (Argentina)
• Luis Gonzaga ÁLVAREZ LEÓN (Venezuela / Italia)
• Adán ECHEVERRÍA (México)
• Beatriz Alicia GARCÍA NARANJO (Venezuela)
• Daniel CAMPODÓNICO (Uruguay)
•
Gabriel Alejandro LÓPEZ (Argentina)
• Jimena ANTONIELLO LIGÜERA (Uruguay / España)
•
Leonardo VINCI (Argentina)
• Alí ZNAIDI (Túnez)
• Adriana ZACARÍAS
(Paraguay)
• José ICARIA (España)
• Peregrina Flor
(Venezuela)
LUIS BENÍTEZ
Poeta,
narrador, ensayista y dramaturgo, nació en Buenos Aires el 10/11/1956. Es
miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, con sede
en la Columbia University, de la World Poetry Society (Estados Unidos); de
World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha
recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des
Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la
Asociación de Poetas Argentinos (APOA) y de Sociedad de Escritoras y Escritores
de la República Argentina (SEA). Ha recibido numerosos premios nacionales e
internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio
Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor
del Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo
Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio
Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos
Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción
(Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia,
1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, 1995-1997);
el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit
10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio
Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Sus
libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro han sido publicados en Argentina,
Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania,
Suecia, Venezuela y Uruguay.
Obras
publicadas: Poemas de la Tierra y la Memoria (poesía, Ed. Stephen and Bloom, Buenos
Aires, 1980); Mitologías/La Balada de la Mujer
Perdida (poesía, Ed. Ultimo Reino, Buenos
Aires, 1983); Poesía Inédita de Hoy
(Un panorama contemporáneo de la poesía inédita argentina)
(introducción, notas y selección de 100 autores, Ed. NOUS, Buenos Aires, 1983);
Juan L. Ortiz: El Contra-Rimbaud
(ensayo, Ed. Filofalsía, Buenos Aires, 1ª ed. 1985; 2ª ed. 1986); Behering y otros poemas (poesía, 1ª
ed., Ed. Filofalsía, Buenos Aires, 1985; 2ª ed. Cuadernos del Zopilote, México
DF, 1993; 3ª ed. Bering Och Andra Dikter; traducción al sueco de Maria Nääs,
Ed. Encuentros Imaginarios Verlag, Suecia, 2012); Guerras, Epitafios y
Conversaciones (poesía, Ed. Satura, Buenos Aires, 1989); Fractal
(poesía, Ed. Correo Latino, Buenos Aires, 1992); El Pasado y las Vísperas
(poesía, Ed. de la Universidad de los Andes, Venezuela, 1995); El
Horror en la Narrativa de Alberto Jiménez Ure (ensayo, Ed. de la
Universidad de los Andes, Venezuela, 1996); Selected Poems (antología
poética, selección y traducción de Verónica Miranda, Ed. Luz Bilingual
Publishing, Inc. Los Angeles, 1996); La Yegua de la Noche (poesía,
Ediciones Del Castillo, Santiago de Chile, 2001); Tango del Mudo (novela,
Ed. de la Plaza, Montevideo, 1997; 2ª ed. Ed. Piel de Leopardo/Wordtheque,
Buenos Aires, 2003; edición en e-book, Ed. Wordtheque, Bolonia, 2004, www.wordtheque.com; edición en e-book,
Ed. E-Book Argentino, Buenos Aires, 2012); Zapping (cuentos en e-book, Ed.
Wordtheque, Bolonia, 2004, www.wordtheque.com);
Jorge
Luis Borges: La tiniebla y la gloria (ensayo, Ed. Ojos de
Papel/Ediciones Lea, Madrid, 2004); El venenero y otros poemas (poesía,
Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2005); Antología poética (antología en
e-book, introducción, selección y notas de Alejandro Elissagaray, Ed.
Wordtheque, Bolonia, 2005, www.wordtheque.com);
La
tarde del elefante y otros poemas (poesía, Ed. Ala de Cuervo, Caracas,
2006; 2ª ed., Ediciones Azafrán y Cinabrio, México, 2008; 3ª ed., La Sera
dell’elefante e altre poesie, traducción al italiano de Emilio Coco, Ed.
Sentieri Meridiani Edizioni, Collana “Uni-Versi”, Italia, 2012; 4ª ed., Buenos
Aires Poetry, colección “Pippa Passes”, Buenos Aires, 2014); 18
Whiskies (teatro, Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2006); La
novelística de Teódulo López Meléndez: escribir desde la fisura
(ensayo, Ed. Ala de Cuervo, Caracas, 2007); Carl Jung: un chamán del siglo XX
(ensayo biográfico, Ediciones Lea, Buenos Aires, 2007); Sigmund Freud, el descubrimiento
del inconsciente (ensayo biográfico, Ediciones Lea, Buenos Aires,
2008); Erich Fromm: el amor, el psicoanálisis y el hombre (ensayo
biográfico, Ediciones Lea, Buenos Aires, 2008); Diccionario de Filosofía
(2 tomos, Ediciones Pluma y Papel, Buenos Aires, 2008); Los cuentos de Horacio Quiroga
(ensayo introductorio y selección de Luis Benítez, Editorial Díada, Buenos
Aires, 2008); En el país de las maravillas… (Los mejores cuentos fantásticos)
(introducción y selección de Luis Benítez, Ediciones Lea, Buenos Aires, 2009); ¡Elemental,
Watson! (Los mejores cuentos policiales) (introducción y selección de
Luis Benítez, Ediciones Lea, Buenos Aires, 2010); Después del crepúsculo (Los
mejores cuentos de vampiros) (introducción y selección de Luis Benítez,
Ediciones Lea, Buenos Aires, 2010); Gritos y susurros (Los mejores cuentos de
terror) (introducción y selección de Luis Benítez, Ediciones Lea,
Buenos Aires, 2010); Facundo y otros
cuentos de muerte y de sangre, seguidos de Antítesis, Aventuras Grotescas y Trilogía
Cristiana, de Ricardo Güiraldes (ensayo biobibliográfico y edición de
Luis Benítez, Ediciones Díada, Buenos Aires, 2010); Poemas Completos (3
tomos, ensayo introductorio del Prof. Lic. Luis González Platón, de la
Universidad de Madrid, Ediciones Publicatuslibros.com, Jaén, 2010, edición en
e-book: www.publicatuslibros.com);
Manhattan
Song. Cinco Poemas Occidentales (poesía, Ediciones El Fin de la Noche,
Buenos Aires, 2010. Edición en e-book: www.elfindelanoche.com.ar; 2ª
edición, Manhattan Song. Cinci Poeme Occidentale, trad. al rumano de Flavia
Cosma. Ars Longa Editura, Rumania, 2013); Digresiones (ensayos, Editorial
Cartografías, Córdoba, Argentina, 2011); A Heron in Buenos Aires. Selected Poems
(antología poética compilada y traducida por Cooper Renner, con ensayo epilogal
de Carmen Vasco Fernández Moreno. Ed. Ravenna Press, Seattle, 2011); El
Metro Universal (novela, Ediciones Pluma y Papel, Buenos Aires, 2012;
Ed. electrónica: E-Book Argentino, Buenos Aires, 2012); Hijo de la Oscuridad
(novela, E-Book Argentino, Buenos Aires, 2012); Sombras Nada Más (una novela del
peronismo mágico) (novela, Ed. Doble Hache, Buenos Aires, 2012; Edición
en e-book: Ed. Doble Hache, Buenos Aires, 2013; 2ª edición, traducción al
italiano de Milton Fernández, Razuela Edizioni, Milán, Italia, 2014); Amores
Patrios (las más conmovedoras historias de amor de la Argentina)
(historia, Ed. Lea, Buenos Aires, 2012); Les Imaginations (poesía, trad. de
Jean Dif. Éditions L’Harmattan, París, 2013).
Obras
sobre el autor: Sobre las poesías de
Luis Benítez, de Carlos Elliff (ensayo, Ed. Metáfora, Buenos Aires,
1991); Conversaciones con el poeta
Luis Benítez, de Alejandro Elissagaray y Pamela Nader (Ed. Nueva
Generación, Buenos Aires, Tomo I, 1995, Tomo II, 1997); Itinerarios: Antología (selección y ensayo preliminar de
Alejandro Elissagaray, 2001, Ed. Nueva Generación, Buenos Aires); Poemas Reunidos (antología en
e-book, introducción, selección y notas de Elizabeth Auster, Ed. La Sombra del
Membrillo, Madrid, 2006, ver al pie); Luis
Benítez: Breve Antología Poética (introducción, selección y notas de
Elizabeth Auster, Ed. Juglaría, Rosario, 2008; e-book: www.publicatuslibros.com,
Biblioteca de Libros de Poesía, Ed. Itakkus, Jaén; 2ª ed., Luis
Benítez: A short poetic anthology, trad. de Beatriz Allocati. Ed. The Littoral Press, Inglaterra, 2013; 3ª ed., Luis Benítez: Breve Anthologie Poétique,
trad. de Jean Dif, Éditions La Résonance, Francia, 2014); La Poesía es como el Aroma.
Poética de Luis Benítez (ensayo, por el Prof. Dr. Camilo Fernández
Cozman, miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua, 2009, Ed. Nueva
Generación, Buenos Aires).
nadie
sabe dónde estuvimos *
Luis
Benítez ©
toda
la tarde llovió
y
nadie sabe dónde estuvimos
de
ahora en más me quedaré en tu sombra
viviré
el fin de las estaciones cuando
el
insecto retorna a su estado de larva
listo
para creer que cada uno que anda
por
la calle es uno que yo conozco
pero
yo me quedaré en mi cuarto
hecho
de tu sombra
en
una habitación oscura
donde
la muerte es una desorientada mensajera
donde
entro en esa pobre tan mínima luz
sea
como eso sea
a
un árbol incendiado en Ezeiza *
Luis
Benítez ©
en
el suelo ya flores
y
hojas son los días
como
el amor descuidado
por
un alma salvaje
las
llamas son pájaros que susurran en sus ramas
y
mariposas hambrientas volando cada chispa
el
mundo con ser tan grande
entero
cabe en el incendio
se
disuelve en el aire
se
convierte en lo acre del perfume
mientras
que un rostro se enciende
en
lo encendido
abre
sus ojos y nos mira
no
entrará en la noche
sin
llevarse algo de nosotros
y
como en un sacrificio antiguo
el
que enciende el fuego por la tarde
es
lo que humea al alba todavía
qué
veloz es su bala que nos atraviesa
hasta
llegar a la primera juventud y sigue
para
matar al niño que se nos parecía
lengua
de los dioses *
“lo
que sucede en la poesía, ocurre en el porvenir”
Alejandro
Schmidt
yo
quiero saber si hablás
o
entendés la lengua de los dioses
por
supuesto los dioses no existen
y
toda metáfora es una traducción
yo
quiero saber si al mirar el árbol
ves
la semilla y también el tronco entre las llamas
si
sentís en un solo segundo condensarse
el
peso estupendo de los siglos
si
en tu corazón los planetas y los átomos
tienen
el mismo tamaño porque ésa es la clave
quiero
saber si para vos las palabras
son
las cosas y todavía más
mucho
más y tras el mucho más
se
te va la vida el paso la mano
siempre
extendida hacia esa máscara
la
nuestra es una conspiración sintáctica
y
quien reordena las palabras
está
ordenando el mundo
nacemos
en córdoba en londres o en burzaco
ese
muchacho que en un patio de praga
está
ahora mismo fatigando el papel
no
sabe todavía que está haciendo los palotes
primeros
de la lengua de los dioses
el
nuestro no es un solo idioma
congelado
y secreto la lengua de los dioses
tiene
infinitos dialectos usos regionales
localismos
perfectos y todos ellos hacen
que
siendo mestiza oscura impura
sea
así de trasparente y clara
hablándola
hablarás con los vivos y los muertos
el
tiempo es mentira el espacio una ilusión
y
como dijo una en su momento
leer
poesía es otra forma de la telepatía
están
los monederos falsos los especuladores
los
traficantes de palabras los pueriles pordioseros
pero
ninguno de ellos habla ni comprende lo que les dice
inquieta
una y otra vez la lengua de los dioses
alguno
balbucea apenas otro desfigura aquella prostituye
pero
siempre la lengua queda fuera intacta ignora
los
dioses no los oyen cuando hablan
sólo
escuchan agitarse sus silencios
nosotros
tuvimos y tenemos guerreros sacerdotes
y
los mártires es nuestra tradición
saber
querer osar y callar
según
lo dicte la buena salud de las palabras
por
eso es que yo quiero saber si vos hablás
si
vos entendés la lengua de los dioses
*
Los presentes poemas son todos inéditos, que el autor autorizó a publicar en
este SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES.
LUIS GONZAGA ÁLVAREZ LEÓN
Nació
en San Sebastián de los Reyes, Venezuela, en 1936. Actualmente reside en Roma,
Italia. Es
Maestro de Educación Primaria (Normal “Gervasio Rubio”), Seminarista en
Técnicas de Investigación Social (Universidad de Harvard), Profesor de
Castellano, Literatura y Latín (Cum Laude, Instituto Pedagógico de Caracas -
IPC), Curso Superior de Filología Española (Universidad de Málaga), Magister en
Lingüística (Universidad Pedagógica Experimental Libertador -UPEL- Caracas),
Doctor en Ciencias de la Educación (Universidad Simón Rodríguez - Caracas). Ha
sido Catedrático de Pre y Postgrado (IPC - UPEL), Profesor de Técnicas de
Expresión Escrita en la Escuela Superior de Guerra Aérea, de la Fuerza Armada
de Venezuela y Profesor de Construcción de Textos Académicos en el Doctorado en
Ciencias de la Educación de la Universidad Simón Rodríguez. Ha realizado estudios
de Lengua Francesa, en la Alianza Francesa de Venezuela y de Lengua Italiana en
la Universidad de Siena (Italia). Profesor invitado por la Universidad de La
Sapienza, de Roma (Italia).
Ensayos
suyos de investigación lingüística y literaria han aparecido en las revistas Letras (IVILLAB-IPC), Investigación y Postgrado y Tópica Extensa
(UPEL - Sede Rectoral), Clave
(ASOVELE), Tierra Nueva (Caracas), Integración Universitaria (Instituto
Universitario J.M. “Siso Martínez”), Docencia,
Investigación, Extensión (IPU Monseñor Arias Blanco) en Venezuela, Quaderni di Thule (Perugia-Italia), Filología Española (Universidad de La
Laguna, Tenerife), Hispanismo en
Argentina (Universidad de San Juan), Nuevos
caminos del hispanismo (París), Literatura
cubana, América Latina (Moscú), Palabras
diversas (España) y en la revista del Instituto
de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos).
Como
escritor de narrativa, ha publicado cuatro libros de cuentos, con uno de los
cuales obtuvo el Premio Nacional de Literatura (Mención Narrativa) del
Ministerio de Educación de Venezuela. En poesía, Poemas temporoespaciales (coautor con Luis Gonzaga Álvarez
Ódreman), Poemas extranjeros y Mis otros poemas extranjeros. Obtuvo la
6ª Segnalazione di Merito, en el 5º Bando Letterario
Europeo, 2009 (Poesía) con el poema “Colori
di un altro autunno”.
INNSBRUCK
EN MI RECUERDO
Luis
Gonzaga Álvarez León ©
I
Me
he quedado extasiado
al
contemplar tus cabellos blancos
pasajeros...
y,
al fondo de tu rostro,
tus
pequeños vellos marrones...
...y
esperantes
de
otro Estío bienamado,
para arribar al verdor
que
vendrá luego
cual
vendaval ignoto
de
pasos esperados.
II
Después
oí el murmurar del río
que
dio nombre a tu vida.
Vi
también el paso
de
los viejos romanos,
de
las huestes del imperio austrohúngaro,
al
conquistar tus sendas...
y
al fin de todas estas rutas
apareció
el hastío,
pero
crisol de suma bienvenida,
la
que formó a lo largo y a lo ancho,
tu
impávida quietud...
...de
oro y zafiro.
III
Yo
quiero esa quietud...
ese
azul de campana
y
campanarios
para
todos los míos,
para
pasear mi vista
cansada
de otros lares,
para
sentir ese arrullo del río,
para
columbrar los mil cabellos blancos
en
las montañas mías,
que
no habrán de esperar
porque
ya tienen
los
eternos veranos,
al
bordear la otra faz cordillerana.
Innsbruck
(Austria). Primavera del año 2007.
JOINVILLE
Luis
Gonzaga Álvarez León ©
Para
Carla, María Fernanda y Fernando Luis.
Más
allá del Jardín de Luxemburgo,
ejemplo
fiel del hollar italiano,
se
me presentó Joinville con sus muñecos,
alegre
inspiración de aquellos otros tres
muñequitos
humanos que nos acompañaban.
Yo
recordé la Plaza de Beethoven
en
la Mérida gentil
de
mi esperanza.
Columbré
también
aquel
reloj de flores
que
daba una hora extraña
en
Los Caobos.
Después
de la admiración ante lo nuevo,
agradecí
la solidaridad de mis amigos.
Pero
no pude detener el recuerdo.
Fue
entonces, cuando sentí cercano
el
líquido salado y no deseado
que
se presenta, a veces,
frente
a las impotencias.
¡Yo
quiero un Joiville-Bethoven,
un
Luxemburgo en Los Caobos.
¿Y
por qué no?
En
la colina abrupta sansebastianera.
París,
verano de 1996.
MADRID
SIN TI
Luis
Gonzaga Álvarez León ©
Para
María Pilar Uribe (En Bolivia),
Elisabel (En Venezuela),
Mariderrochelle
(En España).
"Algo
se muere en el alma
cuando
un amigo se va."
(Canción
popular)
Madrid,
ciudad de mis pasiones,
he
vuelto a verte
después
de pasada la noche.
Yo
siempre había pensado
que
un día regresaría para cantarte.
Mis
mejores recuerdos tendrán que atestiguarlo.
Pero
esta noche
no
es ya como la noche aquella
de
los cuarenta años,
cuando
las panderetas llamaban a protesta.
Ahora,
el Arco de Cuchilleros es más hermoso
y
sus castañuelas entonan
cantos
de libertad.
Ciudad
de mis ensueños,
una
vez me enseñaste
que
era más importante el camino.
Hoy,
mi camino,
redescubriendo
el Jardín de Serrano,
el
Faro de Moncloa,
la
estatuilla de La Violetera,
allí...al
alcance de tu mano...
la
Zarzuela, Azorín...
y
la Pepa, recordándote aquel pasado hermoso,
te
mostraron que andabas
completamente
solo.
Sin
embargo,
habías
ganado ya otros horizontes.
Por
ello,
más
que nunca deseaba, en aquel momento,
descubrir
ante todos mi corazón extático.
Mostrarles
mi silencio aprehendente
como
en leve prognosis esperante,
para
llevar conmigo
a
Madrid, a España
y
a aquella gente toda
que
compartía mis sueños.
Pensaba
en Francisca y en Manuela,
en
Cuchilleros. En Pilar, María, Elisabel, Graciela,
por
las aceras grandes de Alcalá, de la Gran Vía.
En
Rosa y en Mariú, paseando sus azules ojos,
mientras
bordeaban el viejo puente de Toledo
sobre
el Manzanares.
O
en El Prado, para luego arribar al madroño
y
saciar la doble sed que él, un día, había producido.
Y
yo,
más
que nunca quería
portarlos
a mi tierra
y
mostrarles El Ávila,
con
sus terrazas y sus flores pequeñas,
sus
colinas, mi entorno,
su
sed de agua clara y frescas hierbas.
Pero
llegó Azimut y dijo: "¡Nada!
Te
irás para que vuelvas otro día,
como
lo hiciste en el Otoño que recuerdas.
Te
irás, para que vuelvas otro día
y
tornarás con ella.
Retornarás
también
con
tus cundiamores aragüeños".
Y
yo...aunque solo, pensé:
Manuela,
Graciela, Pilar, Elisabel,
Mariú,
la Pepa, esperarán.
Y
Sancho les dará vino y tocino,
cuando
en la calle se oiga la jota aquella
y
en la Plaza de España
todo
sea luz.
Después...
florecerán
los cundiamores aragüeños,
pero
te faltarán algunas cosas en el alma.
Madrid,
verano de 1999.
QUISIERA
Luis
Gonzaga Álvarez León ©
Para
mis amigos:
Tulio
Durán
y
Andrés Rodríguez
Éxtasis
ha embriagado mis venas
contemplando
las colinas de San Marino,
con
sus calles tranquilas
en
donde no te asaltan las multas
ni
vanas trapisondas,
tampoco
los niños de la calle,
porque
ya no existen.
No
se ven favelas
ni
ranchos
ni
cosas similares.
La
gente trabaja al compás de los días
y
no quiere nada que vaya
más
allá de todo
lo
que tiene.
Claro...
no
te entrega el primer día
su
diapasón, sus cantos.
Solo
cierra la boca
después
de haberte contado
su
historia que está llena de cosas
como
la de cualquier
otro
pueblo conocido.
Se
diría que exigen
la
evaluación primera.
Luego...
He
pensado en los míos
y
me doy cuenta
de
que hay que continuar.
Continuar
transformando
la
estructura de antaño.
Yo
quisiera esa paz para mi pueblo...
Yo
quisiera esa paz para mi aldea.
San Marino, septiembre de 2012.
ADÁN ECHEVERRÍA
Mérida
(Yucatán), México (1975). Narrador y poeta. Integra el Centro Yucateco de
Escritores. Premio
Estatal de Literatura Infantil Elvia Rodríguez Cirerol (2011), Nacional de
Literatura y Artes Plásticas El Búho 2008 en poesía, Nacional de Poesía
Tintanueva (2008), Nacional de Poesía Rosario Castellanos (2007). Becario del
FONCA, Jóvenes Creadores, en Novela (2005-2006). Ha
publicado en poesía El ropero del suicida
(2002), Delirios de hombre ave
(2004), Xenankó (2005), La sonrisa del insecto (2008), Tremévolo (2009) y La confusión creciente de la alcantarilla (2011); el libro de
cuentos Fuga de memorias (2006), y
las novelas Arena (2009) y Seremos tumba (2011). Aparte
de su actividad literaria, es biólogo con Maestría en Producción Animal
Tropical por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
PEQUEÑECES
Adán
Echeverría ©
De
niño me enterré un lápiz en la mano. A los dos meses aparecieron letras debajo
de la piel. Las fui arrancando con la navaja de mi padre y las guardé bajo la
cama.
Fue
hasta la secundaria cuando lograron extirparme la punta de carbón, y se me
escapó el habla. Busqué en mi escondrijo, solo hallé los restos enmohecidos de
las letras. Escribo para recuperarme de esta invalidez...
(Extraído
del libro El orgasmo de los ídolos)
LA
PECERA
Adán
Echeverría ©
Sofía compró los peces porque vio
atrapada su angustia en esos ojos. Detrás del cristal de la pecera, esos globos
saltones atrapaban las preguntas que ella acostumbraba hacer al vacío. Sintió
la vista acuática recorrer su piel, los párpados caídos, las mejillas tersas,
bajar por el cuello hasta entrar por el costillar, golpear el plexo para que la
respiración regresara intacta y poder sentirse viva.
La noche anterior a la compra aún tenía las marcas de insomnio en la cara por el terror a sentirse presa de un amor enfermizo que ya no compartía. Tenía razón la soledad: era prisionera y los reclamos de su esposo la iban avejentando. Le llenaban la cara de surcos que, por más cremas que utilizara, le arañaban el rostro, volviéndole una anciana treintañera.
De aquel amor inaugural que la había enfrentado a sus padres, a los compañeros de escuela, no quedaba más que la sombra de aquel “Es mi decisión” que dijo apretando puños con los ojos fijos en un futuro prometedor. Ahora los peces, que una tarde de domingo compró en un tianguis, le muestran su rostro detenido en las burbujas. Gotas de aire del universo acuático suben a la superficie y revientan liberando el grito fantasmal que Sofía siente necesario.
La noche anterior a la compra aún tenía las marcas de insomnio en la cara por el terror a sentirse presa de un amor enfermizo que ya no compartía. Tenía razón la soledad: era prisionera y los reclamos de su esposo la iban avejentando. Le llenaban la cara de surcos que, por más cremas que utilizara, le arañaban el rostro, volviéndole una anciana treintañera.
De aquel amor inaugural que la había enfrentado a sus padres, a los compañeros de escuela, no quedaba más que la sombra de aquel “Es mi decisión” que dijo apretando puños con los ojos fijos en un futuro prometedor. Ahora los peces, que una tarde de domingo compró en un tianguis, le muestran su rostro detenido en las burbujas. Gotas de aire del universo acuático suben a la superficie y revientan liberando el grito fantasmal que Sofía siente necesario.
Aquella tarde, que hubo de
transcurrir entre gritos y amenazas, fiel a la costumbre de su esposo, Sofía
decidió quedarse en el parque del centro de la ciudad para ver corretear las
aves tras las migas de arroz, intentar una sonrisa al mirarlas desprender sus
plumas mientras levantan un tenue vuelo, huyendo de las manitas de los niños
que las alimentan. Esperaba que el hombre con el que vivía se calmara y le
hablara al teléfono portátil. Mientras tanto dejaría que el calor la
consumiera, ofreciendo el rostro al sol. Era preferible el calor incendiario a
ser consumida por la angustia de permanecer en casa.
No importa perderlo todo. Ese hogar
que han adornado a su capricho, el auto deportivo, el cuerpo delgadísimo
producto del gimnasio por las tardes y las clases de baile en el club social.
Los múltiples regalos e incluso el trabajo en las mañanas le sirven para huir
del aburrimiento. El hastío se enreda cual nauyaca entre sus piernas, apretando
el corazón con las escamas del tedio.
Tampoco importó la amenaza de
divorcio. Él estaría con ella siempre. Lo había dicho en la iglesia junto a las
promesas mutuas. Incluso lloró al ver realizarse el sueño de tener a la niña
que siempre había amado. Vivía para recordárselo. Si a eso pudiera llamarse
amor.
Sofía quizá ya no lo intentaba, no
quería hacerlo; no estaba segura si el sentimiento de salir del hogar paterno
fue amor por este hombre o arriesgarse a una vida nueva. Cómo llamar a la
relación que los mantenía juntos al borde del estallido que los conducía a los
golpes. “No eres mi dueño”, solía gritarle a su esposo después de cada pleito.
Pedro estaba conforme con lo poco
que ella le daba. Aquel hombre de cejas cerradas, dientes apretados y pómulos
secos sólo necesitaba saber que él la amaba y eso, ni ella ni nadie podría
evitarlo: “Te lo doy todo y nunca dejaré que te vayas”, decía la voz por el
teléfono. Sofía se seca las lágrimas al regresar a casa, nuevamente doblegada.
Intenta permanecer a salvo detrás de esa muralla de recuerdos con que aquel
hombre pone candados a sus salidas.
De regreso a casa Sofía anduvo cinco
cuadras para llegar al tianguis donde se exponía la venta de animales para
mascotas. Miró un conejo. Sostuvo en sus manos a un curie. Se quedó atrapada en
el verde plumaje de los loros, y la escandalera de los periquitos australianos
le arrancó la risa casi en el olvido. Entre jaulas, ladridos y pelos de gato,
escuchó la voz sobre los tímpanos. Su propia voz que había querido mantener
encerrada y ahora le hablaba a través de los ojos de los peces dorados, subía
con las burbujas de aire estallando como un eco sordo hasta sus tímpanos. Los
peces dorados la miraban con sus ojos acuosos, en cuya oscuridad Sofía observó
su alma atrapada arañando la superficie. Presa dentro de esos ojos, dentro de
la pecera, en su propia casa, en el interior de su cuerpo.
A dónde huir, cómo sostenerse si él
siempre se encarga de todo. El trabajo se lo había conseguido un amigo de su
esposo. Pedro la llevaba y la iba a buscar sin contratiempos. Ni un minuto más
en la oficina después de la jornada.
Con la pecera en el sitio que le ha
escogido, cerca de la ventana del jardín, permanece horas, sentada, mirando el
ondular de sus dorados cuerpos. En el fondo de los ojos mira el encuentro con
su amante. Las escapadas por las tardes cuando su esposo trabaja. Invitarlo a
casa y manchar las sábanas del matrimonio. Aquel amor que pronto se hartó de la
indecisión y una madrugada se alejó diciendo: lo tienes todo menos aventura,
eres una niña aburrida sin intención de rescatar su vida. Y después del No te
vayas, recuerda la respuesta: Ya vendrá alguien más.
Tenía razón. Las imágenes se
precipitan entre las burbujas: diversos rostros la hacen gritar en el espejo,
pintarlo con labial, romperse las uñas para abrir las puertas del hartazgo. Las
persecuciones con que sueña, amenazada: te encontraré donde vayas. Su corazón
late apresurado. Le duelen las muñecas, moradas por los apretones, el maquillaje
cubre los malos tratos, el labio roto, los lentes oscuros, el disfraz de femme
fatal que oculta la violencia doméstica en que sobrevive.
Sofía junto a la pecera todo el día,
absorta, comiendo yogurt con miel y bebiendo pequeños sorbos de té de jazmín.
No piensa más que en la voluntad de sentirse viva, y el sexo no ha sido esa
posibilidad. Ha paseado la casa reconstruyendo cada adorno y el momento de
adquirirlo, cada historia con esos hombres que horadaron su cuerpo para
rescatarla y que sólo consiguieron enterrarla mas en su mutismo, en su miseria.
Empaca sus cosas en un maletín de
cuero y regresa junto a la pecera. Mira los peces ir y venir en el encierro del
cristal. Su esposo llegará en cualquier momento, con su cara de felicidad por
verla sobre la cama, doblegada. Durmiendo o llorosa con el insomnio de siempre.
Ya no será así.
Baja de nuevo, corta una fruta y se
queda mirando los peces dorados. No quiere huir a escondidas, quiere verlo de
frente y decirle adiós. Ha apagado las luces de la casa para no mirar el
cadáver de la tristeza que se derrama por la escalera. La puerta pronto dejará
caer los cerrojos que anunciarán su llegada. Su partida.
Quita el oxígeno a la pecera y
derrama en el agua dos puñados de sal. Espera mientras recorre cada espacio de
lo que pudo ser su hogar, pasa los dedos por las paredes, sale al patio, mira
las cerradas ventanas de su dormitorio, va hacia la cocina, abre los cajones,
la alacena, se detiene frente al refrigerador y lo desconecta. El tiempo camina
lentísimo y Sofía busca evitar los espejos de la sala.
Regresa junto a la pecera. Mira como
la respiración de los peces empieza a atragantarse. Engulle la pulpa de la
fruta. Se queda fija en la mirada de los peces y ve extinguirse la luz de esos
discos jugosos donde se petrifican los colores y se abandonan los brillos. Para
Sofía el pasado ha muerto con los peces. Pronto la puerta se abrirá.
Allá va. Es él, ha llegado. Gira el
picaporte.
Sofía se levanta con decisión. El
maletín de cuero en la mano. Su futuro relumbra en el cuchillo que ha quedado
entre las cáscaras y el bagazo de la fruta, ahí, sobre la mesa.
(Extraído del libro Compañeros todos)
CIUDAD ABIERTA
Adán
Echeverría ©
Nada se sabe
pero las palabras
se conjuran
hostiles
chillan y se acuchillan
saltan en el aire
Óscar Cerruto
qué decisión baldía
hacer que todo poema se levante
del ruido
Francisco Matos Paoli
Tan altos son los edificios
que ya no se ve nada de mi
infancia
Eugenio Montejo
hoy que la vida
me ha puesto la pluma sobre el ojo
pienso y distingo
a los huracanes que surgen del
Atlántico
a esas caracolas que forman las puntas
del diamante
y van trepando tierra dentro
Voy con mis manos de relámpago
para nacer desde el oleaje como Venus
o quedar ciego en la corteza de los
árboles
perdido en el laberinto de los versos
(bajo
subo precipito
y
sedimento en cada hoja)
como
un presentimiento
Y esto lo pienso mientras mis manos
aletean
con el nervio de una guerra que se
inclina
sobre los hombros
Me sitúo en las aceras de Wall Street
y miro las pantallas
La caída de las bolsas de valores
alrededor del planeta
nos reúne en este punto Ciegos por el
humo del tabaco
a tientas por los callejones
Miro los relojes detenidos
en las alas abiertas de las aves que
circulan cabizbajas
entre los tejados edificios chimeneas
ventanas fuentes parques
blancas plumas y las nubes negras por
el pensamiento
solo
el huracán colmado de silencios
Tal vez fue la felicidad o la negritud
del tiempo
o esta sobredosis de miedo que corre en
los parajes
Acaso el aletazo que no quiere
extinguirse
y silencioso
relampaguea al horizonte
El cielo de unicornios embravecidos
acercándose en las noches de tormenta
Tantas inundaciones y ni un solo
transeúnte con la corbata adormecida
Ah mis manos de relámpago
mis manos que tiemblan
y me dictan cuando voy quedando ciego
Porque los mercados caen
los edificios desmoronan
y uno observa y mira y puede distinguir
que del grito último en que nos hemos
anclado
somos la partícula suspendida en el
aire
cayendo a través de las ventanas
flotando entre la lluvia
Pienso en los electrones
en el sabor de tu lengua
en la axila blanca blanquísima
de la niña que estuvo conmigo anoche
y al volver el rostro sobre las
manecillas del reloj
toda ella y sus pedazos de blancura
cayeron con los edificios
Porque no estamos solos como cada noche
porque todo nos ha reunido en este
punto
en la mirada del ojo que siempre
precipita
Pienso en el brillo del silencio
que me remonta a la selva
en el brillo que surge cuando abres la
boca
Pienso en el hueco del niño que no
conoció a su padre
aquel brilloso padre tragado por la
niebla
La misma niebla que nos va dejando
ciegos
uno frente al otro sin poder pronunciar
los apellidos
…..
…..
(Del libro de poemas Alter ereré)
BEATRIZ ALICIA GARCÍA NARANJO
(Caracas,
Venezuela, 1966). Poeta, editora y docente. Licenciada en Letras y Magister en
Literatura Venezolana por la Universidad Central de Venezuela. Participó en los
talleres de Poesía, Ensayo y Traducción Literatura de la Fundación Centro de
Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. Ha colaborado en periódicos y
revistas culturales. Ejerció la docencia en la Escuela de Comunicación Social
de la Universidad Central de Venezuela entre 2006 y 2009. Profesora invitada en
2008 y Premio de Poesía Víctor Valera Mora 1990 de esa universidad. Mención de
Honor Premio Municipal de Poesía 2008 por el libro Lugares olvidados. Ha participado como ponente en Congresos y
Encuentros universitarios y literarios. En la actualidad se desempeña como
editora y correctora free-lance y coordina talleres literarios para
instituciones culturales. Sus libros de Poesía publicados son: Matarilerilerón (Editorial El Pez
Soluble, Caracas, 1999), Acto de fe (Editorial
La Liebre Libre, Maracay, 2000), Lugares
olvidados (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2007), Compilaciones: Utrera, Miguel Ramón. Cartas espirituales
(selección y prólogo, Maracay, Fondo Editorial de la Secretaría Sectorial de
Cultura del Estado Aragua, 2003), Ossott,
Hanni (selección y prólogo), Antología
poética (Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2006). Sus versos y
textos en antologías: 8º Encuentro
Internacional de Escritoras (Mérida, Venezuela, Asociación de Escritores de
Mérida, 2008), Antología La Mujer Rota
(México, 2008), Al filo del gozo (antología
de poesía erótica femenina hispanoamericana, México, Editorial Viento al
Hombro, 2008), En-obra. Antología de la
poesía venezolana 1983-2008 (comp. Gina Saraceni; Caracas, Equinoccio, 2008),
Sensibilidades (antología poética
Iberoamericana; comp. Luis Prieto, Madrid, Sensibilidades, 2003), Las Voces de la Hidra. La poesía venezolana
de los años '90 (comp. Miguel Marcotrigiano; Mérida, Venezuela, Ediciones
Mucuglifo, 2002. pp. 108-113), Voces
nuevas 1988-1989 (Caracas, Fundación Celarg, 1990).
TEXTOS DE CIUDAD A OSCURAS, 1987-1989
Beatriz
Alicia García ©
Escribo
siempre
un
único poema:
la
puerta que ignoro
Del
otro lado
vuelvo
a perderte
cada
vez
en
tus múltiples rostros
---
§ ---
Esta
calle espejeante
ya
vacía
guarda
sus historias
llenas
de lugares comunes
sábanas
colectivas
un
zoológico en las mesas
rostros
temidos
miseria
Cuando
asomen
las
primeras luces
cambiarán
los decorados
seré
borrada de esta historia
que
acepté compartir
y
no va a importarme
---
§ ---
Uno
hace la noche
que
busca
uno
se pierde
irremediablemente
en
ella
desnudo
temblando
ACTO
DE FE
(de
Acto de fe, 2000)
Beatriz
Alicia García ©
Empieza
el hacha
sobre
la madera oscura
la
madera de un árbol caído
el
caído en desgracia que eres tú.
Cae
el hacha implacable
cae
en la noche de mi miedo
furibundo,
cae
una y otra vez,
cae
filosa y desnuda
como
yo entre tus brazos,
cae
con fuerza inaudita
sin
dudar
se
entierra en la superficie
de
tu cuerpo
lejano.
Es
el instante de la duda
La
ausencia sin apuestas
El
instante del hacha que empezó.
Cae
su filo
sobre
mi cuerpo
que
te desea,
este
es el momento
para
un acto de fe.
---
§ ---
Te
hice de silencios
noches
mal dormidas
con
la palabra olvido
en
la punta de la lengua
mi
casa de citas
postergadas
(de
Mudanzas, 1993)
LE
GRAND BLEU
(de
Antigua herida, 1998-2000)
Beatriz
Alicia García ©
Para
Luis Antonio Toca
Zambullirse,
hondo,
profundo,
en
el silencio
de
la escafandra.
Hondo,
profundo,
sólo
se oye
tu
respiración.
Dejas
atrás
el
miedo,
bajas,
hondo,
profundo.
El
mundo es sólo
agua,
regreso.
BÚSQUEDA
(inédito)
Beatriz
Alicia García ©
El
poema es incesante advenimiento
Alfredo
Silva Estrada
Quiero
volver a ese lugar
de
desnuda palabra,
esa
hondura esplendorosa,
sumergirme,
a tientas,
indagando,
silenciosa,
humilde,
en
la gracia
del
Ser,
haciéndose,
gestándose,
en
el pálpito,
sin
más,
como
viento que sopla
en
la tarde,
mientras
el sol cae.
DANIEL CAMPODÓNICO
Montevideo,
Uruguay. Narrador (como cuentista utiliza el seudónimo DCF), guionista y
dramaturgo. Premios:
Paco Espínola 2008 (Uruguay), Legados 2009 (España), Argenta 2010 (Argentina), Voces
2011 (España), además de otros reconocimientos menores. Publicaciones:
“Cuentos que piensan”, “Para leer en la oficina mientras tu jefe no
te mira” y “Mis mejores cuentos”.
Nueve participaciones en antologías y otras en revistas como La callejera,
Tranvía 35, La gaceta. Hizo cursos y talleres de literatura y guión, entre
otros con Alan Goldman (2010) y Fernando Schmidt (2011). Dirige su propio
taller de cuentos y guiones. Actualmente
es guionista de una compañía de teatro y para dos productoras de audiovisual.
También sigue escribiendo cuentos.
MIS YOES
Daniel
Campodónico ©
Lo estoy esperando agazapado tras
este muro, porque sé que va a pasar por acá. Lo sé porque lo estuve siguiendo y
allí viene: Viste como yo, camina como yo, habla como yo; pero no soy yo.
Aunque nadie nos distinga, ése no soy yo y apenas pasa junto al muro me pongo
de pie y lo encaro. Él no puede creer lo que ve, intenta decir algo pero no le
doy tiempo, de inmediato clavo la afilada hoja en su cuello y corro asustado,
ya que por un momento, creí sentir esa puñalada en mi propio cuello y mientras
corro, lo espeso de la sangre baja por mi garganta; toso; y solo para
cerciorarme toqué mi yugular: estoy sano. Tiro el cuchillo en un basurero y
sigo a pie hasta llegar a casa. Allí entré en silencio, no quería molestarla.
Fui hasta su cuarto y la vi, sentada en su silla, mirando nada; de espaldas a
mí.
—¡Papi papi… volviste!
(Si yo no hablé… ¿cómo supo que era
yo?, habrá sido por mi olor… el sonido de mis pasos; ¿tanto así me conoce?), y
corre a abrazarme:
—¿Me trajiste los dulces que me
prometiste?
—No… disculpame, en el apuro se me
olvidó —le dije mientras pensaba: (ese desgraciado le prometió dulces, ¿qué más
le habrá prometido?), espero que no haya sido como el otro, aquel otro, el
primero que he matado de una larga lista. Aquel la lastimaba, era el peor de
todos y por eso, lo arrastré con rabia hasta el bote y lo arrojé allá… en medio
de aquel lago profundo; con mucho peso y aún vivo, para que sufra.
Sí, el primero fue por venganza y el
resto, sólo por perfeccionamiento. Recuerdo
el sabor del agua salada entrando por mis narices, recuerdo la desesperación y
todo a mi alrededor… se puso negro; casi muero en el bote aquel día, pero yo
sobreviví, y él no. Al llegar a casa, mojado aún, la encontré como era
habitual: escuchando la radio y al correr hacia mí, pobrecita, pechó un mueble
que aquel mal hombre había dejado en el camino, yo corrí hacia ella y la tomé
en brazos, la alcé, la puse contra mi pecho y mirando lo blanco de sus ojos le
dije:
—Otra vez olvidé traerte los dulces,
pero ya voy a buscarlos, vuelvo en seguida.
Y salgo tan rápido de casa, tan
apurado voy, que no me doy cuenta de que alguien me está siguiendo; pero sí
noto el plomo entrando por mis espaldas, y al escuchar el segundo disparo,
caigo de rodillas y logro girar, para ver a mi asesino corriendo, dando grandes
ancadas casi sin mover los brazos… tal y como lo hago yo.
(Tal vez sea mejor así), pensé, (tal
vez él recuerde llevarle dulces, a mí pobre niña ciega).
BUCEO
LITERARIO
Daniel
Campodónico ©
Estábamos todos en silencio, yo,
miraba la copa de grapamiel… y me recordaba el frío que hacía afuera; vos,
tenías la vista perdida en mis ojos, dulces de licor; y sentados a una mesa
tres niños pequeños devoraban muzarellas, haciendo uso de sus manos,
enchastrándose el pantalón, limpiándose la boca con sus mangas y chupándose los
dedos, mientras sus padres discutían afuera.
En ese momento, entró ella al bar.
Traía consigo una cartuchera de
lata, con muchos lápices de colores y varios papelitos sueltos; pasó con toda
su adolescencia junto a nosotros. Yo levanté la vista, vos te prendiste un
cigarro; me llamó la atención esa flor roja que le prendía en el pelo a la
altura de la sien y la seguí con la mirada. Vi cuando se sentó en una mesa,
aislada, abrió su latita, y comenzaron a surgir palabras. Yo apuré el trago,
vos fumabas, y los niños seguían a sus anchas cuando le hice la seña al mozo
pa´ que me traiga otra grapa:
—¿Por qué camina usted así? —le
preguntaste.
—Para no pisarlas —respondió el mozo
encogiéndose de hombros y recién ahí notamos, que había palabras regadas por
todo el suelo, hasta la altura del tobillo.
Observé a los padres, que seguían
discutiendo afuera, mientras los niños chapoteaban en un mar de letras. Tú
apagaste el cigarro, yo me agaché para tocar el agua, y allí viste por encima
de mi hombro como emanaban las palabras, se escurrían por la mesa de la
muchacha y ya las teníamos por la cintura cuando me terminé la grapa. Los
padres, entraron con las palabras por el pecho, las iban apartando con sus
manos y braceando al avanzar llegaron donde los niños; pasó una muzarella
flotando; jugaban una guerrilla de agua locos de la vida. Pero a vos te
molestó, porque ya no podías fumar. Claro, es que a esa altura los dos
flotábamos, si yo, para terminarme la grapa, tuve que bucear. El trago se me
había quedado abajo y logré sacarlo a flote mientras que el mozo, arrodillado
sobre la más alta estantería, de cara contra el techo se niega a traerme la cuenta,
insiste en que no las quiere pisar… y ella cierra su latita, todos caemos,
dejamos de flotar, la poetisa se retira, se despalabró el bar.
GABRIEL ALEJANDRO LÓPEZ
De Chascomús, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Dos obras publicadas: “Sensaciones” (2005), colección de
cuentos, e “Hija del corazón, hija del
alma” (2009), relato. Próxima aparición: “Doble mirada”, cuentos. Varios premios nacionales e
internacionales en certámenes de Argentina, y varias menciones en certámenes de
Uruguay, Perú y Venezuela, en narrativa y poesía. Colaborador permanente en
varias revistas on-line de Argentina, España y Estados Unidos.
MICRORRELATOS
Gabriel Alejandro López ©
“¿Has sacrificado el cordero?”, preguntó el patrón. Prudencio, su peón de
confianza, permaneció callado. Se dirigió con prisa al corral y escogió al más
robusto; lo enlazó y sacó su cuchillo. Un haz de luz entregó su brillo a la
hoja. Cerró los ojos y lo hundió en el cayado de la aorta. El hecho fue
consumado. Despertó sobresaltado por la pesadilla. Se levantó al trote y,
mientras pastaba, observaba de reojo la entrada al corral.
―Respondiste a mi pedido ―dijo Dios a Noé, y añadió―: el hecho sucederá
pronto.
Las nubes se amontonaron y cubrieron el último haz de luz. Permaneció
callado unos instantes. Las primeras gotas golpearon contra el suelo y, con su
cayado, avisó a todos. Se refugiaron en el interior del arca… pero nada
sucedía. Se asomó: un sol radiante dominaba el cielo. Como siempre, el
pronóstico volvió a fallar.
JIMENA ANTONIELLO LIGÜERA
Nació
en Montevideo, Uruguay, en 1978. Es guionista de cine y televisión, narradora y
poeta. Se encuentra radicada en Madrid desde 2003, aunque pasa algunos meses
del año en Los Angeles, Estados Unidos. Estudió Letras en la Facultad de
Humanidades de Montevideo y en la Universidad Complutense de Madrid, donde
posteriormente obtuvo el doctorado en Estudios Avanzados en Cristianismo
Antiguo; también estudió Periodismo, Comunicación y Marketing, y realizó una
especialización (maestría) para guión en la Escuela de Imagen y Sonido CES de
Madrid. Estudió Cinematografía en NYFA (New York Film Academy) de Los Angeles.
Colaboró como redactora para revistas de cine y fotografía y trabajó en el
sector privado en el área de comunicación y marketing.
Algunos
de sus trabajos: “Entropía del alma“,
Melón Editora, Argentina, 2012; “Relatos
de la Creación en el Cristianismo Antiguo: El papel asignado a la mujer“,
Colección Avances de Investigación FHCE, Montevideo, 2011. Participó en la
antología “22 mujeres“, Irrupciones
Grupo Editor, Montevideo, 2012 (bestseller en Uruguay en 2013).
Varios
de sus cuentos y poemas fueron publicados en revistas de su país y del
extranjero, como: Revista Aldaba, Palabras Diversas, Alvaeno, Suplemento
cultural El Derecho Digital, Letralia, Verbalina / A Contrapalabra, MiNatura,
Otro Cielo. También en la radio (Radio Sarandí, Montevideo 2013), donde
concedió una entrevista.
En
poesía fue galardonada con el Premio Félix Francisco Casanova (España, 1999) y
en narrativa con el IV Certamen de Relatos Hiperbreves de la Editorial Acuman
(España, 2003).
DESLIZ
Jimena
Antoniello ©
¿Desatino?
Ofrecerte
sin
receta,
la
concavidad de mi sexo
y
las desgarradoras
ganas
de
impregnar mis átomos,
con
el sudor de tu cuerpo.
Me
conformo con un instante
fugaz
de
tu intromisión
feroz,
balanceante y con estruendo
hasta
que arranques
la
obsesión
con
que te pido a gritos.
Pervierte
mis jadeos,
mientras
juegas con mi alma.
MEMORIAS
Jimena
Antoniello ©
Recuerdo
el parpadeo amarillo,
casi
pelirrojo,
de
las fronteras
a
sus ojos azules.
Sus
dedos afilados, ásperos,
su
piel porosa, tintada
con
la frase que
besé
tantas noches.
Recuerdo
la voz grave,
seductora,
de
las montañas del norte
con
sus lagos todos.
Me
adueñé de los
minutos
efímeros
que
colorearon de vida
las
comisuras de
mi
boca.
El
alcohol, la guerra,
el
debate condicionado
por
los botones de
mi
blusa
la
madrugada helada
en
que renací
de
amor.
Y
la melodía
itinerante,
ácida,
melancólica
con
que te supliqué
la
clemencia
que
no volviste
a
esgrimir.
CRIMEN PERFECTO
Jimena
Antoniello ©
Me retiré del mundo
un ratito
para pensarme sin vos
sin tus locuras
sin tus lirios azules.
Me acurruqué en un rincón
con el miedo en el cuerpo
de no saber bien
qué hacer
con tanto recuerdo
precioso
donde existimos juntos.
Se me llenaron las manos
de lágrimas
mientras exudaba mi piel
aquellas caricias contigo.
No puedo arrancarte
tan rápido
ni sé
dónde almacenar tus sonrisas.
Fueron mis noches
felices
esperando los susurros graves
de tu convexidad
sobre los rinconcitos de piel
cóncavos que me rozó
el azar.
¡A saber! Cuánto más van a
desearte mis huesos
mientas acribillo fantasías
porfiadas y melancólicas
con cada letra del alfabeto.
Quereme un poquito
aunque sea
una última vez
como aquella noche gélida
en que me asesinaste de amor.
MAGIA
Jimena
Antoniello ©
La magia se reaviva
en los grafemas de mi
figura,
cuando evitando
explicar toda intención,
tu cuerpo responde
con perfecta caligrafía
sin dejar
renglón por medio.
CIUDAD DE DOS
Jimena Antoniello ©
Detrás de tus pupilas
el beso de una flor.
Con mi noche
tu sueño.
Con
mi día tu vida y
a volver a empezar.
Te acuesto en el
recuerdo
finito de una voz
profunda, masculina
como la piel gruesa
de tus músculos.
Y la fuerza de una
frase
que besé mil noches;
la última
con los ojos cerrados
de pasión
hambrienta.
Hombre mío,
solo mío
aunque la milla
te esconda.
La ciudad nos pertenece.
Prendedor nostálgico
que adornó
nuestro pecho.
No hay, no habrá.
Olvido.
LEONARDO VINCI
Seudónimo
de un escritor argentino de la ciudad de Buenos Aires.
•
Seleccionado para integrar dos antologías de la editorial Dunken en Argentina:
el libro Señales, poesía, en el año
2011, en el que quedó finalista del premio a la publicación del libro
individual propio; y Selección de las
provincias, narrativa, en el año 2012.
•
Tercer Premio de poesía, en el concurso "Per amor a l'Art", de
“Litteratura”, de la asociación cultural de la lotería, en 2013: http://litteraturalalotteria.blogspot.com.ar/2013/07/poesialeonardo-vinci.html
•
Seleccionado para integrar dos antologías, narrativa y poesía respectivamente,
por la editorial “Red literaria” —ediciones alternativas— de La Plata, Buenos
Aires, en 2013.
AHORA
Leonardo
Vinci ©
Ahora
dormís. No voy a mentir, no recorren elfos abstraídos tu figura quieta, ni te
andan ángeles encima ni nada. Hay como una bolsa de profundo silencio y
nosotros dentro. Hay un dulce olor a cuerpo de mujer dormido gravitando en el
frío estático. A contraluz, sos un recuerdo de Alhambra, una maja de espaldas
desnuda y oscura, un alcázar inconquistable. Dormís como un garabato, como un
pichón negro caído entre varas de grafito que se dieron muerte sobre una tela
nocturna. Es cierto, hay tanto silencio y tanto frío que no me dejan recordar.
Entonces escribo, sobre tu hombro redondo y quieto, como un satélite escribo: Era
una mujer temblando bajo el tendón del amor. Una mujer reverberando su
dimensión en lo oscuro, horadando el propio cadmio de su rostro hasta la luz.
Sus ojos apretados encarnaban dos líneas en el vacío, dos látigos mágicos en
las estepas, dos cicatrices imborrables. Era una mujer que amamantaba en la
penumbra, o trocaba en incandescencia el frío de la noche, o enlazaba las
infancias o giraba los halos que las precedían, daba igual. Sobre tu hombro
quieto escribo, sobre tu hombro que duerme como probablemente ahora lo haga,
escribo, no en un papel sino en la memoria. Y entonces ocurrís al descuido,
como un disparate a sucintos trazos en un girar de cabeza o estornudo. Y
siempre me pasa que cuando te inscribo en la memoria no puedo saber después de
qué lado estás; podría invocar al Olimpo entero y de nada serviría, cómo saber si
fuiste o no. Y me digo, esto que te dormís, que te me dormís en las manos, en
cualquier parte y momento como el cacharro que se enfría lento en la cocina a
oscuras. Entonces imagino la enjuta mirada de dios, no sé, sólo la imagino; sus
ojos sobre la enjundiosa muerte de un guerrero cayendo a tierra de cualquier
manera menos de rodillas. Y me digo, vos que te dormís en la cornisa negruzca
de la luna y en el pretil de la ventana como frío, te dormís extendida sin
embargo, a lo largo de la insobornable sombra que proyecta el lápiz inerte
sobre la mesa.
SUSPIRO
Leonardo
Vinci ©
Un
suspiro. Un pequeño suspiro con que ha sido capaz de manifestarse toda, la
timidez. Un suspiro, que desplegado cuidadosamente se engloba como la vela de
un sueño en altamar. Así de chiquito ese instante sonoro ha reverberado en
todas las habitaciones de la casa grande y sola, y en sus pasillos y en los
cuadros sobre sus paredes, con colores atiborrados de ecos. Sé que los espejos
no son simples reflejos, que sus imágenes no describen siempre la verdad; ni
que los lagos incurren en falacias al devolver la turbulencia de los rostros.
Un pétalo prendido en tu boca te hace saber a rosa, y mi mano en tu cintura
tibia me hace sentir hombre. Y el mate, a la mañana el mate todo verde y suave
y caliente, trepa y se escabulle cariñoso por esa hendija carnosa bajo tus ojos
pegados todavía. Y el silencio se va tornando quebradizo, crujen como secas las
ramitas tímidas pintadas en las sábanas. Y está ese momento raro en el que
pareciera que ni vos ni yo quisiéramos ser; y se va enhebrando ese pétalo como
un hilo por el ojo del latido que necesitamos que se imponga, y que perfuma tu
beso, y que ha dormido durante la noche en el acuoso porvenir encerrado tras
tus labios mudos. Y los breves minutos se agolpan unos contra otros, se empujan
como chicos jugando, y son un sucederse de palabras baldías bajando como pueden
por pirámides, resbalando grises, remotas, reminiscentes y agradecidas.
HOY
Leonardo
Vinci ©
Otros
hombres tendrán sed mañana, y yo seré entonces la piedra del camino primero de
borde agudo y después romo. Bajo la rueda de quien invente la rueda, el fango
que no tiene tiempo me cubrirá en lo profundo después de las lluvias. Sol, agua
y ciclos con la pura tristeza de un devenir, no habrá puentes que acorten
distancias, ni lacayos de color sepia y obsecuentes. Será la extraña sensación
de sentirse humano en el recuerdo y en los tendones doblegados; de alojar, en
cada recodo de la historia y el cuerpo, un llamador de puerta de bronce timpánico
con forma de puño que golpea. Quizás nadie barrerá el polvo ni recopilará
letras cargadas como armas; muchos acariciarán con ternura el olvido; y los
días se sucederán como amapolas que florecen sin memoria. Queda el hoy y la
antigua invención de la ballesta con el deber de su tirantez, sus flechas de
dos puntas son el carbón que traza líneas en el cielo, y escribe un nombre, un
insulto, una dedicatoria, un canto breve de un pájaro llamando a otro pájaro
con su lenguaje indescifrable.
ALÍ ZNAIDI
Vive
en Redeyef, Túnez. En 2002 se graduó con una licenciatura en estudios
angloamericanos. Imparte clases de inglés en escuelas secundarias tunecinas, escribe
poesía, se interesa por la literatura, los idiomas, las traducciones literarias
y en otras culturas. Su obra literaria ha aparecido aquí y allá, y se apresta a
aparecer en cualquier otro lugar. En momentos de inspiración fuma y bebe té
verde con menta, y medita.
GUSANO EN LA LIBRERÍA
Ali Znaidi ©
(después
de "La bruja en el
supermercado" de Angela Topping)
Hay
un gusano allí en la librería.
Está subiendo por los libros buscando
una guarida.
Gusta de esconderse, pues como cebo no apetece
ser usado.
Siempre está escondido. Es su
inevitable hado.
Hay un gusano en la librería, en la
calle.
Cauteloso en evitar ser pisoteado por
los pies de los clientes.
Está subiendo, buscando un refugio en los
estantes.
Y muy asombrado con todos esos libros,
pequeños y grandes.
Hay un gusano en la librería, al lado
del bar.
Buscando en los libros algo para una comida repleta.
Buscando néctar para su sed calmar
porque su sapiencia siempre está primera.
Narrativas irán a perecer con el
viento,
si no escriben escritores y no publican
editores.
Los libros combaten el olvido, el moho
del tiempo,
viven en manos de un lector o
enterrados en un estante polvoriento.
Hay un gusano en la librería, en el
centro de la ciudad.
Se esconde del alumbrado público, de los
ojos del cazador.
Hay un gusano en la librería. ¡Miren! Está
devorando un libro
porque gusta que le consideren un
enojado intelectual.
DESIERTO TUNECINO
Ali Znaidi ©
Arena empapada
en satén elegante.
Tocarla
se asemeja a
besar
la suave
mejilla
de una rubia.
Besar esta,
un paraíso
desenredado,
Satanás
expulsado.
ADRIANA ZACARÍAS
Asunción,
Paraguay. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional
de Asunción. Amante de la estética narrativa y las historias fabulosas.
Militante del periodismo. Tesis acabada sobre Periodismo Literario. Aficionada
a la fotografía.
EL
AMOR DE LOS NUEVOS TIEMPOS
Adriana
Zacarías ©
Ciertamente
las casualidades inducen a pensar en causalidades, no obstante lo que hacen es
dirigir el universo al mismo sitio y a ningún lado.
¿Qué
es el amor de los nuevos tiempos?
Es
entregarse y chocar contra una pared, y luego superar la caída como todo
soldado valiente y corajudo que pierde una batalla, sin embargo no muere.
Ante
esta confusión permítanme vacilar y me sobran razones para mi bendito
escepticismo.
Tengamos
en cuenta casos reales:
Toda
mujer sueña con lo que le venden de niña, “al príncipe azul”. Tal asociación
quimera-realidad termina siendo un fracaso y una decepción para cientos de
miles de personas que naufragan sin rumbo tomando un riesgo incierto, inseguro.
La
única seguridad que tienes es de quererte a ti mismo y sólo tú puedes salvarte,
con autosuperación, templanza, prudencia.
Al
margen de que nos guste exacerbar el temperamento lo que logramos es
autoflagelarnos más aún. Pese a la catarsis necesaria, el heroísmo infundado es
como la palabra hablada: se la lleva el viento.
Seguimos
creyendo en el amor eterno y es que es tan genuino y sublime imaginar una vida
feliz con finales felices que terminamos no viendo, no sintiendo y
conformándonos con que sí lo somos porque la mentira duele menos.
El
mundo está cada vez más inundado de avaricia, que puede enajenar al ser menos
pensado. Toda la sociedad está movida por intereses. Hay que rescatar lo
positivo para no angustiarse.
La
justicia es relativa. El poder económico es el maestro irrefutable y dominante
de estos tiempos, de ese poder nacen otros poderes que, dependiendo del caso,
ejercen preponderancia. Por lo tanto no hay opción, hegemonía económica o nada
es la nueva tendencia, (advierto que no estoy absolutamente de acuerdo), pero
soy un ser humano más que lucha por sobrevivir. “En este mundo de plástico y ruido prefiero ser de barro y silencio”,
Eduardo Galeano. Así la soledad podría declararse una gran virtud en estos
tiempos.
El
verdadero amor pasa por hacer el bien sin pedir nada a cambio, sin exigir
recompensa, más que la conciencia de permanecer preparado ante la tempestad y
esto se logra con los pies sobre la Tierra y una gran fuerza espiritual con
Dios que nos guía donde debemos ir bajo la luz del cielo con esperanzas de
reivindicar lo verdadero, lo puro, lo que emana del corazón. “Te necesito porque te amo”, Erich
Fromm.
Pues
bien, la realidad no es motivo para claudicar, sino tomar precauciones y
adaptarse. “Las cosas son como son, no
como debieran ser”, Nicolás Maquiavelo.
CANTO
A LA LOCURA
Adriana
Zacarías ©
Conocí
tu risa alienable
tu
virtud permeable
tu
camino inafrontable
Absurda
vanidad…
Ceguera
de mi ser
de
mi oculto resplandecer
Delgada
línea roja de hecatombes
sin
socorrer…
Elixir
de mi obsesión
no
me lleves contigo,
apriétame
despacio
suelta
tu hilo conjuntivo…
Mi
aversión no es cobardía
ya
no me insulta, no me duelen
los
reproches de exigua picardía
puesto
aquí mi inexorable desdén
A
quien fuiste un día.
CAFÉ
Adriana
Zacarías ©
“Delicioso,
bien batido, espumoso,
con
granos sin diluir
que
flotan en la superficie”.
No
encuentro momento en estos días nublados,
donde
no te necesite,
arranca
mis suspiros de atardecer a tu lado
mi
cuerpo te siente somático,
no
encuentro momento donde no te pida,
donde
no te prepare,
recorriendo
tu son, cada sorbo lo disfruto,
caliente,
húmedo, sensitivo,
contigo
todo se hace ameno,
tan
solo por matar esas ansias de tenerte,
sentir
que estás cerca,
irrumpiendo
mis labios,
ajenos
a cualquier otro que ni seas tú,
tú,
aroma envolvente, pacífico,
cómplice
de mis andanzas,
sentirte
y a la vez tenerte, esa es mi misión,
oscura
apariencia, amor tu nombre,
elíxir
de salvación,
el
sabor inviolable,
pausa
incondicional,
auténtico
de tu aroma,
mi
eterna sensación de efímera dicha,
suave,
delicado, tenue,
dueño
de mi boca,
despertador
de mi olfato,
luz
de mis ojos.
JOSÉ ICARIA
Poeta
y performer, nació en Almería, España, en mayo de 1968. Vive en Barcelona.
Estudió filosofía en la Universidad de Barcelona y ha trabajado de periodista
(en las prensas), de cartero, etc. Ha
formado parte del Grup Aude (2007), con el que llevó a cabo un espectáculo
conceptual sobre las implicaciones del miedo en la sociedad y en la persona,
además de intervenciones en espacios públicos. El grupo fundó su propio sello
editorial. Actualmente
es parte integrante de Los Bio-Lentos, grupo con el que realiza actuaciones en
espacios reivindicativos, además de intervenciones sobre la realidad, o
campañas poéticas, como la realizada en soporte de los mineros. El grupo
autoedita sus trabajos y autogestiona sus actividades. Publicó
a principios del año 2009 “Malestar en el
Paraíso” y “La Rima de Riesgo” en
abril de 2013, ambas obras se pueden leer en los respectivos blog detallados al
pie. En cola hay otros tres libros de poesía gestados entre los años 2003-2013;
no tiene prisa en publicar.
LLANTO
POR FÉLIX, DE RIBARROJA
(Un
hombre se quema a lo bonzo tras perder su empleo)
José
Icaria ©
Cayó
como una estrella fugaz,
ardiendo
de rabia e impotencia.
Dejó
un rastro en el cielo de incandescentes
lágrimas
rojas, y la lluvia ardía
en
las pupilas de cientos de miles de estrellas,
mientras
sus cenizas descendían
como
sutiles copos de nieve.
Quiso
el sol frenar la noche:
dictó
un decreto, reformas, recortes.
Pero
la noche avanzaba…
Quiso
el sol frenar la noche:
compró
a los jueces, se vendió a los bancos.
Pero
la noche avanzaba…
Quiso
el sol frenar la noche:
mostró
sus porras, vertió sus gases.
Pero
la noche avanzaba…
La
noche avanzaba y caía
—como
una garra— sobre el cuello
de
las doncellas adineradas…
La
noche avanzaba, ¡LA NOCHE AVANZABA!
y
el sol retrocedía sin carbón para sus lámparas.
ERGUIDOS
EN LA FUGA
José
Icaria ©
Erguidos
en la fuga,
nos
alzamos —la silueta
del
grupo se recortó un momento
sobre
el perfil de la montaña,
en
el fondo oscuro de la
noche—
y, esgrimiendo
nuestros
sueños,
apuntamos
al vacío,
y
los fantasmas, súbitamente
perfilados,
se rendían
con
los brazos en alto,
y
una llave negra a la fuerza
abría
la puerta transparente,
que
daba al otro lado:
…la
clara luz del día
se
derramaba
en
un torrente de aguas chispeante
donde
—ahora sí— nadábamos,
libres,
al fin. Oh jazz.
PEREGRINA FLOR
Peregrina
Aurora Varela Rodríguez nació en Caracas, Venezuela, en 1970. Estudió el
doctorado de Ciencias de la Comunicación en España, año 1998. Publicó varios
libros de poesías y novelas en Internet, como: “Los sueños de una mujer”, “Amaneciendo”, “Zafiro de Noite”, “Alejandra
Alejandra, mujer donde las haya; sí señor”.
Trabaja
en medios de comunicación, principalmente televisivos, desde octubre de 1990,
en el área de Realización de Informativos. Vegetariana, dice sentirse muy bien
ayudando a los animales sin hogar.
LA
FELICIDAD DE ENMA MURILLO RENOIR
Peregrina
Flor ©
No era de familia adinerada, por eso no creció ni se
convirtió en una tonta de tantas, pero llevó golpes, más que si tuviera la
cartera bien llena. Uno a uno fue recibiendo cada puñetazo en sus mejillas, que
dejaron de ser rosadas y se fueron llenando de lágrimas. Se llamaba Marie Enma.
Fue alegre, sus padres la quisieron mucho, fue a buenos colegios, fue buena
estudiante y mejor trabajadora, pero no se sintió recompensada por haber sido
una buena persona, sino todo lo contrario.
Yo era su amiga, sólo eso, y una vez le saqué el novio y me
siento culpable, pues tampoco ha sido mío su amor para siempre. También recibí
mi lección de abandono, aunque sabía que era encantadora y guapa. Al menos eso
me decían.
Ahora me veo como ella, en el charco y con pocas
alternativas de supervivencia. Sola y con un futuro incierto al que
enfrentarme. No quería pensar en las enfermedades, ¿quién me curaría o quién se
ocuparía de mí?
Marie Enma era profesora de geografía e historia, lo pasaba
bien con los alumnos, les enseñaba como nadie los ríos, montañas, playas,
volcanes, desiertos y demás partes de este paraíso terrenal. De sus alumnos
recibió alegrías… pero nunca tuvo a su niño porque no encontró marido, sino
oportunistas. Nunca la quisieron de veras.
Por eso decidió dejarlo todo y emprendió aquel viaje. Decían
que en Cuba era fácil encontrar pareja, que si eras extranjera te llovían las
ofertas. Había que intentarlo, antes que encerrarse en un apartamento con los
malos recuerdos y quizás tener que tomar pastillas para los nervios.
Por eso…
Marie Enma se fue a Cuba, Marie Enma yo no sé, Marie Enma
quiso irse, no sé si la volveré a ver. Quizás allí encuentre algo, el amor de
un cubanito, quizás allí llegue a ser libre y no esclava en otro país.
Enma se va contenta, va cantando y no llorando. Enma va en
rumbo seguro para alcanzar su meta, pues allí encontrará la paz, la amistad, su
hombre, su media naranja exacta, la suya y no la de nadie.
Por eso Enma se va, para llegar muy, muy lejos, y la cabeza
¿la lleva?... No, creo que la deja, no le sirvió para nada y ella ya no se fía
de ella.
Se ha comprado un portátil, la cámara digital, ya nadie
podrá impedir la felicidad que le espera al otro lado del mar.
Te quiero Enma Murillo, mi amiga, te quiero y estoy alegre,
te quiero porque te quiero y me contenta pensar que por fin vas a sonreír
viviendo en aquella isla con gente de otra cultura, que te aceptarán como eres,
así como tú vas, también vas a verlos con los brazos abiertos.
Sé feliz y nunca vuelvas la mirada atrás, ni aún
extrañándome a mí que soy parte, ¿quizás?, de tu mal. Vuela lejos y no
regreses, encuentra en los ojos negros de ese caballero del Caribe la alegría
del vivir y sé “una mujer alegre, abierta y sana mentalmente”. Olvida la
depresión, los sinsabores y… los comentarios.
Enma viaja lejos, vuela.
En Cuba encontrará el amor, de manos de un morenazo, no sé
si se lo traerá o si vivirá con él en aquel paraíso salvaje, pero lo cierto es
que con el nuevo viaje la realización personal de Enma va a llegar.
Ya suena mi celular, se encuentra en el avión, a punto de
despegar para alcanzar su destino final, que no es otro, que “el de la ansiada
felicidad”.
Cuando iba a Madrid, para hacer escala en el aeropuerto,
detrás en el avión iba la rosa de España, Rosa López, de Operación Triunfo,
pero ya con rumbo a Cuba no sé con quién se pudo codear en las sillas de esa
ave voladora que es el vuelo IB0365. Sé que no ha hablado con ella, pero pudo
escuchar su voz.
Y yo aquí con mis gatos, viéndoles tomar el sol y estirarse
como nadie; si señor. Que para eso son flexibles, grandes deportistas y con un
cuerpo especial. Yo tengo la suerte de poder verles jugar, correr y saltar y
también subir muy alto, a lo más alto del mueble de la sala, para luego decir
“miau” ya que no saben bajar y yo, que soy su hermanita voy corriendo a
ayudarles para que no se caigan y se hagan mal.
Veo a Coqueta que se lame su negro pelo de seda y sus ojos
me observan riendo y diciendo… que me quieren.
Soy afortunada entonces, pues aunque sean mi pequeña
compañía, no me aburro y también con ellos experimento nuevas alegrías que
nadie sobre la faz terrestre me podrá sacar, pues me quieren… de verdad.
Y Enma, ¿qué pasará?, ¿regresará?... el tiempo dará
respuesta a mi pregunta…
Ahora recuerdo a mi padre, muy feliz en aquel viaje, en que
nos venía a ver. Venía con su maleta y su traje beige tan elegante, las
patillas recortadas y en los labios un pincel con el que pintar “te quiero” en
cualquier pobre pared.
Fue la última vez que le he visto llegar, y que jamás
olvidaré pues se clavó como una espada en mi corazón que era tan joven. Aquella
sala del aeropuerto con sus vigilantes uniformados, con él…
También recuerdo que como venía de lejos le hicieron abrir
la maleta… pero si es ciudadano español, ¿por qué no confiaban en él, en su
templanza, su dignidad, su educación y bondad? Quería a su país, no venía hacer
mal.
—Señores agentes: mi padre no probaba marihuana, no
traficaba con drogas, no robaba, no mataba, simplemente nos visitaba,
simplemente nos quería abrazar y hacer planes de futuro con nosotras desde
aquí, desde su España.
Y ahora, Enma se va de viaje muy lejos y tan ilusionada,
busca un hombre que la ame, pero, ¿por qué la querrá?, ¿por dinero?, no, no hay
tanto… Pero ella podría mentirles y decirles que tiene mucho dinerito, que
tiene poder, convirtiéndose esa acción en el preludio de un fracaso, pues es
falso.
Lo cierto es que Enma ha gastado sus ahorros en ese último
viaje rumbo… a la codiciada felicidad. La suya y no la de nadie.
Enma, Enma ya lo sé… vas a vida o muerte, a suerte o
fracaso, sabiendo lo que puede esperarte, pero ya no puedes más, quieres a tu
otra mitad, que puede que llegue a aparecer para quererte de veras. No te
rindas, busca hasta el final que algo encontrarás que te llene de dicha a tu
edad madura, en tu plena cordura, en aquella que te ha hecho coger el avión
rumbo a Cuba.
Así es, así lo cuento, no os miento.
¿La atacará?... Sí, mi gatito blanco a mi Coquetita negrita,
es su juego, son cual niños de un colegio que se persiguen, se amenazan, se
esconden, saltan y gritan:
—Déjame en paz o llamaré a mi hermanita, que soy yo.
Ahora veo esos ojos azul cielo de mi Tobías que se posan en
ella queriéndola hacer su presa. No se lo permitiré, no más sustos y menos a mi
negrita que lleva horas en el sofá dormidita como una santita ignorando el
ataque por la espalda, el mordisco, la osadía de un macho que quiere
intimidarla, puede que porque sea su juego, puede que hasta la muerte y es que
no se llevan bien… por eso debo vigilarles, por eso tengo la misión de
separarles, aunque en la hazaña, también pueda resultar levemente herida.
No me gusta la incomprensión, los ataques entre mis animales,
no porque ellos son ejemplo de tolerancia, de amor, son el mejor calmante de
mis nervios y el alivio de mi enfermedad. Llamémosla; tristeza, engaño,
impotencia o incomprensión.
Aunque tenga que hacerme vieja para poder verlo Tobías y
Coqueta se llevarán bien algún día.
Son las cuatro de la mañana, Enma ya está en Cuba… quizás yo
también tome ese rumbo con mis gatos, con mi pasado, pero también… con la
esperanza.
SUPLEMENTO DE REALIDADES Y FICCIONES
Nº 64 – Marzo de 2015 – Año VI
ISSN
2250-5385
Exp.
5199589 del 21/10/2014, Dirección Nacional del Derecho de Autor
Propietario
y Director: Héctor R. Zabala
Av.
Del Libertador 6039 (C1428ARD)
Ciudad
de Buenos Aires, Argentina
(currículo
en Suplemento Nº 56)
Corrección
general:
Noelia
Natalia Barchuk Löwer
Resistencia
(Chaco), Argentina
(currículo
en revista Realidades y Ficciones Nº 13)
Ilustración
de carátula y emblema:
Mónica
Villarreal
Scottsdale
(Arizona), Estados Unidos
Monterrey
(Nuevo León), México
@mon_villarreal
(currículo
en revista Realidades y Ficciones Nº 17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario